Fundamentos de la Moral y la Política en Platón y Aristóteles: Intelectualismo Moral vs. Virtud

1.3 Disertación sobre la tesis: El conocimiento del bien es el fundamento de la moral y la política. Sólo el hombre que lo conoce actuará moralmente y está capacitado para gobernar.

Platón, desengañado de la política, especialmente de la democracia que condenó a su maestro Sócrates, orienta su actividad a la búsqueda de la mejor manera de gobierno de la polis. En este sentido, apuesta por la aristocracia como modelo político ideal y diseña en La República un programa educativo y una estructura social que lo posibilite. Para entender por qué el gobierno de los mejores (aristocracia) es la mejor forma de organización social hay que basarse en la doctrina del intelectualismo moral heredada de su maestro, según la cual, sólo si se conoce qué es el bien y la justicia se puede actuar de forma justa, es decir, el saber y la virtud coinciden. En este sentido, nuestros actos dependen de nuestro conocimiento, y en democracia, puesto que la mayoría no posee el conocimiento del bien y las formas vinculadas (justicia, belleza, bondad), el resultado de sus votos no nos acerca a un gobierno justo. Por todo ello, el estado debe procurar la educación a los ciudadanos para que aquellos que posean la capacidad adecuada (predominio del alma racional) puedan alcanzar el conocimiento del bien y gobernar la ciudad.

Aristóteles no está de acuerdo en que sólo el conocimiento garantice la justicia. Es preciso tener conocimientos, pero es la virtud o su carencia lo que hace que el gobierno sea justo o injusto. Al contrario que el intelectualismo moral, Aristóteles concibe lo que él llama “acrasía”, que es conocer el bien y, sin embargo, actuar mal. El conocimiento no garantiza que vayamos a elegir correctamente, puesto que es la voluntad, y no la razón, la responsable de la elección.

El intento de Platón de encontrar un gobierno justo está lleno de buenas intenciones, pero la realidad (ésta, no la de las ideas) nos hace ver que su proyecto está minado desde la base. Primero está el convencimiento de que el saber y la virtud coinciden, sobre el que tantas pruebas en su contra podemos ver a nuestro alrededor. Pero ¿y si fuera cierto? Si así fuera, nos encontraríamos con el mismo problema que encontró Ortega: ¿Cómo educar a la élite? Winston Churchill decía que “La democracia es el menos malo de los sistemas políticos”, aunque, por otra parte, también dijo que «El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio.»



La idea del Bien es el objeto último de conocimiento y quien lo haya alcanzado podrá obrar con prudencia tanto en la vida política como en el ámbito personal. Platón equipara la idea de bien con el sol (hace que las cosas sean visibles) en este mundo y es la causa de la inteligibilidad de las formas en el mundo de las ideas.

1.2 Términos

Inteligible

Inteligible es todo aquello captable por la razón. Para Platón, lo inteligible son las esencias o ideas; sólo el alma es capaz de captarlas; al cuerpo, ligado a lo material, no le es posible acceder a las ideas. Lo inteligible conforma la eterna, inmutable y auténtica realidad, de la que el mundo sensible no es más que una copia. En la alegoría de la caverna, la región exterior correspondería al mundo inteligible, al que sólo puede accederse por medio de la educación y la dialéctica. Aristóteles criticará esta concepción de la realidad mediante su teoría hilemórfica, según la cual, las esencias y las cosas no pueden estar separadas.

Bien

El bien es aquello que persigue nuestra voluntad, estemos o no equivocados al estimarlo como tal. Para Platón, esta idea representa la causa final de todos los seres, la razón de ser de lo existente, su finalidad o propósito. Como nos señala en la República, sólo puede alcanzar el bien aquél en cuya alma predomine el aspecto racional y que, además, reciba la educación necesaria. Una vez conocido el bien, por virtud del intelectualismo moral, quien posea este conocimiento actuará de la forma más justa posible y será el candidato idóneo para gobernar (aristocracia), devolviendo así al estado la compensación por la formación recibida. En el mito de la caverna compara el efecto del bien en el mundo inteligible con el del sol en el mundo sensible, tanto epistemológica como ontológicamente. Al igual que el sol hace visibles los objetos y es fuente de vida, la idea de bien permite la inteligibilidad de las ideas por parte del alma, así como su esencia y existencia. La idea de bien será sustituida por el Uno en el neoplatonismo y por Dios en el platonismo cristiano de Agustín de Hipona.

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