CH: La filosofía kantiana y el contexto de la Ilustración
La filosofía kantiana se enmarca en el inicio de la Ilustración a lo largo del siglo XVIII. En Inglaterra, en vez del absolutismo de la época, se mantenía el parlamentarismo, mientras que en Francia se producía el declive de la dinastía de la casa de Borbón a manos de los reyes Luis XV y Luis XVI, y el fin de la monarquía tras la Revolución Francesa. Por otro lado, en Prusia, con el rey Federico II, aficionado a la ciencia y con un estilo autoritario que se denominó despotismo ilustrado, se promovía el lema «todo por el pueblo pero sin el pueblo». Gracias a este movimiento, Prusia se convertirá en una de las más importantes potencias militares en Europa.
CF: Influencias y desarrollo del pensamiento de Kant
Seguidor de Wolff y de Leibniz, Kant empezó en el marco de la filosofía racionalista. Tras la aparición de Hume, Kant «despertó» de su sueño dogmático y centró la experiencia como ámbito de conocimiento, a la vez que evitaba el fenomenismo humano, ya que su filosofía empirista dejaba sin fundamento epistemológico a la ciencia racional. Kant no concibe que no existan las realizaciones matemáticas como la de Newton, por eso crea una nueva vía haciendo una crítica a la ciencia y a la moral.
1. Pensamiento de Kant: El giro copernicano
Es la subjetividad del sujeto la que brinda al objeto objetividad. Si hasta el momento el sujeto giraba alrededor del objeto mostrando su dependencia epistemológica, Kant propondrá un nuevo modo de entender el conocimiento.
El racionalismo encuentra en la propia razón las ideas innatas y la conexión entre el conocimiento y realidad. Kant, como hizo Copérnico, procederá a crear un verdadero giro copernicano en el ámbito de la filosofía. Ya no será el sujeto el que dependa del objeto, sino el objeto el que encuentre en aquél su fundamento. Se inaugura entonces el punto de vista trascendental: todo conocimiento que se ocupa de entender nuestro modo de conocer los objetos, este conocimiento debe de ser posible a priori; universal y necesario, que no depende de la experiencia. A partir de ahí crea el sujeto trascendental. Su autonomía será la fundamentación del saber teórico y del práctico.
2. La Crítica de la Razón Pura y la fundamentación de la ciencia
En la Crítica de la razón pura, Kant intenta averiguar cuáles son las condiciones por las que el conocimiento humano hace posible la existencia de enunciados científicos. Juicio o enunciado de cualquier ley científica que parte de experimentos. Existen dos tipos:
- Analíticos: el predicado no añade nada nuevo al sujeto. Es una aclaración de lo que es el sujeto.
- Sintéticos: el sujeto se ve enriquecido por el predicado.
Los juicios analíticos son siempre a priori, presentan necesidad y universalidad con anterioridad a toda experiencia. Pero no llegan a ser enunciados científicos ya que no permiten el aumento de nuestro saber.
Los juicios sintéticos:
- A posteriori: derivados de la experiencia, permiten el incremento de nuestro conocimiento sin llegar a ser un enunciado, pues es un hecho que se da en ese momento.
- A priori: son aquellos que rebasan el ámbito de la experiencia y presentan una universalidad y una necesidad previa a toda comprobación. Con ello se obtiene nuevos conocimientos, son verdaderos enunciados científicos.
Para promover una ciencia rigurosa y segura se impone proceder antes a una crítica de la razón. La Crítica de la razón pura se estructurara en tres partes esenciales.
2.1 La estética trascendental y las matemáticas
La sensibilidad nos ofrece intuiciones que las cosas producen en ella. Son intuiciones empíricas. El objeto de una intuición recibe el nombre de fenómeno: apariencia sensible que me muestran las cosas. En el fenómeno se muestran dos dimensiones: la materia y la forma. La materia constituye el contenido de la sensación. Ese contenido del objeto se adecua a la estructura propia en el espacio y tiempo, las cuales dan al fenómeno su forma. Espacio y tiempo son formas a priori de la sensibilidad, de estas solo conocemos fenómenos, lo que aparece de las cosas. Este conocimiento sensible ayuda a la ciencia matemática a la determinación a priori del espacio y tiempo, que lo llevará al entendimiento. Los objetos de la ciencia requieren elementos empíricos y trascendentales, creando así como material de una síntesis más profunda.
