Explorando la Filosofía Presocrática: De los Milesios a Sócrates

Los Milesios

Los milesios, originarios de Mileto, vivieron en el siglo VI a.C. Se les considera los iniciadores de la filosofía (o del pensamiento filosófico occidental). Buscaban la naturaleza o principio (arkhé) a partir del cual explicar la totalidad.

Tales de Mileto

Vida y obra: Vivió entre 624 y 546 a.C. Fue matemático, astrónomo y legislador. Se le considera el primer filósofo griego y uno de los siete sabios de la antigüedad. No se conserva ningún fragmento de su obra.

Su doctrina: Sostuvo que:

  1. El primer principio del que todo surge y al que todo retorna es el agua. El agua es el arkhé, el fondo del que brota todo y adonde todo retorna.
  2. Todo está lleno de dioses, todo está animado, vivo. Esta doctrina se conoce como hilozoísmo (hyle: materia y zoe: vida).

Anaximandro

Vida y obra: Vivió entre 610 y 545 a.C. Fue astrónomo y legislador. Escribió una obra en prosa acerca de la naturaleza, siendo el autor del texto más antiguo que se conoce.

Su doctrina: Consideraba que aquello de donde procede todo lo determinado (physis entera) no puede ser algo determinado. El arkhé debe ser lo ápeiron (lo indeterminado). Al igual que lo determinado surge de lo indeterminado, las cosas determinadas concretas surgen mediante una lucha de contrarios. Cada cosa concreta se determina dentro de un sistema de oposiciones. Lo blando surge por oposición a lo duro, lo frío a lo caliente. La oposición no significa que uno de los opuestos aniquile al otro. Los pares opuestos deben estar en un equilibrio permanente. A este equilibrio, Anaximandro lo llama diké (justicia). La injusticia que cometen unas cosas con otras (el intento de prevalecer unas sobre otras) se paga. El mundo mismo está continuamente pereciendo, aniquilándose y volviendo a lo indeterminado, para luego surgir de nuevo lo determinado.

Anaxímenes

Vida y obra: Murió sobre el 526 a.C. Se conserva un fragmento de su obra que dice: “Al igual que nuestra alma, que es aire, nos gobierna, igualmente el soplo y el aire envuelven el mundo todo”.

Su doctrina: Dice que el arkhé es el aire, tal vez porque parece que reúne las características del arkhé de Tales y de Anaximandro (el agua es indispensable para la vida y observable, como el ápeiron es ilimitado). Las cosas surgen a partir del aire por condensación y rarefacción. Del aire por rarefacción surge el fuego; por condensación, las nubes; de las nubes, el agua; del agua, la tierra; y de la tierra, la piedra.

La Escuela Pitagórica

Orígenes

Su fundador fue Pitágoras. Nació en Samos alrededor del año 570 a.C. Con 40 años emigró a Crotona, en la Magna Grecia, donde se rodeó de discípulos. Su intervención en la política al lado de la aristocracia hizo que los pitagóricos fuesen perseguidos y muchos muertos. El propio Pitágoras tuvo que huir y se estableció en Metaponto. Murió en 497 a.C.

No dejó nada escrito y, debido a la tendencia de sus discípulos a atribuirle todo descubrimiento hecho en la escuela, no se sabe qué pertenece a Pitágoras y qué a sus seguidores. Parece ser que la doctrina del alma y la purificación es suya, mientras que la doctrina de los números fue desarrollada por sus discípulos. La escuela pitagórica pervivió mientras existió la civilización griega antigua, ejerciendo influencia en el desarrollo de la filosofía y las matemáticas, y resurgió con fuerza en la Europa del Renacimiento.

El Alma

Pitágoras defiende una concepción dualista del hombre, según la cual este estaría compuesto de alma y cuerpo. El alma es inmortal (lo más característico de los griegos son los dioses, que son inmortales) y pertenece al mundo celeste. El cuerpo es mortal y pertenece al mundo terrestre. Al morir el cuerpo, el alma se reencarna en otro cuerpo. Para que el alma pueda retornar al mundo celeste, debe ser sometida a un proceso de purificación que la libere de sus ataduras terrestres. Esta concepción dual del hombre pasará, a través de la filosofía pitagórica, a Platón, los platónicos y la filosofía cristiana y neoplatónica.

