Rasgos Distintivos de la Reflexión Filosófica
La Filosofía
A. Más que un saber es un amor al saber, una tensión, un eros (en sentido platónico) hacia el conocimiento. La filosofía nunca sabe, siempre quiere saber más, nunca se da por satisfecha, siempre se cuestiona, siempre se hace preguntas. Por eso es más apropiado hablar de reflexión filosófica que de saber filosófico.
B. Es, además, universal; no delimita su objeto, no parcela la realidad como hacen las ciencias, sino que se preocupa por «todo cuanto hay»; no hay ningún problema que sea ajeno a la filosofía, no hay ningún problema del que no se pueda ocupar. Lo único que puede ser ajeno a la filosofía es el nivel de reflexión en el que se coloque el hombre al pensar, al plantearse los problemas. Las preguntas filosóficas están relacionadas siempre con el valor de las cosas, con su sentido o con la falta del mismo.
C. Es crítica. El nivel crítico de la filosofía es más profundo que el de las ciencias, y además de renunciar a apoyarse en ningún supuesto, en ninguna verdad que no se haya probado previamente, se enfrenta críticamente con las hipótesis y supuestos que las ciencias han aceptado sin explorar.
D. Y es, sobre todo, radical; no le preocupa cómo funcionan las cosas, sino cuál es su valor, si poseen o no un sentido y cuál es éste, ya que de la contestación a estas preguntas depende lo que vaya a hacer el ser humano con su libertad.
Si el ser humano quiere vivir su vida, plantearse sus propias metas y no orientarse hacia donde el viento sople, necesita de la reflexión filosófica. La racionalidad filosófica es más amplia y profunda que la de las ciencias.
E. Se puede decir que el saber filosófico es también un saber de segundo grado, porque su esfuerzo supone el trabajo previo de las ciencias.
La Racionalidad Científica
Para muchas personas, la ciencia, el conocimiento científico, constituye «el modelo» de conocimiento. Piensan que solo el saber científico es racional, que solo en su ámbito la racionalidad se mueve con precisión. Lo que no es ciencia no es propiamente racional, o por lo menos, no es racional del todo. El origen de esta forma de pensar se debe al hecho de que algunas de las afirmaciones científicas, además de explicar coherentemente los hechos que se producen en la naturaleza, se pueden confirmar mediante experimentos. Lo que la ciencia pretende es conocer cómo funciona la realidad con el fin de poder prever lo que va a ocurrir, y si es posible intervenir en ello. La ciencia no es un saber que proporcione un conocimiento que recoja de manera fiel lo que es la realidad. Proporciona un conocimiento simbólico de la misma y prueba de ello es que en muchos momentos históricos existen teorías diferentes acerca de partes de la naturaleza. Las teorías científicas describen la realidad simplemente para que ésta pueda ser manipulada, utilizada. No son, pues, la realidad, sino una interpretación de la misma. También quedan al margen de las ciencias las preguntas sobre el valor y el sentido de la realidad.
Los conocimientos científicos se caracterizan por su exactitud, por el rigor de sus previsiones, pero esto se debe a que los problemas de los que se ocupa son problemas («secundarios» dirá el filósofo José Ortega y Gasset) y no a una superioridad de la racionalidad científica sobre cualquier otro tipo de racionalidad.
La Racionalidad Filosófica
Las afirmaciones filosóficas son racionales en la medida en que se apoyan en argumentos, en la medida en que el que las mantiene es capaz de dar cuenta de ellas, de fundamentarlas, de dar las razones de por qué piensa de esa determinada manera. El comentario que hace Aristóteles en su Metafísica, cuando afirma que «resulta a todas luces evidente que no estudiamos la filosofía por otro motivo que ella misma», puede haber contribuido a crear la opinión de que la filosofía es un saber que carece de utilidad. La clave para entender la afirmación de Aristóteles se encuentra en el concepto de utilidad. Si se entiende lo útil como aquello que puede producir un beneficio, un provecho, como aquello que puede satisfacer una necesidad humana, y se piensa que el ser humano solo tiene necesidades materiales, entonces la filosofía no es útil. Pero las necesidades del ser humano no solo son materiales, y la filosofía le es de gran utilidad, más aún le es necesaria para satisfacer algunas de esas necesidades no materiales.
- Los seres humanos necesitan continuamente decidir cómo van a ejercer su libertad, cómo van a vivir su vida. La reflexión filosófica es la única capaz de orientar racionalmente la existencia humana.
- Por otra parte, la reflexión filosófica se convierte en imprescindible para realizar la crítica de los supuestos de las ciencias, de las diferentes ciencias. Es la única que puede impedir que cada una de ellas, desde su parcela, intente organizar la vida de los seres humanos.
Racionalidad Científica y Filosófica
Filosofía y ciencia mantienen una estrecha relación. La filosofía reflexiona sobre los supuestos y sobre los avances de la ciencia. Trata de analizar sus características metodológicas y sus límites, así como el valor de sus descubrimientos. La ciencia es el punto de partida sobre el que tiene que apoyarse la filosofía. La reflexión filosófica sobre cualquier tema tiene que realizarse a partir de lo que sobre ese tema ha descubierto la ciencia.
Racionalidad y Pensamiento Arcaico
El pensamiento arcaico debe ser superado puesto que carece de cualquier posibilidad de crítica al no fundamentar sus afirmaciones, pero que algo deba ser superado no quiere decir que deba ser despreciado. Razones:
- El pensamiento arcaico desempeñó un papel crucial para los humanos primitivos. Gracias a él los humanos antiguos se explicaron lo que ocurría a su alrededor, supieron cómo tenían que vivir.
- El pensamiento arcaico sigue influyendo hoy en día. La persistencia de este pensamiento se puede apreciar en el mundo actual en movimientos religiosos y nacionalistas.