KANT: Conocimiento y Realidad
Kant, figura clave del siglo XVIII, buscó sintetizar el racionalismo y el empirismo, superando sus limitaciones. Su objetivo era establecer si la metafísica podía ser una ciencia. Para ello, analizó los tipos de juicios: juicios analíticos a priori (verdaderos sin experiencia, no amplían conocimiento) y juicios sintéticos a posteriori (amplían conocimiento, requieren experiencia). Propuso un tercer tipo, crucial para la ciencia: los juicios sintéticos a priori, que son necesarios y amplían el conocimiento.
Kant estructuró la razón en tres niveles:
Estética Trascendental
Se centra en la sensibilidad, la facultad de la percepción. Aquí se encuentran las intuiciones puras de espacio y tiempo, que permiten los juicios matemáticos a priori.
Analítica Trascendental
Analiza el entendimiento, la facultad de pensar mediante conceptos. Introduce las categorías, conceptos puros que permiten organizar la experiencia. Ejemplos de categorías incluyen:
- Cantidad: unidad, pluralidad, totalidad.
- Cualidad: realidad, negación, limitación.
- Relación: sustancia-accidente, causa-efecto, reciprocidad.
- Modalidad: posibilidad, existencia, necesidad.
Dialéctica Trascendental
Examina la razón en sentido estricto, que busca unificar el conocimiento. Aquí surgen las Ideas (alma, mundo, Dios), que no pueden ser objeto de conocimiento científico.
KANT: Ética y Moral
Kant argumenta que la moralidad se basa en la razón práctica. El deber es central: las acciones deben ser realizadas por respeto al deber, no por inclinaciones o consecuencias. El imperativo categórico es la ley moral fundamental: actúa solo según una máxima que puedas querer que se convierta en ley universal.
Los postulados de la razón práctica (libertad, inmortalidad del alma, existencia de Dios) son necesarios para la moralidad, aunque no pueden ser conocidos teóricamente.
ROUSSEAU: Política y Sociedad
Rousseau exploró el fundamento del Estado a través de la teoría del contrato social. A diferencia de Hobbes y Locke, Rousseau idealiza el estado de naturaleza, donde el ser humano es bueno y libre. La sociedad corrompe esta bondad natural.
El contrato social busca reconciliar la libertad individual con la vida en comunidad. La voluntad general, que busca el bien común, es central. Quien se opone a la voluntad general es obligado a ser libre, ya que se le fuerza a actuar en beneficio del colectivo.
La voluntad general no es la suma de voluntades individuales, sino la expresión del interés común. La libertad y la igualdad deben equilibrarse en el contrato social.