Los Números

  • Números como arkhé: Para los pitagóricos, los números tienen una naturaleza cualitativa, no solo cuantitativa.
  • Números y espacio: Entre las cualidades que poseen los números está la espacialidad, por lo que también se presentan como determinaciones geométricas. El 1 es el punto, el 2 es la línea, el 3 es la superficie y el 4 alcanza la máxima determinación, pues 4 son los puntos necesarios para determinar un cuerpo. El 10 es el número perfecto, de la divinidad, pues surge de la suma 1+2+3+4. Son los números ontológicos (números que nos dan el ser de las cosas).
  • Números y música: La idea de que los números son la naturaleza de las cosas surgió al observar que hay una relación entre las longitudes de las cuerdas de una lira y el tono producido. Descubrieron que si se reduce a ½ la longitud de una cuerda, produce un tono de una octava más alto; si se reduce a 2/3, una quinta más alto; y si se reduce a ¾, una cuarta más alto. Sacaron la conclusión de que la música se reduce a proporciones numéricas y eso acabaron extrapolándolo a todo lo demás.

Heráclito de Éfeso

Vida y obra: Vivió entre la segunda mitad del siglo VI y la primera del V a.C. Pertenecía a la nobleza reinante de Éfeso. Como primogénito, le correspondía el cargo de basileus, pero renunció a favor de su hermano. Escribió una obra que pasó a ser conocida con el título “Acerca de la naturaleza”, compuesta a base de aforismos y sentencias breves, de tono cortante y lapidario, difíciles de descifrar. En su obra aparecen referencias a Homero, Hesíodo, Anaximandro, Pitágoras y Jenófanes, de los que habla en tono despectivo.

El Devenir

La tesis fundamental de la doctrina de Heráclito es que las cosas están en cambio permanente, que el mundo es un permanente devenir. Este devenir se entiende como una lucha de contrarios. La tesis de que las cosas se dan en un sistema de oposiciones alcanza su máxima expresión en Heráclito, hasta el punto de que sostiene que la guerra es la madre de todas las cosas. Esta lucha supone una tensión armónica. Cada cosa prevalece sobre su contrario, pero la cosa nos remite a su contrario, precisa de él (el calor surge del frío, pero es necesario contar con el frío para que el calor sea calor). Esta imposición no aniquila al otro, sino que lo oculta. Los contrarios se necesitan mutuamente. De ahí que el mundo sea una unidad de contrarios.

Esta tesis es similar a la de Anaximandro, pero Heráclito resalta el aspecto de lucha y tensión que constituye la physis, mientras que Anaximandro recalcaba el aspecto de justicia y orden.

El Fuego y el Logos

De este kosmos concebido como lucha de contrarios (manifiesta lo que surge a costa del ocultamiento de su contrario), Heráclito dice que es un fuego viviente. La función de la determinación está asignada al logos, que parece funcionar como la ley que lo gobierna todo. Este cosmos, el mismo para todas las cosas, ni ninguno de los dioses lo hizo, sino que era, es y será fuego viviente siempre, encendiéndose según medida y apagándose según medida.

Parménides de Elea

Vida y obras: Vivió en la segunda mitad del siglo VI y la primera del siglo V a.C. Fue contemporáneo de Heráclito, natural de Elea. Fue discípulo de Amenias y de Jenófanes. Conocía las doctrinas pitagóricas y las de Anaxímenes. Desarrolló su doctrina filosófica en un poema escrito en tono oracular, del que se conservan algunos fragmentos. En él, narra cómo, transportado en un carro celeste por las hijas del sol, es llevado a la presencia de la diosa que le muestra los dos caminos que pueden elegir los mortales: el de la verdad, que conduce al conocimiento del ser, y el del parecer u opinión.

