Filosofía Antigua y Moderna: Platón, Aristóteles, Descartes, Hume, Rousseau y Nietzsche

Antropología de Platón

A continuación, se va a explicar el pensamiento de Platón acerca del ser humano.

Platón recoge de los pitagóricos la idea según la cual el ser humano es un compuesto de alma y cuerpo.

El cuerpo es material y corruptible en tanto que cambia y pertenece al mundo sensible.

El mundo sensible es el mundo material, del movimiento y el cambio. No tiene realidad propia y las cosas que lo componen son materiales, mutables, sensibles, temporales y copian las formas de las ideas, de las que reciben cierto grado de realidad por participación.

El alma es inmaterial, pertenece al mundo de las ideas y su naturaleza le impulsa a conocer las ideas.

El mundo de las ideas es el mundo real y donde están las ideas, que son inmateriales, eternas e inmutables. Son la forma o modelo de la materia y están organizadas jerárquicamente.

Según Platón, las ideas no se pueden conocer mediante los sentidos.

Platón dice que el alma es de naturaleza divina, mientras que el cuerpo es mortal y contingente.

La unión de alma y cuerpo, por tanto, es una caída desde el estado ideal y perfecto del alma hacia el mundo físico y material. Es accidental porque el alma no pertenece naturalmente al mundo material y, es antinatural porque es contraria a la verdadera naturaleza contemplativa del alma.

Dicha unión supone una limitación y restricción de la verdadera naturaleza del alma.

Según Platón, hay tres tipos o partes del alma:

  • El alma racional
  • El alma irascible
  • El alma concupiscible

El alma racional es la sede del pensamiento racional y la capacidad de contemplar las ideas.

Según Platón, el alma racional no muere ya que está vinculada al mundo de las ideas, que son eternas. Es el alma que anima al cuerpo, por lo que no está vinculada a ninguna parte concreta de éste y, según Platón, está encerrada en el cuerpo. Su principal objetivo es buscar la verdad. Para Platón es el alma que debe guiar a las otras dos para que puedan estar en un nivel superior del mundo de las ideas.

El alma irascible es la parte del alma que está relacionada con las emociones y los impulsos de la voluntad.

Esta parte del alma nos impulsa a defender nuestras creencias, a enfrentar desafíos y a buscar la justicia y la virtud.

Según Platón, está vinculada al cuerpo y a las experiencias terrenales y perece junto al cuerpo y, se encuentra en el corazón, ya que es el lugar donde se sienten las emociones más intensas.

El alma concupiscible es la parte del alma que está relacionada con los deseos y apetitos físicos.

Es responsable de los impulsos y deseos básicos relacionados con la supervivencia y el placer. Es la parte que busca la gratificación de estos deseos y la evitación de dolor y sufrimiento.

Según Platón es perecedera porque su existencia está estrechamente ligada al cuerpo físico y, por tanto, es mortal. Para Platón está situada en el vientre puesto que es donde se sienten sensaciones como el hambre o la sed y otros deseos físicos.

Su función es regular y satisfacer los deseos y apetitos corporales. Es un medio para mantener el equilibrio entre las necesidades corporales del alma irascible y las aspiraciones del alma racional.

Por último, para Platón, estos tres tipos de alma se relacionan con una función social de su organización política ideal.

Política de Aristóteles

A continuación, se va a exponer el pensamiento de Aristóteles sobre el problema de la política.

Aristóteles deriva su pensamiento político de la constatación de que el ser humano es un ser sociable por naturaleza. Según Aristóteles el hombre es un animal social, un zoon politikon. Nos distinguimos de los animales en tanto que los animales no tienen capacidad de ser tan sociales, pues no tienen lenguaje y nos distinguimos de las divinidades porque la divinidad no necesita vivir en sociedad porque es autosuficiente.

Según Aristóteles, la sociabilidad se actualiza en tres formas naturales de comunidad:

  • La familia
  • La aldea
  • El Estado

El objetivo de la familia es asegurar la vida, al igual que el de la aldea. A pesar de esto, el objetivo del Estado es asegurar la buena vida de todos, es decir asegurar la felicidad. Esto lo consigue mediante el bienestar material y favoreciendo la vida virtuosa de cada ciudadano. Para ello, es necesaria la justicia legal, es decir, el mandato a través de las leyes.

