Hegel, Feuerbach y Marx: La Dialéctica y la Alienación

Hegel: La Dialéctica

Hasta Hegel, la dialéctica describía un procedimiento lógico, un método de pensar correctamente para buscar la verdad. A partir de Hegel, adquiere un significado nuevo para explicar, a la vez, el funcionamiento de la realidad y del pensamiento. Este funcionamiento se compone de 3 fases o momentos:

  • Afirmación o tesis
  • Negación o antítesis
  • Superación o síntesis

Como método del pensamiento, supone el nacimiento de una lógica dialéctica donde el principio de contradicción (A y no-A dan lugar a B) desplaza al principio de identidad (A solo puede ser A y no B), que era propio de la lógica formal de Aristóteles. Como explicación de la realidad, supone explicarla en clave dinámica como contradicción permanente y lucha de contrarios.

La Fenomenología del Espíritu: Reconocimiento y Alienación

A la muerte de Hegel, sus discípulos se escindieron en dos tendencias que recibieron el nombre de derecha e izquierda hegeliana. La primera utilizó la filosofía de Hegel para legitimar el cristianismo y el Estado prusiano y continuó una interpretación idealista de la historia. La segunda hizo lo contrario: utilizó las ideas de Hegel para proponer una crítica radical de la religión y el Estado y abanderó el materialismo, con Feuerbach, Marx y Stirner.

Feuerbach

«El resultado de esta proyección en un ser supremo de atributos, que en realidad les corresponde a los propios seres humanos, es la alienación. La proyección en otro (Dios, ser supremo) de la propia esencia genera escisión, una ruptura de la propia naturaleza en otro. Hasta ahora la religión ha generado alienación porque ha proyectado al hombre fuera de sí, lo ha dirigido hacia otro cuando en realidad tendría que haberle dirigido hacia sí mismo. La tarea de la nueva filosofía y la verdadera esencia del cristianismo es la recuperación y la reconciliación de su propia esencia.»

Marx

1. El Ser Humano

1.2 El Humanismo Marxista

El humanismo de Marx es sobre todo una crítica del humanismo burgués, una crítica del humanismo que tiene en su base a la filosofía y a la ciencia idealista y que legitima la explotación capitalista; al mismo tiempo, exige una lucha teórica y práctica por implantar en todas las sociedades un nuevo tipo de ser humano, autónomo, libre y liberado de ideologías y alienaciones. Su humanismo es liberador y crítico, y un «antihumanismo» respecto al falso ideal humano del capitalismo, individualista y cosificador.

Marx no está de acuerdo con la antropología idealista ni con la empirista, pero tampoco con la de Feuerbach o la de Stirner. En su obra «Ideología alemana», en la que recoge los principios clave del materialismo histórico, expone asimismo un humanismo nuevo, anclado en las relaciones sociales de producción que se establecen a lo largo de la historia. Esta es, en opinión de Marx, la única ciencia real: la historia, la praxis social, los hechos reales que definen la vida y la conciencia humanas. «Sus condiciones son los hombres pero no vistos y plasmados a través de la fantasía, sino en su proceso de desarrollo real. Tan pronto como se expone este proceso activo de vida, la historia deja de ser una colección de hechos muertos, como lo es para los empiristas, todavía abstractos, o una acción imaginaria de sujetos imaginarios, como para los idealistas». La existencia humana es esencialmente histórica y natural y no se puede concebir la naturaleza humana sin la historia de sus procesos de producción y de desarrollo. Esa es la tesis central, el hilo conductor de todo su pensamiento, y la gestación de esa idea nuclear se encuentra ya en los «Manuscritos económicos» y se desarrolla de forma más elaborada en el primer volumen de «El Capital».

