La Muerte de Dios y el Nihilismo
Friedrich Nietzsche creía que la moral cristiana estaba llegando a su fin y que la muerte de Dios, su principal fundamento, era inevitable. La nueva Europa urbana, capitalista y democrática, donde la ciencia positivista se convirtió en la clave para explicarlo todo, hacía innecesaria la hipótesis de Dios. Somos nosotros los que hemos matado a Dios, y su muerte ha generado consecuencias que implican un cambio de época. Nos dimos cuenta de que nuestras creencias y valores se sustentaban en algo que no existe. Según Nietzsche, esto nos lleva al nihilismo, una etapa de pérdida y confusión en la que nuestra vida parece carecer de sentido. La muerte de Dios ha desvalorizado la vida, reduciéndola a nada. Sin embargo, Nietzsche ve el nihilismo no solo como algo negativo, sino también como una fase necesaria para desprendernos de las viejas mentiras y emprender un nuevo trato con la vida.
Realidad y Sociedad en Marx
Karl Marx plantea una concepción dinámica de la realidad y la sociedad, donde la interacción entre el ser humano y la naturaleza, dentro de un proceso de producción específico, constituye la base de la realidad social. Esta realidad se estructura en dos niveles: la base económica, que determina el modo de organización de la producción material, y la superestructura, que engloba las leyes, ideas y costumbres que emergen de dicha base económica. Estos dos niveles interactúan dialécticamente, influenciándose mutuamente. En el capitalismo, Marx identifica contradicciones inherentes al sistema que eventualmente desembocan en crisis. Estas contradicciones generan condiciones propicias para la transformación social, como la toma de conciencia por parte de ciertos grupos humanos acerca de las injusticias y contradicciones del sistema vigente. Sin embargo, la superestructura, a través de la ideología, actúa como un mecanismo de defensa que justifica y perpetúa el orden establecido, impidiendo así la transformación. En la sociedad capitalista, la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado es un elemento central. La burguesía, dueña de los medios de producción, explota al proletariado, que solo posee su fuerza de trabajo. Esta explotación se fundamenta en la alienación en el trabajo, donde el valor producido por el obrero no le pertenece, sino que beneficia al capitalista. Así, el proletariado es alienado en su propia praxis, utilizada como un medio para la acumulación de capital, en lugar de ser una herramienta para la creación de un mundo más humano. Marx sostiene que la superación del capitalismo y el fin de la sociedad de clases solo pueden lograrse a través de la revolución proletaria, guiada por una conciencia de clase, que busca emancipar al proletariado y socializar los medios de producción, inaugurando una nueva era en la que los individuos podrán desarrollar plenamente su praxis y alcanzar la verdadera libertad.
Realidad y Conocimiento en Descartes
El racionalismo de René Descartes marca el inicio de la modernidad en filosofía, buscando la certeza a través de la duda metódica. Duda de los sentidos, considerando que el mundo exterior podría ser ficticio y que incluso nuestra razón podría engañarnos. La única certeza indiscutible es el»cogit» – la existencia del pensamiento y la conciencia, con ideas innatas, adquiridas y creadas por nosotros. La idea de Dios implica su existencia real, descartando la posibilidad de un engaño total y confirmando la realidad del mundo. Según esta visión, existen tres tipos de realidad o sustancias: lo infinito, el pensamiento y lo material.
En la metafísica, se afirma que el mundo realmente existe y que Dios es la garantía de esta existencia. Podemos conocer el mundo si usamos el método adecuado. El método cartesiano propone comenzar con ideas claras y distintas como evidencias, seguido de análisis, síntesis y repaso. Este método es aplicable a todas las ciencias, ya que se consideran unificadas.
ROUSSEAU ser humano:
Según Rousseau, hay una diferencia fundamental entre el hombre natural y el hombre social. El hombre natural es aquel que vive en el estado de naturaleza, una época histórica hipotética que permite a Rousseau desarrollar la idea del mito del buen salvaje. El hombre en estado de naturaleza, antes de convivir en sociedad, era bueno y feliz, independiente en relación a los otros hombres y con un egoísmo no negativo. El buen salvaje tenía, así, un sano amor hacia sí que no implicaba buscar el mal de los otros hacia los que sentía compasión. En este estado natural, el hombre mantenía sentimientos puros, no coartados o envenenados por el prejuicio social, y una relación directa con la naturaleza. Este estado natural de cómo sería el ser humano en sus hipotéticos orígenes se enfrenta al hombre social, aquel que vive en un estado de sociedad o estado cultural. En este estado social, que sí que es real frente al natural, el hombre no es un ser feliz y bueno, sino que está llevado por un egoísmo malsano por el cual busca su propio interés en detrimento de los otros seres humanos. Así, la cultura y el progreso no han hecho al ser humano más feliz y más bueno, como creían la mayoría de los pensadores de la Ilustración, sino que lo han hecho más desigual, injusto y profundamente infeliz. Cultura y progreso no actúan después como elementos emancipadores, sino que dentro de la sociedad son elementos que han corrompido a los hombres
HUME MORAL:
Hume cuestiona las teorías éticas que se basan en la razón, argumentando que nuestros juicios morales no derivan de conocimientos racionales. Niega que la moralidad provenga de la relación entre ideas o de la observación de hechos, ya que juzgamos las acciones como buenas o malas sin impresiones sensoriales directas. Aunque reconoce que la razón puede ayudar a comprender la utilidad de las acciones, no cree que pueda motivarnos a realizarlas. En lugar de ello, Hume propone el emotivismo moral, que sostiene que la moralidad se origina en el sentimiento moral interno de cada individuo. Este sentimiento, similar a una emoción o «gusto» interior, surge de la esencia humana y expresa agrado o desagrado hacia las acciones. Basado en dos principios, utilidad y simpatía, este sentimiento guía nuestras evaluaciones morales. La utilidad se refiere a la expectativa de placer que una acción puede proporcionar, mientras que la simpatía es la inclinación natural a compartir los sentimientos de los demás y buscar su felicidad. Hume argumenta que la moral humana no es simplemente racional o emocional, sino una interacción compleja entre ambos aspectos. Esta interrelación garantiza que el sentimiento moral no sea individualista ni egoísta, sino universal y compartido por todos los seres humanos. Por lo tanto, la moral no es una convención arbitraria, sino que se fundamenta en un sentimiento moral intrínseco a la humanidad y su naturaleza, lo que la hace universalmente válida.
