Inmoralismo de nietzsche

  1. Critica de la moral y la religión

     

El tema planteado en esta redacción hace referencia a dos conceptos en los que Nietzsche se enfrentara a la cultura occidental:
La moral y la religión.
Nietzsche se define a sí mismo como el primer inmoralista porque lucha contra la moral occidental, defendiendo una ética natural, producto de la vida y de los instintos, no de la razón. Lo dicho sobre la moral sirve, aumentado, para la religión pues Nietzsche llegara a anunciar la muerte del Dios cristiano, ya que este presenta una renuncia a la vida.

Nietzsche es un pensador alemán que vivió durante la segunda mitad del siglo XIX, cuya filosofía es vitalista. Tras el fracaso de la Ilustración, surgieron críticas a la filosofía de Hegel, quien había llegado a considerar a la Razón como explicación de toda realidad. Uno de estos pensadores antihegelianos fue Schopenhauer, representante de una filosofía irracionalista centrada en la voluntad que influyo en Nietzsche, aunque este transformaría la voluntad de renuncia de Schopenhauer en una voluntad de poder.

Así, empleando su método genealógico, sospechara de toda formación cultural, filosófica, moral o religiosa, investigando sobre sus orígenes y sus verdaderas intenciones, todo ello con la pretensión de someter a crítica toda la cultura occidental, a la que considera decadente y enfermiza, por ser contraria a la vida. 

Pasando ya al tema planteado en esta redacción vamos a tratar en primer lugar el inmoralismo de Nietzsche.

Para Nietzsche que no haya ni bien ni mal no significa que no haya bienes y males. El criterio para determinar el bien y el mal está en la voluntad de poder: lo bueno será lo que favorece la vida, lo que contribuye a su salud y fortalecimiento. Lo malo será todo aquello que la degenera. Así, los juicios morales son síntomas de salud: si algo me perjudica concluyo que es malo; si algo me favorece concluyo que es bueno.

El inmoralismo de Nietzsche se puede entender como una naturalización de la moral: valores naturales en lugar de valores morales. Su propuesta, es recuperar la naturalidad perdida, devolver al hombre el valor de sus instintos naturales.

Y Nietzsche, tras haber investigado el origen de la moral occidental mediante su método genealógico, sostiene que los conceptos de bueno y malo tienen una doble procedencia: la moral de señores y la de esclavos.

Moral de señores: moral de los fuertes. Voluntad de poder fuerte. Tienen una vida ascendente, la aman y les dicen sí. Crean sus valores vitales sin tener en cuenta lo que hagan o digan los otros. Tienen un carácter individual. Algunos ejemplos de esta moral serian la no indulgencia, la no compasión y la no huida de los esfuerzos.

Moral de esclavos: moral de los débiles. Voluntad de poder débil.
Tienen una vida descendente. Para ellos la vida es dura y reacción situando la felicidad en paraísos sobrenaturales, destruyendo las pasiones. Crean su moral por venganza y odio ante los valores fuertes. Carácter gregario.

Nietzsche afirma que la moral original fue la moral de señores, la que se encuentra en la base de toda cultura. Ahora bien, una rebelión de los esclavos, obra de los judíos y el cristianismo, produjo la inversión de los valores morales: el resentimiento de los oprimidos devino creador y generó los valores que loan los débiles. La transvaloración o inversión de los valores quiere ser un retorno a la más originaría y creadora moral: la moral aristocrática.

La moral de esclavos, es una lucha contra los valores de la vida y ha reprimido al ser humano vitalmente fuerte, sensual, independiente y dominante. Para Nietzsche los errores de la ética occidental son:

  1. Dogmatismo moral: considera a los valores morales como transcendentes y objetivos y los eleva a un mundo ficticio  (universal y necesario). Quiere a todos los humanos limitados, como animales de rebaño.
  2. Antivitalismo: las normas morales van en contra de las tendencias básicas de la vida.
  3. Intelectualismo: el modelo ideal de humano es el sabio, el que da primacía a su razón y sofoca su parte racional e instintiva.

Por debajo de esta moral, fundamentándola, esta la religión; esta va unida al concepto        de Dios y para Nietzsche, ser creyente es un síntoma de decadencia, debilidad y desintegración de una voluntad de poder. No hay necesidad de Dios, solo algunos lo necesitan pues sin él no podrían soportar la existencia.

Nietzsche distingue entre religiones afirmativas y negativas, y aunque mejor no elegir ninguna valora mejor las afirmativas, pues estas respetan más la vitalidad natural. Para el cristianismo (religión negativa) es un ejemplo extremo de la moral de esclavos. Así, el cristianismo triunfa en Occidente, es la religión de los débiles: una selección de los seres humanos miedosos, un rebano dócil y fácil de conducir por la casta sacerdotal. Para los cristianos los tres enemigos del alma son:

  1. Odio a este mundo: la vida en la Tierra solo es un tránsito hacia la otra vida. El paraíso celestial, se nos ofrece como un antimundo deseable y apetecible, pero solo alcanzable renunciando a vivir con plenitud (es decir, ejerciendo nuestra voluntad de poder) en la Tierra.
  2. Odio a la vida: el cristianismo propone como virtud reprimir la vitalidad (castidad, ayuno, sacrificio), anular los instintos, deseos y pasiones; califica de pecado todo lo que es instinto vital.
  3. Odio al cuerpo: los cristianos odian al cuerpo porque es el poseedor de los instintos vitales. Todo lo que emana del cuerpo es sospechoso de pecado, es impuro y por ello, merece nuestro desprecio.

En esta religión es importante destacar el papel fundamental del  sacerdote, pues este tiene una voluntad superior al resto de los cristianos que le permite obtener su confianza. Se le otorga el cargo de intermediario legitimo entre Dios y los otros; en cierto sentido se diviniza pero según Nietzsche este es solo un enfermo que cuida de enfermos.

En conclusión, Nietzsche no confía en ninguna religión, piensa que el ateísmo es el instinto del hombre fuerte y la religión, el instinto del débil. Así, tanto la religión como la moral son dos losas creadas por la cultura occidental para sepultar el instinto y el devenir.

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