Camino de la Verdad y Camino de la Opinión

Aleteia, physis, arkhé: La verdad se entiende en el pensamiento griego arcaico como desvelación, desocultamiento. Con el predominio del pensamiento mítico-poético, la tarea de desvelar, mostrar lo oculto, estaba en manos de los oráculos y poetas. A partir del momento en que el pensamiento mítico es desplazado por el pensamiento racional y el destino es sustituido por la naturaleza como fuerza rectora, pasará a ser realizada por el sabio, el filósofo. La manera de entender la verdad no varía. La physis se entiende como la totalidad de las cosas que permanentemente surgen de algo y van a parar a ese algo. A ese algo del que surgen las cosas y adonde van a parar le llaman, a partir de Anaximandro, arkhé. Este es otro sentido del término naturaleza. ¿Qué hace el sabio? Pues, al igual que el oráculo y el poeta, mostrar la verdad, desocultar lo que estaba oculto, enseñarnos el arkhé que permanece oculto tras el mundo manifiesto en el que nos movemos.

La Verdad

Parménides nos dice que hay dos caminos posibles para el hombre: el camino de la verdad, el que elige el sabio, y el camino de la opinión, el que sigue el común de los mortales. El camino de la opinión es aquel que conduce al mundo cambiante en el que nos movemos habitualmente, en el que las cosas ahora son, ahora ya no son. Por el contrario, el camino de la verdad nos lleva a aquello que siempre es: el ser. Las cosas cambian, están en permanente cambio, se transforman de unas en otras y desaparecen para dejar paso a otras. El ser no cambia (un árbol ahora es un árbol, luego puede ser madera o ceniza, pero siempre es). En el mundo del parecer tenemos multitud de cosas: árboles, casas, fantasías, etc. Pero todas estas cosas coinciden en que son.

El Ser

Parménides describe los rasgos que caracterizan al ser:

  1. Eterno: No nace. De ser generado, tendría que proceder del no-ser, cosa que Parménides no admite. De la nada, nada sale.
  2. Uno: En el sentido de que es uno solo. Si hubiera dos, se diferenciarían en algo, y ese algo sería o ser, en cuyo caso sería idéntico al uno, o no-ser, en cuyo caso se admitiría que el no-ser tiene ser. Es continuo y macizo: entre dos seres discontinuos o hay algo o no hay nada.
  3. Indivisible: Para que se pudiera dividir, tendría que constar de partes, y ya lo hemos descartado.
  4. Inmutable: No cambia. Si se admite el cambio, habría que admitir el paso del no-ser, y ya hemos visto que eso es inadmisible para Parménides.
  5. Limitado: El ser es común a todas las cosas, no es ninguna cosa concreta. En algún sentido es limitado: en el sentido de que el ser no lo es todo, el mundo cambiante, mezcla de ser y no-ser, limita con él.

Los Pluralistas

Empédocles

Vida y obra: Nació en Sicilia en el siglo V a.C. Se conocen dos escritos suyos titulados “Sobre la naturaleza” y “Purificaciones”.

Doctrinas: Considera que el mundo manifiesto, con su multiplicidad, está constituido a partir de cuatro raíces: tierra, agua, aire y fuego. Estas raíces tienen, cada una por sí misma, las características del ser de Parménides (unidad, inmutabilidad, eternidad, etc.). Mezcladas, las cosas son; separadas, perecen. Las mezclas y separaciones se explican a partir de dos principios: el amor, que une, y el odio, que separa.

Los Atomistas

Orígenes del atomismo: El fundador de la escuela atomista es Leucipo, contemporáneo de los sofistas y Sócrates. El filósofo más representativo de esta escuela es Demócrito de Abdera, contemporáneo de Platón (vivió entre el 460 y el 370 a.C. aprox.), por lo que lo incluimos entre los presocráticos porque su pensamiento se ajusta a las características doctrinales de estos.

