Ética y Política en Platón y Aristóteles: Virtud, Estado y el Problema del Ser

Ética y Política en Platón y Aristóteles

El pensamiento moral y político de Platón y Aristóteles está profundamente interrelacionado con sus respectivas concepciones del ser, el conocimiento y la naturaleza humana. Aunque ambos filósofos comparten la visión de que la ética y la política están vinculadas al desarrollo de la virtud y la vida en comunidad, difieren en sus enfoques y métodos.

Filosofía Moral

Platón: La moralidad como armonía del alma

Para Platón, la moralidad tiene su fundamento en la relación entre las partes del alma y su orden adecuado. Esta concepción se encuentra principalmente en *La República*.

La estructura del alma:
  • Racional: Responsable del conocimiento y la contemplación de las Ideas.
  • Irascible: Fuente de emociones nobles como el coraje.
  • Concupiscible: Relacionada con los deseos corporales y placeres.

La virtud surge cuando cada parte del alma cumple su función:

  • La sabiduría pertenece a la parte racional.
  • La valentía es propia de la parte irascible.
  • La templanza regula la parte concupiscible.
  • La justicia es la armonía entre las tres partes.

El Bien supremo: La Idea del Bien es el fundamento de la moralidad y el conocimiento. El hombre moral vive en conformidad con esta Idea.

Aristóteles: Ética como práctica y virtud

Aristóteles desarrolla su ética principalmente en la *Ética a Nicómaco* y la *Ética Eudemia*. Rechaza la teoría de las Ideas y se enfoca en el mundo sensible y práctico.

La virtud como hábito:

La virtud es un hábito que se desarrolla mediante la práctica y el razonamiento.

Existen dos tipos de virtudes:

  • Virtudes éticas: Relacionadas con las emociones y acciones, como la templanza o la valentía.
  • Virtudes dianoéticas: Relacionadas con el intelecto, como la sabiduría y la prudencia.
La felicidad (eudaimonia) como fin último:

Para Aristóteles, el propósito de la vida humana es la felicidad, entendida como la realización plena de las capacidades humanas. La felicidad se alcanza mediante una vida virtuosa, guiada por la razón y en armonía con la comunidad. Las virtudes nos ayudan a conseguirlo, por lo que se debe ejercitar mediante el ejercicio de la justicia, ya que una *polis* justa es una *polis* feliz, lo que refleja sus influencias Platónicas y Socráticas. La virtud se puede enseñar, por lo que es esencial para la *polis* tener siempre presente la educación (*paideia*) para que todos sus ciudadanos sean virtuosos y, como consecuencia, justos y felices.

Filosofía Política

Platón: El idealismo político

Estado ideal basado en la justicia y la armonía social.

La política como reflejo del alma:

Platón concibe la ciudad (*polis*) como un reflejo del alma individual. Así como la justicia en el alma consiste en la armonía entre sus partes, la justicia en la ciudad surge cuando cada clase cumple su función.

Clases sociales:
  1. Gobernantes-filósofos: Representan la parte racional y gobiernan porque poseen conocimiento de la Idea del Bien.
  2. Guerreros: Representan la parte irascible y protegen la ciudad.
  3. Productores: Representan la parte concupiscible y se dedican a actividades económicas.
El gobierno ideal:

Platón defiende una aristocracia filosófica en la que los gobernantes tienen conocimiento de las Ideas y gobiernan en beneficio del bien común. Critica otros regímenes, como la democracia, por su tendencia a la corrupción y el desorden.

Aristóteles: Realismo político

En la política, Aristóteles adopta un enfoque más empírico y práctico que Platón, analizando diferentes formas de gobierno y sus características.

El ser humano como animal político:

Según Aristóteles, el ser humano es por naturaleza un «animal político» (zõon politikon), lo que significa que su realización plena ocurre en la *polis*.

La comunidad y el bien común:

La *polis* existe para permitir a los ciudadanos alcanzar la virtud y la felicidad. La política debe orientarse hacia el bien común, no hacia intereses individuales o de facciones.

Formas de gobierno:

Aristóteles clasifica los regímenes políticos en dos categorías:

  • Correctos (orientados al bien común): Monarquía, aristocracia y república.
  • Corruptos (orientados al beneficio propio): Tiranía, oligarquía y democracia.

Prefiere un gobierno mixto que combine elementos de diferentes regímenes para evitar la corrupción.

Platón plantea un modelo idealista y utópico, donde la política y la moral están subordinadas a la contemplación de las Ideas, especialmente la Idea del Bien. Su pensamiento se basa en una visión jerárquica y rígida del alma y la sociedad. Aristóteles, en cambio, adopta un enfoque realista y empírico, que considera la diversidad de formas de gobierno y la importancia de la virtud práctica.

