Filosofía de Platón: Ideas, Antropología, Ética y Conocimiento

Teoría de las Ideas

Para los sofistas no hay más que el mundo múltiple de las cosas. Sócrates intenta encontrar un criterio de la verdad: descubrir el qué es de cada cosa, que queda establecido en las definiciones universales. Platón desarrolla la idea de que el conocimiento lo es de lo común, pero esto común no lo concibe como meras definiciones, sino como entidades que tienen realidad por sí mismas y a las que no se puede acceder a través de los sentidos, sino por la razón. A estas entidades, Platón las llama ideas.

Tenemos dos mundos separados:

  • El mundo sensible, al que accedemos a través de nuestros sentidos.
  • El mundo inteligible, al que accedemos a través del entendimiento.

Platón sostendrá que el único mundo real es el inteligible, ya que en él radica el ser de las cosas sensibles.

La idea es una entidad que existe por sí misma. Estas entidades reúnen las características del ser de Parménides. Estas ideas encierran el verdadero ser de las cosas, su esencia.

La relación entre ideas y cosas es de participación. El conocimiento sólo puede ser conocimiento de las Ideas. De lo cambiante no podemos tener conocimiento, sino mera opinión. Las ideas se organizan jerárquicamente en una red de relaciones entre ellas:

  • Superior a todas las ideas se situaría la Idea de Bien.
  • Por debajo aparecerían Ideas de valores e ideas matemáticas.
  • Por último, existirán Ideas correspondientes a entidades sensibles.

Platón sostiene que podemos afirmar que existen ideas de esos tres tipos mencionados antes. Cada idea participa en un plano superior y todas las Ideas participan de la Idea de Bien. Al introducir la Idea de Bien como cúspide de la pirámide de las ideas, Platón introduce en filosofía una explicación teleológica, es decir, una explicación en términos de una finalidad.

También están en el mundo inteligible los entes matemáticos. No se debe confundir las Ideas matemáticas con los entes matemáticos. Por debajo del mundo inteligible estaría el mundo sensible.

Antropología

La concepción del hombre de Platón ha tenido una influencia en la antropología occidental cristiana. Platón está fuertemente influido por los pitagóricos. Considera al hombre como un compuesto de cuerpo y alma.

  • El cuerpo está sometido a cambio y no tiene verdadera entidad.
  • El alma, en cambio, es inmortal y tiene su origen en el mundo de las ideas, cuya naturaleza comparte.

Platón distingue el alma en tres partes:

  • Alma irascible o volitiva: es la facultad de tener pasiones o sentimientos nobles, es la tendencia a alcanzar lo útil o beneficioso.
  • Alma concupiscible o apetitiva: es la tendencia al bien sensible.
  • Alma racional: es la facultad del conocimiento (es la única que es eterna).

Esta división supone un primer intento de sistematizar la vida mental de las personas. Platón advierte la existencia de conflictos internos en el alma, que sólo son explicables distinguiendo entre varias facultades.

El estado idóneo es aquel en el cual la parte racional domina a las demás. Platón dice que el cuerpo es la cárcel del alma, que la encadena a multitud de apetitos, necesidades y exigencias del cuerpo y que la distraen de su actividad propia, que es la contemplación de las ideas. El alma debe purificarse de esas necesidades del cuerpo mediante el conocimiento.

Platón, como Sócrates, piensa que la gente en general es infeliz porque carece de conocimiento. Por otro lado, las condiciones de nuestra vida nos desestabilizan y la única manera de volver a un estado de equilibrio es racionalizando esos apetitos o tendencias irracionales mediante el conocimiento. Por último, Platón no da una explicación de cómo se da efectivamente la unión de alma y cuerpo. Realmente, en Platón no hay tal unión, el alma tiene una entidad independientemente del cuerpo. Platón defiende la doctrina pitagórica de la transmigración de las almas. El alma se reencarnará al morir en diversos tipos de cuerpos según el mayor o menor conocimiento que hayan tenido del mundo de las ideas. Sólo tras alcanzar la purificación del alma se conseguirá abandonar el proceso de sucesivas reencarnaciones y el alma, liberada, regresará tras la muerte al mundo de las Ideas del que procede.