Para Aristóteles hay tres regímenes políticos que se clasifican en función de su capacidad de garantizar la felicidad de los ciudadanos:

  • La monarquía
  • La aristocracia
  • La politeia

La monarquía, es el gobierno del mejor de los ciudadanos; la aristocracia es el gobierno de los mejores ciudadanos y, la politeia es el gobierno de la mayoría orientado al bien común.

El problema de esto, es que, según Aristóteles, hay formas viciosas de gobierno cuando los gobernantes persiguen su propio provecho, que son:

  • La tiranía
  • La oligarquía
  • La democracia

La tiranía es el gobierno de uno, en su propio provecho; la oligarquía, el gobierno de los ricos en su propio provecho y, por último, la democracia, que es el gobierno de los pobres en su propio provecho.

Cabe destacar que, para Aristóteles, la democracia es el peor sistema de gobierno debido a sus limitaciones inherentes que podrían socavar sus principios fundamentales.

Ética de Aristóteles

A continuación, se va a explicar el pensamiento de Aristóteles acerca del problema de la ética.

Antes de nada, cabe subrayar que Aristóteles entiende la ética como un tipo de saber muy concreto.

Aristóteles hace una distinción entre conocimiento teórico y conocimiento práctico.

El conocimiento teórico se ocupa de lo que es necesario y su fin es el conocimiento en sí mismo.

El conocimiento práctico se ocupa de lo que puede ser de otra manera que como es, es decir, lo contingente y su fin está orientado a la acción.

Aristóteles hace un estudio de la naturaleza humana y llega a la conclusión de que el fin último de todos los seres humanos es la felicidad.

Según Aristóteles, cada ser es feliz realizando la actividad que le es más propia y natural.

Para Aristóteles la actividad más propia y natural del hombre es la intelectual y la forma más perfecta de la felicidad para el hombre sería la actividad contemplativa.

El hombre no es solo entendimiento, pues para la vida también es necesario atender a las otras facultades del alma, por tanto, sólo es posible una felicidad intelectiva limitada. A pesar de esto, aparte de esa felicidad ligada al conocimiento teórico, también podemos ser felices obrando con excelencia en la vida social.

Esta felicidad ligada al conocimiento práctico exige la posesión de virtudes morales que regulen las acciones que llevamos a cabo para satisfacer nuestras necesidades nutritivas y sensitivas.

Tal regulación consiste en buscar el término medio relativo y propio de cada uno en cada acción y cada situación y, las virtudes se consiguen mediante el hábito o repetición de acciones justas.

Según Aristóteles las virtudes se clasifican en dianoéticas y éticas.

Las dianoéticas o intelectuales relativas a los hábitos mediante los que se alcanza la verdad. De entre tales virtudes sólo una proporciona ayuda a la moralidad: la prudencia.

La prudencia consiste en deliberar bien y con acierto en cada caso.

Las éticas, relativas a la acción, el carácter y la elección. Las virtudes éticas están subordinadas a las dianoéticas. A pesar de que Aristóteles señala muchas, las más importantes son la fortaleza, la templanza y la justicia, entendida, por una parte, como justicia distributiva y, por otra, como relativa a la igualdad como base de la amistad.

Aristóteles defiende que los seres humanos solo pueden alcanzar la felicidad en un Estado, por lo que su pensamiento ético determina profundamente su política.

Conocimiento de Platón

A continuación, se va a explicar el pensamiento de Platón sobre el problema del conocimiento.

Platón defiende que conocer es recordar y se conocen, recuerdan las ideas. Las ideas son el canon de la materia. Son inmutables, inmateriales, permanentes y universales. Las ideas están en el mundo de las ideas, que, para Platón, es el mundo real. Las ideas son olvidadas por el alma cuando ésta cae del mundo de las ideas al mundo sensible.

El alma es una idea que, de manera accidental cae del mundo de las ideas y se une de manera antinatural con el cuerpo.

El mundo sensible es el mundo material, del movimiento y del cambio. No tiene realidad propia y las cosas que lo componen son materiales, mutables, perecederas y corruptibles. El cuerpo forma parte del mundo sensible y, al igual que el resto de la materia, copia las ideas y recibe cierta realidad por participación.

