Influencias Filosóficas en el Pensamiento de Ortega y Gasset

Nietzsche

Ortega comparte con Nietzsche la crítica a la moral, al racionalismo y al conocimiento científico. Nietzsche revaloriza el concepto de vida dándole el sentido de existencia humana biológica e histórica que pone su centro de interés en el más allá. Él defenderá que se debe disfrutar de esta vida, de este mundo y no del otro. También criticará el racionalismo rechazando los instintos y la vida sensorial. Él defenderá un hombre impulsivo que roza el irracionalismo. Para Nietzsche, al igual que para Ortega, el ser no es algo fijo e inmutable, sino que va formando a sí mismo a medida que su existencia avanza. Es inacabado e histórico. Para Ortega, aunque no existe una verdad absoluta, el hombre debe utilizar su razón para perfeccionar al máximo su conocimiento, mientras que para Nietzsche la razón humana es inútil.

Heidegger: «Ser y Tiempo»

Ortega adapta a su sistema filosófico varios de los conceptos claves de este filósofo existencialista, como el concepto de ser, el de vida, el de mundo y el de razón vital.

  • El pensamiento de Ortega acerca del ser no se concibe como algo abstracto sino como un ser en el mundo, es decir como un individuo que se va formando a medida que va viviendo y se ve condicionado por su circunstancia; adaptación del concepto de Heidegger »Dasein».
  • El ser humano se expresa en la existencia “es el ser ahí”. Ser ahí, significa tomar conciencia de sí mismo como un ser “arrojado al mundo”, asumir una existencia que no se ha elegido, significa realizarse y esta realización termina con la muerte.
  • El primer aspecto de ese ser ahí es el “ser en el mundo”.
  • Su análisis no arranca de la consideración estática y objetivista del ser a modo tradicional, sino por el contrario, de la visión dinámica del ser humano.
  • El ser humano es el único ser capaz de formularse la pregunta por el sentido de ser.
  • El análisis de la vida desde unos existenciales tiene similitud con las categorías de la vida que ofrece Ortega.
  • El ser humano, tentado a huir, es entregado a la angustia de su propia responsabilidad. Solamente la muerte, entendida como posibilidad de no ser ya más, suprime la angustia y cierra el proceso “el ser en el mundo es un ser para la muerte”.

Descartes

Ortega comparte con Descartes la idea de no caer en el escepticismo. Hay, según Descartes, algo indudable, que es nuestro pensamiento, es nuestro pensar las cosas, no las cosas mismas. Sin embargo, Ortega ve ciertos errores en el idealismo. Descartes no se conforma con afirmar la existencia del pensamiento, cree necesario suponer que por debajo del pensamiento debe encontrarse una unidad estática, ciertamente no una cosa física pero sí una cosa pensante, de este modo, la res cogitans. Pero objeta Ortega, nadie ha tenido jamás una intuición de dicha sustancia, la existencia del pensamiento es indudable, pero la existencia de esa realidad oculta, estática es un supuesto, una hipótesis. Además para Ortega el pensamiento no es estático sino activo, inquieto, es un hacerse continuamente a sí mismo. El segundo error es que reduce el mundo a cosas o contenidos de conciencia. La tesis idealista acierta cuando afirma que la realidad depende de la subjetividad, pero se equivoca cuando considera que una parte de ella, que la realidad está dentro de la subjetividad. En el mundo, algunos conducen a las masas tras de sí, para Ortega ambas son falsas, la primera porque según él las masas son siempre conservadoras, tendientes a persistir en lo que hay, la segunda porque si no hay cierto grado de comunicación entre las masas y los individuos, cierta sensibilidad vital compartida, los individuos nunca podrían influir sobre la masa. La sensibilidad vital es lo que está a la base de cualquier estadio histórico, aunque Ortega no explica muy claramente en qué consiste esta sensibilidad vital. La sensibilidad vital modifica nuestras valoraciones morales o estéticas. Y estas a su vez condicionan las transformaciones políticas e industriales. En Ortega no hay un momento final privilegiado de la historia, es un proceso continuo e ininterrumpido.

Platón

Al criticar Ortega a los racionalistas, revela como el racionalismo desecha lo corpóreo. Este surge de Platón y Sócrates, rechazan los sentidos, lo esencial es el mundo de las ideas, identifican alma con razón. Ortega considera el mundo de gran importancia para el hombre, para él el mundo me constituye, me conforma mi circunstancia. Platón defiende una élite de sabios que deben gobernar, Ortega cree que esa élite es de influencia no de poder, deben influir con su ejemplicidad, son élites con poder espiritual no políticas ni económicas.

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