Hume: Empirismo y Crítica a la Metafísica
Hume, desde su perspectiva empirista, argumenta que todas las percepciones provienen de la experiencia, lo que excluye la posibilidad de ideas innatas sobre Dios. Aplica el principio de la copia: toda idea debe derivar de una impresión previa; si no existe tal impresión, la idea es falsa. Dado que no tenemos una impresión del infinito, no podemos tener un conocimiento directo de Dios, concebido como un ser infinito. Critica los intentos de Locke y Descartes de demostrar la existencia de Dios mediante el principio de causalidad, argumentando que este principio solo tiene un valor subjetivo o psicológico. Niega el deísmo y la religión natural, ya que no tenemos una impresión de una «naturaleza humana racional». Según Hume, la religión surge de sentimientos de temor y angustia, dándole una base psicológica. En su «Historia natural de la religión», explica que el politeísmo surgió como una personificación de fuerzas naturales, y el monoteísmo como una unificación de dioses. Considera que las religiones politeístas son más tolerantes que el catolicismo, al que ve como una religión de superstición y fanatismo. Finalmente, ve la religión como un hecho social útil para mantener las buenas costumbres dentro de la sociedad. Escepticismo radical: En su obra «Diálogos sobre la religión natural», Hume plantea un escepticismo radical sobre la posibilidad de conocer a Dios. Argumenta que, dado que no tenemos impresiones directas de lo divino, es imposible conocer la verdadera naturaleza de Dios.
David Hume es un filósofo empirista que sostiene que el conocimiento se basa en la experiencia. Las percepciones son los elementos del conocimiento y se dividen en impresiones (vivas e intensas) e ideas (copias de las impresiones). El principio de la copia establece que toda idea deriva de una impresión; si no se puede rastrear una impresión original, la idea es falsa. La imaginación asocia ideas de dos maneras: arbitrariamente (fantasía) o siguiendo leyes de asociación (psicologismo). Las tres leyes de asociación son: semejanza, proximidad espaciotemporal y causa-efecto.
Hume distingue dos tipos de conocimiento:
- Relaciones de ideas: Razonamiento deductivo (matemáticas, lógica), verdades universales y necesarias.
- Cuestiones de hecho: Dependen de la experiencia e inducción (ciencias naturales), verdades probables y contingentes.
El problema de la inducción plantea que las leyes universales son imposibles de justificar definitivamente, ya que solo existen afirmaciones particulares. La capacidad predictiva de la ciencia se basa en la relación causa-efecto, lo que introduce incertidumbre en las generalizaciones inductivas. El problema de la causalidad cuestiona el principio de causalidad de Aristóteles. Hume argumenta que no tenemos una impresión directa de la relación causa-efecto, sino que observamos fenómenos con sucesión constante y contigüidad espacial. La «necesidad» de la causalidad es una suposición basada en la costumbre.
Hume critica las ciencias al afirmar que las leyes científicas son creencias basadas en la costumbre, no conocimientos ciertos. En cuanto a la metafísica, sostiene que no es conocimiento, ya que no se trata de relaciones de ideas ni de cuestiones de hecho. Hume niega la posibilidad de conocer la sustancia (objetos materiales), a Dios y al yo, ya que no tienen base en impresiones. Propone el fenomenismo, que reduce la realidad a nuestras impresiones o fenómenos. Finalmente, Hume propone un escepticismo moderado, sosteniendo que no podemos conocer el origen de las impresiones, lo que genera desconfianza en la razón. Somos animales de costumbres cuyas creencias se basan en hábitos, no en un conocimiento seguro de la realidad.
David Hume considera que el estudio de la naturaleza humana es esencial, ya que todas las ciencias dependen del entendimiento humano. Propone una teoría de la mente basada en el asociacionismo, donde las ideas y percepciones se asocian según leyes psicológicas. Su planteamiento empirista sostiene que todas las percepciones provienen de la experiencia, rechazando el innatismo. El principio de la copia establece que toda idea deriva de una impresión previa; si no se puede rastrear una impresión original, la idea es falsa. Hume critica la idea de la sustancia pensante de Descartes y Locke, argumentando que no tenemos ninguna impresión de la cual pueda derivarse nuestra idea del yo. Para él, el yo no es una sustancia pensante, sino una creencia de nuestra imaginación que crea una continuidad artificial entre nuestras percepciones. Aunque tenemos conciencia de nuestra identidad personal, esta se basa en la memoria. Hume sostiene que cometemos una confusión al identificar la sucesión de nuestras percepciones con la identidad del yo. Para él, el yo es simplemente una colección de impresiones que se suceden en el tiempo. Hume adopta un escepticismo moderado al afirmar que la idea de sustancia (en este caso, la sustancia pensante) no proviene de ninguna impresión. Asimismo, la idea de alma tampoco deriva de ninguna impresión. Hume también sostiene que no hay un fundamento real para la conexión de percepciones, ya que esta conexión se basa únicamente en la costumbre y la creencia. Somos animales de costumbres más que animales racionales. Hume describe al ser humano como un ser con pasiones, entendidas como sentimientos y emociones que son impresiones de reflexión. Estas pasiones pueden ser directas (relacionadas con el placer o dolor) o indirectas (como las que surgen de la simpatía hacia otros). Hume sostiene que nuestras acciones están sometidas a la necesidad, y que la libertad consiste en la ausencia de coacción. La razón no es la guía principal de la conducta humana, sino que debe ser esclava de las pasiones.
