Interpretación Genealógico-Histórica de la Cultura Occidental
1. La Etapa Clásica Griega: La Metafísica
El punto culminante de la cultura griega viene representado por la tragedia, encarnada en Apolo y Dionisio. La esencia de la vida es dolor y sufrimiento. Para sobreponerse a ese dolor y poder vivir, el instinto apolíneo creó un mundo de «bellas apariencias». Por el contrario, el instinto dionisíaco, presente en las celebraciones orgiásticas, impulsa a la pérdida de la individualidad y a sumergirse momentáneamente en la vida del todo. La tragedia es la representación apolínea de lo dionisíaco.
Pero el espíritu y arte trágicos murieron con Eurípides, en quien se encarna el socratismo. Con Sócrates se pierde la visión trágica. Para Sócrates es feliz quien piensa, quien conoce adecuadamente. Dondequiera que mira Sócrates ve ausencia de inteligencia y exceso de actuaciones instintivas, propugnando una forma de sabiduría basada en la racionalidad y en el desprecio del cuerpo y de la vida. El lenguaje logra también con Sócrates su autonomía.
Sócrates inventa la metafísica -esencia/apariencia, verdadero/falso, sensible/inteligible-. Con Platón triunfa y culmina esta tendencia. Nietzsche descubre una radical negación de la vida y del devenir en los orígenes mismos de la metafísica occidental, la cual desde Platón ha fingido mentirosamente un mundo ideal que tiene mayor peso que el mundo real, tachado de irreal frente al pretendido mundo verdadero de las ideas. La lucha de Nietzsche contra la metafísica monoteísta va a realizarse también con armas metafísicas: afirma la inmanencia, el sentido de la tierra, considera la verdad como fábula creída por conveniencia y por conveniencia ignorada su falsedad, tejer metáforas en las que conserve lo original y único que a través de ellas se expresa.
2. El Cristianismo: La Moral
La generación griega engarza con el ascenso de la moral judeo-cristiana y del monoteísmo. Las últimas escuelas helenísticas, negadoras de los instintos aunque orgullosas. Nietzsche denuncia la moral antinatural cristiana, pues representa el triunfo de todos los valores que niegan la vida. La venganza, la culpa, la mala conciencia, el resentimiento, el desprecio del cuerpo, la compasión son los valores cristianos. El resentimiento es el tono propio de esta moral. Nietzsche se considera el gran inmoralista, demoledor de estos valores que se vengan de la vida.
El proclamador de su moral es Zaratustra, el creador del error más fatal de todos; la moral tiene que ser también el primero en reconocerlo. Nietzsche es inmoralista, según él, en el sentido que niega el tipo de hombre considerado hasta ahora como el tipo supremo: los buenos, los benevolentes. El hombre, tal como ha sido definido con estos valores, tiene que perecer para dar paso al superhombre.
3. La Ilustración: La Muerte de Dios
La muerte de Dios es la gran novedad del pensamiento occidental. El hombre se ha liberado de la tutela de Dios, pero es incapaz de asumir la soledad y desamparo de su condición y la finitud de su ser. Dios ha muerto, pero el hombre no ha aceptado este hecho. La desaparición de Dios ha sido pronto ocupada por un nuevo dispensador de sentido: la razón. Los valores han cambiado, el hombre se ha puesto en lugar de Dios. Son valores humanos, demasiado humanos: el triunfo de la moral gregaria establecida por el Estado y la ciencia, en las nuevas verdades utilitarias que las ciencias han impuesto.
A) La Muerte de Dios
Significa para Nietzsche una crítica radical de la religión, de la moral, de la metafísica. Llega al convencimiento de que la idea de Dios es lo que impide al hombre ser hombre. Dios es el gran obstáculo para que llegue el superhombre. Por eso piensa que para que viva el hombre ha de morir Dios. La muerte de Dios es fruto del modernismo, sus raíces se encuentran en:
- Renacimiento: el antropocentrismo.
- Racionalismo: la razón como fundamento de todo.
- Ilustración: el poder del pueblo, no de Dios.
- Positivismo: solo la ciencia.
La muerte de Dios es el tema central de la primera parte de «Así habló Zaratustra». Con la metáfora de las tres transformaciones explica cómo el espíritu:
- Se convierte en camello, que simboliza al hombre que se inclina ante la omnipotencia de Dios y ante la ley moral.
- En león, que simboliza el animal que destruye los valores establecidos.
- En niño, que simboliza al hombre capaz de crear nuevos valores, de llegar a ser el superhombre.
B) El Nihilismo
La historia de la humanidad es la historia del devenir enfermizo de la vida, del devenir esclavo de los hombres: la victoria del nihilismo, última secuela de la moral transmundana y resentida. El nihilismo es el resultado de un proceso que ha seguido los siguientes pasos:
- El nihilismo ha representado el desprecio y devaluación de la vida en nombre de valores superiores. Y es la consecuencia propia de la ausencia de valores, la falta de meta, de respuestas.
- Ahora significa la negación de esos valores superiores, pero los reemplaza por valores humanos.
- Se abre la transvaloración de todos los valores, la superación del nihilismo desde el mismo nihilismo.