Hobbes, Locke, Rousseau: Fundamentos de la Filosofía Política Moderna

Filósofos del Contrato Social: Hobbes, Locke y Rousseau

1. Thomas Hobbes (1588-1679)

Contexto histórico

Thomas Hobbes vivió en Inglaterra durante un período de gran agitación política. La Guerra Civil inglesa (1642-1651) enfrentó a los partidarios del Parlamento contra los seguidores del rey Carlos I. Durante este conflicto, Inglaterra experimentó violencia y caos, lo que dejó una profunda huella en el pensamiento de Hobbes. Testigo de las consecuencias destructivas de la guerra civil, Hobbes llegó a la conclusión de que la única manera de evitar el conflicto perpetuo era mediante un gobierno fuerte que impusiera el orden. Su visión del ser humano y su política surgieron como respuesta a este clima de inestabilidad.

Características de su filosofía

Hobbes es conocido por su visión pesimista de la naturaleza humana. En su obra más importante, Leviatán (1651), describe a los seres humanos como inherentemente egoístas, movidos por sus deseos, impulsos y la búsqueda de poder. Según Hobbes, en el estado de naturaleza, donde no hay leyes ni autoridad, los individuos viven en un estado de guerra constante debido a:

  • La competencia
  • La desconfianza
  • El deseo de ganar poder o recursos

Este estado, para Hobbes, es sumamente destructivo y peligroso, y la vida humana sería «solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta».

Para Hobbes, la única forma de escapar de este caos es la creación de un gobierno absoluto que imponga el orden. Propone el contrato social, en el cual los individuos ceden sus derechos y libertades a un soberano, quien tiene el poder absoluto para garantizar la seguridad y el orden. Este soberano puede ser un monarca, una figura central que ostenta el poder en todos los aspectos de la vida política, ya que solo un poder absoluto puede evitar el retorno al estado de naturaleza. La autoridad de este soberano es inalienable, es decir, no puede ser cuestionada ni modificada, y su poder es irrevocable. No existe la posibilidad de rebelarse o cambiar al soberano, porque cualquier intento de limitar su poder podría conducir al caos y a la destrucción de la sociedad.

Hobbes no concibe la libertad como un derecho absoluto. Según él, la libertad en el estado de naturaleza es peligrosa, ya que conduce a la guerra y la destrucción. Por ello, la verdadera libertad se encuentra en la ausencia de obstáculos que impidan a los individuos lograr sus deseos, pero siempre bajo la autoridad del soberano. En resumen, Hobbes justifica la existencia de un gobierno autoritario y absolutista con el fin de evitar el caos del estado de naturaleza, y considera que los derechos y las libertades deben ser sacrificados por la seguridad de todos.

2. John Locke (1632-1704)

Contexto histórico

John Locke vivió en un período marcado por la Revolución Gloriosa de 1688, un evento que consolidó el poder del Parlamento sobre la monarquía en Inglaterra. Tras la destitución del rey Jacobo II, las ideas sobre los derechos de los individuos y la limitación del poder real cobraron gran relevancia. Locke, influenciado por estos acontecimientos, desarrolló una teoría política que defendía los derechos naturales de los individuos y un gobierno limitado, basado en el consentimiento de los gobernados.

Características de su filosofía

Locke tenía una visión más optimista de la naturaleza humana, a diferencia de Hobbes. Para él, en el estado de naturaleza, los seres humanos son razonables, igualitarios y están guiados por la ley natural que les permite vivir en paz y armonía. Aunque el estado de naturaleza no es perfecto porque no existe una autoridad imparcial para resolver disputas, no es caótico ni peligroso como el que Hobbes describe.

Locke afirma que los individuos, en el estado de naturaleza, tienen tres derechos naturales inalienables:

  • La vida
  • La libertad
  • La propiedad

Estos derechos no dependen de la voluntad del gobierno, sino que son anteriores a cualquier forma de gobierno o sociedad. Los individuos no deben renunciar a estos derechos, sino que los ceden parcialmente para formar una sociedad civil que los proteja. Según Locke, el contrato social no implica la entrega absoluta de los derechos, sino que las personas entregan solo una parte de su libertad para crear un gobierno que garantice la protección de sus derechos.

