CRÍTICA DE LA METAFÍSICA TRADICIONAL1//.La búsqueda de la metafísica científica
La metafísica que Kant conoce y critica es la metafísica racionalista. Esta crítica es realizada por Kant en dos momentos de su Crítica de la Razón Pura (KrV):
En el Prólogo, donde expone las consecuencias de limitar el uso del entendimiento a lo fenoménico, y en la Dialéctica transcendental (ocupa el 40% de dicha obra), donde se ocupa de los tres objetos de la metafísica racionalista: Dios, alma y mundo.
Para Kant, la metafísica es lo que enseñan los racionalistas: un conocimiento no empírico sobre los objetos que están más allá de la experiencia (Dios, alma y mundo). No obstante, este autor considera que la metafísica racionalista no da razón del auténtico conocimiento (ciencia) al olvidar la experiencia y la ampliación de conocimiento, como tampoco lo da el empirismo, el cual niega la causalidad. Kant buscó la solución analizando la ciencia, lo que dio como resultado que los juicios científicos son los sintéticos a priori, ya que amplían nuestro conocimiento y son universales y necesarios. Por ello, para que haya conocimiento en sentido pleno, es necesario que la intuición sensible (fenómeno) sea pensada mediante las formas de entendimiento: si falta sensibilidad, no hay materia, y si faltan conceptos, no hay forma; en ambos casos, no hay conocimiento.
Al establecer esta teoría, Kant se da cuenta de que su obra, la KrV, es un tratamiento científico que no pertenece ni a la matemática ni a la física. Por ello, considera que su crítica es “la nueva metafísica científica”. No obstante, cabe aclarar que él no ha convertido toda la metafísica en ciencia, sino solo la metaphysica generalis (nociones básicas de la metafísica). Por ello, intenta aclarar el sentido de su obra escribiendo los Prolegómenos a toda metafísica futura.
Ahora bien, respecto al estudio de los tres objetos de la metafísica propiamente dicha (Dios, alma y mundo), la crítica kantiana demuestra que éste es imposible al no haber intuición sensible de dichos objetos. En consecuencia, Kant añade que jamás podemos traspasar la frontera posible, cosa que constituye la tarea más esencial de la metaphysica specialis.
En otras palabras, con la KrV, la metafísica ha entrado en el camino seguro de la ciencia, pero no toda ella, pues el estudio de Dios, alma y mundo queda como algo fuera del alcance de la razón especulativa.
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Crítica a los argumentos metafísicos
El resultado general que alcanza Kant en su KrV es claro respecto a la imposibilidad de la metaphysica specialis, pero éste se encuentra ante argumentos de la metafísica racionalista a favor de la existencia de Dios y sus atributos, del alma y sus propiedades, y del mundo tratado como un todo. En consecuencia, este autor se ve obligado a refutar dichos argumentos, lo que lleva a cabo en la Dialéctica transcendental.
Respecto al mundo, Kant establece cuatro antinomias* que se deducen de un supuesto. Una de ellas sería que podemos demostrar que es eterno y también que es temporal, siendo absurda la propiedad de haber y no haber comenzado.
Respecto al alma, Kant acusa de cometer paralogismos (pruebas inconcluyentes), aunque parezcan argumentos.
Respecto a la existencia de Dios, este autor sostiene, de las tres pruebas que se han dado a favor de ésta, que: 1) El argumento ontológico no concluye por hacer un uso indebido del concepto de existencia. 2) El argumento cosmológico hace un uso indebido de la causalidad. 3)El argumento teleológico asegura que el agente ordenador es Dios, pero podría no ser éste. Cabe aclarar que Kant también piensa que el orden del mundo exige un agente ordenador. 4)El argumento cosmológico y teleológico se apoyan en el ontológico, el cual es inconcluyente.
3.Las ideas de la razón
Demostrado que las tres ideas de la razón no responden a objetos reales, Kant plantea si éstos tienen algún sentido.
Kant sostiene que la facultad superior humana es la razón, siendo la facultad de pensar buscando continuamente crear unidades mediante conceptos. A su vez, la razón realiza una primera unificación de la multiplicidad fenoménica bajo las categorías, a lo que llamamos conocimiento. De este modo, la razón no cesa en su búsqueda hasta alcanzar las primeras condiciones incondicionadas, a las que Kant llama “ideas transcendentales o conceptos puros de la razón”. Esas ideas son mundo, alma y Dios, ya que son las que nos permiten unificar todos los fenómenos: 1) Los fenómenos de la experiencia externa mediante la idea de mundo. 2) Los fenómenos de la experiencia interna mediante la idea de alma. ·)El conjunto de ambas esferas mediante la idea de Dios.
Así pues, aunque no poseamos intuición sensible de ellas, estas ideas transcendentales son necesarias, pues buscamos la unificación de cualquier multiplicidad hasta llegar a la unidad incondicionada y última, la cual es proporcionada por las tres ideas mencionadas.
4.La razón práctica y el factum del deber
El saldo de la razón teórica respecto a la metafísica puede parecer muy negativo, pues la metafísica solo es posible como una propedéutica del conocimiento y los auténticos temas metafísicos (Dios, alma y mundo) están fuera del alcance del conocimiento humano. Sin embargo, no es tan negativo, ya que los tres objetos de la metaphysica specialis no son cognoscibles pero sí pensables, lo que deja abierta la posibilidad de que tales objetos sean realmente cognoscibles; lo que pasaría si aparecieran nuevos facta que sean su condición de dichos objetos metafísicos. Esto consistiría en repetir la investigación realizada en la analítica transcendental, donde a partir del factum de la ciencia pudimos establecer las categorías.
En la KrV, Kant introduce la doble dimensión de la razón pura: la teórica y la práctica. Ésta última a qué debo hacer y, derivando de ello, este autor descubre un nuevo factum: el deber o la ley moral. Como la razón práctica tiene sus juicios sintéticos priori y, tras la investigación de sus condiciones, Kant concluye que las tres condiciones de los juicios morales son la libertad de voluntad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios.
Cabe aclarar que esto puede parecer una contradicción con las conclusiones de la razón teórica pero que no lo es, pues no la afecta al no ser condiciones para conocer o explicas los fenómenos físicos o matemáticos, sino que solo tienen validez o uso en el ámbito práctico. Además, la razón teórica no había negado la existencia de Dios o del alma, sino simplemente afirmado que no son cognoscibles por ella.
En conclusión, podemos decir que Kant estableció un nuevo conocimiento práctico de Dios al que llama “teología moral”, siendo distinto de la theologia revelata (luterana, católica) y de la theologia speculativa (racionalistas.