Últimas Horas de Sócrates: La Inmortalidad del Alma en el Fedón
El Fedón, uno de los diálogos más célebres de Platón, se centra en las últimas horas de Sócrates antes de su ejecución. El tema principal es la muerte, y Sócrates argumenta sobre la preexistencia del alma con respecto al cuerpo y sobre su inmortalidad. El mensaje del diálogo es la búsqueda de la verdad como la primera tarea del ser humano, y el Fedón insta a seguir el camino de la sabiduría.
Fedón, testigo presencial, narra el último día de Sócrates a un grupo de la secta pitagórica. Sócrates se presenta como un hombre que va a emprender el viaje definitivo y ofrece a sus alumnos las razones para perseverar en la práctica de la filosofía. El diálogo describe una muerte aceptada; la acción se desarrolla en un solo día y es un recuerdo, pues los sucesos ya han pasado.
Primera Parte: El Filósofo y la Muerte
El filósofo no debe temer a la muerte, puesto que el cuerpo es un impedimento para el conocimiento. Sin embargo, nadie se puede suicidar porque somos propiedad de los dioses. Sócrates explica las leyes del destino, que establecen un sistema de recompensas y castigos. La vida en el universo depende del continuo ciclo de las almas, que se van encarnando sucesivamente en diversos seres humanos o animales según las faltas o la buena conducta en esta vida.
Demostraciones de la Inmortalidad del Alma
Sócrates presenta varios argumentos para demostrar la inmortalidad del alma:
a) El Ciclo Eterno de los Contrarios
Existe un ciclo eterno en el que las almas pasan de esta vida a la vida en el más allá, y los vivos nacen de los muertos, así como los muertos fueron vivos previamente. Si esto es verdad, nadie puede dudar de la inmortalidad del alma. Esto se basa en la ley por la cual los contrarios nacen de los contrarios: si la muerte es lo opuesto de la vida y surge de esta, la vida surgirá de la muerte, como el despertar del dormir y a la inversa. Por lo tanto, los vivos nacen de los muertos y sus almas son las de los muertos. En el ciclo de la vida, son las mismas almas las que se reencarnan.
b) La Teoría de la Anamnesis (Recuerdo)
El conocimiento como recuerdo. Según Sócrates, el alma preexiste antes de nacer en la forma humana. Debemos haber recibido el conocimiento de las Ideas de Belleza, Bien, etc., antes de haber nacido, y ahora lo recordamos a través de las percepciones, puesto que lo habíamos perdido. Queda demostrado que el alma existe antes del nacimiento, pero no que siga existiendo después de la muerte.
c) La Simplicidad del Alma
Sócrates utiliza la distinción entre lo simple y lo compuesto, lo visible y lo invisible. Lo que es siempre de la misma manera es lo simple, y lo que cambia es lo compuesto. De la misma forma, la realidad invisible se encuentra siempre en el mismo estado, y la visible, en permanente cambio. El cuerpo es semejante a los seres visibles, y el alma, a los invisibles. El alma es lo que se relaciona con lo divino y lo inmortal, lo inteligible, lo uniforme y lo indisoluble. En definitiva, mientras que al cuerpo le corresponde disolverse y desaparecer, al alma le corresponde ser completamente indisoluble o aproximarse a este estado. Las almas que se separan impuras del cuerpo vagan y se ven igualmente ligadas a los caracteres de su anterior vida. Sócrates explica que, como el filósofo desea que su alma se separe pura del cuerpo, se aparta de los placeres y pasiones.
d) La Mutua Exclusión de los Contrarios Ideales
Lo contrario jamás será contrario a sí mismo. Algo no puede ser grande y pequeño a la vez. No solo las ideas contrarias no soportan la aproximación mutua, sino que también hay otras muchas cosas, como por ejemplo los números pares y los impares, que, no siendo contrarias a algo, no aceptan esa cualidad contraria. Así, siendo el alma vida, rechaza la muerte; por lo tanto, es inmortal e indestructible.
Resumen de la Demostración Final
La demostración final de la inmortalidad del alma se puede resumir en los siguientes puntos:
- El alma siempre trae la vida a aquello que ocupa.
- Lo contrario de la vida es, evidentemente, la muerte.
- Por lo tanto, la muerte es lo contrario a lo que siempre trae la vida, es decir, al alma.
- Ningún contrario admitirá jamás algo que represente lo contrario de sí mismo. Por ello, sería inconcebible que el alma-vida pudiera aceptar en sí a su contrario, es decir, la muerte.
- Aquello que no admite la idea de lo mortal lo denominaremos lo inmortal.
- La realidad que no admitía jamás a la muerte era el alma.
- Por lo tanto, no es absurdo concluir que el alma es inmortal.
- Lo que no admite jamás la muerte es algo indestructible, ya que cuando la muerte marche sobre ella no la admitirá. Por lo tanto, el alma no solamente es inmortal sino también indestructible.