David Hume se centra en buscar los principios que regulan los juicios morales. Para él, la moral se compone de juicios que influyen en la conducta y proporcionan reglas para alcanzar la felicidad. Hume sostiene que la razón es esclava de las pasiones, lo que implica que nuestras decisiones morales están más influenciadas por nuestras emociones y sentimientos que por un razonamiento lógico. Para Hume, el motor de la acción es la pasión, que mueve al deseo (placer) o al rechazo (dolor). Los sentimientos son los que nos impulsan a obrar, mientras que la razón juega un papel secundario. Hume critica el racionalismo moral, sosteniendo que la razón solo puede conocer la verdad o la falsedad, pero no determina nuestro comportamiento. Los juicios morales no provienen de la razón, sino de las emociones y sentimientos, lo que lleva a Hume a defender el emotivismo moral. Para Hume, el sentimiento moral es la base de los juicios sobre lo que debemos hacer. La afirmación «debo hacer algo» proviene del sentimiento de aprobación o rechazo. Según Hume, virtud y vicio no son cualidades objetivas de las acciones, sino percepciones de la mente humana. Sin embargo, estas percepciones son una cualidad universal del alma, un instinto moral compartido por todos los seres humanos. Para Hume, una acción es buena si nos produce placer y mala si nos causa dolor. La simpatía juega un papel fundamental al impulsarnos a comprender los sentimientos de los demás, lo que genera emociones como la compasión y la solidaridad. El utilitarismo de Hume sostiene que una acción es buena si es útil tanto para uno mismo como para los demás, o para la mayoría. Nuestra felicidad depende de conseguir la mayor felicidad posible para todos los seres humanos.
Descartes: Racionalismo y la Búsqueda de la Certeza
René Descartes (1596-1650) Filósofo, matemático y científico francés del siglo XVII, considerado el padre del racionalismo moderno y uno de los principales representantes del racionalismo occidental. Su enfoque revolucionario desafió las ideas establecidas y sentó las bases para la filosofía y la ciencia contemporáneas. Su frase más conocida, «Pienso, luego existo», resume su método filosófico basado en la duda metódica y la búsqueda de la certeza a través de la razón.
Visión del conocimiento/realidad, razón y método (Metafísica de Descartes)
Existe una unidad racional (universal) para toda ciencia y sujeto del conocimiento. Gran importancia del método para el conocimiento.
Cuatro reglas del método:
- Evidencia: No aceptar como verdadero lo que no se conozca como evidente (claro y distinto). Duda metódica.
- Análisis: Dividir cada dificultad en tantas partes como sea posible.
- Síntesis y orden: Ir de lo simple a lo complejo a través de la deducción.
- Enumeración y revisión: Enumeraciones completas y revisiones generales para no omitir nada.
Duda metódica
Dudar de todo aquello que no se pueda considerar como absolutamente cierto.
Motivos de duda:
- Sentidos engañosos.
- Sueños.
- Genio maligno (duda hiperbólica).
- Dios engañador.
Primera certeza: Cogito ergo sum («Pienso, luego existo»). Conclusión: «Soy una cosa que piensa» (Res Cogitans). Problema del solipsismo (pensar que solo existe el yo). Ideas: Dimensión subjetiva y realidad objetiva. Tipos: Adventicias (experiencias externas). Facticias (creadas por la mente). Innatas (en la mente desde el origen).
Sustancias
Ideas de perfección e infinito son innatas, lo que demuestra la existencia de Dios y permite superar el solipsismo. Dios garantiza que las ideas claras y distintas corresponden con un mundo real. El mundo se concibe como extensión con cualidades primarias (medibles y objetivas) y cualidades secundarias (no medibles ni objetivas).
Tres sustancias:
- Yo (Res Cogitans).
- Dios (Res Infinita).
- Mundo (Res Extensa).
En resumen, Descartes propone un método basado en la duda metódica para alcanzar un conocimiento claro y distinto. Su filosofía se centra en la razón y la existencia de tres sustancias: el yo, Dios y el mundo.
