Kant y Marx: Ilustración, Razón y Materialismo Histórico

Emmanuel Kant: Líneas Generales de la Ilustración

EMMANUEL KANT: 1. — LÍNEAS GENERALES DE LA ILUSTRACIÓN. No cabe duda de que Kant es un ilustrado. Él mismo, en esta obra, define la Ilustración como el abandono por el hombre de la minoría de edad; esa minoría es la incapacidad de valerse del intelecto, no por falta de inteligencia, sino por falta de decisión, de voluntad. “Sapere aude”, “atrévete a pensar” es el lema de la Ilustración.

La Ilustración, pues, surge como un intento de iluminar a toda la humanidad mediante el pensamiento y las ideas, más allá de las tutelas religiosas y políticas que impiden al hombre ser más consciente y más libre. La principal característica de la Ilustración es la fe en el poder de la razón humana, como instrumento transformador y liberador. En el aspecto religioso, la mayoría de los ilustrados defienden el deísmo, es decir, defienden la existencia de Dios, pero negándole valor a la revelación y a los rituales religiosos. Dios sólo puede ser conocido a través de la razón. Otra característica es su confianza en un progreso ilimitado de la humanidad a través de la razón. En el terreno político, defienden el liberalismo, es decir, defienden la tolerancia y la libertad individual oponiéndose al absolutismo de los monarcas.

Entre las grandes conquistas de la Ilustración se pueden señalar:

  1. El pueblo es la fuente de la soberanía.
  2. Proclamación y defensa de un conjunto de derechos fundamentales: libertad económica y derecho a la propiedad, libertad de expresión, libertad religiosa y de conciencia, igualdad política y derecho a la educación.
  3. Gobiernos representativos.
  4. División de poderes.

Crítica de la Razón Pura

2.- CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA: En La Crítica de la razón pura, Kant se cuestiona si la metafísica es o no una ciencia. De este modo, somete a crítica las facultades de la razón a fin de conocer cuáles son sus posibilidades de conocer y sus límites. Para muchos, Kant realiza una síntesis entre el empirismo y el racionalismo. Entiende que nuestro conocimiento se compone de dos elementos:

  1. Un elemento a priori; que es independiente de la experiencia, pero que se activa con lo que se capta experimentalmente, la forma del conocimiento, las formas a priori, que vendrían a ser como una especie de esquemas donde acomodamos lo que percibimos.
  2. Un elemento a posteriori, o materia del conocimiento que proviene de las impresiones sensoriales y que están estructuradas por los elementos a priori.

En este sentido, Kant lleva a cabo una especie de revolución copernicana, en este caso respecto del conocimiento. No es el sujeto el que se adapta al objeto, como sostenían sus predecesores, sino al revés. Luego, el sujeto no se limita a captar los objetos, sino que juega un papel activo en la conformación de la realidad.

La Crítica de la razón pura se divide en dos partes: La Estética trascendental y la Lógica trascendental, que, a su vez, se subdivide en Analítica trascendental y Dialéctica trascendental.

Estética Trascendental

En la Estética trascendental Kant estudia la sensibilidad, la capacidad de recibir representaciones sensibles. El conjunto de los datos recibidos a través de los sentidos constituye la materia del conocimiento. Dichos datos han de ser estructurados por las formas a priori de la sensibilidad que son el espacio y el tiempo. Al conjunto de sensaciones estructuradas en el espacio y el tiempo los denomina fenómenos. Kant define el fenómeno como la representación de las cosas tal como se nos aparecen en el espacio y en el tiempo, por oposición al noúmeno o representación de las cosas como son en sí mismas. Sólo los fenómenos son objeto de los sentidos y del conocimiento. El noúmeno sólo podría ser objeto de una intuición intelectual. Pero el hombre no puede tener idea de una facultad no sensible, por ello no es posible conocer la existencia del noúmeno.

El espacio y el tiempo son las formas a priori de la sensibilidad. Son independientes de la experiencia, pero se activan con ella. Pues bien, la matemática es una ciencia porque sus juicios son sintéticos a priori, que son los únicos juicios científicos por ser universales, necesarios y progresivos (amplían nuestro conocimiento).

Analítica Trascendental

En la Analítica trascendental, Kant analiza la facultad del entendimiento. Las representaciones de los objetos son unificadas en los conceptos puros o categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori. Pues bien, una vez que la estética ha ordenado las sensaciones en el espacio y el tiempo (fenómenos) el entendimiento ordena los fenómenos en sus formas a priori: las categorías. Kant deduce las categorías de los tipos de juicios. Doce juicios y doce categorías, entre las que están las categorías de causa, sustancia, etc. Ahora bien, las categorías sólo se pueden aplicar a los objetos sensibles. El caso es que los juicios sintéticos a priori de la física son posibles, con lo que la física también es una ciencia.