Para conocer, es decir, para recordar, los seres humanos tienen que hacer uso de su entendimiento, filosofar. Si el alma ha sido buena y ha hecho por conocer, por reconocer, cuando el cuerpo muera, ascenderá a un nivel superior del mundo de las ideas y, cuando vuelva a caer al mundo sensible, lo hará reencarnándose en un ser superior, más sabio. Si no ha hecho por conocer, cuando ascienda al mundo de las ideas, lo hará en un nivel inferior y, cuando se reencarne, lo hará en un ser inferior, más necio.

Para Platón hay grados de conocimiento, tema que trata en su obra República, con el mito de la caverna y, de manera más concreta, en el símil de la línea. Estos grados de conocimiento son:

  • La doxa, la opinión
  • La episteme, el conocimiento científico

La doxa, es el parecer sobre lo sensible, sobre lo visible y se divide en eikasia y pistis.

La eikasia es el parecer sobre las sombras de las cosas del mundo sensible, es decir, la imaginación.

La pistis es el parecer sobre las cosas del mundo sensible.

La episteme es el conocimiento de lo ideal, de lo inteligible y, se divide en dianoia y nóesis.

La dianoia es el conocimiento racional de los entes matemáticos a partir de la observación de cosas del mundo sensible que participan de tales entes.

La nóesis, es el conocimiento intuitivo e inmediato de las ideas, a través de la dialéctica. Es ascendente hasta llegar a la idea de bien. Cuando el alma alcanza esta idea de bien, se queda en el mundo de las ideas.

Antropología de Descartes

A continuación, se va a tratar el pensamiento de René Descartes acerca del ser humano.

Descartes expone su visión del ser humano principalmente en dos obras:

  • Meditaciones Metafísicas
  • Tratado sobre las pasiones del alma

En Meditaciones Metafísicas, concretamente en la sexta, Descartes distingue tres clases de sustancias:

  • Res cogitans
  • Res extensa
  • Res infinita

Las sustancias son aquello que no necesita de otra cosa para existir.

La naturaleza de la res cogitans es el pensamiento, que es inextenso e inmaterial. Sus diferentes formas son la imaginación, la memoria, la voluntad y el pensamiento en sentido estricto.

La naturaleza de la res extensa es la extensión, la profundidad, la anchura y la longitud. Sus diferentes formas son todas aquellas propiedades que se ajustan al procedimiento de la Razón.

Por último, la res infinita es la causa última de las otras dos, es decir, Dios. Su naturaleza es la necesidad, la infinitud y la bondad.

Con esto, Descartes sostiene su antropología dualista, que dice que el hombre está compuesto de la res cogitans que mueve a la res extensa. El punto de la comunicación entre las dos sustancias es la glándula pineal.

El Tratado Sobre las Pasiones del Alma comienza como tratado fisiológico puesto que su hija murió por una enfermedad en 1640. Las pasiones son fuerzas animales del cuerpo, es decir, lo que mueve a los animales y fundamenta su teoría del mecanicismo animal. Las pasiones agitan a la voluntad y hacen al alma esclava e infeliz. Por eso han de someterse a la Razón. La Razón conducirá al libre albedrío y a la verdad, a elegir el bien en base a ideas claras y distintas y con ello obtendremos felicidad.

Esta concepción del ser humano fue criticada y revisada por autores posteriores.

Ética de Hume

A continuación, se va a tratar el pensamiento de David Hume acerca de la ética.

Hume, como quizá el representante más puro del empirismo, se enfrenta al racionalismo moral, que es la teoría según la cual la distinción entre lo bueno y lo malo está basada en el entendimiento, en la razón.

Hume dice que la razón o el conocimiento intelectual no puede determinar nuestro comportamiento puesto que la moralidad no es una relación de ideas ya que éstas son formadas y no se pueden aplicar por sí mismas a la vida. Tales relaciones no fundamentan lo bueno y lo malo. Para Hume, la moralidad es una cuestión de hecho puesto que los hechos no son juicios morales. En los hechos no hay valores. Que algo sea bueno o malo no es una cualidad de los objetos.

Para Hume, la moral es un sentimiento puesto que no se fundamenta en la razón.

