Filosofía del Conocimiento: Razón, Experiencia y la Búsqueda de Certeza

Introducción

Incluso lo inmediato, aquello que tenemos justo delante, necesita ser examinado detenidamente para conocerse con claridad. Sin embargo, la mayor parte de los asuntos sobre los que opinamos son hechos que ni siquiera hemos experimentado directamente. Vivimos en una sociedad con fácil acceso a la información, pero en la que, paradójicamente, proliferan los bulos y las fake news. Estos fenómenos, lejos de ser meras anécdotas, instauran la mentira en el corazón de nuestras sociedades y dificultan el ejercicio fundamental del pensamiento crítico.

La filosofía aspira a proporcionarnos herramientas para conseguir un conocimiento que no solo sacie la sed que nos provoca la ignorancia, sino que, además, sea cierto. Pero, ¿cómo puedo estar seguro de que mis conocimientos son verdaderamente ciertos? O, dicho de otro modo, ¿cuándo puedo afirmar que realmente conozco algo? Esta cuestión no es sencilla de responder.

¿Qué es el Conocimiento?

El conocimiento es una actividad mediante la cual un sujeto aprehende (capta o comprende) un objeto. Esta definición general implica que en todo acto de conocimiento podemos diferenciar un plano subjetivo (relativo al sujeto que conoce) y un plano objetivo (relativo al objeto conocido), los cuales afectan al resultado final.

Muchas personas creen tener conocimiento sobre un tema determinado y emiten juicios o enunciados tajantes sobre él, cuando en realidad lo que poseen es una mera opinión o, peor aún, reproducen opiniones ajenas sin reflexión. Vivimos constantemente con la incertidumbre de no saber con seguridad cuánta de la información que manejamos es realmente cierta.

La filosofía, en este contexto, exige buenas razones para aceptar algo como verdadero.

Es crucial no confundir opinar con conocer; creer que algo es cierto no lo convierte automáticamente en verdadero. Ya el filósofo presocrático Parménides distinguió claramente entre la opinión (doxa) y la verdad o conocimiento cierto (episteme). Con doxa se refería a aquel conocimiento aparente, superficial o basado en apariencias, que no ofrece certeza alguna y nos lleva a confundir la apariencia con la realidad.

Posteriormente, Immanuel Kant también llamó la atención sobre los distintos grados de profundidad y certeza en el conocer.

¿Cómo Conocemos? Las Facultades del Conocimiento

Para conocer la realidad, utilizamos diversas facultades cognitivas:

  • Percepción (Experiencia o Sensibilidad): Es la herramienta fundamental que usamos para entrar en contacto con la realidad. Nos permite recibir estímulos del mundo exterior a través de los sentidos y ordenarlos para construir una imagen unitaria de los objetos.
  • Imaginación: Es la capacidad de construir imágenes mentales a partir de las percepciones o incluso sin ellas. Existen principalmente dos tipos:
    • Imaginación reproductora: Consiste en reproducir la imagen de un objeto percibido anteriormente, aunque no esté presente.
    • Imaginación creadora (o fantasía): Permite crear libremente imágenes nuevas, no necesariamente ligadas a una percepción previa.
  • Memoria: Es la capacidad, estrechamente asociada al aprendizaje, de retener información pasada en nuestra mente, revivirla mentalmente y reconocerla como perteneciente al pasado. Este proceso implica varios factores:
    • Almacenamiento de la información.
    • Evocación o recuperación del recuerdo.
    • Reconocimiento del recuerdo como algo pasado.

    Se suele distinguir entre memoria a corto plazo y memoria a largo plazo.

  • Razón: Es la facultad, considerada a menudo exclusiva del ser humano, que nos permite comprender la realidad, relacionar ideas, formar juicios y resolver problemas de forma lógica. Opera mediante la abstracción, un proceso que extrae las características comunes compartidas por objetos particulares de un mismo tipo para formar un concepto. Estos conceptos mentales se expresan en el lenguaje mediante términos. A través de los conceptos, construimos juicios (proposiciones susceptibles de ser verdaderas o falsas) que expresan conocimiento. Al combinar juicios de forma lógica, construimos razonamientos o argumentos.

