Idealismo y Dialéctica en Hegel: Explorando el Absoluto y el Método Dialéctico

Idealismo y Dialéctica en Hegel: Explorando el Absoluto

La filosofía de Hegel gira en torno al concepto de Absoluto. Se podrían destacar las siguientes características del Absoluto:

  1. El Absoluto es todo lo real. Esto quiere decir que Hegel cree que la realidad conocida y el Absoluto son lo mismo. La realidad se refiere a toda manifestación humana, individual o colectiva, a la existencia de la naturaleza y sus leyes, y a Dios. Lo anterior quiere decir, pues, que para Hegel la realidad es ella misma absoluta; que lo Absoluto no es un mero concepto, sino una categoría ontológica.
  2. El Absoluto es infinitud. Decir Absoluto es decir falta de límites, es decir, infinito. Así pues, Hegel piensa que toda la realidad es infinita, a pesar de que aparentemente es la finitud la característica principal de lo real. Sin embargo, es mera apariencia el hecho de que lo real sea finito. La infinitud de la que habla Hegel permite comprender que la muerte, la destrucción, el acabamiento de los seres, son expresiones o manifestaciones del Absoluto que pervive en todo ello. En lo finito, si se observa bien, se halla lo infinito.
  3. El Absoluto es dinámico. El Absoluto está en movimiento: sus manifestaciones en la realidad son plurales y diversas, cambian constantemente. La historia, los cambios de la conciencia, nos hablan de que el Absoluto se va haciendo en cada momento, pero de un modo cada vez más elaborado, perfecto. El Absoluto se hace a sí mismo en su continuo movimiento.
  4. El Absoluto es sustancia y sujeto: posee conciencia. Aunque lo Absoluto es lo real, para Hegel también es sujeto, es decir, pensamiento, razón. Todo lo real es racional, pero no solo porque posea leyes racionales que el ser humano puede conocer; lo real es racional porque el Absoluto posee la conciencia de sí.
  5. El Absoluto es espíritu. Por espíritu entiende Hegel lo Absoluto como infinitud autoconsciente expresada en las realidades finitas.

La palabra dialéctica designa, por un lado, el método en que el Absoluto se manifiesta y, por otro, también nombra la explicación filosófica del movimiento del Absoluto. Llamamos filosofía dialéctica a la filosofía que, utilizando un método dialéctico, pretende explicar la estructura de la realidad.

El Método Dialéctico

El método dialéctico tiene tres momentos o períodos. El primer momento es el de la llamada tesis. En general, es el conocimiento del que partimos sobre algo o bien un estado de cosas dado. El segundo momento es el de la antítesis. En este momento Hegel descubre siempre una contradicción en la tesis; esa contradicción supone que debemos superar la tesis, pero no para suprimirla o rechazarla como falsa, sino para darnos cuenta de que solo es un primer paso de un proceso que implica realidades nuevas y conocimientos también nuevos. El último momento dialéctico es el de la síntesis. La negación de la antítesis nos lleva a una forma nueva de conocimiento: tenemos una nueva tesis, enriquecida por la antítesis. Sin embargo, la síntesis, a su vez, al ser una tesis necesitará a su vez una antítesis o superación, que volverá a provocar otra síntesis mucho más perfecta que la primera.

Sobre el método dialéctico pueden hacerse brevemente las siguientes consideraciones:

  1. El método dialéctico pretende explicar el movimiento de la misma realidad.
  2. Lo propio de la dialéctica es comprender el desarrollo o despliegue de lo real o Absoluto. En ese sentido, el motor de la realidad es la negación.
  3. Obtenida la síntesis, tenemos finalizado el movimiento completo que se inició en la tesis.

El Nihilismo: Una Crítica a Occidente

Cuando Nietzsche afirma la célebre expresión “Dios ha muerto” hace un diagnóstico de la historia de Occidente. Según él, Occidente ha dejado de creer en la existencia de un mundo suprasensible, más allá del mundo de los fenómenos en el que estamos. La filosofía, afirma Nietzsche, ya no cree en ningún Dios ni en ninguna ciencia metafísica independiente de los sentidos.

Por tanto, lo único que existe son los fenómenos, los sentidos, esta vida perecedera en constante movimiento. Nietzsche saluda con regocijo la destrucción de toda metafísica y religión; sin embargo, reconoce que la muerte de Dios supone una desorientación. Durante siglos de filosofía y cristianismo, Dios y sus sucedáneos han servido para orientar la vida de los hombres y dar una explicación que, aunque falsa, era aceptada por la mayoría. Ahora sin Dios el hombre se ha quedado huérfano.

Por nihilismo debemos entender el movimiento histórico-filosófico por el cual se descubre la falsedad de la metafísica y del cristianismo de creer en un mundo suprasensible superior al de los fenómenos. Pero también hay que entender por nihilismo el proceso que, partiendo de la muerte de Dios, descubre unos valores nuevos, los propios del Superhombre.

Nihilismo como Crítica a la Tradición Occidental

Hace una crítica radical a la moral y al cristianismo. La moral platónico-cristiana, como así la llama, es una moral antinatural, puesto que condena los instintos, los reprime y en todo caso los culpabiliza. Una moral así va en contra de la vida, de esta vida sensible, la cual dictamina lo que está bien y lo que está mal. La moral cristiana, en particular, rechaza como malo o vicioso todo lo que tenga que ver con lo carnal o físico, con lo sensible o instintivo: todo ello es pecado. Si el concepto de Dios ha sido el gran obstáculo para entender el poder de la vida sensible, la negación de Dios es el mejor modo de liberar al hombre de una moral y de una religión que esclaviza al hombre. Nietzsche igualmente critica la metafísica tradicional. El filósofo ha inventado un mundo distinto de éste. Esa invención se produce en Grecia, especialmente con la obra de Platón. Las características del mundo suprasensible son siempre opuestas a las de la vida. Esas características, sin embargo, se han mantenido inalterables con expresiones distintas a lo largo de la historia de la filosofía.

Nihilismo como Proceso Liberador del Hombre: el Superhombre

Pero el nihilismo es también para Nietzsche un cambio de la humanidad. Se precisa una transmutación de los valores, que rescate la auténtica vida sepultada por siglos de filosofía y religión. Semejante transmutación de los valores no es resultado de ningún sistema filosófico, sino de algo instintivo que Nietzsche llama voluntad de poder. Con esta expresión designa la realidad como dinámica, irrepetible, instintiva, llena de energía e inclasificable por la razón humana. El entendimiento humano, afirma Nietzsche, no puede entender la realidad, la vida, pues ésta es incomprensible. Es una ilusión creer que se puede poseer la verdad de algo, la verdad no existe; lo que existen son verdades, es decir, múltiples interpretaciones subjetivas de los hechos, ninguna de las cuales es mejor que las demás. Es lo que se llama perspectivismo.

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