Influencias Filosóficas en el Pensamiento de Karl Marx
Platón
Aunque son evidentes las diferencias en el plano metafísico (Platón es idealista y Marx materialista), en ambos es común el intento de llevar a la práctica las ideas políticas. Platón realizó tres viajes a Siracusa para intentar aplicar, con ayuda de su amigo Dión, las ideas expuestas en la República. Marx fundó la Primera Internacional, más conocida como Asociación Internacional de Trabajadores (1864), para hacer posible la superación de la sociedad capitalista. En ambos es común la idea de que los filósofos no están sólo para interpretar el mundo, sino también para transformarlo.
El comunismo de la clase gobernante en la República de Platón se extiende a toda la sociedad en Marx. Para Marx, los hombres son por naturaleza iguales y la propiedad privada no es un derecho, sino un hecho casual que habrá de corregirse en una sociedad perfecta. Para Platón, suprimir la propiedad privada en la clase gobernante permite que estos se ocupen de lo público y no de lo privado.
Una lectura algo libre del mito de la caverna de Platón podría servir para relacionar las sombras del fondo de la caverna y el concepto de ideología en Marx. Son ilusiones utilizadas para mantener inmovilizada a la mayoría.
Según Karl R. Popper, las utopías de Marx y Platón son ejemplos de sociedades cerradas, dictatoriales, donde el individuo está subordinado al todo y cualquier tipo de cambio es imposible.
Aristóteles
Al contrario que el ideal aristotélico de felicidad, centrado en la contemplación, Marx afirma en la tesis 11 sobre Feuerbach que los filósofos no han hecho sino interpretar el mundo de diversas maneras; pero de lo que se trata es de transformarlo.
Kant
La filosofía de la historia en Kant y Hegel se caracteriza por la astucia de la razón. Por ejemplo, en Kant, es necesaria la guerra para encontrar el camino de la paz, o es necesaria la insociable sociabilidad para que sea posible el progreso. Del mismo modo, en Marx es necesaria la explotación capitalista, el exterminio de pueblos y culturas enteras, como ocurrió en la India, para que pueda surgir en el futuro el comunismo.
Una de las formulaciones del imperativo categórico en Kant habla de tratar siempre a la humanidad como un fin y no como un medio. Para Marx, el gran defecto social y moral de las sociedades de explotación es que no tratan a las personas como fines, sino como medios; en ellas el trabajador es un mero instrumento para producir cosas, y no propiamente una persona. El trabajador se convierte en mercancía que se vende al mejor postor.
Hegel
Según Hegel, el Espíritu es el responsable del desarrollo de la historia. En cada época, la política, la moral, la moda en el vestir, los estilos pictóricos, reflejan el nivel de autoconciencia alcanzado por los seres humanos gracias al Espíritu. Pero, tras servir al Espíritu, la cultura de una época queda anticuada y surge otra nueva cultura capaz de aumentar el nivel de autoconciencia del Espíritu. Del mismo modo, Marx afirma que las relaciones de producción y la superestructura, generadas por las fuerzas productivas, se transforman por el avance de estas.
Según Hegel, las relaciones jurídicas (el Derecho) y las formas del Estado dependen de la evolución general del Espíritu: son etapas dentro del desenvolvimiento del Espíritu objetivo. Sin embargo, para Marx, la evolución del Derecho y el Estado depende de las condiciones materiales de vida a las que Hegel llamó “sociedad civil” y cuya esencia (anatomía) hay que buscarla en la Economía Política.
La dialéctica, en el pensamiento de Hegel, es el modo en que el Infinito se desenvuelve en la Historia. La dialéctica es un proceso en tres momentos, de los cuales los dos primeros son contrarios (tesis y antítesis) y el tercero es una reconciliación armoniosa de ambos (síntesis). El antecedente más claro de esta concepción dialéctica de la realidad es Heráclito. Marx afirmará también que la realidad procede dialécticamente, pero el sujeto de la dialéctica no es el Espíritu, sino la humanidad. Marx toma el concepto de dialéctica de Hegel, pero elimina toda la interpretación religiosa o teológica.
La alienación en Hegel corresponde al segundo momento de la dialéctica. Es el procedimiento por el cual la Idea (tesis) se hace otra cosa radicalmente distinta de sí misma, Naturaleza (antítesis). La razón por la que la Idea se aliena es que sólo de ese modo puede llegar al autoconocimiento. Marx retomará el término alienación liberándolo de connotaciones teológicas.
Feuerbach
El materialismo de Feuerbach es la inversión del idealismo hegeliano. Mientras que Hegel consideraba que lo real tiene su origen en el Espíritu o la Idea, Feuerbach afirmará que lo divino, las ideas, son un mero reflejo de la realidad material. Por ello, si para Hegel el punto de partida para comprender la historia de las ideas es el Espíritu, para Feuerbach el punto de partida ha de ser el hombre, el hombre que vive en el mundo real, material. Marx es también materialista y se remonta a Demócrito y Epicuro. La crítica de Marx al materialismo de Feuerbach consiste en que el hombre no es un ser pasivo ante la realidad, sino capaz de transformarla. El materialismo de Marx deriva en ateísmo, característica que tiene en común con Nietzsche.
La tesis de Feuerbach relativa a la alienación religiosa es similar a la de Jenófanes. Según Feuerbach, el secreto de la teología es la antropología. Es decir: el ser divino no es sino el resultado del acto de proyectar al infinito la esencia del hombre. Dios no es sino el conjunto de los atributos humanos, pero convertidos en infinitos. El resultado es que la religión aliena al hombre, ya que el hombre religioso renuncia a su esencia y la contempla en Dios, ya no como su propia esencia, sino como una esencia “extraña”, infinita y divina.
Nietzsche
La crítica a la religión cristiana. Tanto en Nietzsche como en Marx, la religión aparece como un consuelo para débiles, como una distracción respecto a los verdaderos problemas del aquí y ahora.
La crítica a la moral cristiana es común a Marx y Nietzsche. Para Marx, la moral cristiana es un instrumento de opresión de la clase dominante sobre la clase oprimida y para Nietzsche, al contrario, el instrumento de los débiles para someter a los fuertes.
Para Nietzsche, existe una desigualdad natural entre los hombres que convierte a unos en señores y a otros en esclavos. Marx diría que esta división entre moral de esclavos y de señores no es más que una forma de ideología para justificar el dominio de las clases superiores.