Filosofía de Rousseau y Wittgenstein: Sociedad, Lenguaje y Conocimiento

Rousseau: Antropología y Crítica de la Sociedad

Para Rousseau, el ser humano es bueno por naturaleza, pero se hace malo porque en sociedad degenera y se corrompe. El error de los ilustrados es creer que el progreso de la civilización y de la ciencia marcha paralelo al progreso de la felicidad y la moralidad del hombre; más bien, ha sucedido lo contrario: el progreso de las ciencias y las artes ha contribuido a corromper las costumbres y la naturaleza humana, ha uniformizado a los hombres y deformado sus sentimientos naturales. En sociedad nadie se muestra tal como es. En las sociedades civilizadas, lo artificial ha sustituido a lo natural, y los rígidos convencionalismos ahogan la libertad. Son sociedades que distorsionan la naturaleza del hombre, encubriendo bajo una falsa máscara su verdadero ser.

En el estado de naturaleza, anterior a la vida social, los seres humanos eran pocos y vagaban libremente por la naturaleza, que les ofrecía cuanto podían necesitar. El hombre natural (“buen salvaje”) se caracterizaba por su inocencia, igualdad y libertad, y por sentimientos como el amor de sí mismo (que lo impulsaba a conservar la vida) y la piedad (que lo llevaba a compadecerse de sus semejantes y colaborar con ellos).

Las Causas de la Corrupción

El fin del estado de naturaleza se produjo cuando, al aumentar la población y crecer las necesidades, los seres humanos comenzaron a formar sociedades más complejas. En ellas, se instituyó la propiedad privada, que provocó la transformación del amor a sí mismo en amor propio, una pasión artificial que lleva a los hombres a compararse con los demás y a desear ser los primeros en todo, con lo que se fomentan la envidia y el orgullo. Surgieron así la ambición, la rivalidad económica y la desigualdad social. Las relaciones del ser humano con la naturaleza fueron sustituidas por el dominio de unos individuos sobre otros, apareciendo el Estado, que, creado por los más poderosos para dominar a los débiles, impone la injusticia y la esclavitud. Las ciencias y las artes terminan por domesticar al ser humano, usando los artificios y sutilezas de la razón, y mediante la educación eliminan cualquier resto de naturalidad en su comportamiento. Solo el sentimiento moral, que permanece en el fondo del corazón humano y nos habla a través de la conciencia, le recuerda al hombre la libertad y la bondad naturales que ha perdido y que debe tratar de recuperar.

La Solución: Educación y Contrato Social

Para Rousseau, resulta ya imposible retornar a la situación de libertad, igualdad y felicidad originarias, pero sí es posible recuperarla en parte suprimiendo las barreras que la sociedad y la educación han levantado entre los hombres. El primer paso para regresar a la naturaleza es la transformación del individuo mediante una educación natural, no represiva. Rousseau propone un sistema ideal de educación basado en la ausencia de toda imposición externa, la libertad de acción para el niño y la primacía de la experiencia sobre la erudición: el niño debe aprender a vivir libremente, conviviendo en tolerancia con los demás seres humanos. Para conseguirlo, hay que liberarlo de los falsos prejuicios y de los conocimientos inútiles que le inculca la sociedad.

El segundo paso consiste en transformar la sociedad mediante un pacto que propicie y respete la libertad de los hombres y legitime el poder, despojándolo de su carácter arbitrario. Rousseau mantiene que es necesario organizar una sociedad de manera que cada individuo, al asociarse a los demás, se una a todos, pero no se obedezca más que a sí mismo, quedando tan libre como antes. Para lograr este objetivo, propone una forma de contrato que vincula a la comunidad con el individuo y, a la inversa, al individuo con la comunidad. Así, cada asociado se une a todos, y no a nadie en particular. Se trata de un contrato libre, que, aunque no permite recuperar por completo la libertad natural, sí garantiza el máximo grado posible de libertad civil, en el marco de un Estado de derecho. Por el contrato social, el hombre se transforma en ciudadano. El contrato social crea la voluntad general, que es colectiva, soberana e inalienable, y tiene como objetivo el bien común. Las leyes y el gobierno significan la puesta en ejercicio de la voluntad general; es decir, de la soberanía del pueblo o asamblea. El gobierno elegido ha de ocuparse de ejecutar las leyes que emanan de la voluntad general, de manera que si se opone a los designios de esta, puede ser sustituido. Rousseau establece una clara diferencia entre la voluntad general y la voluntad de todos, o de la mayoría: la voluntad general tiende al ideal, es decir, al bien común, mientras que la voluntad de todos no siempre lo hace. La democracia perfecta se da cuando ambas voluntades coinciden, aunque Rousseau considera que un gobierno estrictamente democrático es más propio de dioses que de hombres. En realidad, el legislador debe esforzarse por adaptar las leyes que emanan de la voluntad general a las características de cada pueblo concreto, lo que da lugar a diferentes formas de gobierno: monarquía (para Estados grandes), aristocracia (para los medianos) y democracia, o Estado republicano, que Rousseau considera la mejor forma de gobierno, siempre que se asiente en un territorio pequeño, de manera que todos los ciudadanos puedan participar en la vida pública.

