La estructura radical de la realidad
El sujeto y las categorías
La metafísica estudia el ente en cuanto a ente. Ente es todo individuo, un sujeto que realiza acciones y al que le pasan cosas. Siempre algo concreto. En el sujeto hay cosas que permanecen: la sustancia, que puede ser del mismo individuo, y la forma sustancial lo hace ser lo que es; y cosas que cambian: los accidentes. La sustancia tiene un ser propio, en cambio, los accidentes solo existen en la sustancia.
Ambos constituyen las 10 categorías de las que, según Aristóteles, está formada la realidad: sustancia y accidentes (cantidad, cualidad, relación, acción, pasión, dónde, cuándo, posición y hábito). Las categorías nos muestran que los entes tienen distintos modos de ser.
La sustancia y la naturaleza
Toda sustancia tiene una manera de ser propia e intrínseca que llamamos naturaleza, forma o esencia. Esa naturaleza determina su modo de actuar y reaccionar. El conocimiento de la naturaleza interior de cada individuo, similar a individuos de la misma especie, es fundamental para Aristóteles, pues gracias a ella podemos comprender realidades particulares. Estas tienen un cierto grado de universalidad que permanece en los cambios habituales.
La realidad del cambio
Es común en los entes naturales cambiar y modificarse. Implica que las cosas son por un tiempo y dejan de ser, llamamos a eso contingencia. Los seres que vemos por los sentidos están modificándose continuamente, tienen un origen y un final. Esto supuso un problema, ya que los pensadores no lograban entender esa dualidad entre cambio y permanencia. Heráclito de Éfeso consideró que el verdadero ser es el cambio, mientras que Parménides pensaba lo contrario y advirtió que el cambio, como paso del no ser al ser, es imposible, ya que el ser y el no ser son contrarios y por eso no puede surgir uno del otro. Entonces llegó a la conclusión de que el cambio era un engaño de los sentidos.
Aristóteles se dio cuenta de que las capacidades existen entre dos modos: las que realiza ahora (ACTO) y las que puede realizar por su naturaleza (POTENCIA). Por tanto, el cambio no es el paso del no ser al ser, sino de la potencia al acto dentro del ser. La potencia es la capacidad real de tener un nuevo modo de ser y el acto es la perfección que estoy desarrollando ahora mismo.
Tipos de cambio: Sustancial, cuando una sustancia se transforma en otra, y el accidental, en el que cambia alguna propiedad sin variar el sujeto ni su esencia (peso, altura, etc.)
El fundamento último del ser
Para Aristóteles y su escuela, la realidad funciona con coprincipios que existen unidos: acto-potencia; sustancia-accidentes; materia-forma. Tomás de Aquino añade una nueva pareja de coprincipios: esencia-acto de ser.
La esencia es lo que una cosa es. Todos los sujetos individuales tienen una esencia que les hace ser similares a los otros de su especie. También la llamamos forma o naturaleza. Esa esencia recibe de fuera un acto primordial que hace existir a sus capacidades. No existe por sí misma, ya que si no desaparecería y no habría cambio sustancial. Ese principio o fundamento último es el acto de ser. La esencia recibe el acto de ser de una causa externa, y por eso:
A) Todos los seres son contingentes.
B) Al tener esencias distintas, tienen diversos grados de ser.
C) Esos grados de ser se dan en una perfección jerárquica. Hay seres más perfectos que otros.
La esencia de los entes materiales
El sujeto individual permanece aunque cambien sus accidentes. El sujeto individual solo tiene algunas perfecciones en acto, ya que en los seres materiales, su esencia está compuesta por otros dos coprincipios: forma: universal y común en los miembros de la misma especie y materia: concreta esa forma. Los seres que vemos por los sentidos tienen naturaleza, que les da forma para cambiar de un modo determinado y concreto; pero no son una pura naturaleza. De este modo tenemos forma, pero se encuentra concretada en la materia. El pensamiento aristotélico dice que los seres naturales tienen una estructura hilemórfica, de materia y forma.
Perfección y contingencia: Jerarquía de los entes
Perfecto es lo que está acabado y completo, lo que ha llegado a un final pleno. No se puede aplicar estrictamente a los seres materiales, ya que siempre pueden cambiar. Nuestra experiencia nos dice que todos los entes naturales son contingentes, ninguno es necesario. Están siempre en potencia respecto a causas externas que puedan modificarlos.
Los entes tienen en grado algunas propiedades. Al tenerlas todos se llaman transcendentales. Destacamos tres: Unidad: cada ente es uno e indivisible. Verdad: puede ser conocido por la inteligencia en cuanto que es. Bondad: puede ser querido por la voluntad en cuanto que es.
A mayor ser, mayor perfección. Pero esas perfecciones no les corresponden por ellos mismos, sino que las reciben de fuera. Esto llevó a los pensadores a buscar una causa última que explicase el cambio, la existencia contingente y el orden del universo.