Evolución Histórica, Filosófica y Sociocultural en España: Siglos XIX y XX

1. Marco Histórico

A lo largo del siglo XIX, España sufrió grandes problemas políticos, como el enfrentamiento constante entre conservadores y liberales, sublevaciones, levantamientos militares y las guerras carlistas. Por otro lado, también se vivieron las guerras coloniales, derivadas de los crecientes deseos de independencia en las colonias americanas (en 1821 comenzó México y luego seguirán todos los demás).

En 1875 sube al trono Alfonso XII, quien muere pronto, actuando como regenta Cristina de Habsburgo hasta 1902. En este periodo tiene lugar el inicio de la guerra entre EE. UU. y España (1898), que concluye con el desastre del 98, provocando un gran pesimismo en la población, comprobando que la gran nación española de otros tiempos se estaba quedando en nada.

Surgen entonces diversos movimientos regeneracionistas, como el encabezado por Joaquín Costa, que aspiran a modernizar las estructuras del país. A esta misma intención obedecen los escritores de la Generación del 98.

  • En 1902 sube al trono Alfonso XIII.
  • En 1914 estalla la Primera Guerra Mundial, que concluye en 1918.
  • En 1917 tiene lugar la Revolución Bolchevique en Rusia.
  • En 1923, en España, el general Primo de Rivera da un golpe de estado que es sancionado por el rey, quien nombra al general jefe de gobierno.
  • En 1931 se instaura la Segunda República, y Alfonso XIII huye de España.
  • En 1936 se produce el alzamiento nacional, dando comienzo a la Guerra Civil, y el triunfo de Franco en 1939.
  • En 1939 se inicia la Segunda Guerra Mundial, que concluye con el triunfo aliado en 1945.

2. Marco Filosófico

A mediados del siglo XIX, la filosofía dominante en Europa era el positivismo de A. Comte, que defendía la necesidad de atenernos rigurosamente a los hechos, es decir, hacer una especie de filosofía científica.

Frente a esta aspiración, surge en la segunda mitad del siglo XIX ciertos movimientos filosóficos, como el vitalismo de Nietzsche y el historicismo de Dilthey.

Y en el siglo XX se desarrollan otras corrientes:

  • La fenomenología.
  • El existencialismo, cuyos principales representantes son Heidegger y Sartre.
  • El racionalismo de Ortega y Gasset.
  • La filosofía analítica, cuyos principales representantes son Russell y Wittgenstein.
  • El neopositivismo del Círculo de Viena.
  • El marxismo.

En España, los dos filósofos principales de este periodo son Miguel de Unamuno y Ortega y Gasset. Tras ellos viene un ramillete importante de pensadores que se agrupan, la mayoría, en la llamada Escuela de Madrid. Los más conocidos son García Morente, José Gaos, Xavier Zubiri, Julián Marías, María Zambrano…

Con la Guerra Civil, casi todos ellos se exilian y, durante la dictadura franquista, no surgió ningún filósofo de renombre en nuestro país.

3. Marco Sociocultural

A finales del siglo XIX y principios del XX, en España, el desarrollo industrial se produce con mucha lentitud, de modo que perviven las viejas estructuras sociales:

  • La clase alta, formada por una rancia aristocracia (terratenientes).
  • La clase media, que apenas se ha desarrollado y no tiene fuerza específica en nuestro país.
  • La clase baja, formada por campesinos, artesanos y asalariados que viven bajo unas condiciones laborales pésimas.

Además, en el ámbito rural se vive el fenómeno del caciquismo, que consiste en que los ricos imponen sus criterios y caprichos a los pobres campesinos, tengan o no tengan razón.