Dialéctica Trascendental

En la Dialéctica trascendental analiza la facultad de la razón. Está en la naturaleza de la razón buscar lo incondicionado. Para ello la razón agrupa, sintetiza la experiencia en sus formas a priori, las ideas trascendentales: la idea de Mundo como totalidad que agrupa la totalidad de la experiencia externa; la idea de Alma que agrupa la totalidad de la experiencia interna y la idea de Dios, que agrupa toda la experiencia posible.

Tales ideas no pueden ser objeto de la experiencia. Pero la razón tiende a aplicarles categorías. De este modo al aplicar las categorías a objetos extrasensoriales la razón incurre en lo que Kant llama ilusión trascendental, antinomias cuando se refiere al mundo; paralogismos cuando se refiere al alma y en otro error cuando pretende que la existencia de Dios se puede demostrar. La conclusión es que la metafísica no puede ser una ciencia porque no tenemos experiencia ni del mundo como totalidad, ni del alma ni de Dios.

Crítica de la Razón Práctica

3.- CRÍTICA DE LA RAZÓN PRÁCTICA: La respuesta a la pregunta ¿cómo debo actuar? la encontramos en La Crítica de la razón práctica. En esta obra Kant analiza la razón como guía de nuestra conducta, la dimensión moral del hombre.

Kant critica las éticas materiales y heterónomas porque, al no fundarse en la razón, no son universales. Las éticas materiales califican las actuaciones como buenas o malas en función de la consecución de un fin (Dios, la felicidad, etc.). Son éticas empíricas y sus preceptos a posteriori, proceden de la experiencia. Por eso sus preceptos son hipotéticos, no valen absolutamente, sino sólo como medios para conseguir un fin, con lo cual son particulares, no universales. Son heterónomas, lo que quiere decir que sus normas no proceden del sujeto. Frente a ellas, la moral kantiana afirma que se puede decidir la bondad o maldad de una acción en función de un rasgo puramente formal, como es la posibilidad de que se conviertan en una acción válida universalmente. Es, pues, una ética:

  1. Formal, porque prescinde del contenido.
  2. A priori, universal, válida para siempre y para todos los hombres.
  3. Categórica, porque sus imperativos son absolutos, válidos para todos.
  4. Autónoma, el sujeto se determina a sí mismo a obrar, siguiendo la razón, la conciencia.
  5. Deontológica, la acción no busca ningún fin, se funda en el deber.

La buena voluntad es aquella que obra por deber, por la razón. Kant distingue entre acciones conforme al deber y acciones por deber. Las primeras se hacen por las consecuencias, mientras que las segundas se cumplen simplemente por respeto a la ley. Y es que lo que hace que una acción sea moral no es el contenido (lo que se hace), sino la forma (la voluntad con que se hace). Sólo si la voluntad está movida por el puro deber estamos actuando moralmente, de lo contrario podríamos estar actuando legalmente, pero no moralmente.

La ley moral adopta para los hombres la forma de imperativo. Kant distingue dos tipos de imperativos:

  1. Los imperativos hipotéticos: son aquellos que ordenan una acción como buena para alcanzar un fin. Así pues, su validez está condicionada, por lo que no son morales.
  2. El imperativo categórico: son aquellos que ordenan algo como un fin absoluto. En este caso el imperativo no está condicionado a que se quiera conseguir un determinado objetivo, sino que vale por sí mismo. Pues bien, sólo estos son morales. Kant formula su imperativo categórico de tres maneras. Una de ellas es: “Obra sólo según aquella máxima que puedas querer que se convierta en ley universal”. Otra versión trata de la dignidad humana: “Actúa de tal modo que trates a la humanidad, tanto en ti mismo como en los demás, como un fin y nunca como un medio”.

Libertad

Como hemos dicho, la ética kantiana es una ética autónoma, porque es el hombre el que se impone a sí mismo la ley moral y actúa según leyes universales, siguiendo el imperativo categórico. Ahora bien, sólo si la voluntad es autónoma y libre tiene sentido la moral. Si debo, es que puedo, significa que soy libre. Deber y libertad se condicionan mutuamente. La moral exige la existencia de la libertad. Si yo no fuese libre no estaría en condiciones de cumplir o incumplir la ley moral. La libertad es el primer postulado de la razón práctica.

Postulados son las condiciones para que la moral sea posible. Los otros dos postulados son la inmortalidad del alma y la existencia de Dios, que son condiciones necesarias para el Bien Supremo, que es la suma de virtud y felicidad.

Karl Marx: El Hombre Alienado y el Materialismo Histórico

La Antropología Marxista: El Hombre Alienado

KARL MARX – 1.- LA ANTROPOLOGÍA MARXISTA: EL HOMBRE ALIENADO –

  1. El hombre es un ser concreto, sensible, corporal.
  2. El hombre es un ser que transforma el mundo y a sí mismo por medio de la práctica, por medio del trabajo. Contra Feuerbach, Marx dice que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.
  3. El hombre se autorrealiza a través del trabajo.
  4. El ser humano es un ser eminentemente social. Se desarrolla en el seno de una sociedad concreta, él es producto de una determinada sociedad, y a la vez transforma ésta a través del trabajo.
  5. El hombre es un ser histórico. La actividad humana hace que ni el hombre ni las sociedades permanezcan estables a lo largo del tiempo.

