Fundamentos de la Argumentación: Estructura, Tipos y Errores Comunes

La Argumentación

Las argumentaciones o razonamientos son formas en las que se expresa la racionalidad humana. Se recurre a ellos tanto en la vida cotidiana como en el campo del derecho y de la ciencia.

Para poder hablar de razonamientos es necesario distinguir entre:

  • Premisas: Son el apoyo o las razones que se esgrimen a favor de la conclusión. Son la prueba de que la conclusión es verdadera.
  • Conclusión: Es la tesis que quiere probarse o defenderse.

Para analizar un argumento es necesario ordenar el texto, situando primero las premisas y luego la conclusión, y mostrar todos los argumentos, incluidos aquellos que están sobrentendidos.

Tipos de Argumentación

Argumentación Deductiva

Es aquella en la que la conclusión se sigue necesariamente de las premisas. En estos razonamientos, si las premisas son verdaderas, se obtiene una conclusión verdadera. Un tipo de razonamiento deductivo consiste en partir de una premisa general (todos somos mortales) y derivar como conclusión enunciados particulares (yo soy mortal). Si el enunciado general es verdadero, también lo serán los enunciados particulares. Existen otros tipos de argumentación deductiva.

Argumentación Inductiva

En este tipo de argumentaciones, la conclusión no se sigue de forma necesaria de las premisas, sino de forma probable. Las premisas hacen que la conclusión sea probablemente verdadera, pero no aseguran que esto sea así. Un tipo de razonamiento inductivo consiste en pasar de premisas particulares a una afirmación universal. Aunque los enunciados particulares sean verdaderos, el enunciado general no tiene por qué serlo.

Argumento de Autoridad

Consiste en concluir la verdad de una afirmación por la simple razón de que ha sido realizada por alguien de prestigio. Por ejemplo, se concluye que enunciados incluidos en pasajes de la Biblia o escritos por los padres de la Iglesia son verdaderos. Este razonamiento, muy utilizado durante la Edad Media, es inválido.

Conceptos Básicos

Validez de los Argumentos

La lógica estudia los argumentos formalmente válidos, es decir, aquellos en los que premisas verdaderas conducen necesariamente a una conclusión verdadera. Por ejemplo:

  • Si se deja el agua en un cazo al fuego, el agua se evapora.
  • Se ha dejado agua en un cazo al fuego.
  • Conclusión: El agua se evapora.

Para comprender esta disciplina es importante no confundir los conceptos de:

  • Verdad: Se refiere a las proposiciones. Una proposición será verdadera si se corresponde con la realidad. La lógica no estudia si un enunciado es verdadero, sino si un argumento es o no es válido.
  • Validez: Se refiere a la forma del razonamiento. El razonamiento será válido si, al partir de premisas verdaderas, se alcanza necesariamente una conclusión verdadera. Si en un razonamiento se da la posibilidad de, partiendo de premisas verdaderas, llegar a una conclusión errónea, dicho razonamiento no es válido.

Cuando un razonamiento conduce a una conclusión falsa a pesar de que las premisas sean verdaderas, se dice que es un argumento inválido o falacia.

Argumentos Inductivos

Se califica como argumento inductivo aquel en el que la conclusión no se sigue necesariamente de las premisas. Las premisas apoyan, apuntalan y sostienen una tesis, pero no de forma absoluta y concluyente. A diferencia del argumento deductivo, en un argumento inductivo se puede partir de premisas verdaderas y llegar a una conclusión falsa.

Un caso particular de inducción consiste en partir de hechos particulares y, a partir de ellos, hacer una generalización. Estos hechos pueden aumentar la probabilidad de que la conclusión sea cierta, pero no la garantizan con absoluta certeza. Entre los diferentes tipos de argumentos inductivos se encuentran los argumentos por causas y correlaciones, la analogía y la inferencia hipotética.

El Problema de la Inducción

El razonamiento inductivo está expuesto al error debido a lo que se conoce como el problema de la inducción.

El Contraejemplo

La inducción es una generalización a partir de unos datos reducidos. Por ejemplo, si en diferentes viajes a la selva un explorador solo ve gorilas de pelo negro, puede hacer la inducción de que todos los gorilas tienen el pelo negro. Sin embargo, en el Zoo de Barcelona vivió durante varias décadas un gorila de pelo blanco; la generalización hubiera sido errónea.

