501 AC: Aristócrata de Éfeso
Heráclito (504 – 501 AC), aristócrata de Éfeso, fue un filósofo griego que se caracterizó por su pensamiento complejo y profundo. Su obra, fragmentada y dispersa, ha sido objeto de estudio e interpretación durante siglos. Entre sus ideas más relevantes se encuentran el devenir y el fuego como elementos fundamentales de la realidad.
Devenir y Fuego: El Flujo Constante de la Existencia
Heráclito creía que debía haber algo que cambia constantemente, y sugirió que ese algo era el fuego. El fuego, para él, no era simplemente un elemento material, sino un proceso de transformación. Al observar cómo el fuego opera, Heráclito llegó a la conclusión de que era el elemento básico de todas las cosas.
Para Heráclito, decir que todo estaba en devenir significaba que el mundo es un fuego siempre vivo, cuyo movimiento está asegurado por un equilibrio entre lo que se enciende y lo que resulta del fuego. Todas las cosas, según él, sirven de intercambio con el fuego y el fuego con todas las cosas.
Heráclito sostenía que hay una estabilidad en el universo a pesar del cambio constante. Esta estabilidad se basa en los movimientos del fuego, que él llamó caminos ascendentes y descendentes.
El camino descendente explica el llegar a ser de las cosas: el fuego se condensa, se vuelve húmedo, la humedad se vuelve agua, y el agua, al congelarse, se vuelve tierra. El camino ascendente es la reversión de este proceso: la tierra se transforma en líquido, y de este provienen las diversas formas de vida.
Con esta descripción de la transformación de las cosas en fuego, Heráclito creía explicar los rudimentos de la unidad entre la sustancia básica»un» y las varias cosas del mundo.
La Razón como Ley Universal: El Alma y la Sabiduría
La idea de la razón como ley universal proviene de la convicción religiosa de Heráclito de que lo más real es el alma, y el atributo más importante de esta es la sabiduría.
Para Heráclito, solo existe una realidad básica, el fuego, y esta sustancia material la llama»el un» o»dio». El alma en el hombre es una parte de dios, pues dios está en todas las cosas.
Puesto que dios es razón, es»el un» y penetra las cosas, para Heráclito dios es la razón universal que mantiene todas las cosas en la unidad y provoca el movimiento y el cambio.
Esta explicación de la naturaleza racional del hombre significaría que todos los pensamientos humanos son pensamientos de dios, pues hay una unidad entre»lo un» y»lo múltipl».
Conflicto de los Opuestos: La Tensión que Genera la Unidad
El fuego mismo exhibe la tensión de los opuestos y se sostiene en ella. El fuego es sus variadas tensiones entre opuestos.
En»el un», lo múltiple halla su unidad, de modo que en»el un» el camino que sube y baja son los mismos, lo bueno y lo malo son una misma cosa, y es lo mismo lo veloz que lo inerte, la vigilia que el sueño, la juventud que la vejez.
Esta solución descansa sobre el mayor supuesto de Heráclito de que nada se pierde, sino que cambia de forma. El fuego eterno se mueve con paso medido siguiendo el sentido de la razón, y el cambio exige opuestos y cosas diversas.