La Belleza en Platón: Una Perspectiva Filosófica

El Concepto de Belleza

Las formas, los colores y las melodías constituían tan solo una parte de la belleza, pues abarcaban con este concepto, no solo los objetos materiales sino también elementos psíquicos y sociales, caracteres y sistemas políticos, la virtud y la verdad. Platón entendía la belleza ampliamente: abarcaba con ella no solo los valores que solemos llamar estéticos sino también los morales y cognoscitivos. Este concepto de lo bello difería muy poco del concepto del bien, sirviendo sobretodo para formular tesis generales, y era aplicable en la estética filosófica.

1. La verdad, el bien y lo bello

Platón no consideraba la triada como un conjunto completo; la belleza la entendía en el sentido griego y no en el sentido estrictamente estético; esta triada fue adoptada en los siglos siguientes.

2. En contra de la interpretación hedonista y funcionalista de lo bello

Platón definía el concepto de lo bello de forma inductiva e intentaba aclarar las cualidades comunes para todo el concepto de belleza.

Lo bello es lo conveniente (lo útil y lo que sirve pueden ser considerados como variantes de la conveniencia) y lo bello es un placer para la vista y los oídos.

Platón tuvo en cuenta ambas definiciones, pero no las aceptó. Ambas habían sido utilizadas en la filosofía pre-platónica; la belleza es lo conveniente, es definición socrática. Las objeciones que hace Platón son: lo adecuado puede ser un medio para llegar a lo bueno, pero no puede constituir lo bueno por sí mismo, mientras que lo bello siempre es bueno; en segundo lugar, podemos apreciar los objetos por la utilidad o en sí mismo.

La segunda definición, «lo hermoso es lo que produce placer por medio del oído y de la vista», provenía de los sofistas, y no fue aceptado por Platón: el placer no puede ser un rasgo que defina la belleza, ya que existen placeres que no están vinculados con la belleza.

Lo bello no puede ser limitado, ya que comprende también la sabiduría, la virtud, los actos heroicos y las buenas leyes.

La Interpretación Objetiva de la Belleza

Platón refutó la postura de los sofistas por restringida y por subjetiva. Lo bello no es una propiedad, sino una comprobación de la belleza; esta tesis era inadmisible para Platón: poseemos un sentido innato y permanente de la belleza, de la armonía y del ritmo; solo este sentido puede constituir para nosotros una prueba de ellos. Contrapuso la verdadera belleza a la ilusoria; también opuso la verdadera existencia a la aparente, el verdadero conocimiento al aparente, la verdadera existencia y la verdadera virtud a la aparente.

El hecho que Platón rompiera con la convicción antigua de que lo bello es lo que gusta, tuvo grandes consecuencias en el futuro. Platón fue el iniciador de la crítica del arte y de la especulación estética. Posteriormente nos aclara su postura ante la definición formal de belleza, apareciendo rasgos propios suyos, y rasgos pitagóricos.

La belleza como orden y medida

La concepción pitagórica de Platón, veía la esencia de la belleza en el orden, en la medida, en la proporción, en el acorde y en la armonía; concebía la belleza primero como una propiedad dependiente de la disposición (distribución, armonía) de los elementos y, como una propiedad cuantitativa, matemática que podía expresarse por numerosos (medida y proporción). Platón explica que son la medida y la proporción, quienes deciden sobre la belleza de las cosas y les proporcionan unidad.

El sentido de belleza es una particularidad del hombre, una manifestación de su divinidad.

Platón atribuye a la forma el papel preponderante en el arte y la belleza, más la forma como disposición de los elementos y no como apariencia de las cosas. Elogia las formas bellas, pero sin considerarlas superiores al contenido.

3. La idea de belleza

La segunda concepción de belleza que Platón mantiene en su madurez, es la de que es producto de las opiniones filosóficas que él mismo había creado. De esto, derivan consecuencias importantes para la estética: no se puede limitar la belleza a los cuerpos; esta debió ser también propiedad de las almas y de las Ideas, la cual es por otra parte, superior a los cuerpos. Esto trajo como consecuencia la espiritualización e idealización de la belleza, llevando a la estética, a un cambio de perspectiva: de la experiencia a la construcción.

La belleza espiritual es superior, pero no es la más perfecta; es la Idea misma de la belleza, la que alcanza la perfección, poniendo a la belleza en un plano trascendente; extiende el alcance del concepto griego de la belleza haciéndole abarcar también los objetos abstractos, inaccesibles para la experiencia; introduce una nueva valoración, la de belleza real, quedando devaluado frente a la belleza ideal. Introduce también una nueva medida de belleza, el grado de la belleza de las cosas reales dependía de su mayor o menor distancia respecto de la Idea de lo bello.

El pensamiento platónico, dio a su estética un matiz idealista y moralista. Su convicción de que los mayores bienes son morales, ejerció también una influencia sobre su manera de entender la belleza.

División de las Artes, las Artes Imitativas

Platón intentó varias veces hacer una división de las artes; divide las artes en tres categorías: artes que utilizan objetos, artes que los fabrican y artes que los imitan. Distingue entre la ktetica (arte de aprovechar lo que se halla en la naturaleza) y la poética o arte de producir lo que no se encuentra en la naturaleza. Esta última la subdividió en la que sirve al hombre directamente, la que lo sirve indirectamente (produciendo instrumentos) y la que imita.

Lo más importante es la separación entre artes representativas, imitativas y miméticas. Las artes figurativas, como la pintura y la escultura, mostraban más interés por sus otras funciones, sobre el hecho de que diferían de la realidad y afectaban o engañaban de diversas maneras.

La semejanza entre una obra y la realidad era importante para los poetas de aquel entonces, pero no lo era para los teóricos del arte; hasta mediados del s. V, había poco parecido entre las obras fruto de las artes plásticas griegas y la realidad.

¿Qué es el Hombre?

Como mero ser natural (naturaleza humana), el hombre es, a la vez, un callejón sin salida y un término. No ha derivado del animal sino que sigue siendo animal y lo será siempre ya que es, esencialmente, un ser animado (“provisto de animación”).

Más aún, dentro del mundo, es de hecho el animal peor adaptado, el más indefenso y el más desgraciado: se halla en clara desventaja biológica frente a la mayoría de otros animales.

Aristóteles definió al ser humano como un ser racional. Pero no lo es, y qué bien que no lo sea. En un noventa y nueve por ciento, el ser humano es irracional, y es a través de su irracionalidad que existe todo lo bello en el mundo. Por la razón, las matemáticas; por la no-razón, la poesía. Por la razón, la ciencia; por la no-razón, la religión. Por la razón, el mercado, el dinero, las rupias, los pesos, los dólares; por la no-razón, el amor, el canto, la danza.

No, está bien que el ser humano no sea un ser racional. Es irracional. Yo diría que el ser humano es un animal generador de cuentos. Crea mitos y todos los mitos son cuentos. Crea religiones, mitos, historias sobre la existencia. Desde el inicio mismo de la humanidad, el ser humano ha creado bellas mitologías. Ha creado a Dios. Ha creado a un Dios que ha creado el mundo. El ser humano teje, y continuamente está tejiendo nuevos mitos. Es un animal que crea mitos; y sin mitos, la vida resultaría absolutamente aburridora.

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