La Regularidad de la Naturaleza

Al hacer un razonamiento inductivo, se da por hecho que la naturaleza funciona de forma regular y que sus leyes serán siempre las mismas. Sin embargo, las condiciones pueden cambiar en algún momento, por ejemplo, un antibiótico…

Argumentos por Causas y Correlaciones

Argumentos por Causas

El principio de causalidad establece que todo efecto o hecho tiene que tener una causa. La causa establece que entre dos hechos hay una relación o implicación. Por ejemplo, si un conductor se duerme y tiene un accidente, se afirma que la causa del accidente ha sido que el conductor se durmió.

Las causas son siempre previas a los efectos, por lo que se puede confundir la causalidad con la consecutividad: que un suceso sea anterior a otro no significa necesariamente que sea su causa.

Los efectos no conducen necesariamente a las causas porque no hay una ligazón necesaria entre ellos. Un hecho puede tener causas múltiples y, si no se tiene más información, resulta imposible determinar cuál es su origen.

Argumentos por Correlaciones

Se considera que dos series de valores están correlacionadas cuando la variación en una de ellas se corresponde con la variación en la otra. Del mismo modo que ocurre con las causas, hay correlaciones que son significativas, mientras que otras pueden deberse a la casualidad. Es una forma argumentativa muy utilizada y útil porque pone sobre la pista de factores dependientes entre sí, aunque también puede conducir a error.

Este tipo de razonamientos no es concluyente a no ser que se establezcan los mecanismos por los cuales se produce la correlación. En medicina, las correlaciones se utilizan con asiduidad y permiten descubrir nuevos fármacos o productos tóxicos. También los defensores medioambientales emplean a menudo las correlaciones para defender sus puntos de vista. Por ejemplo, existe una correlación entre el aumento de la concentración de CO2 en la atmósfera y el aumento de la temperatura media del planeta. Este hecho sirve de argumento a muchos científicos para apoyar la conclusión de que la actividad humana eleva la temperatura de la Tierra y provoca, por tanto, el cambio climático.

No basta que haya una correlación para demostrar que dos elementos están relacionados. A pesar de la correspondencia, a nadie se le ocurriría pensar que están correlacionados y que un valor determina al otro si no hay una explicación causal plausible. A veces, se trata de una mera coincidencia.

Argumentos por Analogías

En estos argumentos, las semejanzas entre dos hechos o circunstancias pertenecientes a campos diferentes permiten concluir con la semejanza de otro elemento. Consiste en transferir los resultados obtenidos en un caso conocido a otros que están por conocer. Se trata de una de las formas de argumentación más débiles y su uso conlleva numerosos errores.

Inferencia Hipotética

Consiste en idear la mejor explicación para un fenómeno enigmático. El término inferencia es equivalente a razonamiento. Por ejemplo, si una persona va a buscar una camisa que tendió en el balcón de su casa el día anterior y no la encuentra, puede idear la hipótesis de que se la llevó el viento. Aunque puede que sea errónea, se trata de la mejor explicación a partir de la información que se posee en ese momento.

En algunos casos, hay que elaborar deducciones, aunque acostumbran a sostenerse en generalizaciones a partir del conocimiento del mundo. En estas argumentaciones, que se usan de forma habitual en campos como la ciencia o la criminología, la creatividad es fundamental e indispensable para formular hipótesis. Sin embargo, la diferencia consiste en que, una vez formulada la hipótesis, los científicos deducen experimentos para que dicha hipótesis pueda ser contrastada con la realidad. Y una vez hecho el experimento, es posible decidir si la hipótesis se desecha y se propone otra o, por el contrario, se mantiene.

Las Falacias

Las falacias son formas argumentativas erróneas o falsas. Por este motivo, no deben emplearse en una discusión, ya que no sirven para sustentar las conclusiones de la argumentación.

Falacias Formales

Son aquellas en las que la forma del razonamiento es inválida porque premisas verdaderas pueden conducir a conclusiones falsas. Son propias de los razonamientos deductivos y la lógica permite descubrirlas mediante las tablas de verdad.

Falacias Materiales

Son aquellas en las que se argumenta ignorando los razonamientos que se debaten. No se critican los argumentos que están sobre la mesa, sino que se descalifica a la persona, se recurre a los sentimientos o se ataca una tesis que en realidad ni ha sido dicha. En todos estos casos, se desvía la atención de los argumentos reales. Un buen razonamiento es aquel que se centra exclusivamente en los argumentos.

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