PROBLEMA DE DIOS:
René Descartes fue un filósofo, matemático y científico francés del siglo XVII, considerado el padre del racionalismo moderno y uno de los principales representantes del racionalismo occidental. Su enfoque revolucionario desafió las ideas establecidas y sentó las bases para la filosofía y la ciencia contemporáneas. Su frase más conocida, «Pienso, luego existo», resume su método filosófico basado en la duda metódica y la búsqueda de la certeza a través de la razón. Basándose en los tipos de ideas nos presenta unos argumentos para desmontar la existencia de Dios.
- Argumentos Gnoseologicos: La realidad objetiva de las ideas de perfección e infinito requiere una causa real proporcionada a ellas.
- Argumento del Yo finito: Un ser imperfecto no puede ocasionarse a si mismo por lo tanto Dios es la causa de mi existencia.
- Argumento Ontológico: (Anselmo de Canterbouri)→ Dado que Dios es perfecto y la existencia es una perfección, Dios existe.
Dios garantiza que mis ideas claras y distintas se corresponden con algo real, un mundo extra mental, superando así la duda del genio maligno que podría estar engañándome. Dios es la causa del movimiento del mundo que descartes concibe como un gran mecanismo donde Dios actúa como un relojero estableciendo las leyes que influyen en el movimiento del universo.
René Descartes se preocupa por el ser humano y su capacidad para tomar decisiones racionales que lo lleven a la felicidad. La esencia del ser humano reside en el yo pensante (Cogito Ergo Sum), compuesto por el entendimiento y la voluntad, facultades que definen la naturaleza humana y permiten la reflexión, el conocimiento y la libertad. La libertad de la voluntad es una evidencia, pero no debe entenderse como indeterminación, sino como autonomía. La verdadera libertad consiste en someter la voluntad al entendimiento (intelectualismo), lo que permite tomar decisiones racionales. El dualismo de Descartes distingue entre dos sustancias:
- Alma: Pensante e inextensa.
- Cuerpo: No pensante y extenso.
Surge el problema de la comunicación entre cuerpo y alma. Descartes propone que la glándula pineal es el punto donde se comunican, recibiendo y produciendo espíritus animales que circulan por la sangre. El cuerpo es material y sigue leyes mecánicas deterministas (mecanicismo). Esto explica el dualismo, ya que si la libertad es indudable, el alma ha de ser libre e inmoral. Las implicaciones mecánicas incluyen avances médicos y un mayor dominio sobre la naturaleza. En resumen, Descartes concibe al ser humano como un ser pensante y libre, capaz de tomar decisiones racionales que lo conduzcan a la felicidad. Sin embargo, su dualismo plantea el problema de la interacción entre el alma y el cuerpo, proponiendo a la glándula pineal como punto de conexión.
René Descartes, reconocido filósofo y matemático francés, padre de la filosofía moderna y fundador del racionalismo, corriente que defiende la primacía de la razón para conocer la verdad. En cuanto a su ética y moral, Descartes plantea que la razón debe guiar nuestras acciones y decisiones para alcanzar la verdadera felicidad, viviendo de acuerdo con la verdad y la moralidad. Para Descartes, la moral es la culminación del árbol del conocimiento, donde las raíces son la metafísica y el tronco la física. La moral representa el último grado de la sabiduría, ya que una vez comprendido el funcionamiento del mundo y de la naturaleza humana, se puede aplicar la razón para vivir de acuerdo con principios éticos y alcanzar la felicidad. Descartes distingue entre acciones (decisiones y conductas dependientes de la voluntad) y pasiones (sentimientos que afectan al alma y tienen un origen externo). Las pasiones son involuntarias y no siempre racionales, lo que puede esclavizar al alma y hacerla infeliz. Para Descartes, la razón debe dirigir y someter a las pasiones, lo que implica disciplina. Su pensamiento está influenciado por la filosofía estoica que aboga por el autocontrol. La moral definitiva que Descartes aspiraba desarrollar fue un objetivo inacabado, por eso propuso 4 reglas provisionales para poder vivir lo más feliz posible mientras alcanzaba el objetivo:
- Seguir las costumbres del país en el que vives.
- Ser firme en las decisiones y mantener la constancia.
- Ordenar el mundo según los principios de la razón.
- Dedicar la ocupación a lo que depende de nosotros.
Identificó algunas verdades para dirigir nuestra conducta: La existencia de Dios. La nobleza del alma humana. El hecho de que el universo refleja la grandeza de Dios. La importancia de poner los intereses sociales por encima de los particulares. En resumen, Descartes propone una ética basada en la razón y el autocontrol, donde la moral se centra en la búsqueda de la felicidad a través de la comprensión del mundo y la sujeción de las pasiones a la razón.