El sentimiento moral es un sentimiento de aprobación o reprobación que experimentamos respecto de ciertas acciones o hechos. Hume sugiere que las ideas morales se forman a través de la observación de las acciones y sus consecuencias, así como de la reflexión sobre nuestras propias experiencias emocionales. A medida que observamos y experimentamos diferentes situaciones, desarrollamos un sentido intuitivo de lo que es correcto o incorrecto, bueno o malo, basado en cómo esas acciones afectan nuestro sentimiento moral y el de los demás.

Para Hume el sentimiento moral es natural y desinteresado.

Natural en sentido de que es una parte fundamental de la naturaleza humana. Hume dice que los seres humanos tienen una disposición natural hacia la simpatía y la compasión, que son los fundamentos del sentimiento moral. Esta disposición natural hacia la simpatía nos permite sentir empatía y preocupación por los demás, lo que a su vez influye en nuestras decisiones y juicios morales.

Desinteresado en sentido de que no se basa en consideraciones egoístas, sino en una preocupación genuina por el bienestar de los demás y por el mantenimiento de la armonía social. Según Hume nuestro sentimiento moral nos lleva a actuar en beneficio de los demás incluso cuando no hay beneficio personal, puesto que valoramos el bienestar y la felicidad de los demás por sí mismos.

Esta teoría lleva a un relativismo moral. Hume evita esto diciendo que, como humanos tenemos una misma naturaleza por la que compartimos sentimientos básicos ante hechos similares. Tenemos también simpatía, que es la capacidad para compartir las pasiones o sentimientos de los demás, por último Hume dice que las pasiones o sentimientos se pueden educar.

Sociedad de Rousseau

A continuación se va a tratar el pensamiento de Rousseau acerca del problema de la sociedad. Este tema lo trata a lo largo de toda su vida, pero fundamentalmente en su Discurso Sobre el Origen de la Desigualdad, en El Contrato Social y en Emilio o Sobre la Educación.

En el Discurso, Rousseau, hace un ataque contra la propiedad privada puesto que dice que es el origen de la desigualdad y la guerra y que todos los derechos, incluso el de la propiedad tienen lugar dentro de la comunidad. Este ataque lo hace separando lo natural de lo artificial en el hombre. Según Rousseau, el hombre por naturaleza es bueno y compasivo. Para Rousseau la base de la sociabilidad es el sentimiento y no la razón, pero, el ingenuo amor por sí mismo, primigenio del hombre en la naturaleza, en la que vive aislado, se va convirtiendo en orgulloso e envidioso a medida que aumentan las relaciones entre los hombres.

El hombre natural no se puede encontrar en la Historia, sino que se trata de una postulación hipotética. Rousseau dice que sería un animal con una conducta, en principio, completamente instintiva. No tendría ni lenguaje ni conceptos, por lo que no es moral ni vicioso, ni desgraciado ni feliz. Según Rousseau, es el lenguaje, el pensamiento, la sociedad la que trae las ideas, los conceptos, el egoísmo, la propiedad, la esclavitud y el derecho y con ello, la desigualdad material entre los hombres. Para Rousseau, la sociedad actual está pervertida, es mísera y déspota y plantea una sociedad idealizada sencilla, un punto medio entre lo primitivo y el egoísmo civilizado.

En su Contrato Social, analiza más profundamente el origen de la sociedad. Se postula un momento en el que la fuerza individual de cada individuo le es insuficiente para sobrevivir y por eso se habría hecho necesario sumar las fuerzas y libertades individuales. Para que esa asociación no fuera injusta y sirviera a la protección de cada asociado, tendría que basarse en un pacto, un contrato social. Este contrato social, sería una alienación querida y libre en favor no de libertades individuales, sino de voluntad general. La sociedad sustituye el instinto natural por la justicia y proporciona a los hombres su sentido moral. La sociedad crea los derechos a la libertad, igualdad y propiedad, no son derechos naturales del hombre, sino de los ciudadanos.

La voluntad general es el bien colectivo de la comunidad, que no se corresponde con el conjunto de intereses privados de sus miembros. Persigue el bien común y no el particular y no tiene porqué corresponder con las decisiones del pueblo. Rousseau dice que la soberanía pertenece solo al pueblo como cuerpo social puesto que el gobierno asambleario, por democracia directa, no representativa, tiene poderes delegados del pueblo.