1.3 El Ser Humano y el Trabajo

Para Marx, el género humano es una especie animal como las demás, aunque dotada de una extraordinaria capacidad que es única: la posibilidad de transformar el mundo mediante el trabajo. En su opinión, la naturaleza no es algo exterior al hombre, sino que forma parte de él mismo como «actividad sensorial», como actividad práctica. La vida humana lo es mediante el trabajo; el hombre se realiza como tal mediante el trabajo, mediante la actividad que consiste en la transformación de la naturaleza y, consecuentemente, de sí mismo. Esta consideración del hombre como ser activo le lleva a Marx a analizar la historia, y al hacerlo, se encuentra con una organización económica determinada que hace que, de hecho, el hombre no se realice mediante el trabajo, sino que se «desrealice», se «niegue», se «extrañe», es decir, «se aliene».

1.4 La Alienación antes de Marx

Feuerbach había criticado esta posición de Hegel acusándola de ser una religión expuesta en forma de ideas, e incapaz, por lo mismo, de liberar al hombre de su situación de enajenación, de alienación. En su opinión, la única posibilidad de liberar al hombre de la alienación era suprimiendo la religión, puesto que la religión no es otra cosa que la proyección del ser del hombre en un mundo ilusorio. Todas las cualidades que el hombre pone en Dios no son sino cualidades del ser humano y, por eso, únicamente cuando desaparezca la religión, el hombre podrá apropiarse de esas cualidades que le pertenecen. Mientras exista la religión, de una manera u otra, el hombre se encontrará alienado, fuera de sí y, por lo tanto, irrealizado. Como el mismo Feuerbach señala en «La Esencia del Cristianismo»: «El ateísmo, en cuanto superación de Dios, es el devenir del humanismo teórico». El concepto de alienación varía, pues, de Hegel a Feuerbach. En Hegel es la Idea la que se exterioriza en la naturaleza, la que vive fuera de sí, la que se aliena.

En Feuerbach, por el contrario, el que se encuentra exteriorizado, alienado, el que no vive para sí, es el hombre y la alienación consiste en que el hombre se despoja de cualidades que le pertenecen por esencia en provecho de una realidad ilusoria (Dios) y se dedica a adorar a este ser ilusorio en lugar de luchar por realizar esas cualidades que le pertenecen en cuanto hombre genérico.

1.5 La Alienación en Marx

Marx piensa que la crítica que Feuerbach realiza de Hegel no es suficiente. En su opinión, también es el hombre el que se encuentra alienado, pero la supresión de la religión que propone Feuerbach no es capaz de liberar al hombre de la situación de alienación. Y esto es porque, aunque la posición de Feuerbach no es capaz de liberar al hombre en relación con la naturaleza, lo hace considerándola como una «realidad exterior» al ser humano, como «objeto de contemplación». Según Marx, Feuerbach está todavía «apresado» en el contenido idealista y teórico de Hegel; aún no ha entendido el significado del «trabajo humano», de la actividad práctico-social del ser humano. Para Marx, la naturaleza no es exterior al hombre, sino que forma parte de él mismo como actividad práctica. El hombre se realiza como hombre mediante el trabajo, mediante la actividad que consiste en la transformación de la naturaleza. Feuerbach, al no tener en cuenta este carácter activo del ser humano, no hace ninguna relación a la historia y su pretendido materialismo no lo es en realidad; por eso, su posición es incapaz de suprimir la alienación del hombre. Marx acude a la historia y en ella se encuentra con una determinada organización económica que es la que produce la alienación del hombre. El primer estudio de la organización económica de la sociedad de su época, así como de la teoría que la sustenta (lo que Marx llama la Economía Política), lo realiza en los «Manuscritos», obra que integra filosofía y economía y sus conclusiones fundamentales pueden resumirse de la siguiente manera:

  • Lo que caracteriza a la economía burguesa, a la sociedad capitalista, es un determinado «modo de producción», entendiendo por tal la forma en que los agentes económicos transforman la naturaleza, mantienen unas determinadas relaciones de producción y se organizan socialmente en función de ellas. El modo de producción establece una relación dialéctica entre los agentes humanos y la naturaleza mediante el trabajo y unas relaciones específicas entre ellos mediante las relaciones de producción y la organización social y cultural. Las «relaciones de producción» son la forma en que los agentes productores se relacionan con los medios de producción (máquinas, tierras, capital…).
  • A lo largo de toda la historia se han dado cuatro «modos de producción»: el asiático, el esclavista, el feudal y el capitalista. Los tres primeros son precapitalistas y se dan antes del siglo XV europeo. El paso de un modo de producción a otro se produce cuando, en un momento de la historia, el avance tecnológico es tal que favorece un desarrollo superior de las fuerzas productivas; entonces, la sociedad pasa de un modo de producción a otro y cambia totalmente el tipo de sociedad; así se puede explicar, por ejemplo, el cambio histórico del Renacimiento al comienzo del capitalismo.
  • Aunque los modos de producción hayan sido diferentes, los seres humanos siempre se han relacionado con los medios de producción de forma doble: unos como propietarios de esos medios y otros trabajando a su servicio. Esta situación ha originado dos clases hostiles que se yerguen la una frente a la otra y ha provocado la alienación del hombre, haciendo que éste pierda a sí mismo en el trabajo y viva un tipo de vida que no es la suya y que, en lugar de realizarle, le extraña, le enajena. La lucha de clases es de opresores y oprimidos.

1.6 Formas de Alienación Humana

En la sociedad capitalista, el trabajador está alienado:

  • Respecto al producto de su trabajo
  • En el acto mismo del trabajo
  • Para con la naturaleza
  • Para con el otro hombre
  • El obrero está alienado respecto al producto de su trabajo porque, en cuanto éste ha sido creado, se le escapa de las manos y se ve privado de él. El producto del trabajo pasa de este modo a ser un objeto, que se levanta frente al obrero como una cosa que no le pertenece y a la cual se encuentra opuesto en cuanto sujeto. Además, el producto de su trabajo se coloca frente a él como enemigo, ya que, transformado en capital, pasa a ser el instrumento de explotación de su fuerza de trabajo; cuanto más crece el capital como consecuencia del trabajo del obrero, más se coloca frente a él en cuanto amo, y tanto más tiene que aceptar el obrero sus condiciones. Fuerza de trabajo: nuestra capacidad de realizar un trabajo que vendemos por un salario.
  • El obrero está también alienado en el acto mismo de la producción y ésta es la razón de que esté alienado para con el producto de su trabajo; el producto no es sino el resumen de la actividad de la producción y si el producto del trabajo supone un despojo para el hombre, es porque la propia actividad, el propio trabajo, le desposee. Y está alienado en el acto mismo del trabajo porque, en la sociedad capitalista, el trabajo le es exterior, se ve forzado a él y no es propiamente su trabajo. El obrero se siente sometido a «trabajo forzado». Un trabajo que tiene estas características no lo puede realizar el hombre libre o espontáneamente; necesariamente tiene que estar obligado a ello de algún modo. Está condenado al trabajo, no por la «maldición bíblica», sino por el capitalismo salvaje, que ha convertido el trabajo en la negación de la esencia humana. Un trabajo así, exterior al hombre, impuesto al hombre, no es ya ni siquiera un trabajo.

El trabajo, la actividad que debía servir para realizar al hombre, y a la propia naturaleza, se le escapa al obrero, que no realiza su trabajo, sino el trabajo que ha vendido en el mercado de la oferta y la demanda. Como consecuencia de la alienación en esta actividad esencialmente humana, las demás actividades del hombre pierden en el obrero todo carácter humano y quedan rebajadas a la animalidad. Frase de Marx: «De esto resulta que el hombre solo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar y todo lo demás en aquello que toca a la habitación y el atavío y, en cambio, en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal.» En el fondo de la alienación del hombre respecto…

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