La Apariencia y la Realidad en la Filosofía Presocrática y la Metafísica Occidental

Realidad y Apariencia

La metafísica no solo diferencia entre entes perfectos e imperfectos, sino que diferencia entre lo que la cosa propiamente es, su verdad o esencia, y su apariencia.

Esa diferencia es anterior a la propia metafísica que nace con Platón y conserva esa diferenciación. En concreto, esa diferencia es presocrática y está explicitada en los siguientes autores presocráticos: Heráclito, Parménides, Pitágoras y Demócrito. Abordaremos tres de ellos: Heráclito, Parménides y Demócrito.

Estos dos filósofos, Parménides y Heráclito, son fundamentales para toda la tradición posterior. Son los antecedentes de dos tipos de pensamiento dentro de la metafísica occidental: el idealismo de tradición platónica y el pensamiento dialéctico que halla en la contradicción de opuestos una racionalidad oculta.

Heráclito de Éfeso

Vivió entre el siglo VI a. C. y el V a. C. Es conocido como “el oscuro” porque su filosofía se expresaba en sentencias breves (aforismos) que jugaban con la contradicción, provocando ambivalencia en su significado.

Para Heráclito, la realidad era dinámica, estaba en constante transformación. La realidad estaba compuesta por opuestos en lucha. Pero de esa lucha o “discordia” se produce una ley, de la misma manera que la ley en la pólis (la isonomía) se produjo de la oposición de demos y aristocracia: “Es sabio convenir que la guerra es lo común a todas las cosas, que la justicia es discordia, y que todas las cosas sobrevienen por la discordia y la necesidad”.

La metáfora del fuego representa esta transformación permanente (el fuego es el elemento más violentamente transformador de los cuatro tradicionales). Sin embargo, hay una racionalidad, una ley o medida, implícita en esa permanente transformación.

Así: “Este mundo, que es común a todos, no ha sido hecho por ningún hombre ni ningún Dios, sino que es, fue y será siempre fuego eternamente vivo que se enciende y se apaga según medida”.

Heráclito distingue entre estar despierto y estar dormido. Los dormidos son los más, se dejan llevar por las apariencias, y cada uno tiene su opinión, pues no siguen a la razón común.

Los despiertos son aquellos que piensan y actúan según la razón común y que, por ello, pueden hallar la verdad, la ley que rige la realidad.

La razón está en los hombres y está en la realidad como ley, como aquello común a toda la diversidad de cosas y que las constituye: “Cuando se escucha no a mí, sino al lógos, es sabio convenir que todas las cosas son una”. Eso uno es la ley.

Parménides

Parménides vivió entre el siglo VI y el V a. C. y escribió un poema llamado “Sobre la naturaleza”. En ese poema, Parménides es conducido en un carro alado por unas doncellas, las Helíades, hasta la presencia de la diosa.

Ella le revela a Parménides que hay dos vías para tratar de acceder a la realidad: la vía de la verdad (alétheia) o del Ser y la de la opinión (la del no ser).

La segunda es imposible, “intransitable”, “impensable”, pues comporta decir que lo que no es [el cambio, la pluralidad y el vacío] es. (Es la que siguen los más, y que supone aceptar como verdaderos el cambio y la pluralidad, los cuales son contradictorios e irracionales).

La primera es la única posible, es la vía de la verdad, del Ser.

Esta es la verdad que se halla por esta vía: “Lo que es, el Ente o el Ser [se puede traducir de todas estas maneras] es y no puede no ser”. Esto está basado en el principio lógico de no contradicción.

De ello se sigue que el Ser o lo Ente (lo que es) es:

  1. Eterno: pues si el Ser es y no puede no ser, no pudo no haber sido en el pasado y no puede no ser en el futuro.
  2. Inmutable e inmóvil (idéntico a sí mismo): pues si el Ser es y no puede no ser, no puede no ser lo que ya es, y por tanto no puede cambiar y ser algo distinto de lo que es (eso sería pasar del Ser al no ser).
  3. Uno: pues si el Ser es, y no puede no ser, se excluye que el no-ser sea. Para que haya pluralidad, es decir, diversidad de cosas, es preciso pensar que hay no ser, que hay una diversidad de cosas distintas unas de otras, es decir, que no son las otras, que hay no ser entre ellas. Pero el no ser, no es (no existe); solo el Ser es (existe).
  4. Lleno (continuo): es compacto e indivisible, en él no hay no ser, y por tanto es imposible el vacío, el cual es lo contrario del ser, la nada, el no ser.
  5. Esférico: el ser, decíamos, es inmutable, idéntico a sí mismo; lo redondo, es para los griegos la imagen de la identidad de una cosa consigo misma, pues en lo redondo cada punto es idéntico a los demás en cuanto que está a la misma distancia del centro.

En conclusión, para Parménides no es posible el cambio o movimiento ni la pluralidad, la diversidad de las cosas que percibimos. De este modo, el mundo de nuestra experiencia en que hay pluralidad y cambio o movimiento, cae en la categoría de no ser (de lo no existente).

Repetimos: el movimiento y cambio es imposible pues si el Ser es y no puede no ser, no puede no ser lo que era, y devenir un ente distinto de sí mismo; y no puede haber pluralidad, pues si el ser es y no puede no ser, se excluye que el que el no-ser sea un ser, que tenga realidad, que exista, pero que haya diversidad de cosas comporta que haya no ser entre ellas, que el no ser sea o exista.

Todo ello tiene un presupuesto: solo lo racional es real. Por ello no puede haber nada real, es decir, que sea, que viole el principio lógico (racional) de no contradicción.

Esto se expresa con la siguiente frase del poema de Parménides: “Lo mismo es el Ser que el pensar”. O en una traducción aún mejor: “Lo mismo es lo que puede ser que lo que puede ser pensado.”

Toda la filosofía griega posterior a Parménides va a tener que resolver el problema de que el mundo de nuestra experiencia en que hay cambio y pluralidad (diversidad de cosas) tenga realidad, en vez de ser considerado como “no ser” (no existente), para lo cual tiene que restablecerse su racionalidad.

Tres respuestas (no perfectas) al problema:

  1. La del atomismo de Leucipo y Demócrito, que restablecerá la posibilidad del movimiento aceptando el vacío como existente.
  2. Platón, padre de la metafísica, va a defender que el mundo sensible tiene algún grado de realidad, en la medida en que las cosas sensibles se parecen (“imitan”) a las verdades de éstas, es decir, a las ideas, entes perfectos (racionales por no ser contradictorios), que constituyen la auténtica realidad.
  3. Aristóteles va a defender que la auténtica realidad es la sustancia, y que el cambio propio de la naturaleza, que es lo que percibimos, no es contradictorio (irracional), pues en el cambio lo único que sucede es que la sustancia natural realiza las potencialidades que la definían, que constituían su esencia. De modo que no pasa a ser una cosa distinta de la que era, sino que la sustancia permanece en el cambio. Aristóteles resuelve este problema al distinguir dos sentidos en el término “no ser”: uno absoluto y otro relativo. Para Parménides solo existía el no ser absoluto (no ser como no existir). Pero además Aristóteles sostiene que hay un no ser “relativo” que no lo es del todo, por así decir, un “no ser aún”, que es “un poder ser” y por tanto un cierto ser: el ser en potencia.

El Atomismo

El atomismo fue fundado por Leucipo de Mileto, del cual no ha quedado nada.

Su máximo exponente es Demócrito de Abdera, quien vivió entre el siglo V y el IV a. C.

Si Demócrito es llamado presocrático es porque el tema de su filosofía es el propio de la filosofía presocrática, anterior al giro antropológico inaugurado por Sócrates y los sofistas, aunque Demócrito fue contemporáneo de Sócrates y de Platón y discutió con los platónicos.

El atomismo sostenía que en la naturaleza había lo lleno (los átomos) y el vacío, que, frente a Parménides, existe.

Los átomos son los elementos últimos de la realidad y tienen algunas de las características del ser de Parménides, a saber: son eternos y son llenos (compactos, indivisibles). Átomo significa lo indivisible.

Los átomos se mueven en el vacío, y al chocar los átomos a veces se enganchan y de su unión forman todas las cosas de la naturaleza; así mismo, esos choques pueden producir la separación de los átomos y con ello la descomposición de las cosas de la naturaleza.

Gracias al reconocimiento (contra Parménides y sus sucesores, los eleáticos), de la existencia del vacío, es posible restablecer la posibilidad del movimiento o cambio.

El alma está formada de átomos también. Ésta es una visión materialista, no metafísica, de la naturaleza. La cosmología de Epicuro era también atomista.

Los antecedentes del atomismo son:

  • Empédocles, que consideraba que la realidad estaba compuesta de semillas de los cuatro elementos (fuego, aire, tierra y agua) que se unían y separaban gracias a dos fuerzas, respectivamente, el amor y el odio.
  • Anaxágoras, quien creía que había semillas de todas las cosas (por ejemplo, de la madera, del metal, etc.), de las cuales estaban formadas todas las cosas. Esas semillas se llaman “homeomerías”. Y lo que sucedía es que un tipo de ellas predominaba sobre las demás en las cosas compuestas. La realidad se formaba por la unión de esas semillas que era impulsada por una fuerza externa a ellas, el nous, o razón.

Los átomos no tienen el principio de movimiento en sí mismos, sino que su movimiento es mecánico, por ello el atomismo tuvo cierta influencia tras la Revolución científica, concretamente en Pierre Gassendi, en el siglo XVII.

5. Historia de la metafísica:
a) Dualismo metafísico en la Antigüedad: Platón y Aristóteles:
Platón:

Sostiene que los seres que se dan en nuestra experiencia (sensibles) pasan del no ser al ser, del ser al no ser, esto es, pasan de no existir a existir y de existir a no existir, así mismo pasan de tener una esencia a dejar de tenerla. De este modo, tanto en los dos sentidos del ser, el de la existencia y el de la esencia, los entes que se dan a la experiencia, son entes contradictorios, que son pero pueden no ser. Por ello, considera Platón que son ilusorios. A ese campo de entes existentes que se dan en la experiencia, esto es, percibibles, lo llama mundo sensible, o también “mundo aparente”, no real.

Platón considera que hay un mundo inteligible o mundo verdadero, separado del mundo sensible, esto es, un conjunto de entes, llamados ideas, que son la auténtica realidad, pues son idénticos a sí mismos, no contradictorios, son y no pueden no ser, y que dan cuenta del mundo sensible, de cómo es.

¿Qué es una idea para Platón?

La idea es la esencia de la cosa, esto es, el conjunto de características que hace de la cosa esa cosa, y es un universal, esto es, el conjunto de características que hacen de esa cosa una cosa de su género y especie, es el conjunto de características que tiene en común con otras de su mismo tipo.

La idea es una verdad necesaria o definición de la cosa, es decir, establece que la cosa es de ese modo y no puede ser de otra manera, que es necesariamente así. Ejemplo: el caballo es mamífero y no puede no ser mamífero.

La verdad necesaria o definición de la cosa no es un enunciado o un concepto (en sentido psicológico), pues una verdad necesaria es verdad con independencia de que sea enunciada o pensada por alguien, y es verdad también con independencia de que las cosas a las que se refiere existan en el mundo. Ejemplo: el triángulo de tres lados es la figura geométrica de tres lados cuyos ángulos suman ciento ochenta grados. Es una verdad necesaria que el triángulo es así y no puede ser de otro modo. No obstante, esto sigue siendo verdad aunque nadie lo piense o lo enuncie y sigue siendo verdad aunque no haya ninguna cosa triangular en el mundo.

Por tanto, la verdad necesaria de una cosa al ser independiente de nosotros y del resto de cosas es una realidad, una entidad, tiene un ser independiente, lo que autoriza a Platón a sostener que es la “esencia” de la cosa, el conjunto de características reales de la cosa.

Para ello retomamos el concepto de verdad necesaria. Una idea es una definición o verdad necesaria y sus rasgos son distintos de los de las cosas sensibles, percibibles, de las cuales ella es la verdad, con lo que ella es distinta y está separada de las cosas sensibles.

La idea como verdad necesaria es: eterna, simple, idéntica a sí misma e inmutable. Lo sensible, en cambio, es: temporal, plural y, como mudable, contradictorio.

Mundo verdaderoMundo aparente
IDEA (VERDAD NECESARIA):
ETERNA: Una verdad necesaria o definición es verdad en todo tiempo y lugar.
IDÉNTICA, INMUTABLE: Una verdad necesaria o definición es eso uno y lo mismo que define una diversidad de cosas. Una definición es idéntica a sí misma, no contradictoria, y por tanto inmutable. Ejemplo: no podríamos decir que el caballo es por definición mamífero y no mamífero.
LO SENSIBLE (LAS COSAS QUE PERCIBIMOS):
TEMPORAL: Las cosas sensibles son, existen, solo en tiempos y momentos determinados.
PLURAL, CAMBIANTE, CONTRADICTORIO: Lo sensible consiste en una pluralidad cambiante y contradictoria de aspectos que nunca ofrecen eso uno e idéntico que es la definición de la cosa. Ejemplo: una nube la puedo percibir como rosada, como negra, como estrato, como cúmulo, etc. Pero no puedo, guiado por estas percepciones sensibles contrarias entre sí, hallar lo uno y lo mismo que caracteriza a la nube, su definición.

Entonces, si los sentidos nos engañan, ¿cómo conocemos?

La teoría del conocimiento de Platón:

Si la verdad de las cosas no reside en las cosas sensibles que percibimos, que son cambiantes y contradictorias, entonces, ¿cómo conocemos? Platón defenderá la teoría de la reminiscencia: según la cual el alma (la razón) conoce cuando, sola consigo misma, desconectada de los sentidos (que solo ofrecen información cambiante y engañosa), recuerda las ideas, las esencias de las cosas, la auténtica realidad, que percibió en el mundo de las ideas, antes de estar encarnada al nacer en un cuerpo. Por ello, dice que “saber es recordar”, y requiere “aprender a morir”, esto es, separarse de todo lo corporal y sensible (la muerte es una separación del alma del cuerpo, y eso es lo que hace el alma cuando conoce).

Por último, si las verdades o esencias de las cosas, las ideas, son diametralmente distintas y están separadas de las cosas sensibles, ¿cómo podría decirse de las ideas que son la esencia o la verdad de las cosas?, ¿qué relación hay entre ellas?

Relación entre las ideas y las cosas del mundo sensible: la teoría de la imitación.

Las cosas sensibles en cuanto mudables y contradictorias no son lo que son, no tienen una esencia o determinación, por ser sensibles: lo sensible cambia de aspecto y de determinación. Así, el caballo es ahora caballo, pero antes fue óvulo y después será cadáver y más tarde abono para el pasto.

Las cosas, por tanto, son lo que son, aparecen en su determinación, en su verdad, porque de modo momentáneo e imperfecto se parecen a la auténtica realidad, a la verdad de las cosas, esto es, “imitan” o “participan de” la auténtica realidad que son las ideas. A esto se le llama “teoría de la participación” o “de la imitación”.

Aristóteles:

Crítica de la teoría de las ideas de Platón:

Aristóteles criticará la teoría de las ideas de Platón, que separa las ideas (las esencias de las cosas) de las cosas sensibles.

Es irracional separar las esencias de las cosas particulares y sensibles, pues no habría modo de decir que la esencia de una cosa es de esa cosa, es decir, no habrá modo de expresar qué es una cosa cualquiera.

Así, “Sócrates es hombre” supondría que “hombre”, la esencia de Sócrates, fuera distinta del individuo Sócrates y, de este modo, Sócrates no sería hombre, o sería algo distinto de él mismo (lo que es absurdo). Decir que Sócrates es hombre porque participa o imita a la idea de hombre no es sino un modo poético y metafórico de hablar, pero no riguroso.

Por tanto, es necesario reformar la metafísica, la concepción de la realidad.

Lo real es la sustancia (la cosa concreta, percible), no la idea separada de la cosa sensible. Teoría hilemórfica de la sustancia

La realidad no será ya la esencia separada de la cosa particular, esto es, la idea, sino que será el individuo particular, la sustancia, concebida como compuesto de materia (hylé) y forma (morphé, esencia).

Ahora la esencia de la cosa no está separada de la cosa concreta, sino que forma parte de la cosa. A esto se le denomina hilemorfismo o teoría hilemórfica de la sustancia.

Además, la sustancia existente tendrá no solo materia y forma, esto es, propiedades genéricas o esenciales, sino también propiedades accidentales, accidentes. Por ejemplo, el caballo concreto tendrá la forma de caballo y accidentes como ser blanco o negro, esto es, propiedades no necesarias para ser lo que esencialmente es.

La sustancia, lo concreto, que percibimos es ahora lo real, que es cambiante. Lo real es entonces lo cambiante. Solo lo racional es real. Por ello, Aristóteles, deberá, frente a Parménides y a Platón, restaurar la racionalidad del cambio, del movimiento.

Teoría teleológica del movimiento:

Aristóteles va a diferenciar entre las sustancias aquellas que son naturales de las que son artificiales.

Las sustancias naturales son las que tienen el principio de lo que son y de su movimiento en sí mismas. Por ejemplo: la planta tiene el principio de su movimiento, de su crecimiento, en sí misma y no en otro.

Las sustancias artificiales son las que tienen el principio de lo que son y de su movimiento en otro. Por ejemplo: el cuchillo tiene el principio de lo que es en su fabricante y de su movimiento en el que lo usa.

Aristóteles restaurará la racionalidad y así la realidad del movimiento. Objeta a la filosofía Parménides que solo había entendido un sentido de no-ser, el no-ser absoluto.

Por ejemplo, la semilla de olivo no es coche en un sentido absoluto, no puede ser coche por su propia esencia o definición.

Pero la semilla de olivo no es el árbol del olivo en un sentido no absoluto. La semilla de olivo no es (aún) el árbol del olivo, pero en su esencia está poder ser y llegar a ser olivo con el tiempo.

Este sentido de no-ser es un sentido relativo y no absoluto de no ser, pues consiste en un cierto tipo de ser, un ser en potencia. La semilla del olivo es en potencia olivo.

En el cambio no se pasa del no-ser al ser, sino del ser en potencia al ser en acto. No hay contradicción, pues la sustancia es la misma en el cambio, su esencia es la misma.

Así, en el cambio de oruga a mariposa o de semilla a árbol la esencia es la misma. En el caso de la oruga, la esencia de la oruga es ser mariposa en potencia, eso es lo que define a la oruga. Por tanto, la forma mariposa es la misma para la oruga y para la mariposa: en la oruga en potencia y en mariposa en acto. Así mismo, en el cambio de de semilla a árbol, la esencia de la semilla es ser en potencia árbol. La forma de olivo es la misma en la semilla y en el árbol: en la semilla en potencia y en el árbol en acto. No hay contradicción, pues la esencia de la cosa es la misma en el cambio.

Las sustancias naturales tienen el principio de movimiento en sí mismas, pues buscan realizar el fin (télos) que les es propio, es decir, aspiran a su propia perfección.

Al pasar de la potencia al acto, las sustancias naturales realizan las potencialidades que las definen y forman parte de su esencia, la cual es el fin o télos al que ellas tienden. La esencia o forma es lo que actualiza las potencialidades de la sustancia natural, la causa (final) de su movimiento. Así, la oruga actualiza al pasar a mariposa una potencialidad que la define: volar. El bebé al crecer, actualiza las potencialidades que lo definen: andar, hablar, pensar…

A esta concepción de la naturaleza como aspirando y tendiendo a realizar su fin propio o su propia perfección, se le denomina teleologismo o teoría teleológica del movimiento.

Teoría de las cuatro causas:

Todo lo que es y todos sus procesos de cambio pueden explicarse, según Aristóteles, por la teoría de las cuatro causas. Éstas son:

  • La causa formal, la más importante, que da respuesta a la pregunta por lo que la cosa es: la esencia. La causa formal de la mesa es lo esencia de la mesa, el conjunto de características que definen a la mesa.
  • La causa eficiente: que da respuesta a la pregunta por lo que ha dado lugar o generado a la cosa. Por ejemplo, la causa eficiente de la mesa es el carpintero.
  • La causa final: que da respuesta a la pregunta por el fin de la cosa, su función, aquello para lo cual sirve la cosa. Por ejemplo: la causa final de la mesa es el uso que se le da, por ejemplo, una mesa de la biblioteca de un instituto tiene como causa final la lectura y estudio de los alumnos.
  • La causa material: responde a la pregunta de qué está hecha la cosa, a la pregunta por su materia. Por ejemplo, la causa material de la mesa es la madera de la que está hecha.

En las sustancias naturales, tanto la causa formal como la final y eficiente coinciden. El caballo tiene como causa formal la esencia o forma de caballo; como fin o telos, la forma de caballo que aspira a actualizar plenamente; y como causa eficiente la forma de caballo que le es transmitida en la reproducción.

Dios, como acto puro, primer motor y motor inmóvil:

Las sustancias naturales no son autárquicas, esto es, no se bastan a sí mismas para mantenerse en el ser (perecen). Precisan de otro ente que sí se baste a sí mismo para ser y que las mueva y actualice, que las mantenga en la existencia: Dios. Dios es ese ser autárquico que no necesita de otro para ser actualizado.

Dios se basta a sí mismo para existir (es autárquico) porque es ACTO PURO: todo lo que puede ser lo es, en él nada está en potencia. Es el ser MÁXIMAMENTE PERFECTO, pues no tiene carencias.

En su Física, Aristóteles prueba a Dios como causa primera de la siguiente manera:

  • Todo lo que mueve es movido por otro.
  • No puede haber una serie infinita de causas.
  • Luego debe haber algo que mueva sin ser movido a su vez: un primer motor o motor inmóvil (Dios).

Dios es PRIMER MOTOR y MOTOR INMÓVIL.

¿Cómo puede Dios mover sin moverse, siendo inmóvil?

Porque las sustancias naturales al actualizarse y realizar su perfección aspiran a Dioscomo su fin último, como lo más perfecto, a lo ellas tienden. Dice Aristóteles en suMetafísica que Dios mueve como el objeto de amor mueve al amante.
11b) Dualismo metafísico en el cristianismo: San Anselmo y Santo TomásLa filosofía cristiana diferencia entre seres contingentes y necesarios.El cristianismo considera los seres existentes como creados, y eso quiere decir que son seresllamados contingentes, esto es, no necesarios, son pero pueden no ser, luego alguna vez nofueron, y deben haber recibido de otro su existencia, es decir, su esencia no contiene suexistencia.Por otra parte hay un ser necesario (que es y que no puede no ser), porque es máximamenteperfecto. Su esencia (noción o definición) incluye su existencia como una de sus característicasesenciales, pues la existencia es una perfección. Ese ente es Dios, y no necesita ser explicado ensu existencia, pero es causa de la existencia del resto de los seres.Como decíamos la metafísica tradicional incorporaba la necesidad de Dios a fin de poder responder a lapregunta por la existencia de los entes existentes. Precisaba de este modo una teología racional acercade la esencia de Dios, esto es, de sus atributos o propiedades como divinidad, y de su existencia, portanto, pruebas de la existencia de Dios.Pruebas de la existencia de Dios:San Anselmo (siglo XI d. C.), el argumento ontológico:Es un argumento también llamado “propter quid”, que parte del concepto de Dios.Y es como sigue:Dios es lo mayor (lo más perfecto) que puede pensarse.Existir es una perfección.Luego Dios existe,No puede pensarse que no exista, ya que la existencia es una perfección, incluida en la propiadefinición o esencia de Dios.La vías de Santo Tomás (siglo XIII d. C.):Santo Tomás criticará esta el argumento ontológico, pues se refiere a la existencia pensada, no ala existencia real.Así que elaborará otras demostraciones de Dios, llamadas “vías quia”, y que no parten delconcepto (como las propter quid), sino que parten de los hechos, de los efectos conocidos porexperiencia y que van a la causa de éstos.Las vías quia son cinco. Y todas ellas tienen la misma estructura: parten de hechos y se remontana la causa primera de esos hechos (Dios).Exponemos la tercera, relativa a la existencia:-Es un hecho que hay seres existentes (contingentes o no necesarios), los cuales no tienen lacausa de su existencia en sí mismos, sino que la han recibido de otro.-No puede haber una serie infinita de causas.-Luego debe haber un ser, que no precise de otro para existir, un ser necesario, que es y no puedano ser (Dios) y que sea la causa de la existencia del resto de los seres.
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c) Critica de la metafísica tradicional y de las pruebas de Dios:
i) Occam: el nominalismo del siglo XIV d. C.ii) Críticas ilustradas: Hume y Kant (s- XVIII). SOLO LEER.iii) El materialismo histórico de Marx.iv) El vitalismo de Nietzsche.v) El existencialismo ateo de J-P. Sartre.i) Occam: el nominalismo del siglo XIV d. C.:En el siglo XIV, al final de la Edad Media, la filosofía escolástica, con su intento de hacerrazonable la fe (compatible con la razón) y su teología racional (demostración de laexistencia de Dios y discurso acerca de sus atributos) es sometida a crítica.El intento escolástico se puede aún sostener: ¿es posible la teología racional?El nominalismo fundado por Occam dará una respuesta negativa a esta pregunta yconstituye la autoaniquilación de la escolástica.Debido a que todo cristiano debe asumir que lo ente es contingente (no necesario) ycreado por un Dios todopoderoso y absolutamente libre, no puede haber límites a esalibertad absoluta.De ello (de la absoluta libertad de Dios que Occam ha de aceptar como cristiano) se sigue:1. Dios no creó esencias, ni por tanto un orden jerárquico y necesario de esencias, sinoque creó libremente individuos, pues Dios en su absoluta libertad no puede someterse aningún orden anterior a él.2. No hay un orden jerárquico y necesario de esencias, sólo existen individuos sinrelaciones jerárquicas y causales necesarias entre sí.3. Entonces, nuestros conceptos no se refieren a esencias que estén en las cosas, sino aindividuos y a su parecido entre sí. Sólo conozco individuos, y éstos a través de lapercepción.4. Dios no es un ente del que tenga percepción; de él no puedo decir racionalmente ni quées ni si existe.5.- No puedo probarlo por medio de la causalidad como Santo Tomás (no hay relacionescausales y de jerarquía necesarias entre los seres), ni por medio de su concepto, comoSan Anselmo (pues no tengo concepto alguno de la esencia divina). No es posible lateología racional. Sólo se puede tener fe.La primera consecuencia (política) es que Occam distinguirá las cuestiones de fe de las derazón, y sostendrá que la Iglesia debe tener poder sobre cuestiones de fe, pero no sobrecuestiones de Estado, debe haber una separación neta entre Iglesia y Estado.La segunda consecuencia es que Occam rompe con la imagen del mundo aristotélica vigentedurante la Baja Edad Media. No existe un orden necesario y jerárquico de esencias, cerrado yperfecto, luego todos los individuos están en plano de igualdad. Es posible pensar que no hayalugares naturales jerárquicos para cada uno de esos individuos (el espacio sublunar, imperfecto,y el espacio supralunar perfecto, y dentro del sublunar diferentes lugares, la tierra para la piedra,el aire (para el fuego), etc.. Ahora los nominalistas dirán que es probable que hubiera un espacioinfinito, y no cerrado, varios mundos, que la Tierra gire alrededor del Sol, que se pueda medir el
13movimiento (como hacen los “calculatores” de Oxford o Juan Buridán y Nicolás de Oresme enParís…). No dicen que el espacio sea infinito, el movimiento de los astros heliocéntrico, etc., nofundan la física matemática aún, pero abren la posibilidad de pensar el universo así.ii) La críticas ilustradas a las pruebas de Dios: Hume y Kant (s. XVIII)(SOLO LEER):Ilustración según Kant es aquella actitud que se resume en el lema: “sapere aude”,atrévete a saber, a servirte de tu propia razón, en vez de ser tutelado por otros.Hume es un empirista, corriente filosófica de la Ilustración inglesa, que sostiene que lasideas sólo tienen validez, valor cognoscitivo (esto es, son útiles para conocer) si se refieren apercepciones o impresiones. Por tanto, el empirismo va a analizar las ideas o conceptos, suorigen. Si una idea tiene su origen en una impresión o percepción o combinación de impresiones,entonces es una idea válida cognoscitivamente, si no debe rechazarse, pues no proporcionaconocimiento del mundo.El empirismo inglés, y también Hume, rechaza los conceptos metafísicos, por no tener ningunareferencia a percepciones o impresiones de nuestros sentidos: por ejemplo, Hume, sostendrá queése es el caso de Dios (idea que no tiene su origen en ninguna impresión).Hume además analiza conceptos importantes para nuestro conocimiento, como el concepto decausa, de causalidad, que es esencial al conocimiento (el conocimiento busca las causas de lascosas) o el de sustancia.En el caso de la crítica de Hume al concepto de causalidad se trata de un caso particular de críticade la inducción. Sobre la causalidad sostiene que cuando percibimos que una cosa sigue a otra,por ejemplo cuando una bola golpea a otra en una mesa de billar, decimos que la primera cosa escausa de la segunda (en este caso la primera bola, la pensamos como causa del movimiento de lasegunda), pero para Hume esto no está fundado, pues no tenemos la percepción de una causa,sólo tenemos la percepción de que a un movimiento le sucede otro. Si decimos que una cosa escausa de otra es por costumbre, por hábito. Lo pensamos así porque hemos percibido muchasveces cosas contiguas, que se suceden del mismo modo, y esperamos por tanto que secomporten igual también en el futuro. Pero la acumulación de casos parecidos en el pasado noexcluye que las cosas se comporten en el futuro de otra manera.No conocemos tampoco nada de la existencia de las sustancias, pues sólo tenemos impresionesque atribuimos a un soporte, pero no tenemos percepción de dicho soporte, de tal modo que nosabemos si existe la sustancia o qué es…Tampoco podemos tener seguridad de que haya algoque corresponda a la idea del yo, pues sólo tenemos impresiones que recordamos y a esacolección la llamamos yo, pero no podemos saber que el yo existe, ya que no tenemos ningunaimpresión de él. Ni por último conocemos nada de la existencia de Dios, del cual no tenemosimpresión alguna.Hume no sólo critica conceptos metafísicos, sino que critica conceptos de uso común en laciencia, en el conocimiento del mundo. Concluirá en un escepticismo: no es posible tenerconocimiento cierto (científico) del mundo.Pero los conceptos de uso científico como el de causalidad, sí tienen un valor práctico, nosayudan a orientarnos en el mundo, son útiles para la vida, aunque no proporcionen certeza, perolos conceptos metafísicos y las ideas religiosas son perjudiciales para la vida.
14Kant va a superar el escepticismo de Hume. Kant restaurará la posibilidad delconocimiento cierto acerca del mundo es posible. Así la causalidad no es un concepto quetenga su origen en la experiencia, en la inducción, es decir, en la generalización a partir de unnúmero finito de casos. Al revés, es un concepto de origen matemático, cuya verdad esindependiente de la experiencia. (No es necesario comprobar por acumulación de casos dadosen la experiencia las verdades matemáticas: así 7+5=12 es verdadero sin que necesitecomprobarlo por experiencia, en peras, manzanas, coches, etc…). La causalidad es un conceptomatemático pues si yo tengo magnitudes dadas, de masa, velocidad, etc. en un cuerpo, y noañado ni resto ninguna magnitud a las que están dadas (pongamos una fuerza), sigo teniendolas mismas cantidades en relación al cuerpo, misma masa, misma velocidad, etc. Luego lasvariaciones en los cuerpos físicos deben tener necesariamente una causa.Es posible tener conocimiento cierto acerca de objetos de experiencia, porque todo objetode experiencia da en el espacio y en el tiempo, y se sujeta a reglas (matemáticas) delespacio y el tiempo, que proporcionan certeza.Dios no es un objeto de experiencia, por tanto, no se sujeta a reglas del espacio y deltiempo, que permiten la objetividad y la certeza, y así no puedo decir de Dios ni qué es nisi existe.Ahora bien, ideas como Dios y alma que son ideas metafísicas y no objetos deexperiencia, no tienen valor cognoscitivo, coincidiendo con Hume, pero tienen un valormoral para Kant que no tienen en Hume: permiten tener fe en que, cumpliendo con mideber moral, mejoraré el mundo y lograré que haya una mayor felicidad en él.iii) El materialismo histórico de Karl Marx:Para Marx no hay entidades ideales, independientes del mundo material.Marx funda el materialismo histórico, para el que sólo hay:●El hombre como ser de necesidades.●La naturaleza.●Y las relaciones cambiantes (históricas) del hombre con la naturaleza para obtener de ella lo quenecesita, a través del trabajo.Esas relaciones cambiantes vienen definidas por el modo de producción.El materialismo histórico sostiene que la auténtica realidad es el modo de producción, que es:El conjunto de relaciones sociales de producción e intercambio que permiten producir lonecesario para vivir. Cada modo de producción supone:a) Una división social del trabajo: una división en clases cada una de las cuales tiene unafunción en la producción (por ejemplo, organizar o ejecutar, etc.)b) Un sistema de propiedad: que define la relación (de dominio) entre las clases.La instituciones políticas, jurídicas, religiosas, son una superestructura que se levanta sobre lasrelaciones de producción y que es condicionada fuertemente por ellas.Esta superestructura (el conjunto de instituciones políticas, jurídicas, religiosas, etc.), están alservicio del mantenimiento del orden existente con su división de clase y su explotación.
