Karl Marx: Materialismo Histórico y la Dialéctica de la Historia
Marx y la Crítica a Hegel
Hegel logró un sistema filosófico perfecto, pero era un sistema pensado que no correspondía con la realidad. Su pensamiento es coherente, pero no tocó tierra, no es real. Hegel fracasó porque creyó haber triunfado, porque creyó que lo había pensado todo. Si todo estaba ya pensado, la filosofía se habría agotado: no quedaba nada por pensar. Los filósofos posthegelianos son por eso antihegelianos.
Biografía y Obras de Karl Marx
Karl Marx nació en Tréveris (Alemania) en 1818 en una familia burguesa de origen judío. Su padre se hizo luterano y bautizó también a sus hijos, en parte por convicción y en parte por interés. En 1835 inició la carrera de Derecho en Bonn, pero se dedicó más a la poesía y a la vida estudiantil. Por eso, su padre decidió enviarlo a Berlín, donde acabó sus estudios. En esta ciudad fue donde se inclinó por la filosofía. Su tesis doctoral fue más bien filosófica. Viendo que sus ideas podían plantearle serios problemas, renunció al proyecto universitario y decidió ganarse la vida en el periodismo.
En 1842 trabajó en el Diario Renano, del que llegó a ser director, pero el gobierno decretó la suspensión del periódico. En 1843 contrajo matrimonio y se trasladó a París como director de otra revista, pero la publicación fracasó y, además, el gobierno cerró la revista. En esta época conoció a Friedrich Engels. También en ese año se sitúa la formulación del materialismo histórico; a partir de entonces, Marx fue ya marxista. Expulsado de Francia, se trasladó a Bruselas, donde redactó el Manifiesto del Partido Comunista. En 1848 fue expulsado también de Bélgica, pero pudo volver a Francia. En Alemania también habían influido las nuevas ideas, por lo que decidió editar el Nuevo Diario Renano, que duró poco; Marx fue invitado a abandonar Alemania.
Después de una breve estancia en París, se estableció definitivamente en Londres, el país más capitalista. Aquí pasó épocas de penurias, pero con la ayuda de Friedrich Engels pudo dedicarse a estudiar y a escribir. Escribió artículos para diversos periódicos y revistas, y su situación económica fue mejorando progresivamente. Pronto hubo disensiones internas en la Asociación Internacional de Trabajadores, y Marx, en otra reunión de la asociación en 1872, logró la expulsión de Bakunin y los anarquistas. Murió en Londres el 14 de marzo de 1883, dejando inacabada su principal obra, El Capital.
Introducción: Marx como Posthegeliano y Antihegeliano
Hegel interpretó la realidad como el desarrollo de un espíritu absoluto, de una conciencia infinita que, vacía al comienzo, llegó a la autoconciencia. Según esta teoría, toda la realidad, incluida la materia, proviene de un espíritu absoluto; es su manifestación sensible. Por eso, Hegel es un pensador idealista. Además, toda la realidad no es más que un solo ser, una sola cosa: la manifestación del espíritu a sí mismo. En este sentido, Hegel fue panteísta. Su filosofía es más bien teológica.
Por otro lado, como según Hegel la historia ya ha culminado porque con su filosofía se ha logrado el saber absoluto, no es posible que en el futuro ocurra ninguna novedad. Esto significa que la historia ha terminado y que el futuro, si adviene, no puede tener sentido. Por eso puede decirse que Hegel fue un gnóstico, un pensador que creyó haber explicado todos los misterios de la divinidad, del hombre y del mundo.
Para los discípulos de Hegel era evidente que algo fallaba en la filosofía de su maestro, aunque solo fuera porque la historia continuaba su curso. La llamada izquierda hegeliana no pensó que Hegel se había equivocado: su método era válido porque no era un método puramente formal, porque no era un método racional que sometiera la realidad al pensamiento, sino el método con el que la realidad misma se desplegaba: no era el pensamiento. Lo real, según esta corriente de posthegelianos, no era puro pensamiento, sino materia que se despliega de acuerdo con un método racional. El idealismo debía ser sustituido por el materialismo, el panteísmo por el ateísmo y la teología por la antropología. El universo no es un espíritu que lo llena todo, sino materia que evoluciona, que culmina en el ser humano y que con él alcanza su plena comprensión, autoconciencia y autodespliegue. El método es la dialéctica, pero aplicada a la evolución de la materia. Dios no tiene cabida en el sistema, y el hombre ocupa su lugar central: materialismo, ateísmo y antropología.
El Materialismo Histórico: El Hombre como Ser Objeto y como Ser Genérico
Marx explica el ser del hombre como una actividad de la materia que se hace a sí misma. Esta explicación del ser del hombre se conoce con el nombre de materialismo histórico.
El Hombre como Ser Objeto
La actividad propia del hombre es el trabajo. El hombre es, para Marx, materia que se autotransforma, que se da a sí misma su propio modo de ser gracias a una actividad inmanente que es el trabajo. El hombre es radicalmente distinto de los animales porque trabaja. Y esto se manifiesta, en primer lugar, en que produce objetos. En este sentido, dice Marx que al trabajar el hombre plasma en sus productos su propio ser; el hombre mismo se hace objeto. El producto, aun siendo un objeto, es manifestación del sujeto, hasta el punto de que, según Marx, pertenece al obrero tanto como le pertenece su propio ser. El hombre produce objetos y, a través de ellos, es decir, indirectamente, produce también su ser. El hombre es un ser objetivo porque plasma en la naturaleza, en sus productos, su propio ser, porque se objetiva en ellos. Por eso también esos objetos son suyos, de modo que quitarle el producto de su trabajo sería quitarle su propio ser.