Wittgenstein: Lenguaje y Realidad

Primer Wittgenstein

En su primera obra, Tractatus Logico-Philosophicus, Wittgenstein se centra en lo que menos le interesa (la ciencia), y no habla del resto de cosas, de lo “místico”, pues no cree que sean descriptibles con palabras sin que pierdan valor. Enuncia seis afirmaciones fundamentales:

  1. El mundo está formado por la totalidad de los hechos atómicos: Los hechos atómicos (las relaciones más simples que existen entre las cosas, imposibles de descomponer), son los que componen el mundo, y no los objetos que hay en él.
  2. El pensamiento, y las proposiciones en que se expresa, son figuras de la realidad: Las proposiciones atómicas (imposibles de descomponer) representan (pintan: teoría pictórica del lenguaje) hechos atómicos, compartiendo su misma estructura (son isomórficos, según Russell). Así, cada proposición corresponde a un único hecho, y viceversa (teoría referencialista).
  3. El lenguaje es el instrumento a través del cual conocemos y expresamos la realidad: Este lenguaje (constituido por la totalidad de las proposiciones) es un mapa de la realidad, por lo que los límites del lenguaje de un hombre son los límites de su realidad.
  4. La manera de saber si una proposición atómica es figura de un hecho, es mirar al hecho: Así se comprueba si la proposición realmente describe lo que dice describir. Esto fue enunciado antes por Tarski, en su “teoría de la verdad como correspondencia de la realidad”.
  5. Las proposiciones que no representan hechos atómicos carecen de sentido: Wittgenstein rechaza así toda metafísica y toda ética racional, pues las proposiciones relacionadas con esos temas (lo místico, que en realidad le importa) no tienen dónde apuntar, luego no son auténticas, son pseudoproposiciones. Las únicas proposiciones auténticas son las relativas a las ciencias naturales, ya que tratan de describir lo que ocurre. Cambia así el papel de la filosofía, atribuyéndole el de la aclaración lógica del pensamiento: debe descubrir las falsas proposiciones y disolverlas. No es importante para la ciencia, sólo sirve para separar lo que es ciencia y lo que no. Divide el mundo en dos, quedando así injustificada toda discusión en el lado de lo humanístico (lo que no es ciencia), pues como nada ahí es demostrable, nunca se sabrá quién tiene razón (sentido conciliador por las guerras del momento).
  6. Las proposiciones lógicas son todas tautológicas: Las proposiciones lógicas, a pesar de no hacer referencia al mundo, son verdaderas, ya que se limitan a repetir con otros símbolos lo que ya se ha dicho con otras proposiciones. Es por lo tanto un lenguaje analítico, verdades huecas.

En cuanto al tema del valor y el sentido, según Wittgenstein, todas las proposiciones y hechos valen lo mismo: no valen nada. No tienen un valor por sí mismos, el valor lo aporta el sujeto privado según la importancia que dé a cada hecho, según su apreciación. Por lo tanto, no hay ningún sentido que seguir en la vida, ya que nada tiene más valor. El lenguaje y la ciencia sólo pueden hablar de hechos, no de valores, ya que pertenecen al sujeto, están fuera del mundo.

Segundo Wittgenstein

A raíz de comenzar a trabajar en un jardín de infancia, Wittgenstein se da cuenta de que los niños aprenden a utilizar el lenguaje aun sin conocer el significado de las palabras; aprenden su uso. Es por esto que decide dar un giro de 180º a su teoría, y abandona el pensamiento referencialista. Las razones expuestas se encuentran tanto en sus “Investigaciones filosóficas” como en los cuadernos de apuntes de sus alumnos:

  • Existen términos que no son nombres de objetos, no son referenciales. [Ej: ¡Socorro!]
  • Utilizamos nombres que se refieren a un objeto, pero que en función del contexto, la entonación o los gestos, adquieren un significado distinto. [Ej: Feo]
  • A veces usamos nombres que no se refieren a ningún objeto. [Ej: El equipo de fútbol ideal]

Así, en su obra plasma su nuevo punto de vista, la teoría pragmática: el significado de un término no hay que buscarlo en el objeto al que representa sino en el uso que le demos en un determinado momento. Deduce así que los lenguajes funcionan como juegos, y que cada uno tiene sus propias reglas. Hay innumerables juegos, tantos como actividades puedan realizar los hombres, y por lo tanto, la ciencia es un juego más. Ahora el significado de las palabras no se obtiene mirando al objeto, pues no tiene por qué haberlo, ahora se obtiene preguntándole a quien las usa. Aun así, mantiene que todos estos juegos no tienen ninguna característica común a todos, únicamente mantienen un aire de familia (unos se parecen a otros en ciertas cosas). Por último, decide que no tiene sentido tratar de encontrar un lenguaje perfecto, porque no puede haber sólo uno: cada uno es para un uso.

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