Exploración del Pensamiento de Kant: Razón Teórica y Práctica

Immanuel Kant

Kant concibe la Ilustración como la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad radica en la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Frente a esta situación, Kant propone el lema ilustrado «Sapere aude»: atreverse a saber, a pensar por uno mismo, es decir, usar la propia razón. Para lograrlo, solo se necesita libertad, libertad para pensar, pero sobre todo, libertad para exponer públicamente nuestros pensamientos y opiniones. Para Kant, lo más importante es la autonomía, la libertad de pensamiento.

Razón Teórica

Kant establece los tipos de juicios que utiliza la ciencia, los cuales, según la cantidad de información, son analíticos (aclaran o analizan el sujeto, son universales y no amplían el conocimiento) y sintéticos (no son universales y amplían el conocimiento); y según la validez del juicio, son a priori (antes de la experiencia, son universales) y a posteriori (después de la experiencia). Kant busca una síntesis de juicios sintéticos y a priori, concluyendo que solo los juicios sintéticos a priori pueden ser científicos y deben ser aplicados a la experiencia. El conocimiento se estructura en tres facultades:

Estética Trascendental

El conocimiento sensible se aborda en la estética trascendental, que representa la revolución del conocimiento en Kant. Aquí, el objeto se adapta a la forma de conocer del sujeto (y no al contrario). Este tipo de conocimiento se manifiesta en las matemáticas, ya que los juicios matemáticos se forman con las categorías de espacio y tiempo, siendo universales y necesarios al estar construidos a priori. Este conocimiento se forma gracias al elemento material (impresiones sensibles procedentes del exterior), obteniendo como resultado el fenómeno (la impresión sensible que se da a través del espacio y del tiempo).

Analítica Trascendental

El conocimiento intelectual se desarrolla en la analítica trascendental, donde entra en juego la función del entendimiento, encargada de unir todos los datos de la sensibilidad. La relación entre sensibilidad y entendimiento es necesaria, ya que por la sensibilidad percibimos los datos y con el entendimiento los comprendemos. Kant argumenta que se ha centrado demasiado en el objeto y que se debe dirigir la atención al sujeto que conoce, donde el hombre ordena las experiencias y es un elemento activo del conocimiento. Este filósofo diferencia entre conceptos empíricos (proceden de la experiencia) y conceptos puros (no proceden de la experiencia). En los conceptos puros, hay 12 categorías vacías (que la experiencia va rellenando) establecidas en cantidad, cualidad, relación y modalidad (siendo las más significativas la sustancia y la causalidad). A esto le sigue lo que Kant denomina «idealismo trascendental», que afirma que nuestro conocimiento se limita a los fenómenos, pues tenemos intuiciones sensibles de las cosas, pero no conocimiento de las cosas en sí mismas (noúmenos).

Dialéctica Trascendental

En la dialéctica trascendental, se extraen conclusiones a partir de las dos anteriores para determinar la imposibilidad de considerar a la metafísica como ciencia. Respecto a la razón, el conocimiento no se limita a emitir juicios, sino que los conecta entre sí formando razonamientos. Esta tendencia de la razón lleva a traspasar las barreras de los datos sensibles hacia lo incondicionado: mundo (se pretende unificar y explicar el mundo por medio de teorías metafísicas), alma (se pretende explicar y unificar los fenómenos psíquicos que representa el alma) y Dios (punto de unión entre el concepto de alma y el concepto de mundo).

Razón Práctica

En la ética, Kant presenta la incorporación de la ética formal y realiza una crítica a la razón práctica. Dentro del formalismo moral, Kant critica la ética material, afirmando que esta es empírica, hipotética y heterónoma. En cambio, la ética formal está vacía de contenido y no nos dice qué tenemos que hacer, sino cómo debemos actuar. Por esta razón, Kant propone una ética contraria a la materia que sea a priori, categórica y autónoma. Además, distingue tres tipos de acción: contrarias al deber, conforme al deber (legalidad) y por deber (moralidad). Donde esta última es la única acción buena, pues el valor moral de una acción no radica en el fin, sino en el móvil que determina su realización. La exigencia del obrar moralmente se expresa en el imperativo categórico. Este imperativo categórico se formula de dos maneras: actuar de forma que puedas querer que la norma que guía tu acción pueda valer como norma universal y en todos tus actos, y utilizar la humanidad, tanto para ti mismo como para los demás, como fin, nunca como un medio o instrumento.

Postulados de la Razón Práctica

En los postulados, Kant afirma la imposibilidad de un conocimiento objetivo acerca del alma, de Dios o de la libertad, pues estos no son objetos del conocimiento científico. Kant define los postulados como juicios que no son evidentes ni pueden ser demostrados, pero que son necesarios para demostrar la existencia de algo. Según este filósofo, las realidades no son evidentes, pero hay que admitirlas para que la moral sea posible: libertad (necesaria para una moral autónoma), la inmortalidad del alma (la voluntad persigue alcanzar la virtud, pese a que sea inalcanzable) y Dios (la unión perfecta entre el ser y el deber, entre la virtud y la felicidad).

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