Explorando las Ideas de Heráclito, Pitágoras y Parménides: Un Viaje a la Filosofía Presocrática

Heráclito (530-460 a.C.)

Vivió en Éfeso.

Principios:

  • El Logos frente a la razón: El Logos es inteligente y poderoso, sinónimo de Zeus, y se asimila al fuego. El fuego es inteligente y gobierna el cosmos. Hace posible la coexistencia entre los seres y la convivencia entre los humanos. Es un Logos armonizador.
  • El fuego es solo su símbolo. No debe entenderse como una inteligencia humana o divina. Es una razón activa en la naturaleza, capaz de regular todas sus manifestaciones: generación, reproducción y mutaciones.
  • Los sentidos frente a la razón: Como el Logos no es perceptible por los sentidos, los seres humanos actúan y se fían solo de las sensaciones. Mediante la reflexión y la meditación, se descubre que lo más valioso está oculto y no se ofrece a una mirada superficial.
  • La oposición de contrarios: Los seres están estructurados por tensiones opuestas: vida/muerte, caliente/frío, movimiento/reposo, tierra/mar. Estas tensiones están armonizadas por el Logos. En la naturaleza, la armonía procede de las tensiones interiores a los seres y las exteriores entre ellos, que el Logos inteligente gobierna y compagina.

Pitágoras (585-500 a.C.)

Fundó una serie de comunidades y escuelas.

Principios básicos pitagóricos:

  • La armonía cósmica: Concebían la naturaleza como un inmenso complejo esférico, con un fuego sagrado en el centro donde situaban el trono de Zeus. En su entorno circulaban una serie de esferas celestes girando a distancias matemáticamente proporcionales. Todo está regido por la exactitud matemática, causa de la armonía universal.
  • La metafísica del número: La conclusión articulada de todos los seres del universo configura una unidad perfecta, que se llama 1. Esta es la referencia básica de todas las magnitudes y medidas. Es la unidad totalmente perfecta que todo lo abarca.
  • El alma humana: Cuerpo y alma tienen un origen compartido, ambos se influyen de forma mutua.
Definición del alma:

Es la armonía entre las partes, humores y tensiones del cuerpo.

Atributos del alma:
  • Capacidad cognoscitiva: Es gestora de ideas y conocimientos, es entendimiento.
  • Poder de razonamiento: No solo conoce, también relaciona ideas, saca conclusiones.
  • Sensibilidad afectiva: Es origen de sentimientos y afectos.
  • Discernimiento moral: Es sede del sentimiento moral.
  • Facultad reproductiva: Por ella se transmite la vida de padres a hijos. Los pitagóricos justifican la creencia en la inmortalidad del alma.
  • El valor de la educación: Partían de un principio fundamental: para hacer algo bien, hay que entrenarse y practicar. Cumplían prácticas de higiene y comportamiento muy exigentes. Para ellos, lo más importante fue el cultivo de la voluntad, la disciplina y el ascetismo dirigidos al alma. Para afrontar males, practicaban el examen de conciencia a diario. Utilizaban la música como terapia para tranquilizar el ánimo y curar depresiones y pesares. Su dedicación científica se dirigió a las matemáticas.

La Escuela de Elea: Parménides

El primer representante de los filósofos eleáticos fue Parménides (540-450 a.C.).

Tema de fondo:

La oposición entre las dos vías del conocimiento:

  • Conocimiento racional o vía de la verdad: Si seguimos a la razón, se llega a una afirmación: el ser es no nacido, no destructible, inmutable, indivisible.

Todos los entes o cosas que percibimos pertenecen al ámbito de este ser único, en el que todo está contenido desde siempre. Incluso el pensamiento pertenece al ser, porque siempre que pensamos, pensamos en algo. Siguiendo este razonamiento, todo lo que hay está contenido en el ser. Parménides considera la idea de totalidad como si fuese una entidad física, natural y componente de todas las cosas. Pero la totalidad es una entidad lógica solo pensable mediante la intuición de la razón. La razón puede pensar en tales entidades, pero no conocerlas.

Parménides parece querer decir que todo debe ser interpretado a partir de los propios principios de la razón y su rigor lógico-matemático.

  • Segunda vía: el conocimiento sensible o vía de la opinión: Parménides la califica como «opinión de los mortales». Llevados por los sentidos, los mortales se paran a contemplar las estrellas, la luna, el sol… sin preguntarse por la realidad unitaria. Lo cierto es que todo este mundo es mudable, cambiante y destructible. Los entes podrán cambiar y destruirse, pero no por eso se habrá destruido o cambiado el ser, porque todo lo que fue real y sensible sigue perteneciendo al ser por dos razones:
    • Porque para los griegos, todo vuelve a la naturaleza, al ser único y originario.
    • Porque lo que fue, puede seguir siendo pensado, luego sigue teniendo entidad.

Para los griegos, nada se crea ni se destruye, el ser es y el no ser no es, ni puede ser pensado. La vía de la opinión, en consecuencia, no es falsa, sino incompleta.