La doctrina atomista: Los átomos y el vacío: Para los atomistas, el mundo está compuesto de un número infinito de átomos indivisibles, que son eternos y cualitativamente iguales (solo se distinguen unos de otros por su forma) y se mueven en un vacío eterno. La combinación de unos átomos con otros no se explica en virtud de ningún principio externo a los átomos, sino que se mueven por sí mismos y, al chocar, se enlazan unos con otros, generando las cosas compuestas. Los átomos son concebidos con las características del ser de Parménides (inmutabilidad, unicidad, eternidad, indivisibilidad y limitación), pero, para que puedan moverse, es necesario concebir un espacio vacío, que Demócrito identifica con el no-ser (frente a Parménides, que sostendrá que el no-ser no es). Se ha dicho que los atomistas son antifinalistas y mecanicistas: esto quiere decir que:

Puesto que explican la formación de las cosas por choques de átomos producidos al azar, el cosmos no tendría ningún tipo de finalidad, nada a lo que tendiese. Al explicar todo a partir de la materia, el cosmos es concebido como una máquina, de ahí el mecanicismo (doctrina que concibe el funcionamiento del mundo como un mecanismo).

Los Sofistas

Características

Los sofistas se distinguen de los pensadores presocráticos tanto por su modo de enseñar como por el contenido de sus enseñanzas.

Con respecto al modo de enseñar:

  1. Los sofistas ejercen como profesionales del saber, cobrando un sueldo y teniendo un valor en el mercado.
  2. Orientan sus enseñanzas no al conocimiento, sino a obtener fines prácticos de tipo político.
  3. Emplean la retórica y la erística como métodos, cuyo fin no es alcanzar el conocimiento, sino salir triunfante en las intervenciones y disputas públicas.

Con respecto a los contenidos de la enseñanza:

  1. Cambian la noción de physis que manejan. Todo es physis. Aparece una primera separación entre el ámbito de la physis y el ámbito de lo que se denomina entonces nomos o ethos. Consideran que las leyes de la polis no están de acuerdo con las normas de la naturaleza, estableciendo una contraposición entre nomos y physis. Al mismo tiempo, centran sus intereses en este último campo. Es decir, su interés se orienta hacia cuestiones de tipo político, moral, etc. El abandono de la physis les lleva también a moverse en el mundo de las cosas individuales y múltiples: no se preguntan por el ser de la totalidad, sino por el ser de las cosas. Y como lo que les interesa es el mundo del nomos o ethos, el tipo de cosas por las que se preguntan serán tales como la virtud, la justicia, la felicidad, el lenguaje, etc.
  2. Abandonan la noción de verdad (entendida como desocultamiento). Consideran que no existe nada por detrás de los fenómenos, sino que las cosas son como aparecen. Se centran en lo que para Parménides era el camino de la opinión.
  3. El abandono de cualquier pretensión de encontrarse en la verdad conduce a un escepticismo con respecto al conocimiento y a un relativismo con respecto a la moral, etc. Es decir, si no existe una verdad, no habrá forma de fundamentar el conocimiento. Cada ser humano tendrá su visión de las cosas, ya que a cada uno se le aparecen de distinta manera, y aquel que sepa imponerse será el que imponga su manera de entenderlas. El conocimiento pasa a ser una cuestión de poder. Lo mismo ocurre con la moral, las costumbres, etc., ya que no hay ningún fundamento que determine que unas leyes, instituciones o costumbres sean mejores que otras. Para los sofistas, todas estas cosas carecen de un fundamento inmutable y son solo fruto de un acuerdo momentáneo entre los hombres. Como consecuencia, cada pueblo tendrá leyes e instituciones distintas según sus peculiares circunstancias (lo que sean mejores que otras depende de su mayor éxito). Elaboraron una nueva manera de entender la relación con la cultura: la formación, que va a pervivir durante el período clásico y el helenismo. Hasta entonces, la formación consistía en un conocimiento de los mitos transmitidos mediante poemas. Ahora se inicia un tipo de formación cultural con características similares a lo que en la modernidad se ha entendido por ilustración. Esta formación tiene como objeto preferente la enseñanza de la virtud. Mientras las polis tuvieron gobiernos de corte aristocrático, la virtud era considerada patrimonio exclusivo de la nobleza, a la que correspondía por nacimiento.

