Sustancia
Para Aristóteles, son todos los seres individuales que constituyen la realidad, a diferencia de Platón, que solo consideraba reales las ideas. Toda sustancia se compone de materia y de forma. La materia indiferenciada es transformada en una sustancia cuando actualiza una forma, la cual determina lo que tal sustancia es, esto es, constituye su esencia. Por otra parte, también podemos llamar “sustancias” a la realidad que sirve como base y es sujeto en el que inciden los distintos accidentes.
Teleología
De telos, “fin”, “finalidad”. La naturaleza no hace nada en vano y busca siempre un fin. Además, el cambio es siempre la actualización de una potencia que ya se encontraba en el objeto, de tal manera que la causa final ocupa un lugar fundamental para explicar toda transformación y movimiento.
Virtud
Platón
Todo lo que existe tiene una naturaleza que le caracteriza y un fin que le es propio. De ese fin nos podemos alejar y en ese caso estaremos cayendo en el vicio. Pero también podemos acercarnos al fin. Pues bien, cuando el objeto o el hombre realizan de modo perfecto su fin, se dice de ellos que son virtuosos. La virtud no es algo innato, no algo con lo que se nace, sino un hábito que se aprende. En resumen, la virtud es el hábito bueno que acerca a lo existente al fin que le es propio por naturaleza.
Aristóteles
Un estado que el hombre alcanza tras la deliberación racional. La virtud emerge cuando el hombre actúa con prudencia, a partir de un equilibrio racional. De ahí que el justo medio entre dos términos sea el producto de un juicio racional. Este estado no es estático, sino que necesita de una constante revisión y actualización. Para Aristóteles, es el hábito que hace al hombre bueno, y como todos los hábitos es uniforme y constante.
Primer motor
Aristóteles considera que todo lo que se mueve es movido por otro, y que es imposible establecer una cadena infinita de motores, por lo que tiene que haber uno que inició el movimiento y que, a su vez, sea inmóvil. Tomás de Aquino identificará el primer motor con el Dios cristiano, pero hay importantes diferencias entre ambos: Aquino no dice que sea inmóvil y su Dios se preocupa de la creación, es amante, no amado.
Prudencia
Junto con la sabiduría, es una de las virtudes dianoéticas, es decir, propias de la parte más elevada del alma. Consiste en saber dirigir con rectitud la vida humana, o sea, en decidir sobre lo que es bueno y malo para su existencia. La rectitud está relacionada con el fin o bien hacia el que se ha de tender, de ahí que la prudencia sea, en última instancia, una deliberación sobre qué medios hay que usar para alcanzar el fin o los fines hacia los que el hombre se dirige.
República
La concepción de la república aristotélica solo se entiende si se tiene en cuenta su clasificación de regímenes políticos. Aristóteles diferencia las distintas maneras de gobernar sobre la base de dos ejes: el número de gobernantes y la rectitud y la desviación de ese gobierno, rectitud y desviación que son establecidas en relación con un fin. Atendiendo a esto, tenemos seis modos de gobierno:
- Monarquía (gobierno recto de uno)
- Tiranía (gobierno desviado de uno)
- Aristocracia (forma recta en la que hay varios hombres en el poder)
- Oligarquía (forma desviada del gobierno de varios)
- República (la mayoría gobierna rectamente)
- Democracia (la mayoría manda desviadamente)
En resumen, la república es el gobierno de la mayoría orientado rectamente hacia el fin de la polis.
Sócrates
Aunque ha pasado a la historia por ser el maestro de Platón, fue un hombre reconocido en su época. Los objetivos fundamentales de su pensamiento fueron dos:
- Determinar qué debía conocer un hombre para alcanzar la felicidad
- Hacer desaparecer las falsas verdades
Para lograr esto último, instituyó la mayéutica, que consistía en plantear continuas preguntas a su interlocutor para hacerle ver sus contradicciones y que se diese cuenta de que lo que creía hasta el momento era falso, y también para que se percatase de que la verdad ya estaba en su alma y solo necesitaba de alguien que lo ayudase a sacarla a la luz.
Sofistas
Las decisiones que se tomaban en la Asamblea democrática dependían más de las dotes persuasivas del político que de la idoneidad de la propuesta. El éxito en los debates dependía, pues, no de buenas ideas, sino de la capacidad para saber convencer a los que tenían derecho a voto. Así, era necesario que los que se dedicaban a la política dominasen la retórica y la oratoria. Los sofistas, a veces hombres doctos, aprovecharon esta necesidad y acudieron a Atenas para enseñar el arte de la persuasión. A pesar de que algunos cobraron importantes sumas de dinero, no fueron respetados, porque no les importaba la verdad de lo que se decía, sino solo el poder de convicción de los discursos.