Heráclito (530-460 a.C.)

Vivió en Éfeso.

Principios:

  • El Logos frente a la razón: El Logos es inteligente y poderoso, sinónimo de Zeus, y se asimila al fuego. El fuego es inteligente y gobierna el cosmos. Hace posible la coexistencia entre los seres y la convivencia entre los humanos. Es un Logos armonizador.
  • El fuego es solo su símbolo. No debe entenderse como una inteligencia humana o divina. Es una razón activa en la naturaleza, capaz de regular todas sus manifestaciones: generación, reproducción y mutaciones.
  • Los sentidos frente a la razón: Como el Logos no es perceptible por los sentidos, los seres humanos actúan y se fían solo de las sensaciones. Mediante la reflexión y la meditación, se descubre que lo más valioso está oculto y no se ofrece a una mirada superficial.
  • La oposición de contrarios: Los seres están estructurados por tensiones opuestas: vida/muerte, caliente/frío, movimiento/reposo, tierra/mar. Estas tensiones están armonizadas por el Logos. En la naturaleza, la armonía procede de las tensiones interiores a los seres y las exteriores entre ellos, que el Logos inteligente gobierna y compagina.

Pitágoras (585-500 a.C.)

Fundó una serie de comunidades y escuelas.

Principios básicos pitagóricos:

  • La armonía cósmica: Concebían la naturaleza como un inmenso complejo esférico, con un fuego sagrado en el centro donde situaban el trono de Zeus. En su entorno circulaban una serie de esferas celestes girando a distancias matemáticamente proporcionales. Todo está regido por la exactitud matemática, causa de la armonía universal.
  • La metafísica del número: La conclusión articulada de todos los seres del universo configura una unidad perfecta, que se llama 1. Esta es la referencia básica de todas las magnitudes y medidas. Es la unidad totalmente perfecta que todo lo abarca.
  • El alma humana: Cuerpo y alma tienen un origen compartido, ambos se influyen de forma mutua.
Definición del alma:

Es la armonía entre las partes, humores y tensiones del cuerpo.

Atributos del alma:
  • Capacidad cognoscitiva: Es gestora de ideas y conocimientos, es entendimiento.
  • Poder de razonamiento: No solo conoce, también relaciona ideas, saca conclusiones.
  • Sensibilidad afectiva: Es origen de sentimientos y afectos.
  • Discernimiento moral: Es sede del sentimiento moral.
  • Facultad reproductiva: Por ella se transmite la vida de padres a hijos. Los pitagóricos justifican la creencia en la inmortalidad del alma.
  • El valor de la educación: Partían de un principio fundamental: para hacer algo bien, hay que entrenarse y practicar. Cumplían prácticas de higiene y comportamiento muy exigentes. Para ellos, lo más importante fue el cultivo de la voluntad, la disciplina y el ascetismo dirigidos al alma. Para afrontar males, practicaban el examen de conciencia a diario. Utilizaban la música como terapia para tranquilizar el ánimo y curar depresiones y pesares. Su dedicación científica se dirigió a las matemáticas.

La Escuela de Elea: Parménides

El primer representante de los filósofos eleáticos fue Parménides (540-450 a.C.).

Tema de fondo:

La oposición entre las dos vías del conocimiento:

  • Conocimiento racional o vía de la verdad: Si seguimos a la razón, se llega a una afirmación: el ser es no nacido, no destructible, inmutable, indivisible.

Todos los entes o cosas que percibimos pertenecen al ámbito de este ser único, en el que todo está contenido desde siempre. Incluso el pensamiento pertenece al ser, porque siempre que pensamos, pensamos en algo. Siguiendo este razonamiento, todo lo que hay está contenido en el ser. Parménides considera la idea de totalidad como si fuese una entidad física, natural y componente de todas las cosas. Pero la totalidad es una entidad lógica solo pensable mediante la intuición de la razón. La razón puede pensar en tales entidades, pero no conocerlas.

Parménides parece querer decir que todo debe ser interpretado a partir de los propios principios de la razón y su rigor lógico-matemático.

  • Segunda vía: el conocimiento sensible o vía de la opinión: Parménides la califica como «opinión de los mortales». Llevados por los sentidos, los mortales se paran a contemplar las estrellas, la luna, el sol… sin preguntarse por la realidad unitaria. Lo cierto es que todo este mundo es mudable, cambiante y destructible. Los entes podrán cambiar y destruirse, pero no por eso se habrá destruido o cambiado el ser, porque todo lo que fue real y sensible sigue perteneciendo al ser por dos razones:
    • Porque para los griegos, todo vuelve a la naturaleza, al ser único y originario.
    • Porque lo que fue, puede seguir siendo pensado, luego sigue teniendo entidad.

Para los griegos, nada se crea ni se destruye, el ser es y el no ser no es, ni puede ser pensado. La vía de la opinión, en consecuencia, no es falsa, sino incompleta.

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