Anselmo de Canterbury
San Anselmo (1033-1109) fue la figura de mayor relieve intelectual del siglo XI. Fue arzobispo de Canterbury. Siguiendo la tradición agustiniana, concibió la fe y la razón como dos fuentes de conocimiento distintas, pero que se complementan. Célebre es el argumento que fue denominado ontológico por Kant. Es una prueba que se inicia en la idea de Dios que propone la fe y que, obviando la experiencia, concluye con su existencia.
El argumento ontológico es un diálogo con el insensato para tratar de convencerlo racionalmente. En primer lugar, cuando el insensato oye al creyente decir que Dios es un ser mayor que el cual nada puede pensarse, conoce el significado de lo que está escuchando y, por ello, tiene que admitir que existe en su intelecto una idea sobre el ser perfecto. En segundo lugar, el insensato debe aceptar que es imposible que aquel ser mayor que el cual nada puede pensarse exista solo en el entendimiento, ya que, si esto fuera así, se estaría reconociendo algo mayor y más perfecto; es decir, cualquier cosa que existiera no solo en el entendimiento, sino también en la realidad. La conclusión es que el ser perfecto ha de existir necesariamente en el entendimiento y en la realidad.
Maimónides
La filosofía judía nació del contacto del judaísmo con otras culturas y, en particular, con la cultura helénica. En el siglo IX floreció un movimiento filosófico judío, que coincidió en muchos puntos con los filósofos musulmanes y que, como ellos, estuvo muy influido por el pensamiento aristotélico y neoplatónico.
Moisés Maimónides nació en Córdoba en 1135 y murió en Alejandría en 1204. Repitió las pruebas aristotélicas y avicenianas para demostrar la existencia de Dios. Así, concluyó en la existencia de Dios como primer motor, como causa primera y como ser necesario.
Filosofía Musulmana
Tras la clausura de las escuelas de Atenas, los sabios griegos emigraron a Siria y Persia, y cuando los musulmanes conquistaron estos territorios hallaron obras de la antigüedad clásica. Esto propició que los filósofos musulmanes de los siglos IX al XII pudieran estudiar el pensamiento de Aristóteles. Los filósofos musulmanes subordinaron la religión a la filosofía, por lo que el Islam los consideró un peligro para el Corán.
Avicena
La ciencia —afirma Avicena— que se ocupa solo y en sentido absoluto del ente en cuanto ente es la metafísica. El ser o ente es lo primero que el intelecto conoce, percibiéndolo necesariamente a través de los sentidos, tanto en la existencia de las cosas como en la propia existencia. Avicena distinguió entre ser necesario y ser contingente o posible.
Ser necesario es aquel que no es causado y su esencia no puede no existir. El ser contingente es aquel que es causado y su esencia implica que es posible que exista o que no exista. La esencia del ser necesario se identifica con su existencia, pues solo depende de sí mismo y no de una causa exterior; su existencia no es una posibilidad, sino una necesidad. Sin embargo, en las criaturas, la esencia se distingue realmente debido a que su existencia es contingente.
Además, Avicena aportó una prueba para la existencia de Dios que influiría en la tercera vía tomista: los seres posibles deben su existencia a otro, que es su causa, pero es imposible que se dé una cadena infinita de causas contingentes, de manera que hace falta la existencia de un ser que les otorgue la existencia y sea necesario por sí, el cual es Dios.
Averroes
Nació en Córdoba en 1126 y murió en Marruecos en 1198. Realizó comentarios a las obras de Aristóteles y le apodaron el Comentador. Para Averroes, existen tres maneras de acercarse a la cuestión de las relaciones entre filosofía y religión:
- Como simples creyentes, a quienes les basta la fe sin pruebas.
- Como teólogos, que buscan razones para creer, pero no dan pruebas estrictas, sino argumentos más o menos probables.
- Como filósofos, que piden demostraciones rigurosas y pruebas necesarias.
La razón, por consiguiente, es superior a la fe y a la teología, y en caso de conflicto es la razón, y no la fe, la que debe señalar el criterio de verdad. Los averroístas parisinos del siglo XIII atribuyeron a este filósofo la teoría de la doble verdad, mediante la que se afirma que, si una verdad de fe y otra de razón entran en conflicto, pueden ser simultáneamente verdaderas: la primera sería válida para el hombre inculto, mientras que la segunda pertenecería al filósofo, que es capaz de penetrar en las alegorías de la fe.
La metafísica averroísta trata fundamentalmente de Dios, sustancia primera, y de las sustancias espirituales. Sostuvo que el mundo ha sido creado por Dios, pero la creación es eterna; es decir, no se ha realizado en el tiempo. En cuanto al hombre, Averroes afirmó, con Aristóteles, que la unión de cuerpo y alma es sustancial y negó que el alma del individuo fuese inmortal. El intelecto humano sobrevive a la muerte del cuerpo, pero no subsiste individualmente.