La Ética

La ética platónica se basa en la búsqueda de la virtud del ser humano. La virtud consiste en la realización perfecta de aquella función propia del hombre. Lo que define al hombre es su alma, y ésta tiene tres partes, cada una con su función. Se trata, según Platón, de buscar el éxito para el alma.

Los sofistas cifraban la virtud en la habilidad para conseguir el éxito en destacar en la vida pública de la ciudad. Platón, por el contrario, hace recaer la virtud en la realización plena como persona, en la purificación del alma.

Según Platón, el hombre estará “funcionando bien” cuando realice aquella función que le es propia y la realice de modo excelente. Platón distingue tres partes del alma, cada una de ellas tiene asignada una función que le es propia y una virtud:

  • La virtud del alma racional, cuya función es razonar y dirigir nuestros actos, es la sabiduría o prudencia.
  • La virtud del alma irascible, cuya función es la de apoyar lo indicado por el alma racional, es la valentía o fortaleza o firmeza.
  • La virtud del alma concupiscible, cuya función de satisfacer nuestras necesidades corporales, es la moderación o templanza.

Junto a éstas, podemos hablar de una cuarta virtud que es la justicia, que se alcanza cuando se dan las otras tres. La justicia viene a ser un equilibrio en el alma que tiene lugar cuando cada parte realiza la función que le es propia de modo excelente. Esa justicia entre las partes del alma supone el dominio de la parte racional sobre las demás. Éste es el llamado “intelectualismo ético” de Platón. La vida buena consiste en el ejercicio de la sabiduría, en el conocimiento.

Los Grados del Conocimiento

Platón ofrece una clasificación de los distintos grados de conocimiento. Con la distinción entre sensación y razón, Platón distingue dos grandes géneros de conocimiento: conocimiento sensible y conocimiento intelectual.

A) El Conocimiento Sensible (la opinión)

Es un conocimiento de segundo orden, sólo produce mero placer u opinión. Se puede distinguir en él dos grados:

  1. La conjetura: se refiere a la sensación, un conocimiento según imágenes. Es la imaginación.
  2. La creencia: se refiere a la percepción cabal de los objetos sensibles.

B) El Conocimiento Intelectual (la ciencia)

Es el conocimiento que se fundamenta por medio de la razón. Su objeto es el conocimiento de las Ideas. Consta también de dos grados:

  1. La razón discursiva: nos da el conocimiento de los objetos matemáticos, los cuales son realidades intermedias entre el mundo sensible y el inteligible. El conocimiento de estas entidades se da partiendo de hipótesis y sacando conclusiones. Además, se necesita recurrir a imágenes sensibles que ayuden a sacar las conclusiones correspondientes. Por estar a medio camino entre mundo sensible e inteligible, Platón considera al conocimiento matemático como un paso previo para acceder al verdadero conocimiento, al de las Ideas. En la academia de Platón existía un rótulo que decía: “No entre aquí quien no sepa matemáticas”.
  2. La razón intuitiva: nos da el conocimiento de las Ideas. Éstas se conocen directamente (sin ayuda de los sentidos) en una visión intelectual. Esta visión se lleva a cabo a través del “órgano de la visión del alma” (la inteligencia). La razón intuitiva toma las hipótesis como tales y se remonta en busca de los auténticos principios, las Ideas, en cuya cúspide se encuentra la Idea de Bien. No son necesarias imágenes, se parte de las Ideas y se llega a Ideas a través de Ideas. Estas Ideas mantienen una relación jerárquica entre sí, constituyendo una red de relaciones (symploké). Para conocer estas relaciones, mediante las que se determinan unas Ideas a otras, se necesita como método la dialéctica.

La Dialéctica

La dialéctica constituye un método para averiguar la relación que las Ideas mantienen entre sí. Para dibujar un mapa de vías debemos seguir una doble vía: una vía ascendente y otra descendente:

  • La dialéctica ascendente permite ir de la multiplicidad a la unidad, buscando hasta alcanzar un fundamento único de todo el saber: la Idea de Bien.
  • La dialéctica descendente permite ir de la unidad hasta la multiplicidad, dividiendo las Ideas más generales en sus especies. De lo genérico a lo específico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *