1. La alienación
Para entender el concepto de alienación en Marx es necesario entender primero el cambio que se produce con respecto al concepto de hombre. Para Marx no existe una esencia humana en general, sino que el hombre es un ser activo, práctico, siendo el trabajo su actividad principal. El hombre se hace a sí mismo a través de la historia, en la sociedad, y transformando la naturaleza. Marx considera que hay que superar la concepción del hombre como ser teórico que procede de la sociedad esclavista griega, donde el trabajo de transformación de la naturaleza estaba reservado a los esclavos. El trabajo pone al hombre en relación con la naturaleza y con los demás hombres. Al trabajar, el hombre se proyecta sobre los productos de su trabajo, pone en cada producto algo de sí mismo: su energía, sus cualidades, su imaginación, su esfuerzo… En definitiva, el producto es una objetivación del trabajador. Por eso podemos conocer, por ejemplo, al hombre del Neolítico porque podemos estudiar lo que ha conocido y en sus productos se ha proyectado, se ha exteriorizado. De esta manera, la materia queda humanizada porque la personalidad del trabajador queda inscrita en el producto. Sin embargo, lo que ha sucedido a lo largo de la historia es que lo que tiene que servir para que el hombre se realice y se libere no cumple su fin, que es que los productos que el hombre hace mediante su trabajo le sirven para poder vivir. Sin embargo, debido a los medios de producción basados en la propiedad privada, los productos elaborados por el trabajador no le han servido para la producción social de la vida, sino que han quedado en mano de unos pocos, los propietarios de los medios de producción, así el trabajador considera a esos productos como algo distinto de la personalidad que ha puesto en ellos, y entonces es cuando se produce la alienación.
2. La crítica a las ideologías
El concepto de ideología y la crítica a ellas son fundamentales para comprender la concepción materialista de la historia, que es el pensamiento central de Marx. Marx considera como ideología cualquier producto de la mente humana o cualquier forma de conciencia deformada, que forma parte de la superestructura que justifica los distintos modos de producción histórico-social que se han sucedido y que abarca los campos: jurídicos, políticos, artísticos, filosóficos y religiosos, en los que el pensamiento humano ha interpretado la realidad.
Marx distingue entre estructura o infraestructura económica, que es el conjunto de relaciones de producción (producción, distribución, intercambio, consumo) y superestructura ideológica, que es el conjunto de ideas, creencias, instituciones y normas que configuran la conciencia social. Dentro de las superestructuras distingue entre lo jurídico-político, que son las ideas, creencias e instituciones que configuran la conciencia social, como por ejemplo la filosofía o la religión. Hasta Lenin, se consideraba la ideología como algo peyorativo, como una deformación del pensamiento debido a los condicionamientos sociales. Desde Lenin, la ideología adquiere un sentido positivo, de tal modo que el mismo marxismo es considerado como ideología. Marx se plantea cómo surgen las ideologías, cuál es su función y cómo desaparecerán históricamente. Así diferencia entre:
2.1 Origen de las ideologías
Marx parte del hombre concreto que vive una determinada situación social que viene dada por la producción. La producción social comienza con la satisfacción de las necesidades más elementales: comer, vestirse…, entonces es cuando el hombre empieza a diferenciarse de los animales, cuando fabrica sus propios instrumentos de producción. En el estado pre ideológico, el hombre está aún sometido a las fuerzas naturales, dominado por ellas, porque la naturaleza aún no ha sido transformada por el hombre, que sacraliza las fuerzas de la naturaleza y establece una relación religiosa con ella, es la época de la religión natural o de los mitos, que son inventos de los hombres en los que reflejan su dependencia de las fuerzas de la naturaleza. Es una situación pre ideológica donde empiezan a surgir las ideologías.
2.2 Nacimiento de las ideologías
La ideología como forma de conciencia deformada nace con la auténtica división del trabajo: trabajo intelectual – trabajo manual. En este momento comienza la posibilidad de que la conciencia se separe de la práctica social de producción y que se dediquen a crear teorías, formas de conciencia, que hacen que otros tomen como real lo que no es sino producto de su imaginación. Por tanto, la ideología como forma de conciencia deformada significa que el mito se convierte en una teoría donde los hombres crean ilusiones sobre seres extraños y superiores. Según Marx, al aparecer el capitalismo, la subordinación a la naturaleza se sustituye por subordinación a la mercancía, al valor, al Estado o a sus propias construcciones ideológicas.
2.3 Deformación de las ideologías
Para Marx, la ideología, al interpretar la realidad, la deforma. A pesar de que puede haber diversas clases de ideologías, todas ellas coinciden en que falsean la realidad. Marx diferencia entre ideología política e ideología religiosa.
A. Ideología política
La ideología consiste en declarar al pueblo soberano y a todos los ciudadanos libres e iguales. El falseamiento es claro, el pueblo soberano según la constitución y los ciudadanos son legalmente libres e iguales, pero la soberanía del pueblo, la libertad y la igualdad son solamente formales y no alcanzan al hombre real y concreto porque en realidad lo que ocurre es que el Estado no es árbitro imparcial, sino el instrumento de opresión en manos de la clase dominante. A pesar de todo, según Marx, la ideología política es más cercana a la realidad porque el Estado es tangible en sus formas de gobierno, lo que no sucede con la ideología religiosa.
B. Ideología religiosa
Para Marx, con la filosofía y la religión se deja el mundo de lo concreto y se entra en el mundo de lo imaginario, de lo irreal, de lo que solo el ideólogo afirma que es real. La ideología religiosa y la filosófica sólo son productos imaginarios de los hombres que “proyectan en las nubes” su subordinación a la naturaleza y a sus propias relaciones sociales. Para Marx, la diferencia entre las dos es solo de grado porque considera que la ideología religiosa es más primitiva, como menos evolucionada, toda ideología especulativa e irreal, pero la religiosa se corresponde con la ignorancia dentro de la historia de la realidad.
2.4 Funcionalidad de las ideologías
La ideología tiene su origen en la división del trabajo, y esta va unida a la propiedad privada de los medios de producción. Las dos constituyen el fundamento de la existencia de la ideología, por eso dice Marx que la ideología está unida a la sociedad clasista. La ideología que predomina en una sociedad es la de la clase dominante, esta que posee los medios de producción, refleja su situación social y elabora una teoría acerca de la sociedad y el hombre de carácter ideológico, de forma que la elabora para justificar sus intereses, el dominio de la clase dominante. Más tarde, cuando la lucha de clases se suaviza, la clase explotada toma conciencia de sí misma y de sus propios intereses y elabora una ideología contrapuesta a la de la clase dominante para justificar la lucha de los explotados y las necesidades de un nuevo modelo de sociedad. Por tanto, las ideologías juegan un papel fundamental, como justifican la propia situación. La ideología religiosa para Marx juega un doble papel, por una parte es la expresión de la miseria del pueblo, que adorna con flores las cadenas que lo esclavizan, y por otra sirve a la clase dirigente para justificar su explotación. La ideología religiosa para Marx juega un doble papel, por una parte es la expresión de la miseria del pueblo, que adorna con flores las cadenas que lo esclavizan, y por otra sirve a la clase dirigente para justificar su explotación, que adormece, puede servir como estimulante que despierte. Por tanto, el hecho religioso puede tener una funcionalidad ambigua. Por tanto, puede aparecer como resignación o como explotación, aunque Marx señala también que la religión puede ser protesta contra la miseria del pueblo, en ese caso cambia su función y en vez de servir como opio que adormece, puede servir como estimulante que despierte. Por tanto, el hecho religioso puede tener una funcionalidad ambigua.
2.5 Desaparición de las ideologías
Tanto en “El capital” como en el “Manifiesto del Partido Comunista”, Marx afirma que las ideologías desaparecerán cuando desaparezca la subordinación de los hombres a las fuerzas sociales, cuando puedan determinar con plena libertad, es decir, cuando se instaure una sociedad sin clases, la sociedad comunista. Concretamente, la ideología religiosa desaparecerá en el proceso hacia la sociedad socialista porque los burgueses no necesitarán disponer de otras ideologías secularizadas más eficaces y la proletaria tampoco porque la mayoría prescinde de sus creencias religiosas fruto de una ignorancia que se va perdiendo conforme el capitalismo lo vaya sustituyendo al socialismo y el comunismo.
3. La teoría materialista de la historia
3.1 El materialismo histórico
El materialismo histórico es la ciencia marxista de la historia. Supone la transformación material de la filosofía de la historia hegeliana. Para Hegel es la idea la que se va desenvolviendo dialécticamente y va constituyendo la historia. Para Marx, la historia hay que concebirla de forma dialéctica, pero donde Hegel dice “idea” hay que decir “materia”.
El materialismo marxista consiste en la afirmación de dos ideas:
- Las relaciones que el hombre establece con la naturaleza y con los demás hombres, son relaciones materiales, es decir, los hombres arrancan a la naturaleza sus bienes (hierro, cobre…) y luego producen e intercambian bienes materiales para poder satisfacer sus necesidades materiales (comer, beber…). A esto lo llama Marx “producción social de la vida”.
- Estas relaciones son las que dan origen en última instancia a la ideología, a la estructura jurídica-política del Estado. Según Marx, no es la conciencia del hombre la que determina su ser social, sino que es su ser social el que determina su conciencia.
Este materialismo se opone al idealismo en el que Marx distingue las siguientes diferencias:
- Idealismo de los filósofos: estos dicen que las relaciones del hombre con la naturaleza y los demás hombres son relaciones ideológicas, culturales, filosóficas, jurídicas-políticas, pero de ninguna manera se fijan en las relaciones de tipo material, para poder satisfacer las necesidades elementales de la vida. La suya es una manera idealista de ver, saber e interpretar una manera de realidad.
- Idealismo de los idealistas: estos creen que la ideología y el Estado, son los aspectos esenciales de una sociedad y que estas relaciones ideológicas son las que producen cierto tipo de relaciones económicas y sociales entre los hombres.
- Idealismo de los conservadores: es el propio de los que sostienen que la realidad histórica existente hay que aceptarla como un hecho absoluto, que no hay que pretender modificarla, sino que hay que procurar entenderla y tratar de explicarla con una serie de razonamientos intelectuales de tipo económico, sociológico o político.
- Idealismo legitimador: este, en vez de ser un espectador de la realidad más o menos neutral, se convierte en sustentador de este régimen de opresión porque en la interpretación idealista de las cosas se aceptan, dando por bueno lo que hay y fomentando que las cosas queden como están sin intentar cambiarlas.
En realidad, Marx nunca dijo que todo lo que existe en el mundo sea materia. Nunca negó la existencia de la inteligencia, el espíritu o la conciencia. El materialismo marxista no consiste en la concepción de estas realidades humanas, sino en la afirmación de que la producción, distribución, intercambio y consumo de bienes que tienen que satisfacer las necesidades elementales humanas son la raíz de que los hombres tengan una determinada mentalidad, elaboren determinadas leyes y se dé un determinado modo de gobernar la sociedad. Para Marx, la materia, es decir, las relaciones económicas de producción, a través de un proceso dialéctico va haciendo la historia. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual. Según Marx, el hombre no es como piensa, sino que piensa lo que es, lo que vive. Los cambios históricos, según Marx, son de naturaleza dialéctica en el sentido que en las sociedades se producen conflictos, contradicciones económicas, que se resuelven por transformaciones fundamentales de la estructura económica. Estas contradicciones se manifiestan en la “lucha de clases”, enfrentamientos que son la mediación necesaria para que haya un proceso histórico. La destrucción y transformación de unas determinadas relaciones de producción constituyen una evolución social.
