Ética y valores en la filosofía antigua

Ética de mínimos

Está basada en la idea de justicia, es decir, se ocupa de derechos y deberes que deben ser respetados y cumplidos por todos los miembros de una comunidad; son normas y valores comunes y universalizables, ya que se refieren a derechos irrenunciables, por ejemplo, el derecho a la educación. Es una concepción de la ética que tiene implicaciones sociales y políticas.

Ética de máximos

Se refiere a cualquier reflexión ética que aspire a mostrar un modelo de vida plena y feliz. Es una invitación a una forma de vivir que nos señala el camino hacia la plenitud personal.

La existencia y la historia

La afirmación de que el ser humano se define por su existencia, no por su esencia, conducirá al pensador español José Ortega y Gasset (1883-1995) a afirmar que el ser humano no tiene naturaleza – no se produce a una definición -, sino que tiene historia, se define por su temporalidad y por el conjunto de elecciones que está obligado a tomar ejerciendo su libertad. Ortega explica que la existencia consiste en hacerse cargo de la situación en la que se está (yo soy yo y mi circunstancia – escribe – y si no la salvo a ella no me salvo yo). Para Ortega no existe el individuo aislado del mundo, sino que el yo vital está configurado por la circunstancia en la que vive. Para salvarse así mismo, cada uno debe encontrar sentido a su mundo. Este es el camino para que la vida tenga sentido y uno se conozca así mismo.

La sofística

Se conoce como sofistas a los profesores que enseñaban la habilidad oratoria; su oficio se encontraba ligado, por tanto, a la vida democrática de Atenas, ya que cualquier ciudadano podía influir en las decisiones de la ciudad con sus discursos. Protágoras afirmaba que «el hombre es la medida de todas las cosas: de las que existen, en tanto que existen, y de las que no existen, en tanto que no existen». Nadie se equivoca, a pesar de las personas. Los sofistas quieren enseñar la virtud política, a la que identifican con tener éxito como ciudadano, lo que implica impresionar a la asamblea en el ágora o en los tribunales con bellos discursos. Lo que es justo, conveniente y recto depende de cada comunidad; por tanto, para alcanzar el éxito social será necesario acomodarse a las convenciones sobre estos valores.

Para Sócrates y Platón

Su discípulo, los valores morales son objetivos y universales; son, por tanto, independientes de la conciencia humana. Aquellos que aspiran a un conocimiento verdadero serán los virtuosos y los capaces de distinguir entre el bien y el mal, lo justo y lo injusto. Las personas que obran el mal son aquellas que son incapaces de distinguir entre estos 2 conceptos. Sócrates defiende la universalidad de los valores éticos, ayudar con sus preguntas a que el interlocutor llegue a descubrirlos en su interior. – conocete a ti mismo -. El arte socrático fue bautizado como arte mayéutico, arte de dar a luz: Sócrates pensaba que la verdad estaba dentro de cada uno de nosotros y que el papel del maestro consiste en ayudar al discípulo a encontrarla por sí mismo planteándole interrogantes. Sócrates y Platón parten de la premisa de que quien actúa de un modo virtuoso y de forma correcta es porque conoce lo que es el bien. De este modo, la virtud y la sabiduría van siempre juntas. El que más sabe es el que mejor actúa. Por esta razón, la inteligencia y el saber son los caminos que nos conducen a la virtud moral. Sócrates y Platón se enfrentaron a los sofistas, en primer lugar, porque estos consideraban que los valores éticos estaban sujetos a la opinión y dependían de cada circunstancia, y, en segundo lugar, porque enseñaban el arte de la persuasión, no para buscar la verdad y bien común, sino como herramientas instrumentales con las que conseguir el éxito y el propio beneficio.

Epicureismo

Miedo a los dioses. Miedo a la muerte. El miedo a la muerte suele ser perturbador y una fuente de preocupaciones que impiden al ser humano alcanzar la felicidad. Miedo al dolor y al fracaso. Hay que saber soportar el dolor, porque o bien es poco intenso o bien es breve. El miedo al fracaso, por su parte, está relacionado con lo que otros piensan de nosotros.

El formalismo kantiano

Inmanuel Kant estudió el hecho moral en sus obras Fundamentación de la metafísica de las costumbres y Críticas de la razón práctica. Su interés no es tanto saber qué es bueno o malo, sino por qué algo es bueno o malo. Su respuesta es que los buenos actos siempre se hacen (con buena voluntad).

La felicidad

Aristóteles censura la riqueza, con el placer, honor, gloria: · Si para alguien la felicidad y el mayor bien es la riqueza, la buena vida es la relacionada con los negocios. Aristóteles razona que el dinero es un medio para conseguir otras cosas, no es fin en sí mismo. Por tanto, no puede ser el mayor bien al que aspira el ser humano. · Si se identifica la felicidad con el placer la vida buena es la vida voluptuosa. Aristóteles razona que esta identificación es errónea porque hay placeres que no son buenos, así como hay bienes que no son placenteros. Por ejemplo, una intervención quirúrgica es un bien, pero no procura placer alguno. · También se puede identificar la felicidad con el honor, la fama y la gloria. Sin embargo, la fama depende más de quien la otorga que de quien la recibe. La felicidad consiste en vivir de forma virtuosa. Aristóteles añade, además, 2 características que son propias de toda vida feliz: · La felicidad no puede ser algo pasajero o breve, sino que tiene que abarcar la vida entera. · Para ser feliz, no basta con tener placeres, dinero y honores, pero son necesarias las 3 propiedades.

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