En los Manuscritos de economía y filosofía, Marx centra su crítica en la alienación (explotación) del trabajador (proletario) en la sociedad capitalista, burguesa. Significa que el hombre se convierte en dominado y esclavo de los objetos creados por él. Hay varios tipos de alienación: la religiosa, la socio-política, la ideológica y, sobre todo, la económica.

  1. Con respecto a la alienación religiosa, Marx parte de la tesis de Feuerbach que considera que el ser humano es el creador de Dios y de la religión. Sin embargo, añade que la alienación religiosa es sólo un fenómeno derivado, reflejo de la miseria económica y social.
  2. En la alienación socio-política, el Estado se convierte en un poder autónomo y enemigo del hombre.
  3. La alienación ideológica. En sentido amplio, la ideología es el sistema de ideas que el ser humano o una clase social tienen sobre sí mismo, del lugar que ocupan en el mundo y la historia. En este sentido es positiva, porque sirve para que el individuo se identifique con su grupo. Sin embargo, pierde este sentido positivo cuando ofrece una imagen falseada de la realidad, cuando en vez de servir para que el individuo se identifique y realice en su sociedad, sirve para someterlo a los intereses de la clase dominante. De este modo, la ideología se convierte en el mecanismo de poder de la clase dominante para mantener sus privilegios.
  4. Pero, como decimos, la alienación más importante de la que proceden todas las demás es la alienación económica. Esta alienación se produce a cuatro niveles:
    1. Con respecto al producto del trabajo: lo que produce el trabajador no es propiedad suya, sino de los propietarios de los medios de producción.
    2. Con respecto a la fuerza del trabajo: El trabajo pierde su sentido. Es una mercancía que se coloca frente al trabajador como algo extraño y hostil, que lo niega en vez de afirmarlo. Es más: el trabajador no sólo vende la fuerza del trabajo, sino que él mismo queda reducido a una cosa o mercancía más (cosificación o reificación), que vale un salario.
    3. Con respecto a la naturaleza: la naturaleza se convierte en algo ajeno, propiedad de otro, simple medio de sustento.

El Materialismo Histórico

2.- EL MATERIALISMO HISTÓRICO: Marx desarrolla una concepción donde el progreso de la historia y de la sociedad depende de las condiciones materiales, lo que se conoce como materialismo histórico. Consiste en la aplicación de las tesis materialistas y el método dialéctico a la historia de las sociedades.

El conjunto de todo el sistema social es el denominado por Marx modo de producción, que está sometido al desarrollo histórico. El modo de producción comprende dos partes: la infraestructura económica, es decir, la base material, y la superestructura ideológica.

La infraestructura económica constituye el conjunto de actividades por medio de las cuales los hombres producen los bienes necesarios para satisfacer sus necesidades. El trabajo es la esencia, lo propio del hombre, que lo implica en una relación doble con la naturaleza y con los otros hombres. Dos elementos conforman la infraestructura: las fuerzas productivas, que es la mano de obra del trabajador, y los medios de producción, que son las materias primas, las herramientas y las máquinas. A cada grado de desarrollo de las fuerzas productivas corresponden unas determinadas relaciones de producción, que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos, es decir, entre explotadores y explotados, y se dan en todas las sociedades clasistas.

La superestructura está formada por dos niveles: la estructura jurídico-política y la estructura ideológica (arte, filosofía, religión, moral). En este sentido, el materialismo histórico afirma que la infraestructura económica de cada época histórica condiciona la superestructura ideológica: la producción material determina la producción espiritual, la conciencia. Entre la superestructura y la infraestructura hay una relación dialéctica, de influencia mutua, aunque, en última instancia, la infraestructura económica es la que determina la superestructura. La organización de la vida social o política del hombre depende de la organización de su actividad productiva, de sus condiciones materiales de vida, de manera que si se produce un cambio en la infraestructura económica, la consecuencia es el cambio en todo el sistema. Por eso, Marx considera que el factor determinante del cambio histórico es la contradicción dialéctica entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Debido a que las fuerzas productivas avanzan más, las relaciones de producción constituirán un impedimento para el progreso de las fuerzas productivas, con lo que se producirá una revolución social que preparará el nacimiento de una nueva formación social. Esa contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción se manifiesta históricamente con el antagonismo de clases: la historia es, por eso, lucha de clases. Cada modo de producción se compone de dos clases antagónicas, explotadores y explotados, que se definen en función del lugar que ocupan en el proceso de producción.

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