A diferencia de Hobbes, Locke cree que el poder del gobierno debe ser limitado y dividido en ramas para evitar los abusos. Locke fue uno de los primeros en proponer la división de poderes, que más tarde influiría en las teorías políticas de Montesquieu y en las constituciones modernas. Según Locke, el poder debe dividirse en tres ramas:

  • Poder Legislativo
  • Poder Ejecutivo
  • Poder Federativo

Cada una con funciones específicas y sin posibilidad de concentrarse en una sola persona o institución. Esta separación tiene como objetivo evitar el despotismo y garantizar la libertad de los ciudadanos.

Locke también defiende que, si el gobierno viola los derechos naturales de los ciudadanos o actúa de manera tiránica, los individuos tienen el derecho a la rebelión. Este derecho es una de las bases de la legitimidad del gobierno: el poder del soberano solo es válido si cuenta con el consentimiento de los gobernados. Si el soberano pierde la confianza de la sociedad, el contrato se rompe y los ciudadanos pueden derrocarlo.

El Estado no debe controlar las instituciones religiosas ni crear una religión civil. Debe haber un Estado laico: cada uno puede practicar libremente la religión que quiera, siempre que dicha práctica respete la paz social y la tolerancia hacia otras creencias.

La libertad en Locke no se reduce solo a la ausencia de restricciones, sino que implica la capacidad de actuar de acuerdo con la razón y el interés propio, siempre respetando los derechos de los demás.

3. Jean-Jacques Rousseau (1712-1778)

Contexto histórico

Jean-Jacques Rousseau fue un filósofo ginebrino (aunque asociado a Francia) de la Ilustración, si bien su crítica a las instituciones y su visión sobre la naturaleza humana lo distancian de otros pensadores de este movimiento. Rousseau vivió en una época de creciente descontento social y político, caracterizada por la desigualdad social y las tensiones entre las clases. Sus ideas influyeron profundamente en los movimientos revolucionarios que culminaron en la Revolución Francesa de 1789.

Características de su filosofía

Rousseau tiene una visión radicalmente diferente tanto a Hobbes como a Locke. En su obra El contrato social (1762), plantea que los seres humanos en su estado natural son buenos, libres e iguales. En este estado, los individuos viven en armonía con la naturaleza y no existen las desigualdades que caracterizan las sociedades civilizadas. Sin embargo, Rousseau sostiene que la sociedad y especialmente la propiedad privada son las principales causas de la corrupción humana, pues transforman a los individuos en egoístas, competitivos y desiguales.

Rousseau critica fuertemente la propiedad privada. En su opinión, la aparición de la propiedad privada fue el punto de inflexión que originó la desigualdad y el desorden en las sociedades. Para él, la civilización, lejos de mejorar la vida humana, ha sido el origen de las opresiones sociales y las divisiones de clase. El hombre bueno y libre del estado de naturaleza se ve corrompido por las instituciones sociales y por la propiedad privada.

El contrato social propuesto por Rousseau busca restablecer la libertad auténtica y la igualdad. Para ello, propone que los individuos deben unirse en una comunidad política basada en la voluntad general, que es la expresión colectiva del bien común. La voluntad general no es simplemente la voluntad de la mayoría, sino que es una voluntad colectiva que refleja el interés común de todos los miembros de la sociedad. El individuo se somete a la voluntad general no por coerción, sino porque considera que es la mejor manera de alcanzar la libertad.

El gobierno debe ser democrático, basado en la soberanía popular, y estar orientado a la igualdad y la justicia social. Rousseau aboga por una forma de democracia directa, donde todos los ciudadanos participen activamente en la toma de decisiones y la creación de las leyes. De esta forma, la libertad de los individuos no se ve como la ausencia de restricciones, sino como la participación en la creación y el cumplimiento de las leyes que rigen la comunidad.

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