Contexto: La Edad Media y el Ascenso del Cristianismo
En el año 313, el Edicto de Milán marcó un hito al convertir el cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano. Tras la caída del imperio y el comienzo de la Edad Media a finales del siglo V, surgieron las primeras filosofías cristianas que definirían el pensamiento medieval.
Alta Edad Media: El Auge del Neoplatonismo
Durante la Alta Edad Media, el platonismo se convirtió en la filosofía dominante debido a sus similitudes con la doctrina cristiana. Estas similitudes incluyen:
- La afirmación de la existencia de otro mundo (fácilmente asimilable al Reino de Dios).
- La doctrina de las ideas: este mundo ha sido hecho a imagen de Dios.
- El concepto de participación de las ideas.
- La figura de la idea de bien platónica (asimilable a Dios).
- La trascendencia del primer principio (que sirve para subrayar el monoteísmo).
- La inmortalidad del alma.
- El destino del ser humano no es este mundo, sino uno trascendente.
- Las almas son juzgadas después de la muerte.
Sin embargo, también existían diferencias. Por ejemplo, la unión del alma y el cuerpo en Platón es accidental y antinatural, mientras que en el cristianismo es inherente a la naturaleza humana.
La principal corriente de esta época se conoce como neoplatonismo, un intento por dotar a la fe de capacidad explicativa, razonamiento, estrategias lógicas y orden. Los principales autores neoplatónicos incluyen:
- Cristianos: Plotino, Procio, San Agustín de Hipona.
- En la Baja Edad Media: San Anselmo de Canterbury, San Buenaventura.
- Árabes: Avicena y Avempace.
- Judíos: Ibn Gabirol y Maimónides.
La Patrística, la vasta literatura teológica desde el siglo I hasta esta época, abordó cuestiones teológicas y filosóficas. Pensadores como Taciano y Tertuliano, apoyados por Orígenes y Clemente de Alejandría, se enfrentaron a la filosofía pagana. Fue crucial diferenciar la ortodoxia de la heterodoxia (considerada herejía). El cristianismo no fue un pensamiento terminado desde el principio, y algunos de sus dogmas y creencias se modificaron a lo largo de la historia.
Dentro de las corrientes heterodoxas, el gnosticismo y el maniqueísmo tuvieron relevancia filosófica.
Plotino, uno de los máximos representantes del neoplatonismo junto con San Agustín, destaca por su idea de que Dios es incomprensible e innombrable para nosotros: es todo lo que existe y nada de lo que existe. Es la unidad absoluta, necesaria, inmutable, infinita; pero no es la unidad numérica, es la unidad universal en su perfecta simplicidad. (Averroes y Avicena también exploraron estas ideas).
Baja Edad Media: El Resurgimiento del Aristotelismo
La Recepción del Aristotelismo en Occidente
Hasta el siglo XIII, el pensamiento platónico predominó en Europa gracias a la influencia de San Agustín. El gran tema de esta época fueron los conflictos entre la razón y la fe.
En el siglo XIII, Aristóteles resurgió con fuerza, y abundaron las traducciones y comentarios de sus obras. Tomás de Aquino intentó asimilar el aristotelismo y construir un sistema que armonizara el cristianismo y la filosofía aristotélica.
Los árabes, en contacto con los últimos reductos de la cultura griega, tradujeron al árabe obras originales y comentarios de Aristóteles, dando lugar a la filosofía árabe-aristotélica. Avicena fue su máximo representante, mientras que Averroes escribió los primeros comentarios a las obras de Aristóteles.
En el siglo XII, las obras de Aristóteles se tradujeron directamente del griego al latín. El averroísmo latino cobró fuerza, reclamando la autonomía de la razón frente a la fe.
El Averroísmo Latino
El averroísmo latino sostenía tesis contrarias al cristianismo, como la eternidad del mundo, la no inmortalidad del alma individual y la existencia de dos verdades: la teológica (fe) y la filosófica (razón).
La Escolástica
La escolástica, el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo, floreció en las universidades medievales. Su programa de investigación fundamental fue la discusión entre el alcance de la razón y los límites impuestos por la fe. La razón estaba subordinada a la fe, por lo que la filosofía debía ayudar a la teología a interpretar las escrituras y construir una doctrina sistemática.
Las universidades medievales fueron centros de enseñanza e investigación dominados por las órdenes mendicantes, principalmente los dominicos (orden a la que perteneció Tomás de Aquino) y los franciscanos (como Guillermo de Ockham).
En el siglo XIII, las universidades estaban en su fase de nacimiento y organización. La primera universidad, la de Bolonia, sirvió de modelo a las de Oxford y Cambridge.
Tomás de Aquino, uno de los representantes más destacados de la escolástica, intentó armonizar la razón y la fe, integrando en un sistema ordenado el pensamiento de autores como San Agustín, Averroes y Avicena con las enseñanzas de la Biblia y la doctrina católica.
Guillermo de Ockham
Guillermo de Ockham, uno de los últimos filósofos medievales, intentó comprender su tiempo sin aferrarse a los esquemas escolásticos. Su pensamiento representa un intento de renovación y revisión de la filosofía y la teología anterior, un auténtico ejercicio de libertad filosófica.
Con Guillermo de Ockham termina la Edad Media, dando paso al Renacimiento.