Fe y Razón en el Pensamiento Cristiano: De San Agustín a Santo Tomás

Fe y Razón en la Filosofía Cristiana

Uno de los problemas fundamentales de la filosofía cristiana, antigua y medieval, es el de la relación entre fe y razón. El cristianismo se basa en la aceptación por parte del creyente de unas verdades reveladas por Dios a los hombres con el fin de alcanzar la salvación. La razón es la fuente natural de conocimiento para el ser humano, de donde procede la filosofía. La fe es una fuente de conocimiento sobrenatural, de donde procede la teología revelada, el conjunto de verdades reveladas por la autoridad de los libros sagrados. Ambas razones colaboran con el esclarecimiento de la única verdad que existe en el cristianismo. Una verdad a la que se puede acceder por dos caminos: la razón, que nos acerca a ella parcialmente, y la fe, que nos la da a conocer en plenitud. Por lo tanto, fe y razón no solo son compatibles, sino que, además, la verdadera religión es también la verdadera filosofía.

San Agustín: La Iluminación Divina y el Camino hacia Dios

La fe ilumina la razón: se cree para comprender, ya que es preciso creer para poder entender. La razón humana es limitada y solo la fe permite entender todas las preguntas relativas a Dios, al mundo y al hombre. La fe se vale de la razón: comprender para creer, ya que la comprensión racional de la doctrina cristiana es la forma más elevada y auténtica de la fe. La verdadera fe del cristianismo no debe limitarse a la fe del ignorante.

Según Agustín, quien en su juventud había simpatizado con la tesis del escepticismo, la crítica al mismo se fundamenta en que, aún en el caso de que nos engañaran en todos nuestros juicios, no dejaríamos de existir. Si fallo, existo. Un hombre puede estar seguro de que existe porque está vivo: existimos y sabemos que existimos. La certeza de lo que conocemos proviene de la experiencia interior.

El Conocimiento en San Agustín

El punto de partida se halla en la conciencia, en un proceso de interiorización que lleva al hombre más allá de sí mismo. Este conocimiento consiste en las siguientes etapas:

  1. Conocimiento sensible: Compartido por el hombre con los animales, es el grado más bajo del saber y no puede considerarse un conocimiento fiable.
  2. Conocimiento racional inferior (ciencia): En parte sensible, ya que se refiere a las cosas del mundo, y en parte racional, ya que aspira a verdades generales o universales. El hombre es capaz de formar juicios racionales.
  3. Conocimiento racional superior (sabiduría): Es el conocimiento inteligible puramente racional. Trata de la contemplación de las verdades absolutas, las ideas. San Agustín adopta la tesis neoplatónica, que sitúa las ideas inmutables en la mente de Dios.

La Iluminación Divina

San Agustín niega que el acceso a la verdad se produzca a través del recuerdo o reminiscencia del alma. El acceso a la verdad se produce por iluminación. Las ideas se encuentran en la mente de Dios y solo se pueden conocer mediante esa especial iluminación que Dios concede al intelecto. La teoría de la iluminación está inspirada en la idea del bien platónica, como el sol que ilumina el mundo inteligible. San Agustín defiende esta teoría porque la mente humana es mudable y temporal, de modo que lo que es inmutable y eterno la transciende y parece fuera del alcance de su capacidad.

Dios: Verdad y Fin del Hombre

El tema que más ocupa a San Agustín es el tema de Dios. Dios no es solo la verdad a la que aspira el conocimiento, sino el fin que atiende la vida del hombre, que consiste en la visión beatífica de Dios que alcanzarán los bienaventurados en la otra vida. Para alcanzar este fin, será necesaria la gracia divina.

  • Argumento cosmológico: Del orden observable en el mundo se deduce la existencia de un ser supremo ordenador.
  • Argumento basado en el consenso: Se basa en que la mayoría de los pueblos conocidos manifiestan algún tipo de creencia religiosa.
  • Argumento epistemológico: El fundamento de las ideas no puede estar en las cosas creadas, que son cambiantes, sino que ha de estar en un ser inmutable y eterno, es decir, en Dios.

Creación y Pecado Original

La creación del mundo es el resultado de un acto libre de Dios. San Agustín sostiene la doctrina del exemplarismo. Las esencias de todas las cosas creadas se encontraban en la mente de Dios como ejemplares, tanto de las creadas en el momento original como de las que irán apareciendo con posterioridad. La doctrina del ejemplarismo se complementa con la teoría de las razones seminales: en el momento de la creación, Dios depositó en la materia una especie de semillas, las razones seminales, que, dadas las circunstancias necesarias, germinarían dando lugar a la aparición de nuevos seres que seguirían desarrollándose con posterioridad al momento de la creación.

En la estructura jerárquica de la creación, Dios crea a los ángeles y, a continuación, al ser humano. El ángel es espíritu puro y el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma. Concibiendo el cuerpo como un mero instrumento del alma, esta lleva a cabo sus funciones mediante tres facultades: memoria (hace posible la reflexión), entendimiento (permite la comprensión) y voluntad (permite el amor). El alma es una sustancia espiritual invisible e inmortal. Los argumentos para defender la inmortalidad proceden del platonismo. Según Agustín, que negó la teoría platónica de la preexistencia del alma, esta se explica mediante la teoría del traducciónismo: el alma se transmite de padres a hijos al ser generada por los padres.

