Kant: Fundamentos Epistemológicos y la Estructura del Conocimiento

Epistemología según Kant

Kant desarrolla una teoría epistemológica que busca superar las posiciones tradicionales del racionalismo y el empirismo. El racionalismo afirma que la razón humana puede llegar a un conocimiento universal y necesario, partiendo de ideas innatas, mientras que el empirismo sostiene que todo conocimiento proviene de la experiencia, lo que implica que nuestro conocimiento solo puede ser probable y no universal.

La propuesta de Kant es revolucionaria, ya que sostiene que el conocimiento puede ser tanto universal como necesario, pero no porque provenga de ideas innatas ni de la experiencia sensorial directa, sino porque se basa en facultades y disposiciones comunes a todos los seres humanos. Sin embargo, este conocimiento no refleja directamente la realidad tal como es, sino una representación de la misma, es decir, lo que conocemos es solo un fenómeno filtrado por nuestra percepción y categorías cognitivas. Para Kant, no es posible comprobar si el fenómeno se corresponde con la realidad en sí misma, a la que llama noúmeno. El noúmeno es inaccesible para nosotros, ya que no podemos salir de nuestro punto de vista subjetivo para comprobarlo. Así, la realidad objetiva (noúmeno) permanece fuera de nuestro alcance, y el conocimiento se limita a lo que experimentamos de manera subjetiva.

El objetivo de la epistemología kantiana es examinar los fundamentos y límites de la razón. A través de los juicios, Kant inicia su crítica de la razón. Los juicios son fundamentales para el conocimiento, y Kant distingue dos tipos de juicios:

  1. Juicios analíticos: Son aquellos en los que el predicado está incluido en el sujeto, como la afirmación «todos los cuerpos son extensos». Estos juicios son a priori (es decir, no dependen de la experiencia) y universales y necesarios, pero no incrementan nuestro conocimiento porque no añaden nada nuevo sobre el sujeto.
  2. Juicios sintéticos: Son aquellos en los que el predicado no está incluido en el sujeto, como «este cuerpo pesa 20 kilos», donde el predicado «pesar 20 kilos» no está contenido en el concepto de «cuerpo». Estos juicios son a posteriori (dependen de la experiencia) y son particulares, por lo que no son universales ni necesarios.

Kant subraya que el conocimiento verdadero debe estar basado en juicios sintéticos a priori, que son universales y necesarios pero no provienen de la experiencia. Un ejemplo de juicio sintético a priori sería «todo movimiento tiene una causa», que es siempre verdadero pero también expande nuestro conocimiento.

Teoría de la Sensibilidad: La Estética Trascendental

Kant distingue entre el conocimiento sensible y el conocimiento intelectual. La sensibilidad es la facultad que nos permite recibir percepciones del mundo exterior a través de los sentidos. El conocimiento sensible se basa en una síntesis entre lo que aportan los sentidos (materia) y las formas a priori que impone el sujeto, como el espacio y el tiempo.

Según Kant, el espacio y el tiempo son formas a priori de la sensibilidad, es decir, son condiciones previas que no dependen de la experiencia y que estructuran nuestras percepciones sensoriales. El espacio y el tiempo no son propiedades de los objetos, sino que son intuiciones puras del sujeto que hace posible la experiencia. Por tanto, son universales y previos a cualquier experiencia.

Kant también explica cómo las matemáticas son una ciencia basada en juicios sintéticos a priori. La geometría trata sobre el espacio, y la aritmética sobre la sucesión temporal. Los juicios matemáticos, aunque no provienen de la experiencia, son aplicables a todos los objetos de la experiencia porque están fundados en las intuiciones a priori de espacio y tiempo. Un ejemplo sería el juicio “la suma de los ángulos de un triángulo es igual a dos ángulos rectos”, que es un juicio sintético a priori porque trata sobre el espacio, una forma a priori, y tiene validez universal.

Análisis del Entendimiento: La Analítica Trascendental

En la parte de la analítica trascendental, Kant explora el entendimiento, que es la facultad de formar juicios a partir de las intuiciones sensoriales. La función del entendimiento es sintetizar y dar unidad a las percepciones sensoriales. Sin el entendimiento, las percepciones sensoriales serían meras sensaciones sin coherencia.

Para que esto sea posible, Kant introduce las categorías, que son conceptos a priori, como sustancia, causalidad, unidad, entre otros. Las categorías permiten al sujeto unificar las percepciones sensoriales y hacerlas comprensibles, formando así juicios que representan la realidad de manera coherente. Los juicios sintéticos a priori en la física, como los de causa y efecto, son posibles gracias a las categorías. En la física, las leyes y principios son universales y necesarios, porque están sustentados en las categorías a priori que organizan y estructuran la experiencia. Un ejemplo de juicio sintético a priori sería «si llueve, la tierra se moja», que es universal y necesario, aunque se basa en una experiencia particular.

El Papel de la Razón: La Dialéctica Trascendental

En la dialéctica trascendental, Kant estudia el uso de la razón, que se dedica a conectar juicios y a formar razonamientos. La razón busca los juicios más universales y generales para fundamentar otros juicios más particulares. Kant reconoce que la razón se esfuerza por alcanzar lo incondicionado, pero afirma que es imposible hacerlo, ya que el conocimiento siempre está condicionado por las formas a priori impuestas por el sujeto.

Las ideas trascendentales, como el yo, el mundo y Dios, son construcciones de la razón que buscan explicar lo incondicionado. Sin embargo, estas ideas no se pueden conocer a través de la experiencia, sino que son supuestos que guían el pensamiento y ayudan a estructurar nuestra comprensión del mundo. Kant sostiene que la metafísica no puede ser una ciencia porque busca conocimientos más allá de la experiencia, lo que la lleva a incurrir en ilusiones trascendentales. Sin embargo, las ideas trascendentales pueden tener un uso regulativo, sirviendo como principios para orientar la investigación dentro de los límites de la experiencia.

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