El Pensamiento de San Agustín: Un Puente entre la Filosofía Clásica y el Cristianismo
Teología de San Agustín
Este apartado es el más importante de su filosofía, ya que adapta las teorías de Platón a la doctrina cristiana. Se estructura en los siguientes apartados:
- Relación entre Fe y Razón: Sostiene que existe un conflicto entre la fe y la razón debido a la actitud tanto de la religión como de la sociedad. Sin embargo, defiende una actitud abierta hacia la filosofía, que debe colaborar con la fe, ya que ambos saberes no son excluyentes y buscan conocer la verdad. Por eso, la razón debe preparar a la fe, y la fe debe iluminar a la razón, (“Entiende para creer, cree para entender”). Esta relación se manifiesta en el amor, que puede ser de tipo eros (amor al prójimo) o caritas (amor a Dios). Aun así, sostiene que la verdad plena solo se encuentra en el cristianismo, por lo que solo serán válidos y útiles aquellos saberes que concuerden con él; los demás serán innecesarios.
- Concepción de Dios: En cuanto a su concepción sobre Dios, sostiene que es el centro de todas las cosas como ser creador, verdad suprema y fuente de verdad, al igual que bondad suprema y fuente de bondad de todas las cosas. Considera su existencia evidente, aunque no sea objeto de conocimiento directo y la argumenta por medio de: el camino interior, al sostener que Dios ha dejado en nuestra alma la huella de su creación y se revela en el interior de nuestra conciencia; el consentimiento universal, es decir, que es aceptado acríticamente; el orden y la contingencia del mundo; y la iluminación, pues sostiene que las ideas universales y necesarias no pueden provenir de nosotros directamente, sino que derivan de Dios. Del mismo modo, Dios se define como realidad suprema, causa de sí mismo y de todos los demás seres, eterno, inmutable, perfecto, bueno y absolutamente simple, de forma análoga a las ideas del idealismo platónico.
- Creación: Define la creación como el acto de libertad de la inteligencia de Dios, donde se encuentran todos los seres, que hace que surja todo de la nada. Esta acción se realiza desde la eternidad, ya que también conlleva la creación del tiempo y de forma programada. Las consecuencias de esto son: la absoluta trascendencia de Dios, ya que no forma parte del mundo que ha creado, aunque puede actuar sobre él por medio de la providencia; el ejemplarismo, ya que todo lo creado es a su imagen y semejanza; y el fin del dualismo platónico y del maniqueísmo. Esto último se debe a que todo ha sido creado por Dios, que es la bondad absoluta, por lo que no puede existir el mal. Así que sostiene que este se reduce a la ausencia de bien, de tipo metafísico por una imperfección ontológica, de tipo moral como consecuencia de la libertad del ser humano o de tipo físico, concebido como un elemento necesario dentro del plan divino. Esta creación está jerarquizada en la gran cadena del ser, encabezada por el ser humano.
- Concepción del Tiempo: En contraposición a Platón y Aristóteles, San Agustín defiende una concepción lineal del tiempo en vez de circular, debido a su teoría de la creación. Por ello, sostiene que el tiempo tiene un origen, es uniforme, continuo y absoluto. A pesar de ello, le aporta una dimensión teológica y psicológica al asociarlo con los niveles del alma, donde conviven el pasado (memoria), el presente (observación) y el futuro (espera).
Antropología de San Agustín
Al igual que Platón, tiene una concepción dualista-animista al considerar que el ser humano se compone de cuerpo y alma. Sin embargo, considera su unión un misterio debido a que es, a la vez, accidental, pues defiende la inmortalidad del alma y al cuerpo como su cárcel, pero sustancial, pues juntos forman una sola naturaleza. El origen del alma también es considerado un misterio, pues rechaza su preexistencia y adopta la teoría traducianista, que sostiene que se transmite por generaciones. Sostiene también que el alma es simple, por lo que no posee funciones, pero sí niveles de tipo vegetativo, sensitivo e intelectivo. En este último grupo se encuentra la memoria, que nos permite recordar el pasado, posibilita la vida interior y la construcción de la identidad personal, y la voluntad, de la que dependen la libertad, condicionada por el pecado original, lo que provoca que el ser humano solo pueda ser bueno con la ayuda de Dios, y el amor de tipo eros, que nos conduce a amar al prójimo, o cupiditas, es decir, por las criaturas en sí mismas, y que rechaza.
