Exploración de la Religión Griega, Orfismo y el Nacimiento de la Filosofía

La Religión Pública y los Misterios Órficos

La religión griega distingue entre la religión pública, cuyo modelo es la representación de los dioses y del culto que nos brinda Homero, y la religión de los misterios. Para Homero y Hesíodo, todo lo que sucede se explica en función de las intervenciones de los dioses. Además, la vida de los hombres se imagina vinculada a los dioses. Los dioses son fuerzas naturales personificadas a través de formas humanas idealizadas, o bien son fuerzas y aspectos del hombre que han sido sublimados y han descendido con espléndidas semblanzas antropomórficas. Se ha dicho que la religión pública de los griegos constituye una forma de naturalismo. Todo lo que se pide al hombre es que haga en honor de los dioses aquello que es conforme a la propia naturaleza (Physis).

El orfismo y los órficos —cuyo referente es el poeta Orfeo— introducen un nuevo esquema de creencias y una nueva interpretación de la existencia humana. El núcleo de las creencias órficas puede resumirse así:

  1. En el hombre se alberga un principio divino, un demonio (alma), que cae en un cuerpo debido a una culpa originaria.
  2. Este demonio no solo preexiste al cuerpo, sino que no muere junto con él, y está destinado a reencarnarse en cuerpos sucesivos, a través de una serie de renacimientos, para expiar aquella culpa originaria.
  3. La vida órfica, con sus ritos y sus prácticas, es la única que está en condiciones de poner fin al ciclo de las reencarnaciones, liberando así el alma de su cuerpo.
  4. Para quien se haya purificado (para los iniciados en los misterios órficos) hay un premio en el más allá (para los no iniciados, existen castigos).

Un factor fundamental de la religión griega, que influyó decisivamente en el nacimiento de la filosofía, es que los griegos no tuvieron libros sagrados considerados como resultado de una revelación divina. Por consiguiente, no poseyeron una dogmática fija e inmodificable. Esta carencia de dogmas, y de personas encargadas de custodiarlos, otorgó una amplia libertad al pensamiento filosófico, que no halló obstáculos como los que habría encontrado en comunidades orientales.

El Concepto y la Finalidad de la Filosofía Antigua

Los Rasgos Esenciales de la Filosofía Antigua

La tradición afirma que el término «filosofía» fue creado por Pitágoras. El término suponía que solo los dioses poseen la sofía (sabiduría), que es una posesión cierta y total de la verdad, mientras que en el hombre solo es posible una tendencia hacia la sabiduría, un amor al saber que nunca podrá ser colmado. El término «filosofía» desde Platón es el de «amor a la sabiduría». La filosofía asumió las tres características siguientes, que hacen referencia a: a) su contenido, b) su método y c) su objetivo.

  1. Contenido. La filosofía se propone explicar la totalidad de las cosas, es decir, toda la realidad, frente a las ciencias particulares que se contentan con delimitar su campo de explicación. La búsqueda por explicar la totalidad se encontrará en el descubrimiento del primer principio (arjé).
  2. Método. La filosofía aspira a ser una explicación puramente racional de aquella totalidad que se plantea como objeto. La filosofía debe ir más allá del hecho, para hallar la causa o causas, precisamente a través de la razón. El logos debe desvelar (aletheia) la verdad de la totalidad de las cosas.
  3. Objetivo. La finalidad reside en el puro deseo de conocer y de contemplar la verdad. La filosofía griega expresa la imagen de un saber desinteresado. Aristóteles dejó constancia de que el cultivo de la filosofía no aparecía hasta que las necesidades vitales estaban cubiertas.

En resumen, el gran descubrimiento de la filosofía griega reside en haber intentado esta aproximación al todo (realidad) a través de la razón (logos) y al método racional.