PREGUNTA 4: FILOSOFÍA DE LA ÉPOCA ANTIGUA PLATÓN:
SER HUMANO: Según Platón, la antropología es dualista, separa el cuerpo y alma, que está encarcelada en un cuerpo material, cambiante e imperfecto, esto se ve reflejado en el mito del carro alado, el cual representa el alma encarcelada en un cuerpo sobre el que debe decidir qué decisiones tomar para seguir el rumbo de su propia vida. Platón sostenía que el alma es inmortal y respalda esta idea de varias maneras; Una de ellas es la reminiscencia, que se refiere a cómo recordamos cosas desde nuestros primeros días, como aprender a hablar y caminar. Esto sugiere que el alma existía antes de nuestro nacimiento. Otra teoría que respalda la inmortalidad del alma es la simplicidad. Mientras que el cuerpo se compone de partes que pueden descomponerse o morir, el alma es indivisible y, por lo tanto, no puede perecer. Además, Platón menciona la reencarnación, donde el alma se une a un nuevo cuerpo después de la muerte, con la oportunidad de mejorar con cada nueva vida. Platón divide el alma en tres partes: la parte racional, relacionada con el pensamiento y el aprendizaje; la parte irascible, ligada a las emociones y el honor; y la parte apetitiva, que maneja los deseos y apetitos corporales. ÉTICA :Sócrates defendía una ética basada en el universalismo y el intelectualismo moral. En su perspectiva, el bien y la justicia son objetivas y constantes. Esta visión se opone al relativismo sofista, que sostiene que lo correcto o incorrecto depende de la perspectiva de cada individuo. Sócrates creía que cuando alguien actúa mal, no es porque sea malo, sino porque actúa desde la ignorancia. Según él, al comprender lo que es el bien, las personas actuarán en consecuencia y alcanzarán la armonía y la felicidad plena. Sin embargo, Platón, piensa que no todas las personas pueden alcanzar a la idea del bien, que para él es la realidad más importante del mundo de las ideas, solo aquellos en los que predomina el alma racional pueden aspirar a alcanzarla. Platón también asociaba cada tipo de alma a un estilo de vida: el alma racional a la inteligencia, el alma irascible a la valentía y el alma apetitiva a la moderación.
FILOSOFÍA MEDIEVAL SAN AGUSTÍN: SER HUMANO: San Agustín realiza una síntesis entre platonismo y cristianismo, creando una visión única del ser humano y su relación con Dios. Como cristiano, afirma que Dios creó a cada ser humano con un alma inmortal, a imagen y semejanza de Dios, dotándole de vida espiritual. Como platónico, defiende una visión dualista del alma y el cuerpo, donde el alma es inmortal y el cuerpo es material, en una unión accidental. A diferencia de Platón, no ve el cuerpo de manera negativa, ya que todo lo creado por Dios es bueno. El alma, compuesta por memoria, inteligencia y amor, debe gobernar al cuerpo y sus pasiones, enfocándose en lo espiritual más que en lo material. Agustín introduce el concepto de libre albedrío, creyendo que el ser humano tiene la capacidad de elegir cómo actuar, pero también afirma que se necesita la ayuda de Dios para actuar bien debido a la mancha del pecado original. Este pecado se transmite de generación en generación (traducionismo), lo que Agustín utiliza para responder a los pelagianos (que negaban la transmisión del pecado original) y a los maniqueos. En cuanto al mal, distingue entre el mal físico, que es una carencia y no existe por sí mismo, y el mal moral, que es responsabilidad humana. El pecado original introduce una tendencia radical al mal en los humanos, lo que hace necesaria la gracia de Dios para la salvación. ÉTICA: San Agustín enseña que el libre albedrío otorgado por Dios nos permite elegir cómo actuar, enfatizando que actuar correctamente depende de nuestra voluntad. Esto difiere de la visión ética griega, más centrada en el intelecto. Según Agustín, existe una tendencia natural al mal en los humanos debido al pecado original, que se transmite de generación en generación (traducionismo). Distingue entre el mal físico, visto como una carencia y no una entidad en sí, y el mal moral, que es responsabilidad humana.