Fundamentos del Pensamiento de Hume: Impresiones, Ideas y Conocimiento

Impresiones e Ideas en Hume

Hume establece que todos los conocimientos de la mente humana son percepciones. Estas se dividen en:

  • Impresiones: Percepciones que se presentan con mayor fuerza, transmitidas por los sentidos al conocer objetos. Incluyen sensaciones, pasiones, emociones y sentimientos.
  • Ideas: Copias de las impresiones, más débiles y posteriores a estas.

Las impresiones pueden ser:

  • Simples: Copias directas de impresiones simples.
  • Complejas: Construcciones mentales a partir de ideas simples.

Las ideas se crean según tres principios:

  • Semejanza: Ideas relacionadas por su parecido.
  • Contigüidad: Ideas relacionadas por su proximidad en tiempo o espacio.
  • Causa-efecto: Conexión donde una idea surge como resultado de otra.

El poder de la mente está limitado por las impresiones. Las ideas son más débiles que las impresiones y posteriores a estas. La impresión es originaria y la idea es verdadera solo si es precedida por una impresión. Esto permite eliminar ideas falsas.

Las facultades que permiten la conexión entre impresiones e ideas son:

  1. Memoria: Entendimiento pasivo.
  2. Imaginación: Entendimiento activo.

Toda percepción es doble: primero impresión y luego idea.

Tipos de Conocimiento

Hume distingue dos tipos de conocimiento:

  1. Relaciones de ideas: Necesarias, se refieren a relaciones entre ideas, no a lo existente. Se basan en el principio de no contradicción y no aportan conocimientos nuevos.
  2. Cuestiones de hecho: Proceden de la experiencia con objetos y procesos físicos, son contingentes y probables. Son contrarias al principio de no contradicción y se fundamentan en el principio de causalidad.

Implicaciones y Empirismo de Hume

El criterio radical de certeza de Hume establece que para saber si una idea es verdadera, basta comprobar de qué impresión procede. Las ideas sin impresión son ficción o fantasía. El límite del conocimiento son las impresiones suministradas por los sentidos.

Crítica al Principio de Causalidad

El conocimiento de hechos se limita a las impresiones actuales y recuerdos de impresiones pasadas. No hay conocimiento del futuro porque no tenemos impresiones de este. Las predicciones del futuro se basan en inferencias causales.

La idea de causa es la base de las inferencias sobre hechos sin impresión. La conexión causal se entiende como una conexión necesaria entre causa y efecto. Sin embargo, la experiencia no justifica conexiones necesarias entre fenómenos, es decir, que la misma causa produzca siempre los mismos efectos. El conocimiento del futuro es una suposición y creencia, aunque el hábito y la costumbre nos hagan sentir seguros. La experiencia es el fundamento de las conclusiones sobre causa y efecto. Todo efecto es distinto de su causa.

Existencia de una Realidad Exterior

Hume rechaza el argumento de Locke sobre la existencia de una realidad extramental como causa de nuestras ideas. Hume argumenta que no podemos inferir una realidad más allá de nuestras impresiones. La creencia en una realidad física distinta de nuestras impresiones se basa en la imaginación, que proyecta coherencia sobre el mundo.

Demostración de la Existencia de Dios

Hume critica el uso del principio de causalidad para demostrar la existencia de Dios.

Noción del Yo e Identidad Personal

Hume afirma que la palabra sustancia está desprovista de sentido, ya que no existe impresión que la preceda. Es solo un nombre. La costumbre nos hace inferir que las cualidades dependen de la sustancia. La negación del yo es una consecuencia de la idea de sustancia.

Tanto racionalistas como empiristas consideraban indudable la existencia del yo. Hume argumenta que:

  1. Hablar de un yo como sustancia no tiene justificación en la experiencia, ya que las impresiones son efímeras y se suceden. No existen impresiones constantes e invariables del yo.
  2. No existe un yo como sustancia distinta de nuestras impresiones e ideas. La conciencia de identidad personal a lo largo del tiempo es un estado de memoria, un mecanismo para seguir la sucesión de impresiones, no una identidad. La existencia del yo es un objeto de creencia.

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