La Ciudad Justa y la Teoría de las Ideas en Platón

El objetivo de la obra platónica es la construcción de una ciudad justa, como condición para una vida buena y feliz. Dicho objetivo parte del contexto de la Atenas de su época.

La Crisis de la Democracia Ateniense

Tras el esplendor del modelo de democracia en las polis, comienza la crisis. La democracia es considerada una apariencia, enmascarada por la demagogia de los sofistas. Se añaden la derrota contra Esparta, el Gobierno de los 30 Tiranos, la muerte de Sócrates (el hombre más justo para Platón)… La crisis se intensifica, y los valores de isonomía y de sometimiento del individuo al interés general de la polis se precipitan. La idea de justicia de los sofistas, basada en el relativismo, es totalmente contraria a la democracia, y es por lo que las polis entran en crisis.

La Búsqueda de la Justicia y la Felicidad

En este contexto, Platón escribe toda su obra, intentando establecer una ciudad justa que conlleve a la felicidad individual. Es imposible la separación de la eudaimonía (vida feliz) de una ciudad justa, ya que todo está relacionado entre sí. Y la solución que Platón aporta al problema de la justicia es la ascensión al conocimiento de las Ideas. Sólo si conocemos las Ideas, podremos establecer un orden de la ciudad justo, que nos permitirá ser felices.

El Dualismo Ontológico de Platón

Para Platón, la realidad está formada por dos planos (dualismo ontológico): el mundo sensible y el mundo de las Ideas.

El Mundo de las Ideas

El mundo de las Ideas se caracteriza por ser estable, inmaterial, auténtico; y el tipo de conocimiento que le corresponde es la Episteme (al cual se llega a través de la razón). Este plano está formado, a su vez, por las Ideas (que son el objeto de estudio de la Noesis) y las entidades matemáticas (que son el objeto de estudio de la Dianoia).

El Mundo Sensible

El mundo de los sentidos sería una realidad devaluada, cambiante, material y finita; y el tipo de conocimiento que le corresponde es la Doxa. Está formada, a su vez, por los cuerpos físicos (que son el objeto de estudio de la Pistis) y las sombras (objeto de estudio de la Eikasía).

La Resolución de la Oposición entre Heráclito y Parménides

Con la ruptura de la realidad en dos planos, se resuelve la oposición entre Heráclito y Parménides. Platón está de acuerdo con Heráclito (pluralista) en que el mundo de los objetos sensibles cambia constantemente y es plural. Como todo cambia y todo varía constantemente, el conocimiento en este plano es imposible.

La “Symploké” de las Ideas

Pero para Platón las Ideas, realidades supremas y verdaderas, también son múltiples, y se relacionan entre sí mediante “symplokés”. Este concepto se refiere a uniones de forma ordenada. Es decir, las Ideas estarían unidas entre sí, pero no todas con todas, sino unas con unas y otras con otras, recogiendo la teoría de Demócrito. Y este principio ontológico, que no todo esté relacionado con todo, es básico para el conocimiento, ya que si todo está relacionado con todo, el conocimiento no sería posible.

El Camino hacia el Conocimiento Verdadero

Por lo tanto, si nos mantenemos en el plano sensible, no es posible el conocimiento. La solución es analizar racionalmente la realidad, mediante el método dialéctico, para alcanzar así las Ideas, y con ellas el conocimiento de la realidad. Si entendemos la estructura de las Ideas (múltiples, pero no todas relacionadas con todas) entenderemos la realidad. Solo alcanzando el conocimiento real, que son las Ideas, podemos entender de ellas los criterios de organización de la realidad.

La Racionalización de la Realidad

Por lo tanto, conocer verdaderamente la realidad es racionalizarla, entender qué es lo constante, lo que se mantiene común en el cambio. Y para comenzar el proceso de racionalización debemos partir del mundo sensible, aparentemente falso. En eso se equivoca Parménides, en decir que lo cambiante y lo plural es todo falso, ya que es la condición de la que hay que partir para alcanzar lo verdadero, lo racional.

Características de las Ideas

Por lo tanto, podemos decir de las Ideas que:

  • Son modelos de estructura que las cosas del mundo sensible imitan. Por ejemplo, las cosas bellas del mundo sensible lo son porque imitan la Idea de Belleza. Es decir, las Ideas son las esencias de las cosas, entidades eternas e inmutables.
  • No se encuentran en las cosas como una parte física, sino que están fuera de ellas, en el mundo inteligible. Como no forman parte de las cosas, nuestros sentidos no pueden acceder a ellas, y lo debemos hacer a través de la razón.
  • Son múltiples, hay muchas Ideas, y están organizadas en “symplokés” (uniones de forma ordenada).

El Mito de la Caverna

Todos los aspectos de la ontología de Platón aparecen perfectamente reflejados en el mito de la Caverna. El interior de la misma correspondería al mundo sensible, dentro del cual los esclavos perciben una apariencia falsa de la realidad. El exterior de la caverna correspondería al mundo de las Ideas, en el que se encuentra la Idea Suprema o Idea del Bien, que en el mito se corresponde con el Sol, ya que todo lo ilumina.

La Ascensión al Conocimiento

Pero percibir la apariencia falsa en el interior de la cueva es la condición que nos permite analizar racionalmente la realidad y alcanzar las Ideas mediante el método dialéctico, es decir, salir fuera de la caverna y ver el Sol, la Idea de Bien.

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