De las Ideas
Locke refuta las ideas innatas argumentando que la mente es una tabula rasa, una página en blanco. Todo pensamiento proviene del exterior a través de las sensaciones y la reflexión. Estas son las «ideas simples«, base del conocimiento. La sensación es la adquisición de ideas mediante la percepción de objetos; la reflexión es la operación (pensar, querer, dudar…) que nuestra mente realiza sobre las ideas obtenidas por la sensación, generando nuevas ideas.
La carencia de un sentido implica la ausencia de las ideas que este proporciona. Sin sentidos, no tendríamos ideas. Cada idea simple puede ser adquirida por un único sentido (un color), varios sentidos (la forma), una reflexión (querer algo), o ambas vías (dolor o placer).
Esta concepción invierte la primacía cartesiana del mundo inteligible sobre el sensorial. Para Locke, el conocimiento nace de las percepciones, un conglomerado de notas que revela la realidad. Esto nos lleva a imaginar una sustancia detrás de las cosas, una suposición errónea, ya que no la percibimos.
Los objetos nos proporcionan ideas inmediatas a través de los sentidos. Este poder de producir ideas es la cualidad del objeto. Por ejemplo, la frialdad es una idea, pero el poder de la bola de nieve de generar esa idea es una cualidad suya. Las cualidades originales son solidez, extensión, movilidad y forma, actuando por el impulso de las partes insensibles del objeto. Las cualidades secundarias, herencia de Galileo, proporcionan el resto de ideas sobre un objeto, pero no existen en los objetos como las originales, sino que son la forma, movimiento y tamaño de las partes insensibles.
Hume y Berkeley romperán con esta clasificación, ya que percibimos todo de la misma forma, generando una idea conjunta.
Lo importante no son las cosas en sí, sino sus apariencias. El conocimiento depende del órgano receptor de cada sensación.
Además de las ideas simples, existen las ideas complejas, generadas por la mente al repetir y combinar ideas simples almacenadas en la memoria. Así, explica el amor, el odio, el bien, el mal, el deseo, etc., a partir del desarrollo del placer y el dolor.
Las ideas complejas se reducen a tres clases: sustancias, modos y relaciones. La sustancia es una idea oscura desconocida que sustenta las cualidades del cuerpo y del espíritu. Los modos son combinaciones de ideas de la misma clase (modo simple) o de varias (modo mixto). La relación es la comparación entre ideas.
Por el principio de asociacionismo, las impresiones se reducen a ideas complejas para adquirir conocimiento. Locke afirma que todo se reduce a unidades de percepción, algo que Heidegger refuta, ya que la idea de «nada» no es reducible.
De las Palabras
Las palabras son sonidos articulados, signos de las ideas impuestos voluntariamente para expresar pensamientos. Existen dos clases: generales y particulares. Idealmente, solo debería haber palabras particulares, pero esto imposibilitaría la comunicación. Una misma palabra engloba cosas con similitudes, es decir, géneros o especies.
Los nombres de las ideas simples son los menos inciertos, aunque indefinibles (no se puede definir el rojo). Solo admiten nombres particulares, sin generalización. Para simplificar, se engloban ideas bajo un mismo nombre, como las percepciones visuales en el término «color».
Los nombres de las ideas complejas son generales, por su esencia nominal, realizados arbitrariamente.
Las palabras para ideas simples, modos y relaciones pueden ser concretas o abstractas; las de las sustancias, solo concretas.
En la comunicación, se distingue un uso civil (coloquial) y uno filosófico (para expresar verdades indudables). Este último es complejo: las palabras pueden unir varias ideas, no tienen conexión con la naturaleza, se refieren a un modelo difícil de conocer…
El abuso y uso imperfecto de las palabras es causa de disputa y error. Para indicar su significado, debemos acomodarnos a las clases de ideas que representan.
Nietzsche critica radicalmente a Locke y sus sucesores: las palabras se basan en prejuicios, hablan de lo superficial, no de la realidad. Para lo real, carecemos de palabras, funcionando con engaños.
Del Conocimiento
Locke rechaza el conocimiento universal y necesario cartesiano. Todo conocimiento es el acuerdo o desacuerdo de dos ideas provenientes de los sentidos. Existen cuatro clases de acuerdos: identidad (comparación para diferenciar), coexistencia (si pueden darse en el mismo objeto), existencia real (concordancia entre existencia real y mental) y relación (cualquier otra relación de ideas).
Según el modo de percibir el acuerdo o desacuerdo, encontramos: conocimientos intuitivos (inmediatos), conocimientos demostrativos (no inmediatos, requieren razonamiento) y conocimiento sensitivo (vincula la existencia de seres finitos particulares). Locke fundamenta la metafísica: nuestra existencia (conocimiento intuitivo), la existencia de Dios (demostrativo) y el mundo (sensitivo). Pero solo se basa en la experiencia para los conocimientos sensitivos. Un empirista consecuente como Hume liquidará estos principios.
Nuestro conocimiento es solo una parte de nuestras ideas, y estas son una ínfima parte del universo.
A partir del conocimiento llegamos a la verdad, la unión o separación de signos (ideas y palabras) según concuerden o no. Esta unión o separación, mediante afirmación o negación, es la proposición, mental o verbal, generando dos tipos de verdades: reales (concordancia con arquetipos) o meramente verbales (sin conformidad).
Distingue proposiciones basadas en esencias nominales (acercan a la certeza) y en esencias reales (no permiten conocer la certeza de particulares).
Para el progreso del conocimiento, debemos acomodar los métodos a las ideas: experimentar y observar los particulares (sustancias), contemplar nuestras ideas abstractas (modos y relaciones). Hume considerará al sujeto de conocimiento como un sujeto de prácticas, adquiriendo conocimiento al extrapolarlo a acciones con su entorno, frente a la concepción cartesiana del sujeto como res cogitans.
La limitación del conocimiento se suple con los juicios, suposiciones de proposiciones sin demostración. Un juicio se mueve entre la ignorancia y la certeza. Su fundamento es la probabilidad, basada en conocimientos, experiencias u observaciones propias y de terceros. La consideración de la mente es el asentimiento, que puede llevar al error por falta de pruebas, capacidad, voluntad, etc.
La razón descubre demostraciones y probabilidad, pero no nuevo conocimiento (como afirmaba Descartes). Las cuestiones de la razón son conocidas a través de nuestras facultades y deducibles mediante ideas simples. Las cuestiones de fe revelan lo sobrenatural, donde no llega la razón, pero no donde sí lo hace (evitando abusos).
División de las Ciencias
Locke propone una división de las ciencias, entendidas como disciplinas que regulan campos del conocimiento:
- Conocimiento de las cosas (cuerpo y espíritu): fin especulativo.
- Reglas para obrar con respecto a las cosas en nuestro poder (conducta): fin práctico.
- Conocimiento de los signos (ideas y palabras): subordinada a las otras dos.