Friedrich Nietzsche
1. PROBLEMA DE LA REALIDAD. PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
La filosofía de Friedrich Nietzsche (1844-1900), es vitalista. La idea central del vitalismo es que la vida es el valor supremo y la fuente de todo valor. La vida es lo que no puede definirse, lo que se escapa a los conceptos. Siguiendo a Schopenhauer (1788-1860), Nietzsche considera que la vida es voluntad de poder, fuerza creadora, el deseo ciego de procrear y perdurar en la realidad.
Según Nietzsche, afirmar la vida significa decir sí al dolor, asumir el carácter trágico de la vida, aceptar el sufrimiento como el precio de su belleza.
En su primera obra, El nacimiento de la tragedia, presenta una teoría del arte y la cultura griegos mediante la contraposición de dos principios: el espíritu apolíneo y el espíritu dionisíaco. Apolo, Dios de la belleza y las artes, era también, el Dios de la luz, la claridad y la armónía, y representaba la medida y la forma, el mundo como una totalidad ordenada y racional. Frente a lo apolíneo, los griegos opusieron lo dionisíaco: Dionisos, Dios del vino y las cosechas, de las fiestas presididas por el exceso, la embriaguez, la música y la pasión; los griegos representaban en Dionisos la vida en sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales.
Según Nietzsche, la visión trágica del mundo (que pone el acento en los aspectos contradictorios de la existencia) es la que predominó en la Grecia antigua hasta Sócrates, que fue el corruptor del pensamiento griego al iniciar una sobrevaloración de lo racional, de lo conceptual (lo apolíneo), frente a la vivencia inmediata (lo dionisíaco).
Nietzsche denomina con el término metafísica a toda la concepción que postula la división del mundo en un mundo sensible y un mundo suprasensible. La metafísica concibe el ser como lo fijo, lo eterno, lo inmutable.
La metafísica desconfía de los sentidos porque estos muestran un mundo en continuo devenir (cambio) al que se opone un supuesto mundo inteligible, intemporal: el mundo de las Ideas, que son eternas.
Esta división del mundo en real y aparente está relacionada con la moral contranatural del cristianismo, que ve en los sentidos una causa de perdición. Nietzsche afirma que no existe más mundo que el terrenal y que todo mundo intemporal y eterno no es más que un estúpido engaño.
El conocimiento humano se desarrolla mediante la mentira y el fingimiento. El hombre busca la verdad por sus consecuencias agradables, no por un conocimiento puro. El científico, como buscador de la verdad, se mueve entre conceptos sin percibir que son ya metáforas vacías, que han perdido su sentido, y que en otro tiempo estaban llenas por la intuición, es decir, reflejaban una experiencia única, una vivencia original. El hombre científico se contrapone al hombre intuitivo, el artista. El científico usa los conceptos como si fueran la esencia de las cosas; el artista conoce la mentira y el engaño de los conceptos, pero es capaz de crear imágenes (metáforas) El Arte es, por tanto, la verdadera Filosofía.
El concepto abstrae de un modo arbitrario las peculiaridades para destacar lo común. Las palabras no pueden comprender lo vivido, sólo son metáforas que lo expresan parcialmente. Existiría la Verdad si fuese posible una percepción exacta. La verdad no es más que perspectiva, una apariencia que se ha impuesto a través de la costumbre.
INMANUEL Kant
1. PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO. PROBLEMA DE LA METAFÍSICA
Kant inicia su filosofía crítica con el problema de la metafísica. La metafísica se ocupa de objetos situados más allá del conocimiento sensible (la existencia y naturaleza de Dios, la libertad humana, la inmortalidad del alma). Las matemáticas y la física han progresado y alcanzado un acuerdo general acerca de sus objetos de conocimiento y acerca de sus métodos de trabajo. La metafísica, en cambio, es una serie de disputas sin fin. Kant considera que deberíamos empezar examinando la razón misma en cuanto facultad de conocer, para averiguar si está justificada la pretensión de conocer objetos independientemente de la experiencia sensible. La crítica de la metafísica se convierte así en un examen crítico de la propia facultad de conocer (una
crítica de la razón). La metafísica racionalista admite que poseemos determinados conocimientos que no proceden de la experiencia. La filosofía empirista no admite ningún conocimiento que no derive de la experiencia. Kant considera que todo conocimiento comienza con la experiencia, pero al mismo tiempo hay conceptos que la razón forma por sí misma, conceptos a priori que no proceden de la experiencia, sino que se aplican a ella, la condicionan y la hacen posible. La doctrina de Kant se convierte así en una síntesis de Racionalismo y Empirismo.
Kant distingue dos fuentes de conocimiento: la sensibilidad y el entendimiento. Por la primera nos son “dados” los objetos (a través de los sentidos); por la segunda son “pensados”. El conocimiento sensible es intuición. El objeto conocido a través de la intuición recibe el nombre de fenómeno. Kant llama materia del fenómeno al contenido empírico suministrado por los sentidos. Denomina, en cambio, forma del fenómeno a aquello que hace que la diversidad de sensaciones pueda ser ordenada en ciertas relaciones. La materia de todo fenómeno nos viene únicamente dada a posteriori, mientras que la forma del fenómeno reside a priori en nosotros. Kant llama cosa en sí a lo que las cosas son en sí mismas independientemente de ser conocidas por nosotros.
Kant denomina a su doctrina idealismo trascendental y también idealismo crítico, porque su doctrina no niega la existencia de una realidad exterior al pensamiento sino que sólo afirma que no podemos conocerla tal y como es en sí misma. Las intuiciones sensibles son diversas y para que haya conocimiento en el sentido riguroso del término, el entendimiento debe reunir esa variedad de la intuición sensible en una síntesis. Esa síntesis se realiza mediante conceptos puros a priori o categorías (como los conceptos de causa, sustancia, etc.)
Kant coincidía con Hume en que no es posible derivar de la experiencia la necesidad ni la universalidad estricta. Kant considera sin embargo, que el concepto de causa es un concepto a priori que permite a nuestra mente organizar las impresiones sensibles en unas relaciones objetivas y que tiene un carácter universal y necesario. La metafísica nace de un impulso natural del espíritu humano que arranca de la facultad de razonar (razón) que Kant distingue de la facultad de juzgar (entendimiento) La razón produce las ideas trascendentales, que Kant define como objetos necesarios de la razón de los que no puede darse en los sentidos un objeto correspondiente. Las tres ideas trascendentales son para Kant: alma, mundo, y Dios. Estas tres ideas son los tres objetos o sustancias de la metafísica racionalista. Según Kant, no podemos tener un concepto válido de estas ideas, sino sólo un concepto problemático, puesto que la pretensión de tener un conocimiento de objetos suprasensibles (noúmenos) nace de una uso incorrecto de las categorías. Kant concluye que la metafísica no es una ciencia porque no es posible conocer objetos situados más allá de la experiencia. Kant se pregunta si es posible un conocimiento práctico de dichos objetos. Por conocimiento práctico entiende Kant el conocimiento moral. La razón tiene, según Kant, un uso teórico, que se ocupa de conocer cómo son las cosas (ciencia), y un uso práctico, que se ocupa de cómo debemos obrar (ética). La razón teórica o especulativa formula juicios y razonamientos; la razón práctica formula imperativos o mandatos.