Explorando el Razonamiento Lógico: Conceptos, Juicios y Silogismos

Los razonamientos

El razonamiento es un encadenamiento de juicios en el que, partiendo de una proposición conocida, se descubre otra u otras desconocidas. Aristóteles, en los Analíticos, se ocupa tanto del razonamiento deductivo como del inductivo, pero considera que el conocimiento científico se alcanza deduciendo lo particular de lo general, es decir, con el conocimiento de las causas. Aristóteles privilegiará, por tanto, el análisis del razonamiento deductivo, y en especial del razonamiento deductivo categórico o silogismo.

El razonamiento deductivo es una forma de razonamiento que va del todo a las partes, es decir, intenta extraer de una verdad universal otra particular. Puede ser de tres clases: categórico, hipotético y disyuntivo, atendiendo al tipo de juicio (por la relación) que le sirva de punto de partida.

Clases de razonamiento y ejemplos correspondientes
Clase de razonamientoEjemplo correspondiente a dicha clase
Razonamiento categóricoTodos los humanos son mortales
Los madrileños son humanos
Luego los madrileños son mortales
Razonamiento hipotéticoSi apruebas irás de vacaciones
Es así que has aprobado
Luego irás de vacaciones
Razonamiento disyuntivoPor este camino se va al norte o al sur
Es así que se va al norte
Luego no se va al sur

El silogismo es un razonamiento deductivo categórico mediante el cual, partiendo de dos juicios dados, inferimos uno nuevo. Consta, pues, de tres proposiciones (que expresan tres juicios) y de tres términos (que expresan tres conceptos), que constituyen la materia próxima y remota del razonamiento, respectivamente. La premisa que sirve de punto de partida se llama «premisa mayor» y es la más general; la premisa que sirve de intermediario se llama «premisa menor«, y es menos general que la anterior; la proposición que se deduce de la «mayor» por mediación de la «menor» es la conclusión del razonamiento.

En cuanto a los términos del razonamiento, se llama «término mayor» al predicado de la conclusión, que debe aparecer en la premisa mayor, y se le representa con la letra P. Se llama «término menor» al sujeto de la conclusión, que aparece también en la premisa menor, y se le representa con la letra S. El «término medio» es el que aparece en las dos premisas (mayor y menor) y no en la conclusión, y se le representa con la letra M.


La lógica aristotélica

A diferencia de la moderna lógica formal, la lógica aristotélica parte del supuesto de que las formas de pensamiento reproducen lo que ocurre en la realidad, o sea, que las cosas extramentales existen tal como son pensadas por la mente, por lo que las categorías de la mente son categorías objetivas, categorías de la realidad. De ese modo, las categorías del pensamiento adquieren un sentido ontológico y ese carácter propedéutico que ha señalado la tradición filosófica. La lógica aristotélica se ocupa del estudio de los conceptos, dedicando especial atención a los predicables, y de las categorías (o predicamentos), que se completa con el análisis de los juicios y de las formas de razonamiento, prestando especial atención a los razonamientos deductivos categóricos o silogismos, como formas de demostración especialmente adecuadas al conocimiento científico.

Los conceptos

El concepto es entendido como la representación intelectual de un objeto, diferenciándose de lo sentido, lo percibido, lo imaginado o lo recordado. Las propiedades de los conceptos son la comprensión y la extensión: la primera denota las características esenciales que contiene un concepto, y la segunda el número, la cantidad de sujetos a los que puede aplicarse, de los que se puede predicar.

Los géneros supremos en los que se pueden clasificar los seres son las categorías, o predicamentos. En sus obras Categorías y Tópicos, Aristóteles fija en diez su número, estableciendo una distinción fundamental entre la sustancia y los accidentes. La sustancia es la categoría fundamental, lo que existe en sí mismo; los accidentes son categorías que existen en otro ser, en la sustancia.

Los juicios

La relación de dos conceptos da lugar a la formulación de un juicio. Si se da entre ambos una relación de conveniencia, decimos que el juicio es afirmativo, y en caso contrario, negativo. El sujeto del juicio es el concepto del que se afirma o niega algo; el predicado es el concepto que se afirma o niega del sujeto. Aristóteles distingue en los juicios la materia y la forma. La materia o contenido del juicio son los conceptos que se relacionan; la forma es la relación que se establece entre ellos a través del verbo ser. Aristóteles representa el sujeto del juicio con un signo (S) y el predicado con otro (P) para intentar separar la materia de la forma: así, la forma del juicio «Juan es alto» se representaría como «S es P», y la forma del juicio «Juan no es alto» como «S no es P».

Al igual que ocurría con los conceptos, que son actos mentales que se expresan mediante términos lingüísticos, los juicios son actos mentales que se expresan mediante proposiciones, es decir, mediante un conjunto de palabras u oración gramatical. El mismo juicio se puede expresar con distintas proposiciones (por ejemplo, usando distintos idiomas), y a veces la misma proposición puede referirse a juicios distintos, («ésta es mi casa» dicha por dos personas distintas).

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