Gnoseología de San Agustín
Están muy relacionadas con las teorías antropológicas, ya que sostiene que el alma es la fuente de conocimiento y, por ello, establece dos niveles de conocimiento. El primero, sensitivo, es elaborado por el alma de forma ocasional en relación con los objetos materiales que estimulan los sentidos externos de forma pasiva, haciendo que se forme una imagen que se almacena en la memoria. Por otro lado, se da el conocimiento intelectivo, que es racional, superior y exclusivo de los seres humanos. Puede ser de tipo inferior, que versa sobre las cosas mutables, sensibles y temporales, y es la base de la ciencia, que sirve para satisfacer las necesidades del ser humano, o superior, como la sabiduría, que versa sobre las verdades inmutables e invisibles que la razón no llega a alcanzar, por lo que se necesita la iluminación divina para conseguir este conocimiento. Por ello, la sabiduría es superior a la ciencia y debe buscarse en el alma.
Política de San Agustín
Es una adaptación de la teoría de las ideas de Platón y se manifiesta en la teoría de las dos ciudades, donde hace una reflexión sobre Roma, que alegoriza a la Iglesia y al Estado. El Estado tiene origen natural, cubre las necesidades materiales y se desarrolla de acuerdo con las leyes naturales, mientras que la Iglesia tiene origen divino, cubre las necesidades espirituales y se desarrolla según la providencia divina. Sin embargo, ambas instituciones han existido desde siempre, se han mezclado y han luchado. Sostiene que, en el juicio final, la Iglesia saldrá victoriosa, al ser la ciudad de los justos, por lo que el Estado debe subordinarse a ella. Esta alegoría también se refleja en la teoría de las dos espadas, donde da al poder religioso la autoridad ante el Estado al encabezar el clero la clase dominante de la sociedad estamental.
Además, defiende una concepción teológica de la historia, de modo que se basa en Dios y su plan divino, por lo que es acorde a la creación y al tiempo lineal, providencialista y finalista, pues terminará con el juicio final.
Por ello, defiende como organización política la teocracia frente a otras formas de gobierno, ya que sostiene que, para que el Estado cumpla su papel y contribuya a la creación de una sociedad justa, debe fundamentarse en los valores espirituales del amor a Dios. Esta tarea compete a la Iglesia, que es una sociedad perfecta que supera al Estado, que sigue la ley positiva inspirada en la ley divina que rige la Iglesia. Toda esta estructura está legitimada por Dios, de quien emana el poder.
Ética de San Agustín: Iusnaturalismo
Las teorías éticas de San Agustín se agrupan bajo el nombre de iusnaturalismo. Santo Tomás sostiene que el origen de las normas morales radica en la misma naturaleza humana, que a su vez ha sido creada por Dios. Además, considera que el objeto de la vida es alcanzar el bien, definido de forma aristotélica como aquello que las cosas desean en virtud de su naturaleza. Por lo tanto, todas las cosas tienden al bien de forma natural y a esta tendencia se le denomina apetito, que puede ser natural o elícito, es decir, voluntario y, según los conocimientos, en sensible e intelectual. Del mismo modo, el bien puede ser finito o infinito. Estos últimos son los que aportan una verdadera felicidad, ya que buscan alcanzar a Dios, que es bien infinito en sí mismo. Esta acción puede realizarse de forma voluntaria o involuntaria, al desarrollarse las tendencias naturales propias del ser humano. Dichas tendencias vienen determinadas por la ley natural y son:
- Como individuo, a sobrevivir.
- Como especie, a perpetuarse.
- Como ser racional, a conocer la verdad, decidir libremente y vivir en sociedad.
Esta ley natural, a su vez, deriva de la ley divina, según las teorías de la creación, por lo que todo lo bueno será acorde con la ley natural. Por último, la convivencia en sociedad estará regulada por la ley positiva o ley humana.
De acuerdo con esto, el origen de las normas será bien naturalista, bien voluntarista divino; la finalidad, material eudemonista-intelectualista; el origen de la conciencia, racional; la forma de presentarse, normativa; y la validez, absoluta.