Lo Irracional

Se refiere a aquello que está en desacuerdo con la razón o que no puede ser comprendido o abordado únicamente mediante la inteligencia lógica.

¿Experimentar o Razonar? El Debate Filosófico

Racionalismo y Empirismo

Históricamente, surgieron dos grandes corrientes filosóficas con perspectivas opuestas sobre el origen y fundamento del conocimiento:

  • Los racionalistas (como Descartes, Spinoza o Leibniz) sostenían que la razón es la fuente principal y el fundamento último del conocimiento humano. Desconfiaban de la experiencia sensible por considerarla a menudo engañosa y creían en la existencia de ideas innatas o principios evidentes por sí mismos accesibles solo a la razón.
  • Por el contrario, los empiristas (como Locke, Berkeley o Hume) defendían que todo conocimiento proviene, en última instancia, de la experiencia sensible. Sostenían que la mente al nacer es como una «tabla rasa» (tabula rasa) y que la razón, aunque útil para combinar ideas, no puede generar conocimiento por sí misma sin los datos proporcionados por los sentidos.

¿Qué es la Verdad? Criterios para Evaluarla

Para evaluar la veracidad de las afirmaciones o informaciones que recibimos y manejamos, podemos recurrir a diversos criterios, aunque ninguno es infalible por sí solo:

  • Autoridad: Se acepta una afirmación como verdadera porque proviene de alguien considerado una autoridad experta o fiable en el tema. (Ej: Un diagnóstico médico).
  • Tradición: Se considera que algo es verdadero porque ha sido aceptado como tal durante mucho tiempo por una comunidad o sociedad. (Ej: Costumbres o creencias ancestrales).
  • Evidencia: Una afirmación es verdadera si se apoya en pruebas objetivas y comprobables, ya sea a través de la experimentación y la observación (evidencia empírica) o de la deducción lógica a partir de principios seguros (evidencia racional). Aporta razones objetivas.
  • Coherencia: Una afirmación se considera verdadera si es lógicamente consistente y no entra en contradicción con otras afirmaciones ya aceptadas como verdaderas dentro de un mismo sistema de conocimiento. (Ej: Las matemáticas).
  • Consenso: Se considera verdadero aquello que resulta de un acuerdo o consenso alcanzado a través de un diálogo abierto, libre y racional entre los participantes de una comunidad (idealmente, una comunidad de expertos o la sociedad en general).

Las Teorías de la Verdad

Más allá de los criterios prácticos, los filósofos han propuesto distintas teorías para definir qué es la verdad en sí misma.

La Verdad como Correspondencia o Adecuación

Esta influyente teoría, cuyos orígenes se remontan a Aristóteles y fue desarrollada posteriormente por pensadores como Tomás de Aquino en la Edad Media y Ludwig Wittgenstein en su primera etapa (en el Tractatus Logico-Philosophicus), sostiene que la verdad consiste en la correspondencia o adecuación entre un enunciado (el pensamiento expresado en lenguaje) y un hecho de la realidad.

La verdad es, por tanto, una propiedad de aquellos enunciados que describen el mundo tal como es. Por ello, también se conoce como teoría de la verdad como adecuación.

  • Hecho: Aquello que acontece o existe en el mundo y puede ser descrito.
  • Enunciado verdadero: Aquel que describe adecuadamente un hecho. (Ej: «La nieve es blanca» es verdadero si, y solo si, la nieve es efectivamente blanca).
  • Enunciado falso: Aquel que no describe adecuadamente un hecho. (Ej: «La nieve es verde» es falso porque no se corresponde con el color real de la nieve).

Según esta perspectiva (especialmente en la visión de Wittgenstein), para que un enunciado sea verdadero, debe existir una especie de isomorfismo o correspondencia estructural entre la proposición lingüística y el hecho que describe; deben compartir una misma forma lógica.

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