A través del trabajo, el hombre humaniza la naturaleza, pero a la vez se naturaliza él mismo, se identifica con ella. La vida física y espiritual del hombre está unida a la naturaleza; esto no significa otra cosa sino que la naturaleza está unida consigo misma, porque el hombre es una parte de la naturaleza.
El Hombre como Ser Genérico
Lo propio del hombre es producir para todo hombre, para el género humano, que produce socialmente. Algo tiene valor objetivo si tiene valor universal, si vale para cualquiera y para muchos usos. Si el hombre es un ser objetivo, el producto de su trabajo ha de tener valor universal. El trabajo tiene una dimensión social intrínseca que no puede eliminarse; si prescindiéramos de ella, dejaría de ser trabajo humano. Esto manifiesta que el hombre es un ser genérico, un ser que no vive para sí, sino para el género, hasta el punto de que en realidad no puede decirse que existan individuos: lo real, lo concreto, lo existente es el género humano. Porque si un individuo viviera solo para sí, dejaría de ser hombre, ya que estaría viviendo como un animal. Por eso puede decirse que el hombre produce la sociedad y la sociedad produce al hombre.
La esencia humana de la naturaleza existe solo para el hombre social: en efecto, solo aquí la naturaleza existe para el hombre como vínculo con el hombre, como existencia de él para el otro y del otro para él. La naturaleza se ha hecho hombre. Por tanto, la sociedad es unidad esencial plena del hombre con la naturaleza. Lo que une a los hombres y hace que estos formen un género son los productos del trabajo, los objetos que forman parte de la naturaleza: en este sentido, la naturaleza, a través de los objetos, es el vínculo que une a unos hombres con otros. A la vez, los hombres solo son hombres si se objetivan en el producto, si se naturalizan, si transforman su ser en productos naturales.
La Doctrina del Materialismo Histórico
Si el hombre es a la vez un ser objetivo y un ser genérico, entonces puede decirse que, en un sentido, el hombre produce la naturaleza y, en otro, la naturaleza produce al hombre. La naturaleza produce al hombre por dos motivos: porque el hombre no es más que un ser natural, fruto de la evolución de la materia; y porque solo produciendo objetos naturales el hombre llega a ser hombre. Y ambas cosas son en realidad una sola, porque el hombre puede entenderse como un proceso de la propia naturaleza por el que esta se autotransforma y se autoperfecciona. El materialismo histórico es la doctrina según la cual la historia de la evolución de la materia se identifica con la historia humana y, a su vez, la historia humana coincide con la historia de la evolución de la materia. La historia del hombre es un capítulo más de la historia natural, la cual, en cierto modo, puede considerarse como un capítulo de la historia humana. Cuando la naturaleza alcanza un determinado grado de evolución, da lugar al hombre, el cual, a su vez, hace evolucionar a la naturaleza gracias al trabajo. Por eso no hay dos historias: Marx explica la historia civil, política, cultural, artística, etc., como fruto de la evolución de la materia y del trabajo. En la historia solo hay dos grandes factores que la hacen evolucionar: la materia y el trabajo, el cual ha surgido por evolución de la materia.
La Dialéctica de la Historia: Estructura Económica Social y Superestructura Ideológica
Materias primas, fuerzas y energías naturales e instrumentos creados por el mismo hombre son elementos naturales que el hombre necesita para producir lo denominado por Marx fuerzas materiales de producción. La propia fuerza física del trabajador, en cuanto que es algo natural, también es una fuerza material de producción. Las relaciones sociales de producción son las relaciones que se establecen entre los hombres a causa del trabajo, es decir, las relaciones que se establecen entre los que poseen los medios de producción y los que no los poseen.
La Dinámica Social
Las fuerzas productoras materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes.Las fuerzas materiales de producción están en continua evolución, al cambiar las fuerzas materiales lo hacen también las relaciones sociales de producción. Pero estos cambios siempre son revolucionarios. Una vez que la estructura económica ha saltado por los aires se produce también el cambio violento en la superestructura ideológica es decir cambian las formas políticas de gobierno el Derecho las Letras la religión la moral etc. Las cusas del los cambios son siempre económicos pues la economía es el motor de la humanidad. Hasta ahora la historia de cada región del mundo de cada país o de cada cultura iba por su lado pero desde la revolución industrial no hay mas que una sola historia que abarca a toda la humanidad. La razón es que le maquinismo ha cambiado el mundo laboral lo ha unificado y ya no puede decirse que la situación de un obrero en tal país es distinta a la un obrero en tal otro. El método dialectico mediante la oposición de tesis y antítesis que da lugar a síntesis superiores se muestra fecundo porque puede explicar como la historia ha sido continuamente progresando a pesar de los constantes conflictos y enfrentamientos entre los hombres. Las revoluciones son pues necesarias porque son el modo en el que la humanidad se acomoda a las circunstancias y progresa sin detenerse nunca. Las revoluciones y las luchas son necesarias porque contribuyen siempre al progreso.