Fundamentos Filosóficos de la Sociedad: Contrato Social, Derechos y Legitimidad del Poder

Sociales por Decisión

La vida en sociedad no constituye, pues, ningún añadido a nuestra naturaleza como humanos, sino que forma parte de ella. Ser humano es, inevitablemente, ser humano en sociedad también.

Contrato Social

Llamamos contrato social al acuerdo por el cual las personas, como criaturas capaces de asumir el protagonismo de sus vidas, establecen las bases de la convivencia. El contractualismo social aparece en los siglos XVI y XVII, en el periodo de la Ilustración.

Thomas Hobbes

Thomas Hobbes imaginaba que la situación de enfrentamiento permanente creada por el estado de naturaleza conduciría a las personas a establecer un pacto en virtud del cual se traspasaría todo el poder a una única persona o asamblea, capaz de garantizar la paz y la seguridad. Se produce, de esta manera, la sustitución legítima del estado absoluto.

Otros Enfoques del Contrato Social

El contrato no conduce necesariamente al poder absoluto, sino al Parlamento o a la constitución de una voluntad general. Uno de los debates generados por la teoría del contrato social es el derivado del reconocimiento, al menos conceptual, de la realidad de las personas como tales, con independencia de la sociedad y de manera previa a su constitución. Para algunos autores, entre los cuales ya se contaba Aristóteles, esto no tiene ningún sentido.

Prioridades en la Organización Social

Prioridad al Colectivo

Quienes dan prioridad al todo consideran justificado el sacrificio de los individuos en beneficio de la colectividad. El equilibrio social, el desarrollo conjunto, el incremento global de eficacia o la construcción de una identidad colectiva justificarán la imposición sobre deseos, aspiraciones o conquistas individuales. El Estado podrá, así, regular el uso de la propiedad privada.

Primero los Individuos

La salvaguarda básica y primaria ha de ser la de los individuos. El Estado no debe tener otra misión, pues, que la de velar para que los individuos puedan desplegar sus capacidades, interfiriendo lo mínimo. Liberalismo. Insiste en la idea del Estado mínimo.

El Iusnaturalismo

El equivalente del universalismo en el ámbito del derecho es la idea del iusnaturalismo, la convicción de que hay unos derechos naturales, unos derechos que nos corresponden por naturaleza humana. Estos derechos morales son previos a cualquier derecho legal, al llamado derecho positivo. Solo la ley que respeta los derechos naturales es realmente legítima, y tenemos la obligación moral de respetarla.

El Positivismo Jurídico (Siglos XIX y XX)

Para sus defensores, el iusnaturalismo ha propiciado una confusión peligrosa entre el ámbito del derecho y el de la moral. Hay que separar las nociones de validez y de justicia. El derecho está constituido por unas normas de obligado cumplimiento para todo el mundo, y detrás de las cuales hay un poder con capacidad para obligar a su cumplimiento. La validez de una ley no le viene dada por su justicia, sino por su integración en un ordenamiento jurídico.

El Convencionalismo Jurídico

El convencionalismo jurídico defiende, oponiéndose al positivismo jurídico, que no se puede obviar la referencia a la justicia como horizonte del derecho. Y, contra el iusnaturalismo, postula que el derecho es una construcción humana y que, por tanto, solo las personas deben constituir su base de sustentación, sin recurrir a ninguna otra instancia que lo legitime. Esta posición se arriesga a deslizarse hacia el relativismo.

Legitimaciones del Poder

Legitimaciones Teocráticas

Dios aparece como legitimación de la estructura de poder. Recordemos las invocaciones a la gracia divina en regímenes políticos muy diferentes y pertenecientes a ámbitos culturales diversos.

Legitimaciones Naturalistas

Esta idea contiene un trasfondo teocrático. Una variante de esta idea es el llamado darwinismo social: la competencia pone a cada uno en su lugar.

Legitimación Racional

Desde esta perspectiva, solo estará legitimado aquel gobierno que emane del intercambio de razones entre las personas, que provenga de la convicción y no de la coacción, que no parta de respuestas ya dadas, sino que esté dispuesto a buscarlas. Solo el fundamento en la capacidad que nos otorga el dominio de nuestras vidas hace legítima la dirección del colectivo social. Solo desde esta perspectiva adquiere sentido la idea del gobierno de todos.

La Razón Construida

Nadie tiene la razón, sino que todos tenemos razones. La racionalidad aparece como ideal, como un horizonte que debemos ir construyendo juntos. El lenguaje, como herramienta, y el diálogo, como método, serán los mecanismos de los que deberemos valernos en este proyecto. Ni el mundo de la ciencia ni el de la política están constituidos por verdades eternas, sino por hipótesis provisionales.

La Idea de Igualdad

La Asamblea Nacional Francesa declaraba en 1789 los Derechos del Hombre y del Ciudadano, proclamando que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos.

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