En su obra Emilio o Sobre la Educación, Rousseau dice que puesto que hemos de gobernarnos según nuestra propia naturaleza, la educación ha de concordar con la naturaleza humana, aunque ésta se integre en una sociedad vil y corrupta. Rousseau le da importancia a que los niños exploren y aprendan por sí mismos y dice que la moral es cuestión de práctica porque la moral es cuestión de sentimientos y fe y se debe promover en el niño el desarrollo de la amistad y la piedad. En esta obra, Rousseau buscaría preservar la naturaleza humana, que juzga de bondadosa desde el principio.

Dios de Nietzsche

A continuación, se va a tratar el pensamiento de Friedrich Nietzsche acerca del problema de Dios. Para ello, es necesario remontarse a su primera gran obra, El Nacimiento de la Tragedia donde expone la existencia de dos impulsos que aparecen en las manifestaciones artísticas y culturales griegas. En las tragedias son representados por el coro y describen la vida como algo absurdo, doloroso, cruel y sin sentido y el héroe. En su religión, estos impulsos son representados por los dioses Dionisos, el coro y Apolo, el héroe. Según Nietzsche, la utilización de estos dioses en la religión griega, es sana porque está en equilibrio, ya que, con ellos, no niegan cómo es la vida y al mismo tiempo muestran cómo poder afrontarla y sobrellevarla. A pesar de esto, Sócrates y Platón, rompen ese equilibrio puesto que niegan el elemento dionisíaco y crean el mundo de las ideas, una cosmovisión apolínea para personas cobardes incapaces de afrontar la vida al igual que el cristianismo con la idea de Dios y el paraíso.

Según Nietzsche, las personas están conformadas por dos fuerzas:

  • Las reactivas
  • Las activas

Las personas en las que dominan las fuerzas reactivas, son las que crean valoraciones negativas, anti vitales y de rechazo hacia la vida. El conjunto de tales valoraciones conforma una moral de rebaño, una moral de esclavos.

Las personas en las que dominan las fuerzas activas, crean valoraciones positivas y en su conjunto, conforman una moral de señores.

Según Nietzsche, en la actualidad hay una moral de rebaño, creada por Platón y Sócrates ya que en ellos dominan dichas fuerzas reactivas. El cristianismo recoge esta moral de rebaño y representa valores anti vitales puesto que restringen la capacidad del ser humano de crear su propio sentido de la vida, haciéndole débil y sumiso. Para Nietzsche, Dios es una construcción simbólica que ha sido utilizada como una herramienta para imponer ciertos valores morales en la sociedad, un concepto inventado por los seres humanos para justificar y mantener ciertas estructuras de poder y moralidad. Nietzsche interpreta a Dios como una idea platónica de una moral idealizada que busca nivelar las diferencias de poder entre los individuos y promover la conformidad con las normas sociales establecidas y que respalda y refuerza dicha moral de rebaño al ofrecer recompensas y castigos después de la muerte. A pesar de esto, Nietzsche dice que Dios ha muerto. Esto quiere decir que la gente está dejando de creer en esa idea debido a los avances tecnológicos y debido a que es un concepto vacío porque está creado por los propios hombres.

El nihilismo es la ausencia total de valores hegemónicos o dominantes, es decir, la ausencia de un sistema moral imperante que obliga a la gente a pensar que una cosa es buena o mala. Nietzsche usa este concepto para referirse a varias cosas que pueden resumirse en tres tipos de nihilismo:

  • El religioso
  • El reactivo
  • El activo

El religioso, representado por Platón y Sócrates, es responsable de la muerte de Dios puesto que valora la nada, es decir, valora un concepto vacío.

El reactivo, representado por Schopenhauer, reconoce que el sistema moral cristiano valora la nada, le busca un sentido a la vida y como no lo encuentra, rechaza la vida.

El activo, propio de Nietzsche, afirma y recoge la idea de que la vida carece de sentido y dice que las personas somos las que debemos dárselo. El nihilismo nos da la oportunidad de reconocer que somos creadores de sentido y, cuando lo hagamos, seremos capaces de crear valores con los que buscamos afirmar la vida, es decir, querer cada vez más, la vida. Según Nietzsche, partir del nihilismo activo, es posible volver a una relación sana con la vida, como habían conseguido hacer los antiguos griegos a través de su religión y los impulsos apolíneo y dionisíaco.

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