El Hombre en Busca de Dios

El hombre se caracteriza por una actitud de búsqueda constante que lo lleva a autotrascenderse, a buscar más allá de sí mismo. Este impulso de autotrascendimiento no tiene lugar solamente en el ámbito del conocimiento, sino también en el de la voluntad. El hombre no es plenamente feliz en este mundo; solo lo es cuando está en contacto con Dios. Al igual que el cuerpo, el alma del hombre se halla en una condición oscilante y ambigua ante la luz.

Agustín no responsabiliza a Dios del mal que hay en el mundo. Sostiene que el mal no es un ser, sino defecto, ausencia de bien. Aunque el cuerpo no es malo, sí puede ser un obstáculo para la salvación, consecuencia del pecado original. La salvación del alma es el fin último del ser humano y se logra con la búsqueda y el reencuentro con Dios.

Libre Albedrío y Gracia Divina

El libre albedrío es la posibilidad de elegir voluntariamente el bien o el mal. Dios nos ha dado libre albedrío para poder elegir hacer el bien y esa es la razón de que se castigue con justicia al que lo usa para pecar. Como consecuencia del pecado original, es difícil que el hombre elija dejar de pecar. Solo la libertad, entendida como una gracia divina que nos empuja a hacer exclusivamente el bien, se considera auténtica. Sin la ayuda de Dios, el hombre no podrá hacer otra cosa que alejarse de la verdad y del amor, es decir, pecar.

Santo Tomás de Aquino: La Armonía entre Fe y Razón

Santo Tomás establece qué podemos conocer y cuáles son los límites de nuestro conocimiento. Siguiendo la línea empirista, sostiene que nuestro conocimiento parte siempre de los sentidos. En el tema del conocimiento, Santo Tomás sigue a Aristóteles: el origen de todos nuestros conocimientos está en la experiencia, en el conocimiento sensible.

El Conocimiento en Santo Tomás

A partir del conocimiento sensible, el entendimiento humano tiene la capacidad de ir más allá para adquirir un conocimiento intelectual de las ideas a través del proceso de abstracción. A través de los órganos de los sentidos, captamos la realidad sensible. Obtenemos así una imagen particular que se almacena en la imaginación o memoria. Sobre esa imagen actúa el entendimiento agente, elaborando una representación general. Esta representación general pasa al entendimiento paciente, que la recibe produciendo el concepto.

Relaciones entre Fe y Razón

Tanto la fe como la razón son fuentes de conocimiento y dan lugar a dos ciencias: la filosofía y la teología revelada. A partir del siglo XI, esa concepción de las relaciones entre fe y razón entra en crisis y comienzan a surgir disputas entre los que dan más importancia a la fe sobre la razón y viceversa.

Para Santo Tomás, la razón y la fe son dos fuentes de conocimiento distintas y autónomas. Aunque sean autónomas, no pueden contradecirse, ya que la verdad es solo una. Si Dios es el que habla a través de la revelación y Dios es el creador de la razón humana, lo que Dios nos dice desde la revelación es lo mismo que lo que nos dice desde la razón.

Según Tomás, existe un conjunto de verdades que son comunes a la razón y a la fe. Se conocen por fe, pero también pueden demostrarse racionalmente (preámbulos de la fe): que Dios existe, que es omnipotente y que el alma es inmortal. Estas verdades se diferencian de los artículos de fe, solo conocidas por revelación (la Trinidad divina).

Santo Tomás justifica la existencia de tales verdades alegando dos tipos de razones:

  • Circunstanciales: Es conveniente que ciertas verdades alcanzadas racionalmente sean también reveladas, ya que muchos hombres no podrían alcanzarlas de otro modo.
  • Estructurales: Dada la posición de error que amenaza al hombre, conviene que estas verdades lleguen a los hombres por la vía de la fe.

Colaboración entre Fe y Razón

Ambas ciencias deben prestarse ayuda mutua. La razón debe ayudar a la fe:

  • Proporcionándole procedimientos de ordenación.
  • Demostrando los preámbulos de la fe, que son verdades alcanzables.
  • Proporcionando argumentos para defender los artículos de fe frente a los ataques de los no creyentes.

La fe ayuda a la razón (solo con esta es muy costoso y lento llegar a la verdad):

  • Confirmando con la autoridad divina lo que descubre la razón.

La Creación y la Existencia de Dios

La filosofía de Santo Tomás está basada en la metafísica y en la filosofía de Aristóteles, de quien toma la teoría hilemórfica (todas las sustancias, salvo Dios, son compuestos de materia y forma) y la teoría de la potencia y el acto (según la cual todas las sustancias, salvo Dios, son un compuesto de acto y potencia). Santo Tomás tiene que negar todas aquellas ideas de Aristóteles que contradicen el dogma cristiano, entre ellas la eternidad del mundo.

El mundo fue creado por Dios a partir de la nada y existe una diferencia radical entre Dios y todas las criaturas. Dios es el ser absolutamente necesario: existe y no puede no existir. Los demás seres son contingentes: existen, pero podrían no existir si Dios así lo decidiera.

Esencia y Existencia

 

En todos los seres, salvo dios se distingue la esencia aquello que es un ser de la existencia el acto de existencia o ser en el mundo. La esencia está en la potencia de existencia tiene la posibilidad de existir, pero también de no existir. Dios es el único ser necesario y simple, cuya esencia coincide con su existencia al demostrar que dios es causa de todo cuanto existe, ha demostrado que dios ha creado el mundo a partir de la nada 

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