CONOCIMIENTO
1. La Crítica de la Razón: Condiciones de la Ciencia
En su pensamiento maduro, Kant denomina crítica de la razón al examen que la razón hace de sí misma. Lo considera necesario debido al fracaso de los intentos previos para fundamentar la física. Kant propone una tercera vía, ya que el racionalismo basa su confianza en la razón en un motivo externo, mientras que el empirismo confía únicamente en la experiencia, la cual, al ser insuficiente, conduce al escepticismo. Fundamenta, pues, la ciencia y la define como un conocimiento universal (que no admite excepciones) y necesario (como deben ser las cosas). Kant afirma que la base de la ciencia deben ser los juicios sintéticos a priori, es decir, juicios como forma de expresión, sintéticos (a diferencia de los analíticos, que solo informan con el predicado contenido en el sujeto, en los sintéticos el predicado aporta un contenido nuevo) y a priori, es decir, basados en la razón, sin dudar de ellos. El empirismo es sintético (informativo) pero a posteriori, es decir, una vez comprobado. Al hablar del giro copernicano, Kant menciona que la materia de los juicios debe ajustarse al sujeto, y no al revés.
2. Estética Trascendental
La estética (sensación en griego) estudia la sensibilidad entendida como la capacidad del sujeto, estando pasivo, para recibir sensaciones de los objetos. El resultado de esta sensibilidad es la intuición empírica (fenómeno: representación individual de un objeto captado por los sentidos), donde Kant diferencia una materia, procedente de la cosa u objeto (cosa en sí), y una forma, aportada por el sujeto. Kant, al hablar de las representaciones (lo que hay en la mente), distingue entre individuales (intuiciones), que nombran un objeto como único, y generales (conceptos), que abarcan un grupo de objetos. Estas formas a priori de la sensibilidad son el espacio y el tiempo, representaciones individuales, a priori (que no proceden de la experiencia). Son a priori ya que no podemos tener experiencia alguna sin espacio o, al menos, tiempo.
3. Analítica Trascendental
Estudia el entendimiento, cuya función es pensar, es decir, poner objetos (intuiciones) bajo conceptos (requerimientos generales). El resultado del entendimiento es el juicio de un pensamiento. Este entendimiento, para elaborar juicios, usa formas a priori llamadas conceptos puros o categorías: según la cantidad, la cualidad, la relación (categóricos, sujeto/predicado; hipotéticos, continente/contenido; disyuntivos, parte/todo) y la modalidad. A partir de estos conceptos, concluimos los principios de la base de la física o ciencia natural. Son a priori, pero solo funcionan si se aplican al material procedente de la experiencia (fenómenos o intuiciones). Por eso, la metafísica, que pretende prescindir de la intuición para pensar más allá de la experiencia, es imposible. El conocimiento se construye a partir de intuición y concepto (sensibilidad y entendimiento) y se necesitan mutuamente.
4. Dialéctica Trascendental
Es el estudio de la razón, entendida como la facultad que une juicios ya existentes (no crea) formando razonamientos o silogismos. Las formas a priori de la razón son tres: alma, mundo y Dios, y cada una está relacionada con un razonamiento. El alma se corresponde al razonamiento categórico, que habla de la relación predicado/sujeto. El mundo, conjunto de causas y efectos, se relaciona con el hipotético, que estudia esta misma relación. Y Dios, todo lo que incluye la realidad, se relaciona con el razonamiento hipotético (parte/totalidad). Reciben el nombre de ideas y se tratan de ideales a seguir para nuestros conocimientos (visión platónica). El alma representa el ideal de la unidad de la experiencia interna, el mundo representa el ideal de la unidad de la experiencia externa, y Dios representa la unidad máxima, aglutinando en sí toda la realidad (Ens Realissimum). Estas ideas no proporcionan ningún conocimiento real, sino que se limitan a presentar ideales para los conocimientos ya adquiridos. Por ello, la metafísica es imposible, ya que se basa en esta confusión entre ideal y realidad.
5. Fenómeno y Noúmeno
Kant delimita el campo científico a los objetos de la experiencia (fenómenos). Pero este conjunto no agota la realidad, sino que existe una realidad no conocida llamada noúmeno o cosa en sí. La razón teórica no dice nada acerca de esto, pero deja un espacio abierto con vistas a que la razón práctica explique. La libertad, piedra angular del pensamiento kantiano, es negada en la razón teórica, que solo admite el determinismo natural, pero afirmada necesariamente en la razón práctica, como requisito del deber moral. Por tanto, la razón teórica estudia el fenómeno y la razón práctica estudia el noúmeno. Lo único que puede ser considerado sin restricción es la buena voluntad (intención de hacer lo que se debe porque debe hacerse, y no por ninguna inclinación o interés egoísta). Kant dice que la experiencia no puede asegurar la buena voluntad, ya que siempre podrá encontrar algún motivo oculto de interés egoísta, por lo que una ética realmente válida debe ser basada en la razón, por tanto, a priori. Las éticas a posteriori Kant las llama éticas materiales, ya que parten de un fin o materia que todos pretenden y deducen de él las normas o medios para conseguirlo. Estas éticas materiales no pueden proporcionar verdaderas leyes morales, sino consejos o imperativos categóricos. El verdadero imperativo moral debe ser categórico: algo debe hacerse por sí mismo, al margen de cualquier interés.
ÉTICA
1. Crítica a las Éticas Materiales
Kant propone una ética formal en la que la materia o contenidos concretos se deduzcan de la forma (universal y necesaria) que debe tener la ley moral. La expresión de la ley moral es el imperativo categórico, que puede formularse de varias maneras, todas ellas equivalentes.
2. El Imperativo Categórico: Universalidad, Autonomía y Humanismo
- Universalidad: al actuar de acuerdo con la ley moral se debe creer lo mismo para uno que para cualquier otro que esté en la misma situación (máxima).
- Autonomía: el propio sujeto que sigue la ley moral actúa como legislador universal por lo que, al dictar la ley moral, debe valer para todos y para sí; de esta forma, obedecer la ley significa obedecerse a sí mismo.
- Humanidad (como fin): Kant dice que se debe tratar a la humanidad como un fin en sí mismo, y nunca como un medio. Esto se deduce de la dignidad que posee el legislador universal.
3. Postulados de la Razón Práctica
Son afirmaciones que la razón teórica no puede afirmar, pero cuya verdad presupone la razón práctica como requisito necesario de la moralidad (libertad) o bien como condiciones de la actuación moral (inmortalidad y Dios). La libertad debe darse por supuesta para que la idea misma de deber moral tenga sentido, ya que uno mismo debe ser capaz de controlar sus impulsos y actuar al margen de ellos. La inmortalidad y Dios aparecen como presupuestos de la posibilidad del objetivo de la moralidad que es la justicia universal. Solo es posible si hay otra vida después de esta, ya que dicha justicia será puesta de manifiesto en la próxima.