El Problema del Ser en el Pensamiento Griego: La Solución de Aristóteles

El problema de la palabra «ser» en la filosofía griega está en el corazón de la reflexión ontológica y surge de la dificultad de conciliar la permanencia y el cambio, lo uno y lo múltiple, y la relación entre el lenguaje y la realidad. Este desafío fue abordado por diferentes filósofos presocráticos, sofistas y clásicos como Heráclito, Parménides, Platón, Aristóteles y Gorgias. Aquí se analiza cómo cada uno contribuyó a este debate y cómo Aristóteles ofreció una solución comprensiva. La cuestión central era cómo entender el ser cuando parece manifestarse de formas contradictorias: Heráclito defendía que todo está en constante cambio (devenir) y Parménides negaba la realidad del cambio, afirmando que solo el ser es y es inmutable. Además, el lenguaje agrava el problema, pues usamos «ser» tanto para expresar identidad (esto es un caballo) como para expresar existencia (esto es).

Heráclito y el Flujo Constante

Heráclito sostiene que todo fluye: «No se puede entrar dos veces en el mismo río». El ser no es estático, sino un proceso continuo de transformación. El *logos* es la ley universal que regula el cambio y la contradicción aparente.

Para Heráclito, el cambio es la esencia misma del ser, y la estabilidad es solo una ilusión.

Parménides y la Inmutabilidad del Ser

Parménides propone que solo el ser es, y el no-ser no es. Niega el cambio y el devenir, pues implicarían que algo deja de ser lo que es o que surge de la nada. Para él, las características del ser son: Es único, inmutable, eterno, inmóvil e indivisible. El cambio es ilusorio y no puede ser real.

Parménides contrasta radicalmente con Heráclito: mientras uno exalta el cambio, el otro lo descarta por completo.

Gorgias y el Escepticismo Ontológico

Gorgias, sofista, lleva el problema del ser al extremo, argumentando que nada existe porque si existiera, debería ser eterno o surgir de la nada, ambas imposibles. Así es que si algo existiera, no podría conocerse y si pudiera conocerse, no podría comunicarse. Su posición es un desafío escéptico y retórico al pensamiento ontológico, mostrando la dificultad de hablar coherentemente sobre el ser.

Platón y la Teoría de las Ideas

Platón busca resolver la tensión entre Heráclito y Parménides con su teoría de las Ideas y presenta el dualismo ontológico: Hay dos niveles de realidad: el mundo sensible (dominado por el cambio) y el mundo inteligible.

El mundo inteligible está en el mundo inteligible, mientras que las cosas sensibles solo participan de él. Platón intenta reconciliar el devenir y el ser, pero subordina el cambio al mundo de las Ideas.

Aristóteles y la Analogía del Ser

Aristóteles critica a sus predecesores por tratar el «ser» de manera unívoca o unilateral, y propone una solución basada en el ser como analogía y en la distinción entre acto y potencia. Para Aristóteles, el ser se dice de muchas maneras, es Puede referirse a la sustancia, la cualidad, la cantidad, etc. Sin embargo, la sustancia es el núcleo principal del ser, y los demás modos dependen de ella. Esto supera la rigidez de Parménides y permite hablar coherentemente del cambio y la multiplicidad.

Acto y Potencia:

Aristóteles explica el cambio con su distinción entre:

  • Potencia: Lo que algo puede llegar a ser, su capacidad de cambio.
  • Acto: Lo que algo ya es en un momento dado.

El cambio es el paso de la potencia al acto, mediado por una causa eficiente. Esto resuelve la paradoja de Parménides sobre el no-ser: el cambio no implica que algo deje de ser, sino que se transforma de un estado potencial a otro actual.

La sustancia es el ser en su sentido más pleno, aquello que existe por sí mismo. Los accidentes (como cualidades o cantidades) existen en relación a la sustancia. Aristóteles clasifica el ser en diez categorías, destacando la sustancia como el núcleo fundamental.

Materia y Forma:

Todo ser sensible está compuesto de materia y forma:

  • La materia es el sustrato potencial.
  • La forma es el principio actualizador que define qué es algo.

La materia permanece mientras la forma puede cambiar. El movimiento es eterno y requiere una causa que lo explique. Aristóteles introduce el concepto del Primer Motor Inmóvil, que es acto puro y causa final del movimiento sin ser él mismo movido.

El problema del ser en la filosofía griega gira en torno a la conciliación del cambio y la permanencia. Heráclito y Parménides representan extremos opuestos: cambio absoluto frente a inmutabilidad absoluta; Platón propone una dualidad ontológica, pero subordina el cambio al mundo sensible y Aristóteles,

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