Gran parte de la población está sin escolarizar, y entre los adultos al menos un 30 % son analfabetos. No obstante, desde la revolución del 68 hasta el final de la Segunda República tiene lugar un resurgimiento cultural que obedece a las siguientes causas:

a) En 1883 se promulga una ley de prensa con la que, poco a poco, va ganando fuerza la libertad de impresión.

b) La aparición de la Generación del 98, formada por un conjunto de pensadores y literatos que, como denominador común, tenían su preocupación por España. A destacar: Azorín, Machado, Unamuno y Pío Baroja…

c) La aparición de la Generación de 1914 y siguientes. Aquí destacaremos a historiadores como Sánchez Albornoz, Américo Castro, Salvador de Madariaga, etc.; a filósofos como Ortega y Gasset; a científicos como Severo Ochoa; y a poetas como Juan Ramón Jiménez, Alberti y Cernuda.

d) Con la Guerra Civil y el triunfo del general Franco, el régimen trató de dirigir políticamente al mundo de la cultura, y lo que consiguió fue un escaso desarrollo de la misma.

4. Teoría del Conocimiento

Ortega no mantiene siempre la misma concepción epistemológica, sino que su pensamiento va evolucionando y pasando por las siguientes etapas:

4.1. Etapa Objetivista

En esta etapa, Ortega defiende el primado de los objetos o de las cosas sobre los sujetos o las personas. Tras constatarse que en España hay un desfase intelectual con Europa en lo que a la ciencia se refiere, los intelectuales españoles adoptan dos posturas contrarias:

a) Desprecio hacia Europa, proponiendo una vuelta a las raíces de lo español.

b) La admiración hacia Europa, buscando en ella las claves para la regeneración española. Ortega pertenece a este segundo grupo. Estudia el proceder europeo y el español, y llega a la conclusión de que nuestros problemas derivan de una falta de método, de la falta de rigor científico en nuestros planteamientos, porque los españoles somos dados al individualismo, al subjetivismo, a las ensoñaciones literarias, con lo cual se nos escapa la objetividad de las cosas. Por ello, Ortega propone que copiemos la mentalidad europea si es que aspiramos a progresar.

4.2. El Perspectivismo

En 1914, Ortega publica Meditaciones del Quijote, obra con la que comienza su etapa perspectivista, en la que critica lo defendido en la fase objetivista anterior. Según Ortega, pensamos que la verdad debe ser pura e invariable. Sin embargo, es un hecho que las personas mudamos constantemente de opinión. ¿Cómo compaginar ambas cosas? Históricamente se han dado dos posiciones:

a) El racionalismo, que defiende la existencia de verdades inmutables, abstractas, válidas para siempre.

b) El escepticismo, según el cual las verdades absolutas no existen. Ortega propone una salida intermedia: el perspectivismo. La teoría perspectivista de Ortega se puede resumir en lo siguiente: el yo y el mundo son inseparables, es decir, no hay objetos sin un sujeto que los perciba, ni un yo puro que exista sin cosas que le rodean. En su obra Meditaciones del Quijote, Ortega anota su famosa cita: “Yo soy yo y mi circunstancia”, con la que intenta comunicarnos que la vida del hombre es inseparable del mundo que le rodea, mundo que constituye su circunstancia. Además, hemos de tener presente que esa circunstancia en la que está el hombre es tanto personal como social e histórica. Mi forma de percibir la realidad depende, pues, tanto de condicionantes particulares como de los modelos sociales en los que me muevo y de la época donde vivo. ¿Qué es entonces la verdad? Ortega se opone a las pretensiones del racionalismo de que existe una verdad absoluta e inmutable. Según Ortega, lo que hay son perspectivas particulares de las cosas que, no por ser parciales, son erróneas. Ejemplo: si vemos la sierra de Guadarrama desde Segovia, tenemos una perspectiva de la sierra, pero si la vemos desde Madrid es totalmente diferente. Ambas son buenas, pero incompletas. El perspectivismo admite, pues, el carácter múltiple y cambiante de la realidad, de la que se pueden tener diversas perspectivas. Si trasladamos esta teoría del conocimiento al ámbito moral, diremos que es un humanismo, pues reconoce explícitamente el papel de los otros seres humanos en la construcción de la verdad. Su perspectiva es tan necesaria como la mía para acercarnos a la verdad total. Esta actitud, obviamente, favorece el diálogo, la tolerancia y la armonía social.

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