Glosario de Términos Filosóficos: Del Escepticismo al Idealismo Trascendental

Escepticismo

Corriente filosófica caracterizada por poner en duda la capacidad del conocimiento humano para aportar contenidos ciertos y seguros. Se denomina de manera general escepticismo a la escuela creada por Pirrón de Elis en el siglo IV a. C. que negaba la posibilidad de alcanzar la verdad por parte del hombre, siendo todas las opiniones igualmente válidas, lo cual aconsejaba evitar hacer afirmación alguna o epojé para evitar caer en el error. En el caso de Hume, resulta imposible afirmar la validez de los conceptos tradicionales de la metafísica como Dios, sustancia o sujeto ya que carecemos de la evidencia de la impresión correspondiente.

Experiencia

Hace referencia al principio empirista del conocimiento según el cual todo conocimiento comienza en la experiencia (criterio temporal) y tiene como base a ésta para demostrar su validez (criterio de significación). Este principio le opone al racionalismo en tanto que niega la existencia de contenido innato alguno en el conocimiento humano, pues toda idea se origina según el principio de copia en la experiencia sensible.

Percepción

Es el contenido mental que procede directa o indirectamente de la experiencia. Las percepciones se dividen en impresiones o ideas, según el criterio de vivacidad e inmediatez, siendo las impresiones más vivas e inmediatas al proceder directamente de la experiencia y ser las ideas más confusas por ser copias de las impresiones.

Impresiones

Son las percepciones inmediatas del conocimiento procedentes de la sensación. Se dividen en externas o de sensación, cuando provienen de nuestros sentidos provocadas por causas desconocidas, y externas o de reflexión, cuando provienen de la percepción de la mente sobre sus propios contenidos. A su vez se pueden dividir en impresiones simples, o no analizables en otras, e impresiones complejas, cuando están formadas por un haz de impresiones distintas.

Ideas

Copias debilitadas de las impresiones. Por este motivo, son menos vivas y menos intensas. Se dividen en simples cuando corresponden a la huella dejada por una impresión simple, y complejas que se hacen corresponder con las impresiones complejas. Si bien, la imaginación, valiéndose de las leyes de asociación de ideas, puede formar ideas complejas que no tengan correspondencia con impresión alguna, como la idea de Dios, de sustancia o del propio yo a las que Hume somete al criterio de significación empirista o principio de copia para negarles su validez.

Hábito (Costumbre)

Mecanismo fundamental del conocimiento humano que tiene su origen en la experiencia de observar repetidamente que a un determinado hecho le sigue constantemente otro, al que Hume hace responsable de inclinar a la imaginación a establecer la creencia en una relación necesaria entre los hechos a pesar de no poseer impresión directa de dicha necesidad y a suponer inductivamente el carácter regular del curso de los acontecimientos de la naturaleza en la que se basa las generalizaciones sobre los hechos.

Causalidad

Para Hume no es una relación de ideas, pues no hay conocimiento alguno que a priori determine un acontecimiento futuro, ni una cuestión de hecho, pues no hay impresión de la necesidad de la relación entre dos hechos. La experiencia sólo nos aporta:

  • Contigüidad espacio-temporal
  • Prioridad de uno de los hechos sobre el otro
  • La conexión constante de los hechos en la experiencia pasada

Por tanto, el razonamiento causal proviene de la imaginación fundada en la costumbre de haber observado experiencias similares en el pasado y la suposición de la regularidad de los acontecimientos de la naturaleza, aunque carezcamos de certeza sobre el futuro de los hechos (pues sólo contamos con la experiencia y ésta no prueba el futuro).

Creencia

Sentimiento de origen psicológico (imaginación) que nos obliga a percibir un objeto de manera especial o atribuirle propiedades que no podemos observar y que está en la base del principio de causalidad, que nos hace suponer que los acontecimientos del futuro se producirán, necesariamente, como los observados en el pasado. Para hacer esta suposición nos apoyamos en el hábito de observar que a un determinado hecho lo sigue constantemente otro, llamamos al primero causa y al segundo efecto. La creencia se distingue de la simple idea por su intensidad con que se nos presenta, pero no es algo que se añada a la idea, sino un sentimiento o feeling que nos mueve a dar validez irrenunciable a una idea, haciéndola semejante a una impresión.

Sentimiento

La teoría ética de Hume que establece que el fundamento de la experiencia moral está en la emoción o feeling que las acciones y cualidades despiertan en nosotros y no en la experiencia moral y en el concepto racional concebido o aprendido. Dicho sentimiento es semejante en todos los hombres y está orientado por la benevolencia, es decir, la simpatía por el dolor y la alegría de los demás, que hace coincidente el juicio moral de todos los hombres.

Sensibilidad

Es una de las dos facultades que, junto al entendimiento, hace posible el conocimiento. Es la capacidad para recibir representaciones de los objetos del mundo exterior. Organiza el caos de sensaciones procedentes de los sentidos de acuerdo a sus dos intuiciones puras, el espacio y el tiempo. Las sensaciones organizadas por la sensibilidad en el espacio y en el tiempo se llaman fenómenos. Kant la estudia dentro de la Doctrina Trascendental dentro de la Estética Trascendental.

A Priori

Lo que es previo e independiente de la experiencia. En la formación del conocimiento, que es una construcción de la mente, no basta con lo que proviene de la experiencia, sino que además, para que el conocimiento sea universal y necesario, se requiere la participación activa del sujeto, quien incorpora aquellos elementos que no pueden proceder de la experiencia, gracias a ello se hace posible el conocimiento científico de la realidad. Con a priori se da lugar a juicios independientes de la experiencia, que asegura su universalidad y necesidad, como en las matemáticas y la física.

Fenómeno

Aquella parte de la realidad que se presenta a la experiencia. La realidad dada a la intuición. Para que tengamos experiencia de la realidad exterior es necesario que los datos empíricos se organicen bajo las formas a priori del espacio y el tiempo, y sólo así, puede ser intuido por nuestra percepción. Es lo opuesto al noúmeno, que es aquella parte de la realidad de la que no tenemos experiencia por referirse a la esencia misma del objeto, que no se somete a las condiciones de nuestra subjetividad. Sobre los fenómenos opera el entendimiento.

Noúmeno

Aquella parte de la realidad que escapa a la intuición sensible y que por no ser posible captarla no puede ser conocida. Es el soporte material de los datos que percibimos de la realidad, pero que al no someterse a las formas a priori de la intuición, no es accesible a nuestra sensibilidad. Constituye lo incondicionado a lo que apela la metafísica como su objeto de estudio (la esencia de las cosas de las que creía poder dar cuenta), razón por la cual, ésta nunca se podrá considerar como ciencia.

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