Según Marx, los modos de producción que históricamente se han sucedido en la historia son:
- El de la comunidad primitiva: el régimen de producción de la comunidad primitiva es la propiedad social, tanto los medios de trabajo como los productos obtenidos pertenecen al conjunto social.
- El del régimen esclavista: en él las relaciones sociales eran de dominio y sometimiento. El amo no es sólo propietario de los medios de producción, sino también del productor, el esclavo.
- El del régimen feudal: en él las relaciones sociales son similares al esclavista, hay una propiedad completa sobre los medios de producción y en parte sobre el trabajador, porque el contrato de servidumbre feudal establece que el siervo debe trabajar a cambio de una pequeña parcela para cultivar, que nunca es suya.
- El del régimen capitalista: en él, el trabajador es jurídicamente libre, pero su base es la propiedad privada de los medios de producción en manos del capital. La única propiedad del trabajador es su fuerza de trabajo, que tiene que vender como una mercancía.
- El del régimen socialista: al que se accede mediante la revolución proletaria. Esta revolución se basa en un régimen de propiedad colectiva, y las relaciones de dominio y explotación se sustituyen por la de cooperación recíproca. Según Marx, una doble ley, la de acumulación, que lleva a la concentración del poder y la propiedad en pocas manos, y la del empobrecimiento progresivo del proletariado, que lleva al nivel de miseria de los trabajadores, plantea una tensión dialéctica que inevitablemente se superará en un nuevo orden social. La sociedad capitalista será destituida por su misma contradicción interna.
Para conseguir la transformación de la sociedad clasista en una sociedad sin clases, el comunismo, es necesario pasar por las siguientes fases del proceso comunitario:
- Etapa democrática: se caracteriza por la dictadura del proletariado como consecuencia de que los trabajadores toman el poder político.
- Etapa socialista: posee un carácter económico, pues en esta etapa se fomenta el desarrollo de los medios de producción, de la riqueza social y se tiende a la abolición gradual de las clases sociales y sus antagonismos.
- Etapa comunista: es el punto alto del proceso revolucionario y se caracteriza por la abolición de la propiedad privada, la desaparición total de las clases sociales y la extinción del Estado como defensor de los intereses de un grupo contra los demás. Entonces, dice Marx, “la sociedad podrá escribir sobre su bandera: de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”.
3.2 El materialismo dialéctico
Dentro del marxismo hay distintos tipos de materialismo, el característico de Marx es el histórico y el materialismo dialéctico parece que es una interpretación de Engels, pero como Marx no lo corrige se supone que lo aceptó. El materialismo dialéctico consiste en la visión dialéctica de la realidad material. La materia, que está en constante transformación, es dialéctica y está sujeta a unas leyes.
- Ley de la conexión universal: los fenómenos de la naturaleza no se pueden considerar aislados, sino como un todo articulado y orgánico, es decir, como una totalidad en la que dependen unos de otros y se condicionan mutuamente.
- Ley del salto cualitativo: la dialéctica no considera el desarrollo como un simple proceso de crecimiento, sino como un proceso en el que se pasa de cambios cuantitativos insignificantes a cambios cualitativos radicales y manifiestos que se realizan de forma brusca.
- Ley de la unidad y lucha de contrarios: la realidad es esencialmente contradicción dialéctica. Las contradicciones internas son propias de las cosas, pues todas las realidades tienen su lado positivo y negativo, su pasado y su futuro, su nacer y su perecer, en este sentido, toda la realidad en un mundo de contrarios. La esencia del movimiento consiste en que descansa en contradicciones que están en el interior de cada cosa y se exteriorizan a través del cambio y del movimiento. En resumen, se denomina materialismo dialéctico, porque la materia es absolutamente automotriz, es decir, no necesita ningún agente externo para ser movida, sino que es lo que crea su propio movimiento, porque está regido por la dialéctica.