Filosofía de San Agustín, Tomás de Aquino y Platón: Conceptos Fundamentales

Antropología de San Agustín

Según San Agustín, el ser humano es imagen de Dios, quien es Eternidad, Verdad y Amor. Como tal, el ser humano está compuesto por la memoria (que evoca el pasado), la inteligencia (que busca la verdad) y la voluntad (que anhela la felicidad). Estas facultades se interrelacionan, formando una unidad que, al ejercitarse, conduce al acercamiento a Dios. Agustín también tiene una visión dualista del hombre, compatible con la teoría hilemórfica de Aristóteles. Para él, el hombre está formado por un alma, sustancia autosuficiente, unida accidentalmente al cuerpo, pero ambos son inseparables aunque de sustancias diferentes. Lo espiritual tiene un valor superior sobre lo material, y el misterio radica en cómo estas dos sustancias tan distintas forman una naturaleza unificada.

En esta visión, el alma es el principio de la actividad intelectual y práctica. Agustín propone la importancia de examinar nuestra conciencia personal para ser fieles a nosotros mismos y comprender mejor la verdad y las cuestiones morales. Para esto, utiliza el concepto de «confesión«, entendida como el proceso de clarificar la propia intimidad. Dentro del alma existe una tensión hacia la verdad y la felicidad, dos aspiraciones que se complementan y dan unidad a la vida. Así, el objetivo de Agustín es encontrar una ciencia que integre ambas, lo cual encontró en el Cristianismo tras su etapa inicial de influencia neoplatónica.

El Problema de Dios según Tomás de Aquino

Para Tomás de Aquino, el conocimiento humano comienza con la experiencia, y la existencia de Dios no es evidente para nosotros, por lo que debe ser demostrada. A partir de la contingencia de los seres (que podrían no existir), propone cinco vías para demostrar a Dios:

  • Movimiento: Se basa en la metafísica de Aristóteles y parte de la experiencia del movimiento: Todo lo que se mueve requiere un primer motor. Este primer motor es Dios.
  • Causalidad: La serie de causas no puede ser infinita; no es lógico llevar esta serie causal hasta el infinito, debe haber una causa primera, que es Dios.
  • Contingencia: Lo contingente requiere un ser necesario que siempre haya existido. Todas las cosas son contingentes. Lo contingente no puede existir en razón de sí mismo sino de algún ser necesario. Este ser necesario es Dios.
  • Grados de perfección: La existencia de grados de perfección implica un ser perfectamente perfecto, que es Dios.
  • Teleología: Todas las cosas tienden a un fin, tienen una finalidad y un orden (leyes físicas). Existe un ser que dirige las cosas a su fin. Las cosas requieren un ser ordenador, que es Dios.

Tomás de Aquino propone que, según la lógica racional, debe existir un primer motor, una causa primera, un ser necesario, un ser perfectamente perfecto y un ordenante del universo, características que corresponden a Dios. Para él, la noción de Dios proviene de la fe y precede a las vías de demostración, las cuales sirven para confirmar que la razón no contradice la fe, sino que la apoya. Además, Aquino reconoce las limitaciones de la razón y, aunque busca lo más razonable, afirma que la fe, como virtud teológica y don divino, es necesaria para comprender lo que va más allá de la lógica racional.

La Filosofía Política de Platón

La filosofía platónica culmina en su concepción del Estado, que es un idealismo cercano a una utopía totalitaria que limita las libertades individuales. Su preocupación principal es que los mejores gobiernen. Para lograr esto, Platón establece una división social detallada, relacionada con las funciones predominantes del alma humana. En su sociedad ideal, los ciudadanos desempeñarán roles según la parte de su alma que predomine: los gobernantes, con un alma racional; los guardianes o militares, con un alma irascible; y los comerciantes o artesanos, con un alma concupiscible. Para Platón, la justicia es fundamental tanto en el ámbito moral como político, ya que garantiza que cada clase social cumpla su función adecuada. Esta justicia debe reflejarse en las leyes del Estado, que deben servir al bien común, basadas en principios universales y racionales, no en intereses particulares. En un Estado justo, cada individuo puede alcanzar la justicia.

Platón también destaca la importancia de la educación estatal, que debe ser adaptada a las aptitudes de cada ciudadano según la parte de su alma predominante. Los gobernantes y guardianes deben recibir una educación diferenciada desde la infancia para desempeñar sus roles correctamente. El gobierno ideal, según Platón, es una monarquía aristocrática, donde los filósofos, los más sabios, deben gobernar. Al igual que en el individuo, donde el alma racional debe guiar las otras dos almas, en la sociedad son los filósofos quienes deben dirigir a los guardianes y comerciantes para alcanzar el Bien común, pues son ellos quienes conocen qué es el Bien.

San Agustín de Hipona: Del libre albedrío

Nos encontramos ante un texto filosófico extraído del libro Del libre albedrío, escrito por el filósofo Agustín de Hipona, perteneciente a la Edad Media. Este libro está escrito en forma de diálogo, seguramente siguiendo la forma de las obras de Platón, del cual hereda gran parte de su pensamiento.

En este libro, Agustín debate con su amigo Evodio sobre una serie de temas o cuestiones propias de la época, como el problema de la libertad, el mal y el pecado, las relaciones entre la razón y la fe y la existencia de Dios.

Tomás de Aquino: Suma teológica

Nos encontramos ante un texto filosófico extraído de la obra titulada Suma teológica, escrita por el filósofo Tomás de Aquino, perteneciente a la Edad Media, en concreto a la Escolástica (s. XIII).

Este libro pertenece al género de las «Sumas», unas obras enciclopédicas muy comunes en la Escolástica. La Suma teológica está dividida en tres partes, y en ellas se resumen las ideas filosóficas y teológicas de Tomás de Aquino, realizando una síntesis entre Cristianismo y Aristotelismo.

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