Sócrates

Datos Biográficos

Nació en Atenas sobre el 470 a.C. No intervino en la política y no dejó nada escrito. Practicó un tipo de enseñanza directa, mediante el empleo del diálogo, y orientada a cuestiones de tipo práctico-moral, pero no cobró por sus enseñanzas. Participó en varias batallas de la guerra del Peloponeso. En el 404 a.C., durante el gobierno de los Treinta Tiranos, se negó a participar en el arresto de un ciudadano inocente. Más tarde, fue acusado de impiedad y de corromper a la juventud, y fue condenado a muerte mediante la ingestión de cicuta en el 399 a.C. Sus amigos le prepararon la huida, pero Sócrates renunció, por ir esto en contra de su actitud respecto a las leyes de la polis, a las que se había dedicado a enseñar toda su vida.

Relación con los Sofistas

Según Aristóteles, se pueden atribuir claramente a Sócrates dos cosas: la argumentación inductiva y la definición universal. Sócrates es el primero que inicia la guerra a los planteamientos sofistas. No obstante, para muchos de sus contemporáneos, como Aristófanes, que lo ridiculiza en “Las nubes”, no era sino un sofista más. Esta confusión de papeles se debe a que Sócrates se mueve en el mismo terreno intelectual que ellos.

Comparte con los sofistas:

  • Abandono de la noción de verdad y de naturaleza de los presocráticos.
  • Interés en el campo del ethos (leyes, política…).
  • Se interesa por el ser de las cosas (esencia) y no (como los presocráticos) por el ser de la totalidad.
  • El conocimiento tiene un interés práctico: orientado a desarrollar la virtud.

Se diferencia de los sofistas en:

  • No cobra por enseñar: no entiende el saber como un instrumento al servicio del éxito social, sino como búsqueda de la verdad.
  • Mantiene una doctrina antirrelativista y anti escéptica: la verdad y el conocimiento son posibles.
  • Defiende un intelectualismo ético.
  • Defiende una nueva concepción del saber y la verdad, que radican en las definiciones universales.

El Método

Su sistema de enseñanza y de hacer filosofía se desarrolla a través de un diálogo en el que podemos separar dos momentos:

  • Ironía: Sócrates pregunta al contrario fingiendo ignorancia y pone de manifiesto sus contradicciones. La función de la ironía es negativa: mostrar que lo pretendido saber no es tal. Es el punto de partida para que Sócrates descubra su propia ignorancia.
  • Mayéutica: Sócrates trata de conducir a su interlocutor a la búsqueda de la verdad. Consiste ahora en alcanzar una definición del objetivo, conocer la justicia, que sea válida para todos los casos. Sócrates no enseña tanto una filosofía como a pensar; se podría decir que enseña a aprender. Con este modo de proceder, Sócrates combate el escepticismo sofista: el conocimiento es posible, se da en las definiciones universales. Al proceso que conduce de lo particular a lo universal se le conoce como inducción (en la base de la mayéutica socrática está el método inductivo). La expresión “inducción” no es de Sócrates; lo que este hacía era tratar de que alguien le diese una definición de algo. Una vez conseguía una definición aceptada, quedaba “definido lo general”, definición en la que se fija lo permanente, lo que la cosa es, su esencia. Los universales que le interesan a Sócrates son solo los que tienen una función ético-práctica.

El Saber y la Virtud

Si la virtud consiste en el saber, saber y virtud se identifican. La virtud ha pasado de ser patrimonio de los nobles a ser algo enseñable, al alcance del ciudadano común. Con Sócrates, la virtud es el saber mismo que hace conocer al hombre lo que es mejor para sí mismo, para llevar una vida feliz. Identificar la virtud con el saber de Sócrates combate el relativismo sofista, porque el saber versará sobre lo universal. Una vez alcanzadas las definiciones (que serán universales) de bueno, malo, justo…, estas valoraciones ya no serán relativas, sino válidas para siempre y para todos los hombres.

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