2.2 La analítica trascendental y la física
Los fenómenos sensibles se van a ir convirtiendo en material del conocimiento intelectual para su entendimiento. A las elaboraciones del entendimiento, denominadas objetos del entendimiento, serán aquellas que propiamente constituyen el contenido de la ciencia, conocimiento riguroso y objetivo. En ellos hay un fundamento empírico y una síntesis a priori. Los objetos de nuestro conocimiento constituyen el ámbito de la física. Esta ciencia requiere elementos sensibles como intelectuales que confieren necesidad y universalidad al objeto del conocimiento. Todo verdadero conocimiento se encuentra dentro de la experiencia fenoménica a la que se limita. El uso de de las categorías no puede rebasar los límites de la experiencia. Además solo es posible entender lo que procede de una representación sensible. Según Kant lo que se encuentra más allá, noúmeno; la cosa en sí que escapa de nuestro conocimiento, aquello de lo que no tenemos intuición sensible y abastece el material de la experiencia.
2.3 La dialéctica trascendental y la metafísica
Los conceptos científicos pueden ser regulados y conducidos por ideas cuya utilidad es hipotética, ya que carecen a su vez de fundamento empírico. Se trata de ideas de la razón, suposiciones sin base empírica. Kant llama uso puro al que se da cuando la razón intenta conocer al margen de la experiencia. Hipótesis de las ideas de la razón: todos los objetos físicos y fenómenos provienen de una misma unidad, mundo. Se supone que todos los fenómenos psíquicos pertenecen a un núcleo originario, el yo, que les confiere unidad. También se supone que todo tiene un origen y un fin, ser de inteligencia, de causa y ser supremo, dios. Son las tres ideas fundamentales de la razón pura que se corresponden con los tipos posibles de sustancias, zonas de la realidad en la metafísica. Pero esto no es posible al no constituirse como una ciencia verdadera, no se puede conocer porque de ellas no tenemos intuición sensible.
3. La fundamentación a priori de la moral. Crítica de la Razón Práctica
Kant intentará salvar y fundamentar la moral frente a la crítica del empirismo. Para ello busca fundarla con la validez universal de la razón. Una ética formal a priori; que busca la bondad moral que no se basa en sentimientos de agrado, desinteresada. Uno actúa con rectitud moral solo cuando lo hace por puro amor al deber. La moralidad no está en la realidad, sino en la voluntad.
Se trata de un imperativo categórico; obrar de tal modo que la norma de tu conducta pueda ser tendida como normal universal. Ni máximos ni imperativos categóricos.
En conclusión las acciones son buenas porque están marcas por la autonomía de la voluntad de la razón práctica: “trata a las personas siempre como fines, nunca como medios”.
Pero de la existencia de la ley moral se derivan tres postulados; exigencias morales.
La libertad, la inmortalidad del alma y dios, aunque nos obliga a pensar que no existan.
4. El idealismo trascendental
El idealismo trascendental establece que todo conocimiento exige la existencia de dos elementos: el primero, externo al sujeto, un objeto de conocimiento. El segundo, propio del sujeto que no es más que el sujeto mismo que conoce. Con respecto al segundo, Kant afirma que las condiciones de todo conocimiento no son puestas por el objeto conocido, sino por el sujeto que conoce. El sujeto que conoce introduce ciertas formas que, no preexistiendo en la realidad, son imprescindibles para comprenderla. Por esto sostiene Kant en la Crítica de la Razón Pura: «Pensamientos sin contenidos son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas». En otras palabras, sin sensibilidad nada nos sería dado y sin entendimiento, nada sería pensado.