15Ese mantenimiento del orden que ellas aseguran no sólo se logra por la fuerza, sino a través delos discursos que acompañan y generan esas instituciones.Tales discursos (políticos, jurídicos, religiosos, filosófícos o metafísicos) constituyen ideologías,una conciencia falsa de la realidad, por medio de la cual se trata de justificar el orden socialexistente en que una clase domina sobre otra, a fin de mantener dicho orden.La metafísica (y la religión) es pura ideología, esto es, una conciencia falsa de la realidad, paraMarx, al servicio de la clase dominante.
iv) El vitalismo de Nietzsche:La filosofía de Nietzsche hereda de Schopenhauer que la totalidad de lo real es vida, voluntad devivir.Para Nietzsche (segunda mitad del s. XIX) lo ente es profundamente también voluntad de vivir ovoluntad de poder, pero no extrae las consecuencias negativas de Schopenhauer, para quien vivir essufrimiento, pues esa voluntad de vivir que desea insaciablemente y de manera destructiva (poniendo enlucha permanente a todos los seres vivos unos con otros) nunca se halla satisfecha. Nietzsche, adiferencia de Schopenhauer, no tratará de liberarse ascéticamente de la voluntad de vivir, como fuente desufrimiento, sino que tratará de afirmarla, de aumentarla, querer vivir más, también esta es una filosofíadel sujeto, esta vez, como voluntad de vivir.Nietzsche rompe con la metafísica, al designar el mundo aparente, del devenir, de lo quepercibimos, como el único real; y el mundo de la metafísica, de Dios, del alma, de las ideas, comoel mundo aparente. Sostiene que el mundo que la metafísica llamaba mundo verdadero, con elnombre de Dios, ya no se tiene en su tiempo, en la época contemporánea, por verdadero, sinocomo falso: se ha desvelado nada. El diagnóstico de la historia occidental es el del nihilismo, todoeso (Dios, alma, idea, etc.) que no era nada, puesto que no lo puedo tocar ni ver ni sentir, ni portanto desear, es lo que se denominó en la historia metafísica de Occidente como verdadero, peroque ahora se desvela gracias a la mentalidad científico-técnica como lo que en verdad siemprefue, como una gran nada. “Dios ha muerto”, significa que nos hemos quedado con una gran nada(nihilismo). “Dios ha muerto” es el rótulo que podría resumir nuestra situación histórica: “Falta lameta, el sentido, la respuesta a la pregunta por qué”. Todo ello lo proporcionaba Dios comoprincipio ordenador y rector de nuestra vida.A lo largo de la historia de Occidente el mundo de lo sensible del devenir, el único real, fue llamadoaparente y el mundo ideal verdadero, por resentimiento al devenir y a su fue, a la vida. El mundo idealjuzga el devenir, sostiene que no debió ser. A partir de entonces la voluntad queda apresada por el deberser, no desea vivir en el momento presente, no desea su futuro, no desea vivir más.Pero que Dios haya muerto, junto con sus valores morales y metafísicos contrarios a la vida y quela condenaban, es una oportunidad histórica, para afirmar la única realidad, la vida, y superar elnihilismo mismo. La vida es la auténtica realidad, es voluntad de poder, deseo de vivir más, deaumentar la propia potencia. La muerte de Dios permite crear nuevos valores, nuevasinterpretaciones de la realidad, que no condenen la vida, como aparente, como irreal, como mala,o insuficiente, sino que la afirmen, que la favorezcan, que aumenten nuestra potencia o deseo devivir, nuestra voluntad de poder.La superación del nihilismo consiste en la creación de nuevos valores afirmadores de la vida, queaumenten la voluntad de poder, se le denomina transmutación de todos los valores, y secorresponderá con la época histórica del superhombre, del hombre creador de nuevasinterpretaciones y valoraciones para vivir más, con más intensidad, del hombre dice sí a
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v) El existencialismo ateo de J- P. Sartre:Por último, es de señalar el existencialismo ateo de Jean-Paul Sartre en los años 30´, 40´, 50´y 60´del s. XX.Sartre defiende en su existencialismo ateo la incompatibilidad entre Dios y la libertad.“Si Dios existe nada está permitido”. Seríamos una esencia creada por Dios, igual que un artesanoproduce una mesa en función de un concepto previo, de una esencia por él pensada. De estemodo nosotros no seríamos libres, sino que nuestros actos estarían predeterminados por nuestradeterminación o esencia.“Si Dios no existe, en cambio, todo está permitido”. No seríamos una esencia (una determinaciónproducida por Dios), sino un existente, sin determinación previa, una pura posibilidad, libertad. Elsujeto no tiene esencia, sólo existencia: no está hecho, por así decir, tiene que hacerse a lo largode su existencia, y en cuanto pura libertad está condenado a decidir lo que va a ser. Decide suesencia con sus actos, en su modo de vivir, de existir.De ahí que Sartre sostenga que la existencia precede a la esencia, y no al revés, como se habíapensado metafísicamente.Para la metafísica tener esencia o determinación debía ser anterior a existir, pues si algo tienedeterminación, no es contradictorio en sus términos, puede llegar a tener existencia. A estaposición tradicional de la metafísica en que la esencia antecede a la existencia se le denomina“esencialismo”).Para Sartre, al ser nosotros una existencia y no una esencia, no estamos determinados a nada,excepto a una cosa, a tener que decidir lo que seremos: estamos condenados a ser libres. Y negarcon excusas, con pretextos, el hecho de que siempre somos nosotros los que decidimos, negarnuestra libertad, y con ello nuestra responsabilidad, es engaño, es “mala fe”. Por ejemplo, en elcaso de aquel que dice: “No decidí yo, fue la educación que recibí”, o “no decidí yo, fueron las

circunstancias”, etc.

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