ARISTÓTELES
Contexto Histórico y Filosófico
Aristóteles nació en Macedonia en el 384 a. C. Durante el siglo IV a. C., Grecia experimentó una transición de la era clásica al helenismo, caracterizada por una visión cosmopolita, un enfoque en la investigación científica y la recopilación enciclopédica del conocimiento.
Este período estuvo marcado por la decadencia social, la crisis del sistema democrático ateniense tras el gobierno de los Treinta Tiranos y las constantes luchas entre las ciudades-estado. De estas luchas surgió el imperio de Alejandro Magno, que expandió el dominio y la influencia griega.
En este contexto, Aristóteles se erigió como un gran historiador de la tradición presocrática. Para explicar su propia filosofía, primero exponía y refutaba las ideas de sus predecesores. Sin embargo, el factor decisivo en su formación fue ser discípulo de Platón en la Academia, lo que lo llevó a desarrollar su propio sistema de pensamiento.
A diferencia de Platón, Aristóteles buscaba lo universal en las sustancias, considerándolas la auténtica realidad donde materia y forma se unen indisolublemente.
La Física y el Movimiento
Para Aristóteles, la física era la ciencia que estudiaba el movimiento en la naturaleza. En su obra “Física”, explora las causas del movimiento: la causa material, la formal, la eficiente y la final. Su teoría sobre la materia y la forma se conoce como “hilemorfismo”.
La física también estudiaba los elementos que permanecen fijos en las cosas a través del cambio: el sujeto y la forma que se actualiza. El cambio ocurre cuando una cosa pasa de la potencia al acto. La potencia es la capacidad de un ser físico para llegar a ser algo diferente, mientras que el acto es el estado del ser cuando ya se ha transformado.
Aristóteles distingue dos tipos fundamentales de movimiento:
- Cambio sustancial: Se produce cuando nace o desaparece una sustancia.
- Cambio accidental: Ocurre cuando una sustancia experimenta modificaciones que no afectan su esencia. Estos cambios pueden ser cuantitativos (aumento o disminución del tamaño), cualitativos (cambio de color) o locales (cambio de lugar).
El cambio es posible porque la materia posee la potencialidad de transformarse. Toda sustancia es un compuesto de materia y forma. La forma determina la esencia de una cosa, actualizando una de las infinitas potencialidades de la materia.
LA CIENCIA PRIMERA: LA METAFÍSICA
En la Metafísica, Aristóteles se propone estudiar el ser en su generalidad. Denomina a esta ciencia “filosofía primera” y se ocupa de los primeros principios y causas de lo real.
Aristóteles explica el proceso y la estructura de la realidad a partir de lo que permanece constante en todas las cosas: el ser (entidad).
LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE ARISTÓTELES
Aristóteles investiga las causas y el origen de la realidad con el objetivo de encontrar un sentido que nos permita vivir una vida plena y satisfactoria.
ESTRUCTURA ARGUMENTAL DE LA LÓGICA
La lógica, según Aristóteles, revela las relaciones entre el lenguaje y la estructura de la racionalidad. La razón se utiliza para delimitar, ordenar y concluir razonamientos verdaderos que nos conduzcan a un conocimiento preciso de la realidad, en este caso, de las relaciones entre términos lógicos y silogismos.
De la lógica surgen las “categorías”, que son las formas que adopta el ser al manifestarse: sustancia, cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posesión, situación, acción y pasión. Todas ellas están unidas por la necesidad de su referencia a la entidad sustancial.
En resumen, cada realidad sustancial se define por las categorías que la estructuran y la diferencian de las demás. La entidad es el elemento que distingue a un sujeto de la realidad meramente accidental. La sustancia, por lo tanto, puede ser entendida como “sujeto lógico o substrato físico”.
La sustancia se utiliza como sujeto de una oración en un predicado sobre la realidad, pero también como lo que constituye su contenido.
PRINCIPIO DE MOVIMIENTO EN LA NATURALEZA
Aristóteles observa que la realidad natural está en constante movimiento. Los seres vivos, su crecimiento e incluso las estaciones del año parecen tender hacia un fin determinado. Este fin consiste en alcanzar la perfección a través del desarrollo pleno de todas sus capacidades.
Esta tendencia de los seres naturales hacia un fin se manifiesta en toda la realidad. La naturaleza, como principio de movimiento y causa primera del cambio, se ajusta a un plan que la orienta: la teleología (“finalidad”). El cambio siempre es la actualización de una potencia que ya se encontraba en el objeto.
Si relacionamos el cambio con el paso de la potencia al acto, vemos que es en la sustancia primera donde se determina realmente el acto desde su potencia.
Además de ocuparse del ser en general, la metafísica también trata del ser del cual dependen todos los demás: Dios. Dios es el primer motor inmóvil que pone en marcha el cambio en el mundo.
Lo que define a Dios es que mueve a las sustancias sin ser movido él mismo. Esto es posible porque Dios es acto puro y forma plena. Que Dios sea forma plena significa que no es una sustancia compuesta de materia y forma, sino una realidad inmaterial. Que sea acto puro significa que en Dios no existe potencialidad, ya que es un ser perfecto. Todas sus potencialidades se encuentran en acto.
LA ÉTICA Y LA POLÍTICA
En la ética y la política, Aristóteles concibe al hombre orientado teleológicamente hacia un fin: la felicidad. Esta se alcanza cuando desarrollamos la capacidad que nos caracteriza como seres humanos: la razón. Esta actividad, que se identifica con el saber teórico, consiste en la contemplación intelectual.
En el desarrollo de esta condición contemplativa, las virtudes juegan un papel fundamental. El hombre, como ser inteligente, es capaz de juzgar racionalmente y vivir de acuerdo con sus virtudes.
La virtud es el resultado de una acción en su grado más alto y de la búsqueda de la perfección en el obrar.
Aristóteles distingue dos tipos de virtudes:
- Intelectuales: Sabiduría y prudencia.
- Morales: Justicia y fortaleza.
La virtud de la prudencia consiste en un proceso de pensamiento típicamente humano que busca el justo medio entre dos extremos. Para Aristóteles, la prudencia es un hábito que se adquiere y se ejercita a través de la práctica cotidiana y las decisiones que tomamos.
La política es el complemento de la ética, ya que no se puede alcanzar la felicidad fuera de la polis. Aristóteles considera al hombre un ser social por naturaleza.