La Filosofía como Necesidad Primaria de la Mente Humana

¿Por qué ha sentido el hombre la necesidad de filosofar? La respuesta griega era por la propia constitución de la naturaleza humana. Platón y Aristóteles afirmarán que el hombre tiende al saber porque se siente lleno de asombro o de admiración. En consecuencia, la raíz de la filosofía consiste en esta admiración, que surge en el hombre que se enfrenta con el Todo y se pregunta cuál es el origen y el fundamento de este y qué lugar ocupa él mismo en este cosmos. Esta admiración no surge desde un desinteresado saber por saber, sino que el hombre se enfrenta a problemas que tiene que resolver y es esta necesidad la que moviliza su inteligencia para resolver los problemas que la vida le plantea. Ese fundamento por la admiración nace de un prejuicio en una sociedad fundada en la división radical entre lo manual y la actividad teórica.

Los Problemas Fundamentales de la Filosofía Antigua

En un principio, la totalidad de lo real fue vista como physis (naturaleza) y como cosmos, lo cual hizo que el problema filosófico fuese el cosmológico. ¿Cómo surge el cosmos? Posteriormente, los sofistas modificarán estas cuestiones, dejará de interesar los problemas cosmológicos y el interés se trasladará al campo antropológico. Nacerá así la problemática ético-política. Platón y Aristóteles (s. IV-III a.C.) enriquecerán aún más estas temáticas: ámbitos epistemológicos, metafísicos u ontológicos y ético-políticos. La diversidad de temáticas y sus diferentes tratamientos hacen de estos autores punto de partida para la indagación filosófica.

La filosofía postaristotélica coincide con el helenismo, que organizará el saber en tres grandes apartados dando preeminencia a la ética: lógica, física y ética. La problemática central es la salvación del hombre. ¿Cómo buscar la felicidad en un mundo cambiante? La filosofía de Epicuro (s. III a.C.), del estoicismo (Zenón de Citio 335-263 a.C.) y el escepticismo (Pirrón de Elis 365-275 a.C.) dejarán en el olvido las grandes construcciones metafísicas de Platón y Aristóteles, porque ahora se trata de buscar consolaciones para una vida que necesita felicidad, y esta no se puede encontrar en el «mundo de las ideas», ni en los ideales del sabio contemplativo.

La última filosofía griega, que se desarrolla en paralelo con el cristianismo, acabará por responder a instancias místico-religiosas, en consonancia con la mentalidad de la nueva época (neoplatonismo y Plotino 204-269). El tema central en esta etapa es la salvación del hombre desde el terreno espiritual, porque nos jugamos el alma en el más allá. La filosofía griega se inicia en el siglo VI a.C., y llega hasta el 529 d.C., año en que el emperador Justiniano cerró las escuelas paganas.

2.- Protágoras y las antilogías. Nace en Abdera entre el 491 al 481 a.C. y muere al final de ese siglo. En Atenas conoció el triunfo social y político, puesto que Pericles le encomendó la redacción de una constitución (444 a.C). Su obra principal son Las antilogías. El principio antilógico enuncia que «en toda cuestión hay dos razonamientos mutuamente contrapuestos». En cada cosa se puede decir y contradecir, es decir, se pueden aducir razones que se anulan recíprocamente. Como dice L.Robin: » Se trata de enseñar a criticar y a discutir, a organizar un torneo de razones contra razones». La tesis de Protágoras acerca del hombre como medida de todas las cosas (homo mensura), suponía dos ideas: 1) La idea de «medida», como norma de juicio, juicio que supone la idea de subjetividad, que no arbitrariedad. La subjetividad supone la negación de la existencia de la verdad como una entidad independiente del sujeto cognoscente. Afirmará que la verdad es relativa para quien conoce, nadie estaría en la falsedad, sino que cada uno estaría en su verdad. 2) La idea de «todas las cosas» supone la idea de la experiencia en general. Nada escapa al escrutinio subjetivista -relativista- de la medida del hombre. Donde hombre ha de ser entendido, como sujeto concreto e individual. Aristóteles llegará a decir lo siguiente: » Habrá que admitir que los unos son medida, pero que no lo sean los otros» (Metafísica, 1063 a 3). Es decir, sólo si el que mide es el hombre prudente o filósofo. Protágoras pasa por ser también quien establece el argumento débil haciéndolo fuerte. La técnica tenía valor utilitario en la oratoria de la asamblea y en los tribunales. Hay que ser capaz de dar argumentos y razones sobre cualquier cosa. No quiere decir que Protágoras defendiera la injusticia y la falsedad, sino que a través del arte de la oratoria pudiese salir victorioso en la disputa dialéctica. 3.- Protágoras y el problema de la verdad. La tesis del «homo mensura» supone aceptar la tesis relativista ya en el ámbito epistemo-lógico, como en el axiológico. No hay verdades absolutas, ni valores eternos. ¿Qué criterios deberíamos adoptar, si todo es relativo? La respuesta de Protágoras será la utilidad. «El sabio es aquel que conoce aquello relativo que es más útil,más conveniente y más oportuno,y sabe convencer a los demás para que también lo reconozca y lo ponga en práctica». El problema de la verdad o su relatividad preocupa a Platón y Aristóteles puesto que ambos comparten la definición de la verdad como correspondencia. El núcleo de la cuestión es determinar si la verdad es una relación o como pretenden Platón y Aristóteles como una esencia. Para Aristóteles un enunciado es verdadero si hay correspondencia entre lo que se dice y aquello sobre lo cual se habla. Si digo que esta mesa es verde, se sobreentiende que me estoy refiriendo a esta mesa verde que está delante de mi. Protágoras busca la verdad, pero esa verdad es relativa al sujeto que conoce. El relativismo es útil para la convivencia en la polis. Si no hay verdades absolutas, lo adecuado y razonable es discutir acerca de lo divino y lo humano. Siempre será posible ponernos de acuerdo sobre las cuestiones que nos interesan. ¿Y la verdad? Protágoras se contenta con que cada uno afirme su verdad para intentar llegar a pactos que permitan la convivencia, sin que haya vencedores ni vencidos. 5.- Gorgias. Nace en en Leontino (Sicilia) hacia el año 485 a.C., discípulo de Empédocles, y maestro de éxito en Atenas. El centro de sus ataques es el pensamiento de Parménides y su escuela -eleatismo-. En su obra «Del no ser o bien de la naturaleza» establece gradualmente tres tesis: 1) Nada existe; 2) Si algo existe,no se puede conocer por los hombres y 3) Si se puede conocer,no se puede comunicar y explicar a los demás. La argumentación intenta demostrar que el concepto de ser y no ser son pura ilusión. Lo que se afirma es el nihilismo. No sabemos si este nihilismo es un ejercicio erístico o una toma de posición teórica. En cualquier caso, niega la verdad y la posibilidad de conocerla. El ser y el no ser no expresan las cosas que aparecen en la experiencia. Nuestro conocimiento no puede ir más allá de la apariencia. Nos dirá que: » El medio con que lo expresamos es la palabra; pero la palabra no es el objeto que realmente existe: por tanto, no expresamos a nuestro prójimo una realidad existente, sino solamente la palabra, que es una realidad distinta del objeto…» (Sexto Empírico). Entre las palabras y las cosas hay según Gorgias un abismo insalvable que no es posible llenar. La misión imposible para llenar esa laguna es la retórica. El arte de la persuasión, sabiendo de antemano, que todo es pura convención e ilusión. Gorgias es el primero en teorizar la función del arte como catalizador de sentimientos, la poesía tiene como misión no la utilidad, sino «el engaño poético» (apaté). Así como la retórica, tiene finalidades prácticas, convencer en la asamblea, la poética tiene como objetivo crearilusiones que transportan a quienes las oyen a universos irreales y ficticios. Platón se opondrá a los poetas como aquéllos que nos alejan de la verdad. Aristóteles recogerá la idea de Gorgias sobre la función catártica del sentimiento poético.

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